Está a punto de lograr su objetivo; la destrucción de la democracia mexicana.

Y es que a López Obrador sólo le resta destruir al INE para consolidar su tiranía y para perpetuarse en el poder. 

Por lo pronto, ya acabó con la División de Poderes, establecida en la Constitución.

Ya sometió al Poder Judicial y todos los días amenaza a jueces, magistrados y ministros.

Ya sometió a la Suprema Corte, la cual quedó convertida en un Tribunal de Ornato.

Ya compró la voluntad de las mayorías en las cámaras del Congreso; sobornó, amenazó y chantajeó a diputados y senadores. 

Ya consiguió la militarización del país, por lo menos hasta 2028, con lo que tiene garantizada la represión a los inconformes y opositores

Ya pactó con el gobierno ruso la instalación e México del mas efectivo sistema de espionaje.

Ya ordenó la compra de casi tres millones de bombas lacrimógenas, con las cuales militares, marinos y guardias nacionales dispersaran toda protesta contra su dictadura y toda condena por el fracaso de su gobierno.

Por eso, lo que falta en el proyecto destructivo de López Obrador es acabar con el Instituto Nacional Electoral (INE); con cuya muerte el mandatario mexicano habrá cumplido con el desmantelamiento de la democracia toda.

¿Y por qué creemos que viene la destrucción del INE?

Porque las señales están a la vista de todos y sólo no las ven quienes se niegan a verlas; aquellos que cierran los ojos y voltean a otro lado, en la complicidad más criminal de la historia.

¿Y cuales son esas señales?

Elemental, el recorte presupuestal al INE.

En efecto, desde Palacio, el tirano López Obrador ordenó un recorte de casi 5 mil millones de pesos al INE, lo que significa que el Instituto no podrá llevar adelante, con la calidad y la certeza necesarias, las elecciones estatales del 2023 y la contienda presidencial del 2024.

Por ejemplo, el INE tendrá serias dificultades para pagarle al personal para el desempeño de responsabilidades elementales como la reposición gratuita de la credencial de elector; para el diseño, impresión y resguardo de las boletas electorales.

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No podrá mantener el personal en todos los municipios del país, no podrá pagar las campañas de promoción del voto y para convocar a los ciudadanos a convertirse en funcionarios de casilla y tampoco para fabricar las urnas y rentar el mobiliario…

Así, frente a la carencia de recursos, la calidad de las elecciones del 2023 se verá en riesgo y ese será el principal argumento para que legisladores del Partido Morena exijan la desaparición del INE y la vuelta de la tramposa figura de la Comisión Federal Electoral (CFE) con la que Manuel Bartlett se robó las elecciones de 1988.

De esa manera, con el INE destruido, la contienda presidencial del 2024 será una elección en manos del presidente y de su pandilla mafiosa; un proceso electoral a modo para imponer el Maximato de AMLO.

¿Lo dudan?

Se los dije.