Cómo es la vida antes y después del Estado Islámico, la bienvenida a una Raqqa “libre”
Por Olivier Laurent
La mujer se dio la vuelta para cubrirse la cara mientras ella esperaba comprar pan en una pequeña tienda de Raqqa (Siria). Era julio de 2013, durante el mes sagrado musulmán, el Ramadán. Tanto el Estado Islámico como el Ejército Sirio Libre estaban presentes en la única ciudad siria capturada, una semanas antes, por la oposición.
Y, sin embargo, dijo Alice Martins, fotógrafa y colaboradora habitual de The Washington Post, ya existía la sensación de que los extremistas del Estado Islámico, también conocidos como ISIS, estaban solidificando lentamente su presencia en Raqqa.
"En ese momento, todavía era raro que las mujeres se vistieran de una manera más conservadora, cubriéndose la cara", apuntó Martins. "Para enero de 2014, ISIS había tomado el control total de la ciudad y comenzó a aplicar su estricto código de vestimenta, que exigía que las mujeres se cubrieran por completo".
Tres años más tarde, cuando Martins regresó a Raqqa pocas semanas después de que la ciudad fuera liberada de ISIS, "sorprendentemente una gran cantidad de mujeres todavía vestían de acuerdo a las reglas del ISIS", indicó a In Sight. "Los lugareños afirman que la mayoría todavía no se sentía segura y temían que los militantes pudieran capturar la ciudad nuevamente en cualquier momento".
Esta es la historia de Raqqa, una ciudad destruida durante los cuatro años de ocupación y durante la operación militar encabezada por los curdos y los Estados Unidos que la liberó de las garras del extremismo.
Esa historia, narrada en las páginas de The Washington Post durante el año pasado, ahora es el tema de una exposición, ¡Bienvenido a Raqqa Libre!, en Visa por l'Image, el festival de fotoperiodismo más grande del mundo, que se ha estado celebrando anualmente en los últimos treinta años.
Es la historia de una ciudad que continúa lidiando con la destrucción sin precedentes que le sobrevino. "La ciudad todavía está plagada de artefactos explosivos sin detonar y explosivos improvisados, además el hedor de los cuerpos en descomposición está por todas partes", indicó Martins después de su última excursión a Raqqa, en marzo de 2018.
"Una ciudad de defensa civil insuficiente y poco equipada lucha para recuperar cuerpos de los escombros, incapaz de identificar muchos de los restos y enterrarlos en fosas comunes. Los civiles que fueron desplazados durante la operación militar permanecen en campamentos, algunos hacen viajes de un día a la ciudad para comenzar a reconstruir sus hogares, pero la mayoría simplemente no pueden pagarlo.
Muchos son mutilados o asesinados cuando ingresan a edificios que no han sido limpiados de explosivos, para tratar de recoger los objetos de valor que puedan encontrar".
Un profundo sentimiento de injusticia dominó las conversaciones entre los sobrevivientes y refugiados que regresaron a la ciudad destrozada, según narró Martins.
"Varias personas con las que hablamos cuestionan la forma en que se llevó a cabo la operación:¿había alguna preocupación por la vida de los civiles? ¿Las bombas se utilizaron para eliminar a un solo francotirador que, a menudo, también causó la muerte de varios civiles?
No hay comentarios:
Publicar un comentario