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sábado, 14 de abril de 2012

El registro histórico de lo sismos en mexico

El registro histórico
El desarrollo de la sismología en México presenta en términos generales dos etapas: la primera, que consiste en descripciones y reportes de los efectos y los daños causados por importantes sismos históricos, y una segunda fase instrumental, cuando se inicia la instalación de sismógrafos en el país, que data de principios de este siglo.

Las descripciones de sismos en el pasado constituyen un rico acervo bibliográfico de gran utilidad para la sismología moderna, ya que nos permite identificar, por medio de los daños reportados, los epicentros de sismos importantes en el pasado histórico y cotejar es información con sismos más recientes. Esto permite identificar como fallas activas. Por otro lado el catálogo de sismos históricos en ciertas regiones muestra algunas veces un patrón recurrente de sismos importantes que permite estimar el potencial de las diferentes zonas sísmicas de nuestro país.

Las primeras descripciones históricas de sismos en México datan de la época prehispánica. Los códices Vaticano Ríos, Harbin y Telleriano, por ejemplo, contienen referencias a grandes sismos y erupciones volcánicas de la época "Años de 7 navajas y de 1460 hubo un temblor de tierra ; y es de saber, que como ellos temían que se había de perder el mundo otra vez por los temblores de tierra y van pintando todos los años, los agüeros que acaecían."

Al sobrevenir la conquista de México, los conquistadores, procedentes de regiones asísmicas, se concretaron a hacer anotaciones de los efectos observados, sugiriendo interpretaciones de estos fenómenos según el pensamiento de la época. Así, poco después de la caída de la gran Tenochtitlan, el 1o. de abril de 1523 "como a las ocho de la noche se sintió en Oaxaca, Cañada y pueblos de la sierra un temblor". Este informe corresponde al primer terremoto del cual hacen mención los españoles a su llegada a México. La descripción es de Rodrigo Rangel, teniente de la Villa Rica, en carta fechada el 23 de mayo de aquel mismo año.

Con el uso de la imprenta durante la época de la colonia, la ocurrencia de temblores e informa y describe en diarios personales, gacetas y periódicos. Asimismo, pensadores y naturalistas mexicanos como Joaquín Vlázquez de Leon, Francisco Javier Clavijero y Bernardino de Sahagún reportan con detalle los efectos de varios sismos importantes tanto en la ciudad de México como en el resto del país. Sin embargo, la primera recopilación sistemática de sismos la realiza el naturalista mexicano Don Juan Orozco y berra a finales del siglo XIX.

El catálogo de Orozco y Berra, publicado en 1887 por la sociedad Científica Antonio Alzate bajo el título "Efemérides Sísmicas Mexicanas", reúne reportes de sismos ocurridos en México desde mediados del siglo XV hasta finales del siglo XIX. La obra de Orozco y Berra constituye uno de los pilares fundamentales en que se han apoyado muchas de las recientes investigaciones de la sismicidad en México. A raíz del sismo del 19 de septiembre de 1985, investigadores del Centro de Investigación y Estudios Superiores de Antropología Social realizaron una cronología de sismos históricos en nuestro país desde la época precolombiana hasta el fin de la colonia.

El registro sismológico instrumental en México

Las observaciones instrumentales de sismos en nuestro país se inician durante la última década del siglo XIX, cuando el Ing. Mariano Bárcenas, geólogo y naturalista mexicano, instala un sismógrafo tipo "Padre Sechi" en el Observatorio Meteorológico Central. Desgraciadamente, los sismogramas registrados por este temprano instrumento no fueron conservados.

La participación de México en el desarrollo de la sismología moderna se inició propiamente el 1o. de abril de 1904. En esta fecha se reunieron en Estrasburgo dieciocho países, entre ellos México, con el fin de formar la Asociación Sismológica Internacional. Los países firmantes de la Asociación se comprometían a instalar en su territorio nacional una red de instrumentos sismológicos que permitiría mejorar notablemente las localizaciones epicentrales e iniciar el estudio metódico de los sismos utilizando instrumentos modernos distribuidos en todo el mundo.

Para cumplir con este compromiso internacional, el gobierno mexicano decretó la fundación del Servicio Sismológico Nacional el 5 de septiembre de 1910 como parte de las celebraciones del Primer Centenario de la Independencia Nacional. El Servicio Sismológico Nacional quedó adscrito al entonces Instituto Geológico Nacional, e inició la instalación de la Red Sismológica en los días previos al comienzo de la Revolución. El plan original preveía la instalación de 60 estaciones sismológicas a lo largo y ancho de la República Mexicana ; las estrecheces económica y las vicisitudes políticas de l época reduce el proyecto a sólo nueve estaciones sismológicas instaladas entre 1910 y 1923.

El sismógrafo elegido fue el "Wiechert" de fabricación alemana, y la Red Nacional quedó inicialmente construida por una estación central instalada en Tacubaya, D.F. y estaciones foráneas en las ciudades de Oaxaca, Mazatlán, Mérida, Guadalajara , Monterrey y Zacatecas ; estas tres últimas fueron instaladas en plena revolución armada. Las estaciones sismológicas de Monterrey y Zacatecas fueron dañadas en los combates revolucionarios y tuvieron que cerrar durante algún tiempo. Cabe añadir que la gran mayoría de estos sismógrafos mecánicos continúan operando en la actualidad y ofrecen un registro instrumental continuo y uniforme de la sismicidad en México durante los últimos 60 ó 70 años. Esta red de sismógrafos "Wichert" constituye probablemente el sistema de instrumentos más antiguo en México que está aún en fructífera y continua operación. Los primeros estudios que se realizaron usando los datos generados por la red sismológica sirvieron para la elaboración de la primera carta sísmica de la República Mexicana por el Ing. Manuel Muñoz Lumbier en 1918, que reproducimos en la figura 10.


FIG.10. Primer mapa de sismicidad de México, publicado en 1918 por el Ing. Manuel Muñoz Lumbier.

Al conceder la autonomía a la Universidad en 1929, el Servicio Sismológico Nacional pasó a ser parte de ésta y desde 1948 quedó adscrito al Instituto de Geofísica de la UNAM. Después de haber tenido una red sismológica con los instrumentos más modernos de la época durante las dos primeras décadas de este siglo, en los años treinta, cuarenta y cincuenta el Servicio Sismológico Nacional no realizó ninguna modernización instrumental ni renovó sus cuadros de técnicos y científicos ; continuó operando co los mismos instrumentos y en la misma forma en que lo hacía a principios de siglo. Fue hasta mediados de los años sesenta, cuando se inició la instalación de sismógrafos electromagnéticos más modernos. Paulatinamente, la red de sismógrafos del Servicio aumentó hasta alcanzar su número actual de aproximadamente 25 instrumentos.

La década de los setenta vio el desarrollo de nuevas redes sismológicas en el país. Estas nuevas redes no consisten ya en instrumentos sismológicos autónomos que graban en papel las señales sísmicas, sino que están estructuradas pro censores ligados por radio o microondas a un puesto central de grabación que registra directamente la información sismológica en una computadora digital, automatizando y acelerando notablemente el procesamiento de información.

La RD Sísmica del Noroeste (RESNOR) a cargo del Centro de Investigación Científica y Estudios Superiores de Ensenada (CICESE) es una moderna red que cubre Baja California y las zonas aledañas al Mar de Cortés. En el centro del país, el Instituto de Ingeniería de la UNAM desarrolló SISMEX, y mantiene actualmente una red de 5 estaciones, diseñada primordialmente para monitorear la actividad sísmica cercana a la ciudad de México. Finalmente, la Red Sísmica de Apertura Continental (RESMAC) empieza a mediados de los años setenta a desarrollar una red de estaciones sismológicas cuya finalidad es la de cubrir el territorio nacional. A pesar de todos estos avances recientes, es evidente que el número de estaciones sismológicas de México es aún insuficiente para un país con la actividad sísmica y las dimensiones físicas del nuestro.

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