Bashar al Assad, presidente de Siria: Una guerra contra Irán significaría destruir el mundo
La conferencia de Annapolis es sólo para salvar el nombre de la administración norteamericana
26/11/2007 - Autor: Marcelo Cantelmi - Fuente: clarin.com
Delgado y con sus casi dos metros de altura, el presidente de Siria, Bashar al Assad, parece por momentos un alambre que se contorsiona en su sillón al buscar con gestos un énfasis de sus palabras que no hace falta. Este hombre singular de apenas 41 años de edad, está en verdad sentado en uno de los hornos más candentes de Oriente Medio y esa realidad alcanza para subrayar sus palabras.
En este extenso reportaje exclusivo a Clarín, el primero que brinda a un medio latinoamericano y uno de los pocos que ha dado desde que llegó al poder en el 2000, califica de poco seria la cumbre de la paz de Annapolis auspiciada por George Bush, que se realizará desde el próximo martes en esa ciudad de EE.UU.; repudia la ausencia de diálogo que tanto norteamericanos como israelíes han tenido con Siria, y toma distancia de las posiciones extremas de su aliado Irán cuando el país persa plantea dudas sobre el Holocausto judío o propone la destrucción de Israel.
Amable y con tonos delicados, advierte en otro momento que una guerra atómica contra Irán "significaría destruir el mundo".
-¿Por qué Siria dijo que no iría a esta Conferencia de Annapolis sobre la paz en Oriente Medio?
-Imagine que regresa a Argentina y le preguntan dónde estuvo y responde: con el presidente Al Assad en una conferencia. Pero nosotros no estuvimos ni en un congreso ni en una conferencia, sino en una entrevista. Y eso es justamente lo que hace la administración norteamericana con esta reunión. Decir lo que no es. Cuando se celebró la Conferencia de Madrid en 1991 durante la anterior administración norteamericana (de George Bush padre), especialmente el señor James Baker (canciller, entonces) hizo una gira por varios países y por varios meses donde pudieron ellos definir y especificar los logros y las razones de la conferencia, es decir definir la base principal, lo que se buscaba y los mecanismos. Y por eso nosotros fuimos a esa conferencia y podemos decir que fue un proceso que tuvo mucho éxito.
-¿No debe ser sólo preparación lo que falta a éste?
-En este congreso de Annapolis, si puedes preguntar cuál es el motivo de esta reunión es muy difícil hallarlo. No vas a saberlo. Quisieran de Siria que asistiese a esta conferencia mientras que el tema más importante para nosotros, el Golan (tomado por Israel en la Guerra de los Seis Días en 1967), no estuviera en la mesa de debate. ¿Cómo podemos llamar a esto un congreso de paz cuando no podemos debatir el tema de la recuperación de los territorios ocupados, Golan, Palestina...?
-¿Cuál era el propósito entonces para la reunión?
-Eso que le decía en primer lugar. Pero, en segundo lugar, quien quiere protagonizar este logro de paz tendría que tener una base de verdad y de voluntad para hacer y establecer la paz en el mundo. ¡Es posible que la administración norteamericana después de siete años haya podido pensar que existe un problema que se llama paz...! Podemos decir que esta conferencia es sólo para salvar el nombre de la administración norteamericana. Nosotros insistimos en que, si el tema del Golan está en la agenda de los debates, asistiríamos. No querríamos estar en esta reunión para dar un discurso; el discurso no nos importa porque podemos hacer uno aquí o en la ONU. Porque la administración Bush, lo que decía, es que Siria podía asistir para hablar del Golan en la conferencia. A nosotros no nos importaba eso porque tenemos el apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU. Querríamos de verdad una conferencia o un congreso serio que, a su clausura, dé comienzo a un proceso verdadero de paz. No queremos que, cuando termine, se olvide todo.
-¿Qué consecuencias puede tener esta reunión si fracasa?
-Ese es un lado muy importante por este escenario de terror, atentados y la pérdida de la esperanza en la paz. Cualquier iniciativa que acabe en un fracaso alejaría aún más la posibilidad de la paz. Lo que significa que aumentará más la sangre y el terrorismo. Por eso deseábamos que se preparara más seriamente esta conferencia, lo que no ha sucedido.
-Parece claro que con Bush es poco probable que se logren esos objetivos. EE.UU. e Israel han sido renuentes a dialogar con ustedes salvo últimamente.
-Eso es lo que yo he dicho mu chas veces, no pueden aislar a Siria. No somos los únicos jugadores. Pero si se tiene una caja cerrada con seis llaves, tienes que tener las seis personas que tengan las llaves. Ellos lo saben muy bien y esto es lo que queremos nosotros: queremos tener un rol para la estabilidad en la región, no para que aumente el terrorismo y aumente el desorden.
-Hace pocos días el presidente Bush volvió a aludir a una tercera guerra mundial en alusión a Irán ¿Cómo se podrá detener eso?
-Seguro que no va a ser una guerra mundial como fueron las anteriores. Va a ser mucho más peligrosa. Creo que no se puede ni se debe cargar con las responsabilidades de semejante guerra que no va generar ningún logro a la administración norteamericana. Y nosotros, los países de esta región, vamos a ser los primeros en pagar el precio. Con lo que se ha visto en Afganistán después del 11 de setiembre y lo sucedido en otros lugares como Irak, imaginemos lo que va a ser una guerra contra Irán con las consecuencias adicionales en la economía por los precios del petróleo y la situación en el Golfo. Podemos decir que sus efectos irían como un gran círculo cerrado desde el Mediterráneo hasta el Mar Negro y más. Esto significa destruir al mundo.
-¿Puede ser más específico?
-Yo quiero diferenciar entre la práctica política y cómo hablar en política. Porque hablar... la palabra política representa las ideas o las opiniones de un Estado o de un responsable y ése es un derecho para cualquier país y cualquier responsable. Si ellos quieren decir que el Holocausto pasó o no pasó, es su punto de vista, tienen su derecho a expresarlo. Y eso mismo quiero decir también respecto a sus planteos sobre la existencia del Estado de Israel.
-Que ustedes rechazan...
-Ese es sólo su punto de vista (de Irán) y su opinión. Nada más. En la práctica política que me importa destacar, Irán y Siria tienen una coordinación, como le decía. Por ejemplo, encontramos que la solución en Irak debe ser una solución árabe. Y que tiene que tener su base en mantener la existencia árabe y panarabista.
-Pero Irán no es árabe ni panarabista...
-Ciertamente, Irán no puede ver este logro desde el mismo punto de vista porque no es un país árabe. Pero eso igualmente no obstaculiza la coordinación entre Siria e Irán respecto a Irak. Irán, además, es un país muy importante en la región. Coordinar con Irán quiere decir crear una situación de estabilidad en el área. Son además las circunstancias que existen actualmente en la región las que nos han llevado a profundizar la coordinación con Irán y con Turquía también. Es una cuestión de intereses.
-¿Un cambio electoral en EE.UU. ayudaría a resolver parte de los graves problemas regionales?
-No creo que eso venga de un partido. Están ahora los neoconservadores que llevan adelante las ideas de la guerra, de las amenazas. Y eso está presente tanto en uno y otro partido, lo que es muy grave. Es importante determinar si el presidente que va a venir confía en la paz o solamente va a tener sus intereses en los problemas internos.
-¿Confía que ese nuevo gobierno retire sus tropas de Irak como ustedes demandan?
-Eso sería muy importante. El retiro de las tropas de Irak es central porque es un paso definitivo para lograr la paz. Estamos escuchando mucho sobre el proceso de paz y aumentar el diálogo con todas las partes, incluida Siria. Es muy bueno eso. Pero ¿son palabras que van a ser aplicadas después o solamente se las pronuncia ahora en la campaña para las elecciones?
-No se lo ve muy optimista...
-Podemos decir que se puede llegar a una situación peor o más grave que la que ha venido existiendo en estos años. Sería bueno que la nueva administración en EE.UU. esté al tanto de los errores cometidos por los anteriores gobiernos. Estoy un poco optimista pero también muy alerta en muchos aspectos.
-¿Cómo entra en esta crisis el emergente del terrorismo suicida, los jóvenes que se inmolan matando?
-Cuando va un joven para hacer un atentado, un atentado suicida, existen muchas cuestiones que están construidas para que él haga esto. Podemos decir en una palabra que es gente deprimida. Deprimidos a nivel político, porque las causas políticas no tienen resolución, no tienen salida y eso los afecta tan negativamente. También coincide con esto una economía débil y la consecuente pobreza. Es un cuadro que afecta la vida educativa y las expectativas en general. Y eso aísla a estos jóvenes con su ambiente, se rompe ese diálogo necesario con el mundo del exterior. Por eso, estos jóvenes que hacen un atentado lo hacen para expresar su causa, expresan lo que tienen interiormente. Algunos de ellos, como usted sabe, piensan que ese atentado es un camino hacia el paraíso y es también un escape.
-Es sabido que el terrorismo es más una consecuencia de la pobreza que de la religión, pero ¿cuál es su posición respecto a esta deformación?
--Cualquier extremismo hay que rechazarlo totalmente porque destruye a la sociedad. La solu ción podremos alcanzarla cuando logremos encontrar una forma de convencer a esta gente y a estos jóvenes de que no deben hacer lo que están haciendo.
-De acuerdo, pero ¿cómo se logra eso?
-Si la razón es política, social, debemos solucionar ese problema. Necesitamos crear un desarrollo educativo, de pensamiento, de ideas, cultural en esta sociedad. Debemos luchar contra estos extremismos, pero debemos hacerlo con equilibrio, no con la guerra y los armamentos. La administración norteamericana ha planteado una serie de argumentos para su guerra contra el terrorismo en Afganistán, en Irak y otros países. Pero lo que ha sucedido en esta guerra contra el terrorismo es absolutamente lo contrario porque se ha aumentado el terrorismo y, al mismo tiempo, los pueblos se han retrasado aún más de lo que estaban. Aquí existe un rol muy importante para los medios de información y los intelectuales. Hay que imponer la cultura del diálogo entre la gente.
—El escritor británico Eric Hobsbawm ha calificado a Oriente Medio como la mayor tragedia de la humanidad hoy por la tensión que emana, ¿de qué modo cree que se podrá revertir este escenario?
—El escenario es trágico desde hace centenares de años. La razón más importante es porque siempre esta región pasa de una ocupación a otra ocupación y otra... Cuando había épocas de estabilidad, eran pocas y breves. Nunca esas etapas fueron satisfactorias para poder construir una época económica, política y socialmente mejor. Seguramente existen muchas razones para ello. En primer lugar, claro, la situación estratégica de la región. Segundo, también nuestra responsabilidad como habitantes de esta región cuando hemos permitido la injerencia del exterior.
—Usted me decía al comienzo que esta es una época que puede ser la más importante para este área. ¿Cuáles son los cambios?
—Podemos decir que ahora existe un mayor convencimiento para abrirnos al mundo. De una conciencia también que rechaza esta injerencia exterior. Pero esta tragedia podrá terminar cuando podamos crear un verdadero diálogo interno entre todos los habitantes de esta región. Porque representamos unas múltiples culturas. Y por eso debemos pensar en la estabilidad para las próximas generaciones. Pero el punto más importante ahora especialmente, nuestro gran problema, es la ocupación israelí en Palestina, en la región. Y eso es una de las de las cuestiones más importantes que debemos discutir.
—Ustedes son panarabistas, pero un efecto de la guerra de 1967 fue debilitar ese concepto a favor del panislamismo y el fundamentalismo. ¿Qué alternativas tienen?
—En nuestra región se vive sobre dos estructuras principales, el islam y la nacionalidad árabe. Cuando existe un equilibrio entre ambas ahí si podemos crear y tener un buen diálogo en el área, lo que llevaría a una buena vida. Lo que ha dicho es verdad. Esa guerra hace 40 años ha golpeado ese equilibrio y lo ha hecho profundamente. Y desde aquél entonces nosotros en Siria sufrimos por esta razón el extremismo. También otros temas que afectan en esta realidad, que es el fracaso del acuerdo de Oslo en los años 90. El reguero de la primera y segunda intifada. Y esto que ahora existe en Afganistán e Irak. Y la agresión israelí contra Líbano el año pasado también afectó en esta misma trayectoria. Seguramente podemos agregar las consecuencias económicas de todo este escenario. Y la aparición de organizaciones extremistas islámicas que han logrado victorias en ciertas regiones.
—Se refiere a Al Qaeda, pero ¿qué sucede con Hamas y Hezbollah?
—Totalmente, absolutamente, es diferente Al Qaeda de las otras dos organizaciones porque Hezbollah confía mucho en un Estado laico donde viven y existen y tienen una convivencia muy natural con los cristianos. Y tampoco nunca confía en hacer actividades fuera de la frontera libanesa, solamente lo que quieren lograr es defender su territorio libanés. Mientras lo que hace Al Qaeda es imponerse a todas las demás religiones. Lo que hace Al Qaeda es matar a los civiles y a los inocentes.
—¿Qué es Al Qaeda en su opinión?
—Ahora no es una organización. Sólo es un pensamiento, una idea. No tiene ni un despacho político, no tiene ni siquiera liderazgo. Tenemos muchos atentados que tuvieron lugar aquí en los meses pasados y en los años pasados, hechos por sirios que viven y confían en el pensamiento de Al Qaeda.
—¿Sirios fanáticos?
—Sí. Como le decía no tienen relación con Al Qaeda pero confían en eso y eso es muy peligroso. Porque esa ideología no tiene límites, pueden atacar una persona o un grupo o un lugar. Y lo que está sucediendo es que ha aumentado esta ideología muy rápido, especialmente en una región que es tan ideológica como emocional.
—¿Qué fue el bombardeo israelí en Siria hace pocos meses?
—Han atacado una construcción militar. Pero es un edificio que no había sido terminado todavía. Tampoco había nadie en su interior por lo que no se produjeron bajas. No damos detalles sobre esa construcción, pero podemos decir que era una fábrica, ahora la estamos reconstruyendo.
—¿Cuál cree que fue el propósito del ataque? ¿Se lo atribuyó a un ensamble nuclear?
—Es un misterio, la misma autoridad israelí no tiene respuesta sobre por qué lo hizo. En principio dijeron que atacaron una caravana con armas para Hezbollah, mientras que este puesto está a centenares de kilómetros de la frontera libanesa. Después dijeron que era una base nuclear. ¿Cómo es posible construir un puesto nuclear en un escenario tan expuesto? No está rodeado de defensas ni siquiera de misiles. ¿Y por qué estaríamos armando una posición nuclear cuando estamos proponiendo en el Consejo de Seguridad de la ONU eliminar las armas de destrucción masiva y nucleares de la región? Son palabras en vano, la verdad ridícula es que no tiene sentido. Dónde tenemos esas bases nucleares, dónde las escondemos.
—¿En ese caso cree que haya sido una advertencia a Irán?
—Yo creo que en principio puede ser que hayan así buscado recuperar la confianza en el Ejército israelí tras su fracaso en la guerra en el Líbano. También sus propios analistas militares pueden haber pensado que estaban bombardeando un puesto muy importante pero luego descubrieron que no lo era. Entonces ¿qué podrían declarar ante el pueblo israelí? Por eso convirtieron todo el tema en un secreto.
—¿Siria tiene previsto proveerse de reactores nucleares?
—Creo que todo el mundo camina hacia ese punto. Pero no solamente alcanza con el deseo, se necesita claridad en el tipo de mecanismo y por supuesto el dinero.
—¿Cómo se prevé lograrlo?
—Eso es lo que propusimos en la última Cumbre Arabe hace ocho meses. Allí hemos llegado a un acuerdo para un estudio entre todos los países árabes sobre este tema, de modo de evitar que cada país emprenda su construcción sin tener en cuenta a otros. Estamos sí muy interesados en el poder pacífico de la energía nuclear pero no es importante que sea en Siria, puede estar en otro país árabe.
—Precisamente en la región hay un escenario de crisis creciente, en Afganistán, Irak, Pakistán y también ahora en Líbano.
—Antes que nada conviene decir que lo que vincula a todas esas crisis son siempre los errores de la administración norteamericana. Pero un avance positivo en cualquiera de estos países puede generar un avance positivo en los otros. Y al contrario también. Somos una región que está muy interrelacionada. En Líbano, por ejemplo, sí existe algo que tiene que ver con la historia de ese país, la división sectaria. Por eso siempre el país va de una crisis a otra. Y esas crisis a veces se han convertido en guerras civiles. Y siempre ha habido divisiones incluso entre grupos que no tiene relación con el enfrentamiento sectario. Son grupos que quieren una solución libanesa nacional interna y otro que quiere que la solución llegue de las naciones del exterior. Esa es la realidad que existe hoy en Líbano. Por eso siempre el consenso entre todas las partes sobre un tema es la solución en Líbano. Hoy el tema es elegir al presidente de la república. Es muy importante que exista ese consenso. Lo que ha sucedido siempre es lo contrario, la solución venía del exterior al interior.
-¿Usted tiene un demorado plan para visitar América latina?
-Ah, es una gira que debería haber hecho en 2006 pero por causa de la guerra (entre Israel y Hezbollah) debimos postergarla. Después pensamos hacerla en 2007, pero la verdad no pudimos por las maniobras israelíes en nuestra frontera en los territorios del Golan ocupados. Los próximos pocos meses pueden definir nuestra situación. Si todo está estable, yo puedo hacer esa gira en la segunda mitad del año 2008.
-¿Qué países comprende?
-Por ahora están incluidas Venezuela, Brasil y Argentina y es posible que Chile. Pero esos tres países, sin dudas, porque tienen una comunidad árabe muy grande.
-¿Está al corriente de la situación en Latinoamérica?
-Los cambios políticos que tuvieron lugar en América latina en los últimos cinco años nos hicieron estar muy interesados sobre esa región. La impresión que teníamos antes era que estos países vivían una continua situación de pobreza, dificultades políticas internas y bajo la presión norteamericana. Pero lo que sucede actualmente cambió mucho la imagen. Especialmente sobre la independencia de estos países y la estabilidad y el crecimiento económico y el desarrollo que tiene lugar allí.
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