Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

  Interesados comunicarse a correo: erubielcamacho43@yahoo.com.mx  si quieren versión impresa o electrónica donativo voluntario .

domingo, 13 de diciembre de 2020

Leona Vicario: la pasión y el amor por la independencia

 

Leona Vicario: la pasión y el amor por la independencia


Antonio Guerrero Aguilar/ Poemoria
Becario del Sistema Nuevo León al estímulo artístico y la creación de Conarte

Poco antes de concluir el año 2019, fue publicado en el Diario Oficial de la Federación, el decreto respectivo para que el 2020 fuera declarado el “Año de Leona Vicario”. En consecuencia, eligieron dos fechas significativas para la preparación de actividades culturales y artísticas, alusivas a resaltar la figura de la Madre de la Patria, a la vez primera periodista y distinguida mujer ilustrada que siguió y apoyó a la lucha insurgente: el 10 de abril y otra para el 21 de agosto. Se pone de relieve el 231 aniversario del natalicio y en la segunda el 178 de su aniversario luctuoso.

Pero el 2020 trae otras dos fechas importantes y que mis amigos de Coahuila se sintieron incómodos por no involucrarlos en los preparativos de dos centenarios, el de la muerte de don Venustiano Carranza el 21 de mayo y la rendición de Pancho Villa en Sabinas, el 28 de julio, ambas ocurridas en 1920. Por eso ya se pronunciaron de que hubiera sido mejor, haber declarado el 2020 como “Año de Carranza”.


Desconozco la causa real, porque si alguien conoce y justifica su labor en la historia, es el Lic. Andrés Manuel López Obrador. Por eso, cuando nos hablan de mujeres insurgentes, regularmente pensamos en doña Josefa Ortiz o en María Ignacia “la Güera” Rodríguez. Pero se nos olvida a una mujer de acción que lo mismo patrocinó, inspiró y participó en el movimiento independentista.

Tiene por nombre María de la Soledad Leona Camilo Vicario Fernández de San Salvador, nacida en la ciudad de México el 10 de abril de 1789, hija de Martín Gaspar Vicario y de Camila Fernández de San Salvador, quienes procuraron una esmerada educación propia para quien llegó a ser una de las damas más representativas en la historia del México independiente, simplemente conocida como Leona Vicario.

Leona Vicario perdió a sus padres en 1807, por lo que un tío llamado Agustín Pomposo Fernández de San Salvador quedó como responsable de su tutela y arregló su matrimonio con un abogado y militar de nombre Octaviano Obregón. La unión no se concretó, debido a la participación de éste como diputado a las Cortes de Cádiz. Cuando estalló el movimiento insurgente en 1810, Leona Vicario simpatizó con la causa de la independencia de la Nueva España.

Entonces decidió formó parte de una red de informantes y promotores rebeldes conocidos como los “Guadalupes”. Siendo una dama de alta sociedad, propietaria de un patrimonio económico considerable, lo mismo protegió a fugitivos, envió medicinas y colaboró con los caudillos, dándoles recursos, noticias e información de cuantas novedades ocurrían en la corte virreinal.


Conoció y se enamoró de un abogado procedente de Yucatán llamado Andrés Quintana Roo, quien estaba al servicio del despacho jurídico de su tío, quien se opuso tajantemente al darse cuenta de la relación entre ambos, debido a la posición tan precaria del joven abogado.

Un corazón enamorado no entiende razones y Leona Vicario dejó la fortuna por una utopía y todo lo que tenía por seguir al amor de su vida y a un sueño libertario. Sacrificó su posición social, su herencia y hasta su honor, todo con tal por entregarse al movimiento de independencia nacional. Promovió toda una red de correos, entre los insurgentes y los conspiradores de la Ciudad de México y se puso al servicio del Congreso de Chilpancingo. 

En marzo de 1813 uno de sus correos fue interceptado. Entonces se trasladó de Michoacán hasta la capital del virreinato. Para tener control sobre su intrépida sobrina, su tío decidió recluirla en el colegio de Belén y dio aviso a las autoridades para que fuera procesada conforme a la justicia. Fue sometida a un juicio en donde se le culpó de su participación a favor de la insurgencia. Comprobaron su apoyo, pero no delató a sus compañeros. Se le declaró culpable y en consecuencia a una condena de formal prisión y confiscaron todos sus bienes. Dos meses después, tres insurgentes disfrazados de oficiales la ayudaron a escapar rumbo a Michoacán, donde contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo. La pareja apoyó a la causa del Padre Morelos y al Congreso de Chilpancingo. No solo con sus recursos económicos también trabajó en los periódicos “El Ilustrador Americano” y el “Semanario Patriótico Americano” entre 1814 y 1815.


Cuando Morelos fue capturado y ejecutado, el congreso fue disuelto por los mismos insurgentes. Quintana Roo y Leona Vicario huyeron otra vez con rumbo a Michoacán. En 1817 dio a luz a su primera hija en una cueva localizada en Achipixtla, situada en la Tierra Caliente. Buscaron a Ignacio López Rayón quien fungió como padrino de la niña a la que llamaron Genoveva. La familia se la pasaba huyendo de un sitio a otro sin aceptar los indultos que les ofrecían.  El 14 de marzo de 1818, se hallaban escondidos en la serranía de Tlataya, actualmente en el Estado de México, en donde fueron capturados. Para no padecer injusticias, se ampararon en el indulto.

Una vez consumada la Independencia, el congreso de la República concedió una compensación económica por los servicios ofrecidos por ella. Para rendirle honor, en 1827 el Congreso del Estado de Coahuila y Texas, acordó imponerle su nombre a la villa de Santiago del Saltillo, el cual llevó hasta 1836.

Los Quintana Roo tuvieron una segunda hija a la que llamaron Dolores, en honor al pueblo en donde el padre Hidalgo dio el Grito. Leona Vicario continuó sus actividades políticas y literarias siempre al lado de su esposo. Incluso se opusieron al régimen de Anastasio Bustamante a través de un periódico llamado “El Federalista”. Otra vez fueron perseguidos, pero gracias al apoyo y reconocimiento popular, siguió escribiendo hasta su muerte ocurrida el 21 de agosto de 1842 en la ciudad de México.  Pocos días después fue declarada “Benemérita y Madre de la Patria” y hasta se le ofrecieron funerales de Estado.

Sus restos junto con los de su esposo,  fueron trasladados a la columna de la Independencia en 1925. Su nombre está inscrito con letras de oro en el Congreso de la Unión, al igual que en el Congreso del Estado de Quintana Roo. Existen muchas esculturas y bustos de ella a través de todo México y además, muchas escuelas, hospitales, bibliotecas, ciudades, pueblos, calles y lugares están nombrados en su honor como el poblado Leona Vicario, en Quintana Roo.

Hace muchos años acuñaron monedas de cinco centavos en donde se le confundía ni más ni menos que con doña Josefa Ortiz de Domínguez. Una mujer poco conocida, que superó la orfandad y vivió entre la clase más privilegiada de la Nueva España. A tal grado que dejó las comodidades de la urbe colonial y recorrió Oaxaca, Michoacán y Guerrero, apoyando al congreso de Chilpancingo y a las tropas insurgentes. Recientemente las investigaciones forenses, concluyeron que fue una dama propensa a la obesidad y con problemas en sus pies y piernas, señal de que continuamente debía caminar por entre la montaña para proseguir su sueño de insurgencia y libertad en la Nueva España.

Es ponderada como la primera periodista en México. Por todo lo anterior, este año es el de Leona Vicario, de acuerdo al poder ejecutivo de la Nación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario