El Estado Islámico recluta a niños para luchar en Filipinas
El ejército local confirma la presencia de numerosos extranjeros, incluidos árabes, en las filas de los insurgentes que pelean en Marawi
Residentes de Marawi han afirmado a los medios locales que los insurgentes del grupo Maute, la franquicia local del Estado Islámico (IS), han utilizado a menores de edad en el asalto contra esa ciudad sureña de Filipinas, una afirmación que coincide con las imágenes recuperadas por el ejército en las que se ve a varios niños peleando en las filas de esa facción radical.
Las imágenes mostradas por cadenas como Al Jazeera permiten ver a pequeños -algunos de poco más de 4 años- posando con ametralladoras frente a la bandera negra que enarbola el IS y a otros un poco mayores entrenándose junto a los adultos o participando en combates selváticos.
Desplazados como Mike Abbas, un vecino de Marawi que se ha visto obligado a huir hasta la cercana ciudad de Iligan declararon a CNN Philippines que su hijo de ocho años había quedado "traumatizado" tras ver como uno de los milicianos que participó en el ataque asalto contra Marawi no era más que un "niño".
"¿Cómo no vas a estar asustado cuando ves que el que lleva el arma no es sino un niño?", dijo.
Numerosas organizaciones civiles han denunciado desde hace años la participación de menores de edad en los diferentes grupos armados que proliferan por la isla sureña de Mindanao.
Los portavoces militares citados por Al Jazeera indicaron que Maute recluta a los chiquillos aprovechando su presencia en las sesiones de estudios coránicos y suele fijarse en los huérfanos de rebeldes que han sido abatidos con anterioridad.
La posible participación de menores de edad en la refriega de Marawi tan sólo añade un elemento más de tragedia a un asalto que constituye el principal desafío que ha enfrentado hasta ahora el presidente Rodrigo Duterte desde que asumió su mandato en 2016.
La acción entraña un notable simbolismo ya que fue otro ataque contra Marawi en octubre de 1972 -que también supuso la ocupación parcial de la misma durante dos jornadas-, lo que se considera como la fecha de inicio de la última y larga insurrección de los grupos armados musulmanes del país que todavía continúa, pese a que las facciones más importantes de esa rebelión inicial mantienen ahora un alto el fuego con el ejército de Manila.
Irónicamente, en aquel año, los musulmanes se alzaron para combatir la ley marcial que había decretado el dictador Ferdinand Marcos, la misma medida que ha establecido ahora Duterte en Mindanao, un declarado admirador del difunto autócrata.
Son muchos los expertos que han advertido que la parálisis que sufre el proceso de negociación entre las autoridades centrales y los grupos más connotados de la guerrilla -que defienden un estado federal que conceda una amplia libertad a las regiones sureñas de mayoría musulmana- ha servido de acicate para la expansión de la ideología radical del IS y de sucesos tan graves como el asalto contra la ciudad de Zamboanga en septiembre de 2013, que semeja ser un precedente casi calcado de lo que ahora está ocurriendo en Marawi.
Pese a que los militares filipinos aseguran que controlan ya un 90% de la ciudad, ayer sufrieron al menos 11 bajas mortales cuando un avión erró en el bombardeo de los reductos que mantienen los milicianos en el centro de la urbe y mató a los uniformadores gubernamentales, hiriendo a otros 7.
Imágenes difundidas en las redes sociales filipinas permitían ver varios vehículos blindados destruidos por los rebeldes y a uno de ellos usando un RPG para atacar a los soldados. El mismo vídeo deja apreciar como los alzados desmantelan después el armamento pesado de las tanquetas para usarlo en la refriega.
Los fundamentalistas aseveran que tienen en su poder a 240 rehenes, incluido un conocido sacerdote local y 14 de sus feligreses, y han amenazado con asesinarlos si el ejército no frena su ofensiva.
Según un portavoz del ejército, el coronel Edgard Arevalo, sus tropas han acabado con la vida de 120 insurgentes, pero siguen sin poder doblegar la resistencia de varias decenas que permanecen atrincherados en un área donde también están atrapados hasta 2.000 civiles.
Las fuerzas leales a Manila dicen que entre los radicales abatidos han identificado a numerosos extranjeros, incluidos ciudadanos de Arabia Saudí, Yemen, Chechenia, Turquía, Malasia e Indonesia, lo que confirmaría la expansión del IS en el territorio filipino.
"El IS se está reduciendo en Irak y Siria. Una de las zonas donde continúa su expansión es el Sudeste Asiático y Filipinas es su centro de gravedad", aclaró Rohan Gunaratna, un experto del Colegio S.Rajaratnam de Estudios Internacionales de Singapur, a la agencia Reuters.
Un informe de los servicios de inteligencia de Indonesia al que tuvo acceso Reuters indica que según Jakarta hasta 38 de sus conciudadanos se han unido a los rebeldes en el sur filipino y 22 de ellos están peleando actualmente en Marawi.
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