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viernes, 24 de abril de 2020

La relación entre lenguas amerindias y el español nunca ha sido equilibrada: Concepción Company

La relación entre lenguas amerindias y el español nunca ha sido equilibrada: Concepción Company
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  • El Colegio Nacional 
    CCO:erubielcamacho43@yahoo.com.mx
    jue. 23 de abr. a las 18:28

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    23 abril 2020
    ECN/075
    Artes y Letras

    La relación entre lenguas amerindias y el español nunca ha sido equilibrada: Concepción Company



    *Lo que no se nombra no existe, afirmó la colegiada en torno a la necesidad de nombrar el nuevo mundo visitado por los españoles


    *La filóloga Concepción Company, integrante de El Colegio Nacional dictó la conferencia Español y lenguas indígenas americanas. Contactos, discriminación y regalos, transmitida en vivo el miércoles 22 de abril


    Las lenguas amerindias le regalaron al mundo, a través de la lengua española, y de ésta a otras lenguas, objetos, conceptos y actividades. Se trata de cuarenta préstamos internacionales, cuatro de ellos poderosos estimulantes: chocolate, chile, cocaína y cigarro en cualquier lengua prácticamente, afirmó Concepción Company Company, integrante de El Colegio Nacional, durante la conferencia Español y lenguas indígenas americanas. Contactos, discriminación y regalos, transmitida en vivo el miércoles 22 de abril como parte del ciclo La gramática en la construcción histórica de México.

    La historia de cómo nos regalamos conceptos, palabras y las actividades derivadas de estos, lingüísticamente, siempre es enriquecedora, dijo la filóloga.

    Explicó que para el español hay 520 préstamos de lenguas indígenas muchas veces mínimamente adaptados en otras lenguas. Es decir que a través del español, éstos son regalos de América al mundo. El universo de los tubérculos es completamente americano, los pimientos también. Los estimulantes ancestrales como el cacao y el chocolate, son de México; la coca, de Perú y Bolivia; el tabaco y el cigarro, del Caribe insular y Yucatán, y el ají y el chile, del Caribe y de México.   

    La integrante del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM
    expuso que la relación del español, que pasó de ser una lengua de conquista a patrimonial, es compleja. Las lenguas amerindias fueron patrimoniales mayoritarias hasta el siglo XVIII, que es cuando se vuelven lenguas minoritarias, hasta llegar al siglo XIX, que se pierden aún más hablantes nativos.

    Esta relación entre lenguas amerindias y el español nunca ha sido equilibrada, aseguró la filóloga. Cuando dos comunidades entran en contacto desde el punto de vista sociolingüístico, se dice que las lenguas están en relación de consenso o de conflicto. En relación de consenso, cuando este intercambio es bilingüe, con cualquiera de las dos lenguas se puede acceder a calidad de vida. Cuando la relación es de conflicto, como es el caso, solo con una de éstas se puede tener una mejor calidad de vida. Sin embargo, matizó, siempre ha sido una relación enriquecedora para ambas partes.

    Lo que no se nombra no existe, afirmó para referirse a la necesidad de nombrar el nuevo mundo visitado por los españoles, y se refirió a dos testimonios, uno en el que se compara al vino con el pulque, porque no sabían lo que aquél era, y  otro en el que se compara al cacao, que se tomaba con agua y en aquel entonces se usaba como moneda de cambio, con las almendras.

    Las palabras indígenas fueron adaptadas a la pauta fónica, silábica y gramatical del español y le pusieron una “e” al final a las palabras amerindias que terminaban en consonante, como chocolate, molcajete, huateque, machete y así se realizó una enrome cantidad de préstamos indígenas al español que acaban con “e” porque los españoles hicieron la adaptación a la pauta fónica debido a que no tenían consonantes finales, aseveró.

    Planteó que otro mecanismo de adaptación de las palabras, es un proceso de relexificación, que implica nombrar al nuevo referente o cosa con una lengua que ya es conocida, por ejemplo, el mundo de los chiles es americano.  Lo que hicieron los españoles, al ver todo ese colorido de chiles fue usar la palabra pigmentum que era pimiento. En cuanto a la vainilla, originaria de México,  utilizaron el diminutivo de vaina, es decir vainilla, así nombran nuevas cosas con lo que ya conocían.

    La especialista en sintaxis histórica, filología y teoría del cambio gramatical, comentó que 40 términos son regalos de América al mundo porque a través del español le fueron brindados a muchas otras lenguas.

    Al mencionar del mundo de los tubérculos, dijo que las palabras mexicanas aguacate, camote, chocolate, hule y chicle son de origen náhuatl; cigarro es de procedencia maya de México; papa, de proviene del quechua; tapioca, del guaraní y ceiba, tiene origen cubano, entre otros ejemplos.

    Entre otros regalos de América al mundo a los que se refirió Concepción Company, se encuentran estimulantes ancestrales como el cacao y el chocolate de México; la coca de Perú y Bolivia; el tabaco y el cigarro del Caribe insular y de Yucatán, así como el ají y el chile del Caribe y México.

    En relación al chocolate, dijo que tiene una etimología náhuatl: xocotl, que significa amargo, y atl, agua. Todos lo asociamos a un dulce y a un postre, pero para eso se tuvo que llegar hasta el siglo XIX. Por ejemplo, era común que se usara para conservar a un amante; con frecuencia se recomendaba que las mujeres mezclaran el agua del menstruo con chocolate y la pusieran a hervir con toloache y otras hierbas. De esa forma se le daba de beber al amante.

    El chocolate, antes de convertirse en el famoso postre, tuvo un poderoso uso erótico porque es sabido que la sustancia activa del cacao tiene un efecto neuronal, y se usaba como estimulante. Aquí un testimonio de 1689: “Mandó que le hicieran chocolate, le habló de amores y cayó con ella”.
      
    Refirió la lingüista que al chocolate se le asociaba en el siglo XVI, XVII y XVIII, con remedios curativos, brujería y estimulante erótico. Siempre se bebió en agua mezclado con chile y hay documentación de que lo bebían con flores, además, era muy caro. Ya adaptado a la pauta fónica del español, como “chocolate”, apareció en un texto de Juan de Cárdenas de 1591, donde se le adjudican propiedades para favorecer el ánimo y talante de quienes nacían en este continente, además de los  testimonios en los que el chocolate fue utilizado como remedio, en 1590.

      “.... con chocolate que esta le ha dado quita la locura y queda bueno”, citó la  colegiada, un testimonio del uso de chocolate como remedio. También se le asoció a la brujería, y para esos efectos se mezclaba con toloache, reiteró.

    La primera documentación de que el chocolate se fue convirtiendo en postre es de 1702 en México. Quien lo mezcló con leche fue un médico irlandés, Sloane, que llegó a Jamaica en el siglo XIX y se dio cuenta de que amargaba muchísimo, pero como los ingleses le agregan agua y leche al té, él hizo lo mismo con el chocolate. 

    Antes de concluir, la filóloga habló de que la coca se usó como moneda y tuvo también un uso ritual. Los plantíos de coca valían oro y los controlaban los españoles. Sobre el tabaco, mencionó que, aunque la etimología es árabe, es también palabra americana igual que la costumbre de fumarla.

    Company Company señaló la amplia documentación respecto a que el chile del náhuatl chilli, era alimento de pobres, además que siempre se usó como castigo, de ahí viene “enchilarse” y “enchilar”.

    Destacó que la voz “indio” ha sufrido a través de los siglos abandono y discriminación y es aún peor si se revisa el Diccionario de Americanismos de la Lengua Española, donde hay once páginas en letra de un punto diminuto y las acepciones de indio en los 19 países hispanohablantes, son todas negativas, asociadas a embriaguez y cobardía, entre otros, lamentó.

    Nunca los indígenas han podido acceder a mejores condiciones de vida hablando totonaca, zapoteco, mixteco o náhuatl y los intentos para que esto suceda, para reivindicarlos, no pasan aún del mero discurso político, concluyó.

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