El poderoso Ejército de Israel aterroriza a los niños
palestinos
Raquel Castells denuncia, en su película 'A tiro de piedra
de la cárcel', la realidad de las detenciones de menores palestinos. Miles de
niños son acosados, detenidos, torturados, interrogados y encarcelados cada año
BEGOÑA PIÑA Madrid 20/11/2013 07:00
18 Comentarios 12345Media: 5Votos: 7
Aumentar fuente
Disminuir fuente
Vista de impresión
Email
Meneame
Twitter
Tuenti
Facebook
Rami Ismael
Abu Haniyeh y Raquel Castells.
Rami Ismael Abu Haniyeh y Raquel Castells.
Los niños palestinos se mueren de miedo. No es una
expresión. Es literal. Los más pequeños sufren tal angustia y tensión que su
corazón de pronto se para, agarrotado por el pánico. La primera vez que
públicamente se verbalizó esta aterradora tragedia fue hace diez años, lo hizo
la escritora Kenizé Mourad. Ahora, la directora vasca Raquel Castells saca a la
luz una realidad 'invisible', la de las detenciones de los menores palestinos,
que explica buena parte de la ansiedad máxima de estos niños. Los menores palestinos
saben que en cualquier momento serán detenidos, interrogados, torturados y
encarcelados por el Ejército de Israel. A tiro de piedra de la cárcel, ópera
prima de Castells, es la denuncia de esta práctica, una de las más crueles de
los israelíes en su guerra contra los palestinos. Solo en el pasado mes de
septiembre, el poderoso Ejército de Israel detuvo a 179 niños palestinos. De
ellos, casi treinta tenían entre doce y quince años.
"Aquí siento una paz interior que no he sentido nunca
allí". Rami Ismael Abu Haniyeh tiene dieciséis años, nació en el
campamento de refugiados donde vive y ésta es la primera vez que sale de él. En
Madrid no ha visto ningún jeep con soldados, duerme con la seguridad de que
nadie entrará en su habitación de madrugada con rifles en la mano. Hace dos
años, tenía catorce, fue detenido. Le acusaron de lanzar piedras contra un
coche militar y le condenaron a seis meses de cárcel. Salió a los tres meses
gracias a un intercambio de prisioneros. Esa reducción del tiempo le permitió
seguir con su curso escolar y no tener que repetir como muchos otros niños que
llegan a estar en las prisiones de Israel hasta dos años.
"Piensan que su vida está destrozada"
"La mayoría suele dejar el colegio. Se quedan en casa o
están todo el día por la calle. La cárcel les ha creado un trauma, tal
frustración que cuando ven un jeep vuelven a tirarle piedras. Piensan que su
vida está destrozada. Ellos quieren que los niños palestinos no tengan
cultural", asegura este niño adulto a la fuerza, que quiere ser abogado
"para ayudar a los niños y a los no niños, que no vivan mi
experiencia".
En 44 años, 726.000 niños palestinos han sido detenidos. En
los últimos once años, han sido 7.500, muchos de ellos de doce años. Eso quiere
decir que entre 500 y 700 menores son detenidos cada año, unos dos niños por
día. Muchas veces lo hacen en manifestaciones públicas, pero no es extraño que
lleguen los soldados israelíes de madrugada, tiren abajo la puerta de una casa,
entren en las habitaciones y detengan a los menores.
Generalmente les aíslan. Les torturan, les impiden dormir en
un par de días y después les obligan a firmar confesiones, muchas veces falsas.
"También abusan de ellos", añade Raquel Castells. Una vez al año,
cuando los chavales acuden a su examen de selectividad, el que les permite
acceder a la Universidad, el Ejército de Israel organiza redadas contra ellos.
Les detiene y, así, les impide que estudien. Esa será la prueba que Rami pasará
el próximo año y la hace, así lo confiesan él y su madre, que cada día que se
acercan a ello crezca un poco más su inquietud.
"Si no confiesas, te vamos a joder"
A tiro de piedra de la cárcel no solo presenta el
valiosísimo testimonio de algunos menores, niños y niñas, como Rami, y de sus
familias, o las declaraciones de personas -palestinas e israelíes- implicadas
en la lucha contra esta brutal situación, sino que cuenta con imágenes de
detenciones, golpes, incluso interrogatorios. Son documentos que algunas
organizaciones y abogados israelíes han cedido a Raquel Castells para que las
difunda.
"Corre, deprisa, deprisa". Son los gritos
desesperados de una madre que ve desde la puerta de su casa cómo llega una
furgoneta blanca israelí de la que salen soldados armados que se lanzan hacia
su niño. Yaled no parece tener ni diez años. Le detienen. Es una de las
imágenes más atroces de esta película, donde se muestra a soldados pateando a
menores, a tíos enormes interrogando a un niño...
"Me insultaban", recuerda un menor. "Si no
confiesas, te vamos a joder", dice otro que explica cómo le sacaron de su
casa en plena noche, le taparon los ojos, le ataron las manos y le tiraron al
suelo. Una niña explica cómo fue interrogada durante 28 días... "Me da
miedo que vuelvan y me arresten otra vez. Y tengo miedo por mi hermano pequeño".
Frustrante y descorazonador
Son confesiones que ha costado reunir, pero que constituyen
hoy un documento importantísimo en la lucha contra este ataque salvaje contra
los derechos de los niños. Sin embargo, desgraciadamente, demostrar la realidad
no es suficiente. Kenizé Mourad lo sabe bien. Autora de best-sellers (De parte
de la princesa muerta) muy rentables para las editoriales francesas, cuando
contó el día a día de los palestinos en El perfume de nuestra tierra vio cómo
se cerraban las puertas del mundo editorial que tanto la había mimado. Ahora,
la directora vasca Raquel Castells está viviendo una situación similar con su
película A tiro de piedra de la cárcel.
"Hemos entregado la película a varias organizaciones,
por supuesto a UNICEF. Nos consta que se ha visto en Nueva York y Ginebra, pero
todas estas instituciones tienen muchas líneas rojas", dice Raquel
Castells, quien confiesa: "Es desalentador, frustrante, descorazonador.
Sabemos que la película lleva meses en algunas mesas y, al final, siempre es
igual. ‘No podemos', dicen. Esta es una realidad de la que no se habla, yo por
lo menos pretendo que con la película se hable de ello".
No hay comentarios:
Publicar un comentario