El Judaismo, La Religion del Holocausto
Etiquetas: judio, sionismo
Por Kamel Gomez
Editorial Canaán
se trajo este año a Gilad Atzmon. Su visita a nuestro paÃs, Argentina, tuvo como finalidad presentar una nueva edición del libro “La identidad Erranteâ€. Leyendo el mismo, me encuentro con interesantÃsimos aportes, que ahora paso a compartir en estas breves lÃneas. Por supuesto, no intento abordar todo el contenido, aunque sà me parece que este artÃculo puede ser una invitación para todos aquellos que no han leÃdo el pensamiento de Gilad, silenciado por los grandes medios de comunicación en su breve paso por nuestro paÃs. Entre paréntesis dejo la página donde se encuentra la cita. Lo que está en negrita es mÃo.
El autor se reconoce como alguien que ha padecido el “adoctrinamiento judeocéntrico†(p.12), y hoy se define a sà mismo como un “palestino que habla hebreo†(p.92). Analiza con objetividad y polémica la identidad judÃa, al sionismo, al israelÃ, al judÃo de la diáspora, etc. Desde la Biblia hasta la psicologÃa, pasando por Marx en La cuestión judÃa hasta por Shlomo Sand con La invención del pueblo judÃo, el autor analiza y critica severamente todo lo relacionado a Israel, al Sionismo y al judÃo.
Pero vayamos por partes.
Gilad cita a Chaim Weizmann:
“No hay judÃos ingleses, franceses, alemanes o estadounidenses, sino solo judÃos que viven en Inglaterra, Francia, Alemania o Estados Unidosâ€.
(p. 23)
El judÃo, siempre siguiendo al autor del libro, no podrá formar parte de ninguna nacionalidad, no podrá ser asimilado, será, donde se encuentre, supra-nacional, sólo responderá a los intereses de Israel, su única nación.
La diáspora judÃa trabajará constantemente, con todos sus recursos, para la Entidad Sionista. Desde los medios de comunicación, o haciendo lobby polÃtico, o utilizando sus recursos económicos, hasta colaborando activamente con el Mossad. “Además, considerando la racista y expansionista naturaleza judeocéntrica del Estado judÃo, la judÃa o el judÃo de la diáspora se encuentra a sà mismo asociado intrÃnsecamente a una ideologÃa fanática y etnocéntrica, y a una interminable lista de crÃmenes contra la humanidad.†(p.64)
Agrega Atzmon:
“No hay más que leer al prominente primer profeta sionista Theodor Herzl para saber que eso es de lo que se trata el sionismo polÃtico: conseguir que las superpotencias sirvan a la causa sionistaâ€. (p. 41)
Si revisamos el rol de EE.UU. y Gran Bretaña, o hasta la reciente inclusión por parte de la Unión Europea a la rama militar del Hezbollah libanés como una “organización terroristaâ€, podemos ver el éxito de la empresa sionista.
No obstante, queremos dejar en claro que si bien es conocido el lobby israelà y su influencia en la polÃtica exterior de varios paÃses, principalmente de EE.UU., eso no implica que necesariamente la polÃtica de las superpotencias este totalmente anclada a las necesidades de Israel. Las potencias no ceden a todas las presiones sionistas, y la ansiada guerra contra Irán es un ejemplo concreto. Pero que el lobby judÃo condiciona, sÃ, sin duda. Y es penoso ver como muchos sectores polÃticos y analistas internacionales obvian ese dato.
Concretamente, en la Argentina, con la votación del memorándum de entendimiento con Irán, muchos argentinos vimos con tristeza como polÃticos, ya sean oficialistas u opositores, lanzaban crÃticas (sin ningún tipo de fundamentos) a la República Islámica, propias del libreto israelÃ. Nuestro congreso, en la sesión parlamentaria, parecÃa una embajada judÃa.
Volviendo a “La Identidad Erranteâ€, también Atzmon nos deja una nueva definición del “Antisemitismoâ€:
“Mientras que en el pasado un “antisemita†era alguien que odia a los judÃos, hoy en dÃa es justo decir lo contrario, un antisemita es alguien a quien los judÃos odianâ€.
(p.71)
Innegable persecución se da, en nombre del “antisemitismoâ€, a los que acostumbramos a denunciar las masacres de la Entidad Sionista, quienes no tenemos ningún problema con los hombres que practican el judaÃsmo, o la religión que quieran. Y sÃ, desgraciadamente para los palestinos, ya se ha vuelto una costumbre denunciar y que la “comunidad internacional†(léase potencias) mire para otro lado.
El “antisemitismo†es tan sólo el nombre de la censura cuando queremos denunciar las atrocidades cometidas por Israel. Aquà no hay “libertad de prensaâ€, sino al revés, es la prensa quien se toma la libertad de censurar, de ocultar, de silenciar, o en el “mejor†de los casos, igualar la barbarie sionista con la resistencia árabe y/o palestina.
También, el autor deja en claro las diferencias entre el Sionismo y la religión judÃa, incorporando el concepto de “Judeidadâ€:
“Mientras que el judaÃsmo es un núcleo religioso que no cambia, la judeidad es una categorÃa dinámica en un flujo continuo. Este es el caso del sionismo. El sionismo es una continuación dinámica de la judeidad: es racista, exclusivo, supremacista, y egocéntrico, pero no es judaico. Tiene muy poco que ver con el judaÃsmo. Puede ser mesiánico en un sentido territorial, pero carece de la divinidad judaica. De hecho, en este sentido el sionismo se opone al judaÃsmoâ€. (p.94, nota 7)
Define al sionismo como “un movimiento global que está alimentado por una solidaridad tribal única†(p.26), que nace como “una reacción a la emancipación de los judÃos europeos†(p.53) y agrega:
“Sugiero que tiene mucho más sentido considerar el sionismo un proyecto de preservación tribal judÃo. En otras palabras, se puede interpretar el sionismo como un movimiento global judÃo que tiene como objetivo impedir la asimilación…Por consiguiente, se deberÃa considerar el sionismo una amalgama de diferentes filosofÃas especializadas en diferentes formas de separatismo, desvinculación y segregación tribales.†(ps. 88 y 89)
Para dejar en claro aún más las diferencias, señala que “El sionismo estaba ahà para transformar la Biblia de un texto espiritual en un “registro de tierrasâ€â€. (p.170)
Aclarando el concepto de “judeidadâ€, insiste que para los sionistas es una “operación de una red internacional†(p.29) que utiliza una interpretación mesiánica nacionalista judÃa. (p.23)
Severas crÃticas a interpretaciones del judaÃsmo se encuentran en su libro. Gilad nos recuerda la definición de Karl Marx en La cuestión judÃa, que siempre viene bien mencionar para cierta izquierda con amnesia:
“¿Cuál es el fundamento laico del judaÃsmo? La necesidad práctica, el interés personal. ¿Cuál es la religión mundana del judÃo? La usura. ¿Cuál es su Dios mundano? El dinero.â€
(p.144, nota 5)
Brinda una definición del Estado de Israel, luego de recorrer la psiquis y la historia judÃa, que merece ser tenida en cuenta:
“Israel es el Estado judÃo y, a pesar de la promesa sionista de construir una nación civilizada, funciona como un gueto judÃo†(p. 105); entonces “el sionismo se puede considerar una relectura de la narrativa del gueto en términos positivos y glamurosos.†(p.98)
Basta mencionar la construcción del aberrante Muro de Apartheid dentro de Palestina, como un sÃmbolo del gueto. El judÃo, que no se permite la asimilación allà donde se encuentre, y que es, de la mano del sionismo, envenado con una ideologÃa racista, etnocéntrica, se encuentra “cercado†por elección propia.
Inspirado en conformar el pueblo elegido, según las enseñanzas de fundamentalistas religiosos judÃos; o adoctrinado por los laicos en una supuesta supremacÃa racial; o todo junto a la vez, el judÃo practica la segregación naturalmente. Y mata sin culpa, asesina sin conciencia, todo vale, sea por la Biblia o por el “deber patrióticoâ€.
O también, la excusa del miedo que sirve para justificar cualquier acción criminal, ese miedo de los que “prefieren someterse a la fantasÃa del judeicidio nuclear†(p.164), de sufrir un nuevo holocausto (o en la Argentina, un nuevo atentado)…lo que nos lleva al tÃtulo de este artÃculo.
La Religión del Holocausto
(ps. 184 a 194)
“Seguiremos matando en nombre del sufrimiento judÃoâ€.
(p.217)
Cuando hablamos de Holocausto, siempre se piensa en el judÃo. Parece que es el único que existió. Sabemos que la explotación del sufrimiento judÃo tiene su industria, parafraseando el tÃtulo del libro de Norman Finkelstein. También en la Argentina existe “la industria de la Amiaâ€.
Hay afirmaciones durÃsimas en el libro. Por ejemplo:
“El Holocausto fue una “victoria sionistaâ€â€¦ Si no hubiera sinagogas quemadas, el Mossad llegarÃa incluso a quemar algunas él mismoâ€. (p.58)
Incluso, para dejar en claro lo que puede hacer el sionismo, cita este dato:
“[En la década del ‘50] En un intento de describir a los iraquÃes como antiestadounidenses y de aterrorizar a los judÃos, los sionistas colocaron bombas en la biblioteca del Servicio de Información estadounidense y en sinagogas. Enseguida empezaron a aparecer panfletos urgiendo a los judÃos huir a Israel†“. (p.58, nota 12)
Se sabe también, gracias al trabajo del historiador judÃo Brenne, entre otros, que existió colaboración reciproca entre los dirigentes sionistas y los nazis.
En fin, siguiendo a Leibowitz y a Adi Ophir, Gilad Atzmon considera que el Holocausto se ha convertido en la nueva religión judÃa.
Justifica esta nueva religión con la utilización del miedo:
“El miedo es lo que mantiene la identidad colectiva judÃa. Como en el caso de la religión del Holocausto, la judeidad establece el miedo al judeicidio en el centro de la psique judÃa, pero también ofrece medidas espirituales, ideológicas y pragmáticas con las que afrontar este miedo.â€
(p.194)
La nueva religión tiene estas caracterÃsticas.
El Holocausto y sus elementos religiosos esenciales:
-Tiene sacerdotes (¿Quién no escuchó hablar de Simón Wiesenthal?)
-Tiene profetas que amenazan del futuro judeicidio iranà (Shimon Peres, Netanyahu, etc.).
-Tiene mandamientos y normas (por ejemplo, “nunca másâ€, claro, para ellos, porque se puede repetir con los palestinos y los árabes)
-Tiene rituales (dÃas de la memoria en todo el mundo, peregrinación a Auschwitz, lectura del diario de Ana Frank, etc.)
-Tiene un orden simbólico (kapos, cámaras de gas, chimeneas, polvo, zapatos, etc.)
-Tiene un templo central (Yad Vashem) y santuarios (los famosos museos) en todo el mundo (en Buenos Aires tenemos uno).
-Tiene inquisición, para aquellos que discutan el dogma, con Jomeini, Arafat, Nasrallah y Chavéz como alguno de sus “Anticristosâ€.
Gilad advierte:
“…Considera al goy un potencial asesino irracional. Esta nueva religión judÃa predica la venganza. Muy bien podrÃa ser la religión más siniestra que conozca el ser humano ya que en nombre del sufrimiento de los judÃos concede licencias para matar, arrasar, arrojar bombas nucleares, aniquilar, saquear, hacer limpieza étnica. Ha convertido la venganza en un valor occidental aceptable†(p.185)
La discusión sobre el Holocausto, entonces, debe empezar por la utilización polÃtica que hacen los sionistas del mismo. No puede ser utilizado para esconder las atrocidades que cometen a diario al pueblo palestino.
AquÃ, la principal responsabilidad se encuentra con los judÃos. Son ellos los que no pueden permitir que en nombre de su sufrimiento se mate al mejor estilo nazi.
Para terminar, reiteramos esta frase con la que empieza el libro de Gilad, escrita por Israel Shahak:
“Los nazis me hicieron tener miedo de ser judÃo, y los israelÃes me hacen tener vergüenza de ser judÃoâ€.
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