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jueves, 15 de octubre de 2020

La embajadora

 

La embajadora

Por mi trabajo periodístico o por razones personales he tenido la oportunidad de conocer o entrevistar a muchas primeras damas de nuestro país. Recuerdo una plática muy interesante con la señora Amalia Solórzano, otra con Doña Eva Sámano, ya muy mayores las dos cuando tuve la oportunidad de entrevistarlas. Conocí y/o entrevisté varías veces a Paloma Cordero, a Cecilia Occeli, a Martha Sahagún y desde luego a Margarita Zavala. También platiqué en un par de ocasiones con Nilda Patricia Velasco y mucho menos, pero la vi alguna vez, con Angélica Rivera. No me atrevo a calificar su desempeño, para mi gusto siempre indefinido y desdibujado; además mi relación con ellas no me permite escribir o tener un juicio documentado sobre su desempeño ni mucho menos escribir un libro al respecto como lo hizo mi querida y admirada Sara Sefchovich. Pero al menos, hasta donde me permite mi memoria, sé que ninguna de ellas, en una situación de crisis, cometió tantos espantosos errores como la actual esposa del presidente de México.

Y conste que no hablo de la primera dama actual, ya que la Sra. Beatriz, en febrero del año pasado y ante la petición de una tuitera de que se comportara como la “primera dama que era” contestó textualmente que ella: “no era primera dama de nada”. Ante otra pregunta similar y también en redes, volvió a contestar: “No me asumo como primera dama de nada ni de nadie”. Así de simple y sencillo, y añadió: “Repito: quejas al gobierno, diríjanse a Palacio Nacional, por favor”.

@SRE_mx

¡Caramba! Qué dulzura y qué manejo tan políticamente correcto, además de que buena educación. Uy…que miedo.

Pero recordemos otras ternezas de esta señora. Cuando en otra oportunidad un usuario de Twitter le preguntó cuándo atendería a los papás de los niños con cáncer (muriéndose como sabemos por falta de medicamentos) contestó: “no soy médico”, ante el estupor de las redes sociales y el mío propio. ¡Gran empatía!

Por todo lo anterior resulta sorprendente que en días pasados, Doña Beatriz haya decidido regalarse un viajecito con pasaporte diplomático por varios países de Europa. ¿En calidad de qué? ¿Quién pompó? me atrevo a preguntar… ¿No que no era la primera dama?

Me temo que tampoco realiza esta gira por su relevancia como diplomática o intelectual, o a la mejor me equivoco y es justo la arqueóloga y/o embajadora que México esperaba para conseguir códices, piezas y objetos de cara a los oportunísimos festejos del 2021 con motivo del Bicentenario de la Independencia.

Debo recordar que ha cometido algunos errorcillos que me hacen pensar que a la mejor la Dra. Gutiérrez no está preparada para estas giras, como por ejemplo como cuando dijo que: “así como el sol se mueve, rota y se traslada, la 4T es inevitable” (¡pobre Copérnico, tanto trabajar para nada!); o su tragicómica mención de “Mamado Nervo”. No, no creo que esta destacada académica y escritora esté como para representar a México con los Macron o con el Papa Francisco, tampoco en Italia o Austria. Pero hay que reconocer la pertinencia y el momento adecuado que escogió para esta gira triunfal europea: nuestro país con mas de 83 mil fallecimientos por COVID, la caída del PIB calculada en entre un 9 o 10%, el desempleo al alza, 10 millones de nuevos pobres y por si faltará algo: la inseguridad, los feminicidios que han aumentado significativamente, el austericidio y de cereza en el pastel, la ciencia, la cultura y el deporte desfalleciendo por falta de apoyos.

¿Este es el momento para un viaje a todo trapo de la no primera dama?

Lo que me pregunto muy en serio y con enorme indignación es: ¿quién puede haberle aconsejado a la “pareja imperial” hacer este tipo de disparates con tal descaro y arrogancia?

Qué triste, qué inhumano, qué falta de solidaridad y empatía de la excelentísima embajadora. Ni modo.

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