El Porfiriato: Entre EU y Europa

 antroposfera1  Siglo XX  18 diciembre, 2020 3 minutos

Otro de los factores que determinaron la caída del régimen de Díaz fue sin duda el complicado panorama internacional en que estaban inmersos los diferentes intereses internacionales que tenían en México sus inversiones, destacando por un lado el europeo conformado por el capital inglés, francés, alemán y español, del lado contrario tenemos a Estados Unidos que desde el siglo pasado han sido el objeto de su interés.

Si bien en un principio Díaz vio con buenos ojos la entrada de las empresas medianas en el país, a finales del siglo XIX empezó a ver con preocupación la presencia estadounidenses, empezando por la penetración de las grandes empresas petroleras que buscaban la explotación de los yacimientos superficiales en la costa del Golfo de México y su triunfo en expulsar a los españoles de sus últimas colonias en el Caribe hizo que el general viera como amenaza los pasos del vecino del norte.

Esta animadversión parecía que era natural debido a su círculo cercano, los “científicos” eran claramente pro europeos que veían que su presencia era la única manera en que se pudiese neutralizar la amenaza estadounidense, que seguía muy viva la idea del “Destino manifiesto” en la que ellos fundamentaban su imperialismo sobre todo el continente. Esto se veía en manifiesto en la forma en que los empresarios estadounidenses ignoraban las opiniones de los “científicos”, en cambio, los europeos eran más perceptivos y permitían que participasen en sus negocios.

Es así que los diplomáticos europeos ven en el entusiasmo del régimen por tener su presencia en el país y promueven que sus empresarios hagan negocios en diferentes sectores. Francia será importante por la influencia cultural que desempeñó en el Porfiriato y en el refinanciamiento del sector bancario, pero no logro que sus inversiones como en el sector transportes y el comercio pudiese superar a las estadounidenses quedando muy atrás. Alemania también se interesa por la oportunidad mexicana y se mete también a financiar la deuda pública, pero fue el comercio donde actuaron de forma importante, pero no tanto como para superar el 55% de importaciones que hacia México a EU.

El único país que podía ser capaz de plantarle cara a la hegemonía estadounidense era la Gran Bretaña, que para finales de siglo se pensaba que su presencia estaba por terminar debido a la interconexión que había logrado EU de su red de ferrocarriles con la mexicana. Pero fue el hallazgo de los yacimientos petroleros lo que hizo que se reactivara el interés británico, siendo Weetman Pearson, quien había sido uno de los principales constructores de la infraestructura de transportes el principal beneficiado al asignarle los principales yacimientos para su explotación. Con su compañía El Aguila Oil Company se pudo quedar con el 58% de la producción nacional y su importancia fue tal que su petróleo logró que se cambiara el carbón como combustible de la armada británica.

La situación del ferrocarril fue muy preocupante, ya que Standar Oil y Speyer eran los que monopolizaban la red, que Díaz veía como una amenaza ya que podrían ser tan influyentes que sus intereses pudiesen influir en la política nacional o en la economía nacional al tener el control del comercio. Es así que para romper con el control estadounidense, el gobierno promovió para su creación entre 1907 y 1908 la creación de la compañía Ferrocarriles Nacionales de México, donde pondría a su cargo a directivos de Pearson. Con esta palanca es que Díaz empieza a atacar al capital estadounidense con la cancelación de sus contratos y el rompimiento de su monopolio favoreciendo la entrada de las inversiones europeas a las que les daba trato preferencial.

Aun con esta iniciativa, el gobierno mexicano no logra aprovechar este embate, dejándoles todo el beneficio a Pearson Trust quienes logran los más importantes contratos tanto de infraestructura como la de proveedor de combustible para la red ferroviaria, de la que también recibió importantes concesiones de tierras en el sureste y que ellos en agradecimiento hacen participe de sus beneficios a los “científicos”. Para 1910 México se había convertido en el tercer productor de petróleo a nivel mundial, de donde Pearson tendría buena parte de los beneficios, ante esta situación los estadounidenses no ven con buenos ojos que se les arrebate ese flujo de dinero, por lo que cada vez empiezan a conspirar en contra del régimen, esperando la oportunidad de cobrárselas ante la primera fisura que se le presentase.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura

Federico Flores Pérez

Bibliografía: Frederich Katz. La guerra secreta en México.

Imagen: Hermanos Casasola, Compañía Mexicana de Petróleos El Águila, S.A., 1915