Pueden decir misa; pueden justificar todo lo que quieran la decisión de la Suprema Corte –de votar por la constitucionalidad de la consulta para llevar a cabo juicios del pasado–, pero lo cierto es que el 1 de octubre –del 2020–, “no será olvidado”.

Más aún, el nuevo eslogan de la injusticia ya no será “¡dos de octubre no se olvida!”, sino que “¡el uno de octubre no se olvida!”

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¿Por qué?

Porque el 1 de octubre del 2020 pasará a la historia no sólo como el día en que el presidente López Obrador mató a la democracia, sino como el día en que murió la División de Poderes.

Como el día en que la aplicación de la justicia se hará no por mandato constitucional, sino por ocurrencia presidencial; por consulta ilegal y tramposa.

Como el día en el que la impartición de la justicia estará en manos del presidente –a su antojo y al antojo de sus venganzas–, y no como un mandato de la Carta Magna.

El día en que los mexicanos vimos nacer en nuestra casa, la nueva dictadura en Latinoamericana, una dictadura tardía, porque hoy los dictadores son las piezas del museo más patético de la historia de la humanidad.

El 1 de octubre pasará a la historia como el día en que un presidente que llegó al poder gracias a la naciente democracia mexicana, es el mismo presidente que mató a la niña democracia, ante los ojos de una sociedad arrogante que se negó a ver, desde hace casi una década, que López Obrador era un peligro para México.      

Y es que esa sociedad que por más de medio siglo cuestionó a los gobiernos represores del viejo PRI, con una formidable expresión popular salida de las juventudes mexicanas de 1968 –“¡Dos de octubre no se olvida!”–, hoy tendrá que reconocer que es culpable del nacimiento del nuevo represor.

Por eso hoy, el 2 de octubre mítico poco o nada le dice a los jóvenes de hoy.

Y es que muchos de los viejos “sesentayocheros”, hoy traicionaron la memoria y la congruencia de la dizque izquierda, hoy se doblaron ante un dictador mucho más locuaz que Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría; ante el más ignorante de todos, López Obrador

Y es que esa vieja izquierda, sus logros, su historia y sus incongruencias llevaron a la cúspide de la insensatez al dictador López Obrador, un sátrapa que coloca a los “jóvenes del 2 de octubre del 68” como los constructores de su dictadura criminal, del 1 de octubre del 2020.

Sí, por que el 1 de octubre del 2020, el primer dizque presidente de la dizque izquierda, López Obrador, cometió el mayor crimen de Estado de que se tenga memoria en México; mató a la democracia.

Es decir, el presidente mexicano más votado, el que llegó al poder con el mayor bono de votos, el que pudo ser el mejor y más aclamado mandatario mexicano, prefirió darle el tiro de gracia a la democracia mexicana.

Y es que a eso equivale –a la muerte de la democracia–, la cooptación  grosera, arbitraria, ilegal e inconstitucional del Máximo Tribunal, que consiguió el sátrapa López Obrador.

Y resultó de locos que seis ministros de la Corte votaran por la constitucionalidad de una encuesta, cuando la encuesta está plasmada en la Constitución. Y es de locos, porque no sólo se sometieron al poder presidencial, lo cual los convierte en sirvientes del Ejecutivo, sino que pretenden engañar a los ciudadanos, con una justicia tramposa, mentirosa y convenenciera. 

Y e que la fiebre por destruir la democracia, por acabar con las instituciones y por instaurar una dictadura también alcanzó a los ministros de la Corte, muchos de quienes “se doblaron” por un lato de lentejas, por cobardía y por abyección. Y, claro, con ello compraron su pase a la historia como traidores a la patria, traidores a México y a los mexicanos.

Pero también es cierto que la instauración de una dictadura –como la de AMLO–, no es nueva, repentina y menos apareció de la noche a la mañana.

Lo cierto es que la gestación de la dictadura de Obrador ha sido un proceso que se construyó en la última década y que –a pesar de que lo advertimos unos cuantos, a riesgo del insulto, la agresión y hasta el desempleo–, buena parte del intelecto arrogante se negó a ver esa realidad y hasta coqueteó con el halago del aspirante a dictador.

Por eso, porque son muchos los equivocados entre el arrogante intelecto, muchos de ellos empezaron a justificar la tragedia al decir que “no todo es malo”, “no todo está perdido”, y hasta los hay que llegan al extremo de decir que “los ministros engañaron al presidente”.

Sí, el 1 de octubre será, a partir de hoy, día de luto nacional; luto por la muerte de la democracia, por el fin de la División de Poderes; por la cancelación de la impartición de justicia y el día en que iniciará la persecución de los enemigos del dictador.

Al tiempo.