La tuza en el Mayab
Bernardo Caamal Itzá
Cultivar las tierras de temporal no solo significa conocer bien nuestras semillas. Es necesario para los campesinos del Mayab saber cómo se comportan las simientes ante las condiciones erráticas del clima. Peor aún: ante los destrozos que podría ocasionar la tuza, una de las temibles plagas de los cultivos mayas.
Vive en el submundo. El campesino se percata de la plaga cuando sus plantas mueren de forma misteriosa o desaparecen en misteriosas oquedades.
Es de vital importancia revisar periódicamente la superficie cultivada. Basta encontrar montículos de tierra fresca para encender las luces de alerta: avisa la presencia de este roedor.
Milperos de la región sur de Yucatán cuentan: “Hemos visto a las tuzas recorrer los caminos antes de lluvias intensas: son bioindicadores de precipitación pluvial intensa”.
Otros comparten: “El baj {tal como los mayas conocen a la tuza} es muy inteligente, es capaz de direccionar sus túneles por donde están los platanares, las yucas y las piñas.”
“Lo vi con mis ojos y no lo podía creer, el soplido de un viento tumbó varios de mis árboles frutales, y al caer la mata observé que le habían roído la raíz. Mis árboles murieron misteriosamente, la tuza afectó gran parte de mis plantas, pero ya era demasiado tarde”.
Los labriegos aconsejan a sus hijos y amigos: “no te vayan a comer las raíces” porque los enemigos actúan como tuzas: cuando te das cuenta, ya minaron las raíces de tu cultivo personal.
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