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miércoles, 20 de diciembre de 2017


Padres del Rébsamen lamentan el abandono

Por primera vez salen a la luz imágenes del último festival del Día del Padre organizado por los niños de la escuela de Coapa

19/12/2017 04:59  CLAUDIA SOLERA
 
  
CIUDAD DE MÉXICO.
19 de septiembre de 2017. Sismo de magnitud 7.1. colegio Enrique Rébsamen. 26 muertos, 19 de ellos niños. Todavía ningún detenido. El olvido en tan sólo tres meses y el arranque de un proceso electoral.
Aquí está un video y los nombres de los 19 menores: Pao, Valentina, Paquito, Gus, Daniela Itzel, Óscar André, Daniela Ramírez, Diego, Fernanda, Eduardo, Santi, José Eduardo, Moni, Eileen, Karlita, Aned, Alexis, Joshua y Alexandra; quienes murieron entre los escombros de la escuela y bajo la sombra de unas campañas políticas.
En junio pasado, para el festival del Día del Padre y en el mismo colegio, en donde los niños morirían el 19 de septiembre; Paola Mireya, de seis años en aquel momento, junto con sus compañeritos de primero de primaria, corearon y bailaron una de las canciones más representativas de Timbiriche, Hoy tengo que decirte papá.
Este musical quedó grabado en un video de un minuto y 36 segundos que fue compartido a Excélsior.
Durante los festejos del Día del Padre en el que participaron ochos niños poco tiempo antes de morir era un recuerdo exclusivo de la comunidad Rébsamen, que Mireya Rodríguez, madre de Paola, decidió compartir ante el olvido del caso ahora que se cumplen tres meses de la tragedia, protegiendo la identidad de los compañeros de su hija Paola.
En ese festival los niños comenzaron su presentación en el centro del patio del colegio y rodeados por maestros y orgullosos papás, quienes grababan y aplaudían.
Una de las frases que cantaron llevándose las manos al pecho simulando un abrazo y que luego de la tragedia cobró un gran significado para las familias fue: “Hoy tengo que decirte papá. Que el tiempo nada cambiará. Estaremos siempre juntos. Todo el tiempo sin parar.”
De los nueve pequeños que aparecieron en el video, ocho perdieron la vida en el derrumbe del colegio Rébsamen, pues sólo una alumna sobrevivió.
La canción de Timbiriche se convirtió en un himno para los papás de Paola y la imagen de los pequeños del Rébsamen bailando, en una bandera para recorrer el camino que los lleve a exigir justicia.
“Es muy triste ver que sólo a nosotros como padres nos interesa la justicia. Entiendo que nada me va a regresar a mi hija, pero ten la certeza de que sí voy a levantar la voz y a luchar para que ninguna mamá vuelva a llorar como yo  la pérdida de su hijo y que tenga la tranquilidad de ir a trabajar, sabiendo que su hijo está en un colegio seguro. Si me quedara callada, no sólo sería indiferente a la muerte de Pao, sería cómplice de las autoridades y aceptaría que más niños pueden morir, porque las escuelas se caen”, dijo Mireya Rodríguez.
La lucha que Mireya ha emprendido de la mano de su esposo, Alejandro Jurado, y de otros padres de familia, ha sido el único soporte para mantenerse en pie.
Ellos, asesorados por los abogados del Bufete Fuentes León, buscan justicia y que las autoridades se comprometan a que nunca se repita otro caso como el Rébsamen.
Pero esta lucha también es la manera con la que Mireya puede decir a Pao y sus compañeritos, que aunque todavía nadie esté detenido por las omisiones que llevaron a que se cayera la escuela, ella buscará que el caso del colegio Rébsamen no quede impune, como lo han hecho los 49 padres de la guardería ABC de Sonora, que en 2009, tuvieron que sepultar a sus hijos, porque la estancia infantil se incendió.
Cómo Mireya podría quedarse callada y ser indiferente si no sólo vivió la muerte de su hija, sino la de los amigos de Pao, que conocía desde el kínder, cuando eran prácticamente unos bebés.
El olvido de las autoridades y la sociedad ha llegado más pronto de lo que Mireya Rodríguez creía.
Las voces que exigían justicia son cada vez más tenues y de los políticos que se le acercaron para ofrecer justicia, se ausentaron por sumarse a las campañas electorales, como la de la exjefa delegacional de Tlalpan, Claudia Sheinbaum, quien renunció a su cargo para consolidar su precandidatura a la jefatura de la Ciudad de México.
Cuando todavía era delegada, nos reunimos siete papás de siete niños que fallecieron en el colegio con Claudia Sheinbaum. Fue una reunión de aproximadamente unas dos horas.
“Ella nos prometió que nos iba a dar todas las facilidades para el esclarecimiento del caso y hasta hoy no hemos vuelto a tener noticias ni otro acercamiento por parte de ella”, aseguró Mireya.
La promesa que hicieron los padres a la entonces delegada de Tlalpan era muy clara, si los peritajes salían limpios, entonces sólo culparían al sismo de la tragedia.
“Pero las pruebas confirmaron que el colegio Rébsamen estaba mal construido. Siempre lo he dicho, una escuela es la segunda casa de nuestros hijos y tú no esperas que la segunda casa de tus hijos se caiga. Rompieron nuestra confianza y tranquilidad”, reprochó Mireya.
Luego del dictamen elaborado por 17 peritos de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, especialistas en arquitectura, fotografía y construcción, concluyeron que las columnas originales del edificio administrativo del colegio Rébsamen no estaban diseñadas para soportar los 976.50 kilos extra que pesaba el departamento recién remodelado de la directora y dueña, Mónica García Villegas.
La remodelación hecha al tercer piso del edificio administrativo, donde vivían  la directora y sus dos hijas, provocaron en gran medida el colapso del área administrativa de la escuela, ubicada en la colonia Nueva Oriental Coapa de la delegación Tlalpan, según los análisis periciales integrados a la carpeta de investigación TLP-2/UI-3C/D/1695/09-2017.
Pero el olvido que reprochó Mireya no ha sido sólo por parte de la delegación de Tlalpan.
Si se reunió con Sheinbaum fue porque otra mamá le avisó de esa convocatoria, a ella nadie de la delegación de Tlalpan la buscó.
A Mireya tampoco la llamaron del Gobierno de la Ciudad de México o de la Secretaría de Educación Pública, la primera institución es encargada de regular las construcciones y la segunda de otorgar los permiso a las escuelas privadas como el colegio Rébsamen.
La SEP sólo estuvo en contacto con padres de niños sobrevivientes para entregar un documento el 12 de octubre con 10 promesas, entre las que todavía quedan varios puntos incumplidos, como el número 3 donde se referían a la reposición de toda la documentación académica de los menores que quedaron vivos.
La carta se redactó dos meses antes de que Aurelio Nuño renunciara como secretario para irse como coordinador a la campaña presidencial.
A Mireya tampoco la invitó algún senador a la  reunión que la Comisión de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia del Senado de la República sostuvo con padres de niños sobrevivientes, como Jorge Zamora Morales, donde se pidió: la no repetición de un caso como el del colegio Rébsamen, encontrar la verdad de lo sucedido y justicia.
“El resultado de esa reunión con el Senado fue nulo”, de acuerdo con Zamora.
Ni las fichas solicitadas a la Interpol directamente por los abogados que representan a Mireya del Bufete Fuentes León han dado resultado para detener a los hasta ahora responsables por el homicidio culposo de 26 personas del colegio Rébsamen.
Mónica García Villegas continúa prófuga de la justicia.
La última vez que los padres vieron y hablaron con la dueña fue hace 88 días -22 de septiemre-, cuando llegó a mediodía con collarín y un cuaderno en mano a un estacionamiento de un centro comercial del sur de la ciudad con el propósito de mantener a los alumnos sobrevivientes en su escuela. Intención truncada cuando la SEP revocó el permiso del colegio para operar.
Otra de las personas que también es buscada por las autoridades es el Director Responsable de Obra (DRO) de Tlalpan, Juan Apolinar Torales,  quien de acuerdo a las investigaciones avaló la construcción del departamento de la directora.
Cómo es posible que a tres meses de la tragedia no haya ni una sola persona detenida. Yo te puedo decir que hay una indolencia por parte de todas las autoridades.
No comprendo cómo los gobernantes hacen que no pasa nada, pero quiero decirles que detrás de cada niño muerto, habemos personas con sentimientos, que estamos atravesando un profundo dolor y exigimos justicia”, reclamó Mireya.
Esas pequeñas voces del colegio Rébsamen que fueron apagadas el 19 de septiembre, por el sobrepeso que uno de los edificios de la escuela, como la de Pao Jurado, se han convertido en un himno con el que sus papás luchan por la justicia.



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