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sábado, 9 de abril de 2011

gerardo leon limones ceniceros autor intelectual de la muerte de colosio

¿Alguien sabe dónde está Humberto López Mejía, autor de una investigación fundamental para esclarecer el caso Colosio?

Omar Cortés Reveles
Reportero de A Fondo




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RESULTA INVEROSÍMIL PENSAR QUE EL CRIMEN DE COLOSIO SE TRATO DE UN HECHO AISLADO Y NO DE UN COMPLOT COMO REALMENTE ACONTECE: HUMBERTO LÓPEZ MEJÍA

El pasado sábado 1 de septiembre, mientras el presidente Vicente Fox leía su primer informe de gobierno, llegó a la redacción de A Fondo un fax singular. A lo inesperado de la entrega, se sumaron el momento histórico en que lo recibimos y que fue enviado desde un negocio que vende servicios de mensajería. Se trata de una carta con fecha del 7 de agosto de 1995, dirigida al entonces procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia, donde el remitente da una versión muy distinta a la oficial en torno al asesinato de quien fuera candidato a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta. Humberto López Mejía es el nombre del autor, contador público de profesión.

En uno de sus párrafos, el texto de doce cuartillas afirma que "la existencia de numerosos libros libros del caso Colosio, cuyos indicios están próximos al grado de presunción de un crimen de estado, que pueden ser pruebas circunstanciales que debidamente hiladas tienen una lógica jurídica perfectamente enmarcada de que el crimen apunta hacia las más altas esferas de poder" en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.

El documento contiene serias acusaciones en contra del expresidente Carlos Salinas de Gortari, Joseph Marie Córdoba Montoya, Domiro García Reyes, Diego Valadés Ríos, Fernando de la Sota, miembros del Grupo Tucán, el Grupo Omega y Miguel Montes. López Mejía los responsabiliza por la muerte de Colosio, e incluso aporta un organigrama donde describe el papel que jugó cada uno de los implicados.

De acuerdo a los primeros datos que obtuvimos, fue su labor como perito lo llevó a sus manos circunstancialmente "dos radiogramas originales en papel membretado, el primero con un sello de la Dirección General de Transmisiones de la Secretaría de la Defensa Nacional y el segundo un fax con el sello de Presidencia de la República". Siguiendo su línea argumentativa, "los radiogramas ya traducidos contienen presunciones graves, precisas y concordantes en la concepción, preparación y ejecución del crimen".

A Fondo se dio a la tarea de rastrear a López Mejía, para empezar, en el domicilio que dio en la carta al exprocurador Lozano Gracia. Nos dirigimos al número 616, departamento 9 de la colonia Narvarte, una zona de clase media en la Ciudad de México; ahí nos atendió una de las vecinas que habitan el no muy lujoso edificio de cinco pisos. Después de explicarle el motivo de nuestra visita, y siempre a través del interfón, accedió a darnos alguna información sin darnos su nombre; según ella, ahí vivió Humberto López Mejía, un vecino tranquilo que se dedicaba a la radiotecnia, sin embargo, hace cuatro años que desapareció sin dar aviso o dejar nota alguna "de una noche, para amanecer al otro día". Desde entonces el departamento número 9 ha estado deshabitado. Durante un tiempo, mucha gente preguntaba por López Mejía y esto sembró cierto temor entre los vecinos, por lo que prefieren no tocar el tema.
No obstante lo difícil que ha sido rastrear este caso, A Fondo continuó indagando sobre el paradero de López Mejía, hasta encontrar a un exagente de la policía judicial quien prefirió quedar en el anonimato; este informante nos hizo saber que Humberto López Mejía no fue desaparecido, como era presumible, y que ha sido visto en un billar de Avenida Bucareli, cercano a la Secretaría de Gobernación, en compañía de dos guardaespaldas. Nos contó que hace tiempo López Mejía fue promotor de varios boxeadores, entre ellos quien fuera campeón mundial minimosca Isidro "Cid" Pérez.

Hurgando más aún, obtuvimos los datos acerca de que López Mejía ha consagrado su vida a estudiar el caso Colosio; incluso se encuentra preparando un texto donde plantea su teoría acerca del crimen, basándose en los radiogramas citados. López Mejía está convencido de que para preparar el asesinato, se usaron las cabezas de algunos diarios de circulación nacional, que aparecieron en ciertos días y que hilados forman mensajes en clave, dirigidos a los encargados operativos del crimen.

Sin embargo, no sabemos dónde se encuentra.

¿Alguien sabe dónde está Humberto López Mejía? Si tiene algún dato sobre su paradero, háganoslo saber. Es un asunto de vida o muerte.

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RESULTA INVEROSÍMIL PENSAR QUE EL CRIMEN DE COLOSIO SE TRATO DE UN HECHO AISLADO Y NO DE UN COMPLOT COMO REALMENTE ACONTECE: HUMBERTO LÓPEZ MEJÍA

Omar Cortés Reveles
Reportero de A Fondo

"Ya saben que yo extraje los radiogramas, Humberto, ya me detectaron", advirtió el mayor Jaime Alvarez a su amigo Humberto López Mejía; comenzaba el año de 1996. En febrero de ese año el mayor murió en el Campo Militar no. 1; se suponía que había asistido a un juego de fútbol y después de su muerte no hubo mayores explicaciones, ni siquiera una autopsia. El encargado de notificar a la capitana Elizabeth Amezcua sobre el fallecimiento de su esposo y quien pagó los gastos del funeral con grandes honores, fue el coronel Reynaldos del Pozo.

Afirma el investigador Humberto López Mejía que este hecho le exige continuar la búsqueda que emprendió desde 1994. Esa labor harto compleja y laboriosa se encuentra en un momento crucial, cuando el experito de la procuraduría capitalina dé a conocer el documento donde sintetiza su labor y aporta datos que, por lo pronto, podrían influir para la reapertura del caso Colosio.

Fue Alvarez quien proporcionó a López Mejía dos radiogramas provenientes de Tijuana, emitidos la noche del 23 y madrugada del 24 de marzo de 1994

Domingo 10 de octubre de 1993. Aparece publicado en las páginas de el diario La Jornada el siguiente mensaje:"A todos los contactos ET en México/Favor de reubicarse en el Norte del país/Fraternalmente G.L. Holkan C.E. Ashtar, Allende/No 1455 Sur, Gómez Palacios, Dgo."

Este mensaje inofensivo, fue el primero de una serie que culminó el 10 de mayo de 1994 y, a decir de López Mejía cada uno de estos mensajes contiene información dirigida a las partes involucradas en el asesinato de Luis Donaldo Colosio.

Se trataría de comunicaciones en "códigos secretos que indicaban cuándo, dónde y a quién matarían". Tales códigos secretos contendrían "la misma escuela de (los) dos radiogramas del Estado Mayor Presidencial llamada Frecuencia Invertida".

El investigador López Mejía narra que se le ofrecieron prebendas en distintos momentos, a cambio de que abandonara la investigación que le ha tomado siete años, pero la muerte sospechosa del mayor Jaime Alvarez, ingeniero constructor de varios edificios de la Sedena y gran amigo suyo, le compromete a continuar la búsqueda de la verdad.

El 14 de junio de este año, López Mejía entregó en las oficinas de la PGR una misiva dirigida al procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, donde aporta nuevos datos que, asegura, "conforman las pruebas que servirán para establecer las responsabilidades penales consecuentes", junto con declaraciones, documentación, videos e información que enumera en "1.-Los radiogramas del ejército; 2.-Los mensajes cifrados; 3.-La agenda de Mario Aburto; 4.-La confesional de Gerardo Limones Ceniceros, alias 'Dr. León Holkan'."

Este último habría sido el encargado de enlazar a todas las involucradas, desde los autores intelectuales hasta los autores materiales y los implicados en la conjura.

En ese sentido, concluye López Mejía, "al establecerse la participación de más de un implicado, resulta inverosímil pensar, como se ha venido informando, que se trató de un hecho aislado y no de un complot como realmente acontece."

En el documento que está por dar a conocer, y que abarca unas mil quinientas páginas, identifica como autores intelectuales a Gerardo León Limones Ceniceros, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León y José María Córdoba Montoya.

Los autores materiales habrían sido el general Domiro García Reyes y al mayor Héctor Eustolio Morán. Y destaca también la partición de Jorge Romero Romero, el hombre con sombrero blanco y lentes oscuros "que huye en reversa al efectuar, presumiblemente, un segundo disparo al abdomen de Colosio, a una señal del general Domiro García Reyes." Entre los implicados se encontrarían exmilitares y para militares, junto con el coronel Reynaldos del Pozo.

"En un crimen hay autores materiales y autores intelectuales. El autor material no es solamente el que dispara, sino el que ayuda también." López Mejía sostiene que a través de la desaparecida Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales y Seguridad Nacional, hoy Cisen, descubrió que el mayor Héctor Eustolio Morán, fue quien planeó el crimen y diseñó mensajes secretos para que el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari se comunicara con los complotistas.

Los mensajes encriptados en La Jornada, formarían parte de un sistema informativo con lenguaje militar, en el que parte fundamental del operativo era que los conjurados no se conocieran. Una forma extraordinaria de comunicación, diseñada con un formato especial para los fines que se perseguían.

A decir del experito, el mayor Héctor Eustolio Morán, compadre de Domiro García Reyes, es un planeador nato, formador de cuerpos de élite, experto en explosivos y gran estratega militar, y habría sido "el autor de la arquitectura de todos los mensajes cifrados"

Cuando Pablo Chapa Bezanilla, logró detenerlo, sus hombres catearon las oficinas de Morán y encontraron radiogramas con la misma técnica lingüística de los que aportó López Mejía, de acuerdo a esta información, hallaron otros originales que sustrajo también de la Sedena, y le detectaron un arresto de treinta días en el Campo Militar No. 1 por haber sustraído radiogramas del ejército. Durante ese cateo encontraron en sus oficinas una antena de más de diez metros, además de una Guía Roji, donde estaba subrayado Lomas Taurinas.

Dice López Mejía que "al mayor Héctor Eustolio Morán lo detienen y lo llevan preso al Campo Militar no. 1, lo sentencian treinta días a prisión militar por haber sustraído radiogramas del ejército. Chapa Bezanilla, al término de esos treinta días pide al juez que libren -u obsequien, que es el término que usan los abogados- arraigo domiciliario para el mayor Morán, y se va detenido a su casa durante treinta días. El Código Penal permite una ampliación por otros treinta días, (pero) nada más solicitan diez días más porque ya lo iban a consignar, cuando ordenan autoridades superiores que lo dejen en libertad."

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