Más energía contra el radicalismo islámico

Jueves, 22 octubre 2020 - 01:35

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Francia se replantea algunas estrategias que no están dando resultado para combatir la radicalización islámica.

AFP

Francia rindió ayer honores de Estado a Samuel Paty, el profesor asesinado en plena calle por un refugiado de origen checheno de 18 años tras mostrar unas caricaturas de Mahoma en clase. Los franceses están conmocionados por este suceso, que se suma a una ya desgraciada y larga lista de atentados en los últimos años que convierten a nuestro país vecino en uno de los más golpeados en Europa por el terror yihadista. Están muy recientes los ataques suicidas en la sala Bataclán en París o en Niza

, con más de 200 víctimas mortales, por no hablar de la masacre en la revista satírica

Charlie Hebdo

, pero también otras acciones perpetradas por lobos solitarios o células ligadas al Estado Islámico.

Toda Europa, en realidad, se mantiene en niveles máximos de alerta antiterrorista y la amenaza del yihadismo es muy real

, por más que la pandemia la relegue a un segundo plano. El asesinato de este profesor, por las singulares circunstancias que lo rodean, además de causar un trauma colectivo parece haber llevado a las máximas autoridades francesas a

replantearse algunas estrategias que no están dando resultado para combatir la radicalización islámica

. Así, el presidente galo ha adoptado medidas enérgicas estos últimos días tales como redadas, la expulsión de 231 sospechosos de yihadismo que estaban en Francia en situación irregular, el cierre de una mezquita a las afueras de París por la difusión de mensajes de odio o el anuncio de la disolución de un grupo afín a Hamás activo en el país, acusado de estar "directamente implicado" en la muerte de Paty. Macron ha dado un golpe en la mesa para pasar de las palabras a los hechos. Ojalá la pérdida de este profesor sirva al menos como punto de inflexión para intensificar la lucha no ya contra el yihadismo, sino también contra la radicalización y la

permisividad con doctrinas contrarias a los derechos humanos y libertades básicos, germen de males mayores

. Con un buenismo malentendido, Europa no puede protegerse.

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