El presidente dio su informe como una prolongación de la mañanera; posteriormente se entregaría, como corresponde al mandato constitucional, a la Cámara de Diputados, por la disminuida Titular de Gobernación.
Desde luego que, en los dichos mañaneros del presidente, se dieron a conocer algunos datos cualitativos que serán corroborados o corregidos por los anexos cuantitativos del Informe.
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Muchos elementos son cuestionables: en el peor momento el mejor gobierno, somos el segundo mejor gobierno del mundo, aceptando sin conceder, ¿bajo qué elementos se puede sustentar esta afirmación?
En el rubro de corrupción, reitera sin ambages, dejaremos como legado ¿la purificación de la vida pública?
Casi no hay familia en el país que no tenga ¿un apoyo al menos de programas sociales?
Vamos a recibir el mayor número de remesas de los paisanos del exterior y, aunque no estoy de acuerdo, nos dice, se realizará la consulta ciudadana para saber si se enjuicia a los expresidentes.
Ya pronto vamos a salir de esta situación, sin ningún dato objetivo, a la que nos llevó el neoliberalismo y la pandemia, porque hemos hecho lo mejor, sin politizar la cuestión del corona virus, por los pobres y, hasta damos ejemplo a seguir por el mundo.
El tema de la inseguridad nos dice, que ha disminuido, los delitos de robos, secuestros y feminicidios. Sin embargo, la seguridad pública es la asignatura pendiente, durante esta administración ha ocurrido el día, fin de semana, semana, mes, trimestre y, posiblemente, el año con los mayores índices de letalidad, las víctimas de homicidios dolosos, han superado cualquier medida desde que se tiene registro desde 1997.
Juicios políticos todos ellos, expresados en el II Informe anticipado, con una carga emotiva, más que racional y mucho menos objetiva.
Las mañaneras y, esta en particular del II informe presidencial, podrían terminar en un simple registro anecdótico, si no tuvieran las repercusiones sabidas por todos, de los costos que ya se perciben en el tejido social, de las crisis de salud, económica, social y de gobernabilidad.
Sin embargo, como lo ha expresado, el presidente tiene o mira una realidad distinta a la que viven cotidianamente los mexicanos.
Realidad que acumula carencia de medicinas, desempleo, mayor pobreza y desigualdad; situación que habrá de repercutir en la crisis educativa y de convivencia social, que ya cabalga a campo traviesa.
Por ello, cada autoelogio que se hace el presidente respecto de su gobierno, es un simple vituperio.
En este sentido y como referencias a nuestros amables lectores, en una lectoescritura desde la teoría crítica y el psicoanálisis, considerar la referencia del estudio de La Personalidad Autoritaria, coordinado por Theodor W. Adorno, donde se crea la escala T, que valora al liberalismo, conservadurismo y autoritarismo; donde se puede ser autoritario, liberal y conservador; expone que hay síntomas y signos psicosomáticos en el ejercicio del poder, por la vía de transferencia (culpa a otros), narcisismo (egocentrismo y concentración de poder); rasgos psicóticos, neuróticos y perversos, que, en el caso presidencial, se expresan en un discurso de odio cotidiano, que divide, polariza y enfrenta a la sociedad.
El presidente y sus seguidores mantienen ese discurso de odio y avanzan con rapidez en actos de odio, que provocan esa dialéctica del conflicto en la realidad, en medios y redes, este informe será ejemplar, pues es previo al reñido proceso electoral del 2021.
Se mira un cambio en el uso de palabras, no es corrupción, son aportaciones, el dinero recibido por el hermano y por otros distinguidos miembros de su gobierno. Confunden justicia, por venganza. Demandan un pensamiento único y no la crítica o visiones distintas. Promueven propaganda e impiden el periodismo profesional. Desean aduladores no críticos objetivos. La autocracia por encima de la democracia. La impunidad por evitar rendir cuentas o aplicar la ley.
No quieren responsabilidad, sino prebendas y aplausos.
Así las cosas en este II Informe. Mientras el pueblo paga los platos rotos del mal manejo de las crisis.