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viernes, 21 de septiembre de 2018

 Los mexicas y El Colegio Nacional
Yahoo/Buzón
  • El Colegio Nacional 
    CCO:erubielcamacho43@yahoo.com.mx
    21 sep a las 11:09
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    Los mexicas y El Colegio Nacional. De Alfonso Caso a Ignacio Bernal... y algo más | en el Antiguo Colegio de San Ildefonso

    • Alfonso Caso e Ignacio Bernal fueron dos personalidades del mundo de la arqueología que llegaron a rebasar el nivel internacional y sus aportes a los estudios del mundo prehispánico fueron muy significativos: Eduardo Matos Moctezuma
    • Para los mexicas de Tenochtitlán el Templo Mayor era el espacio de mayor sacralidad y representaba el centro del cosmos: Eduardo Matos Moctezuma


    Como parte del programa académico que acompaña la exposición Plural como el tiempo. 75 años de Libertad por el saber, ayer en la tarde se llevó a cabo en el Antiguo Colegio de San Ildefonso la conferencia Los mexicas y El Colegio Nacional. De Alfonso Caso a Ignacio Bernal... y algo más, impartida por el colegiado Eduardo Matos Moctezuma.

    El arqueólogo Matos Moctezuma realizó un recorrido por las diferentes etapas de descubrimiento y excavación del Templo Mayor, después de que en 1978 fuera encontrada por casualidad, por un grupo de trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, un monolito de 3 metros dedicado a la diosa de la luna Coyolxauhqui, sepultado en el cruce de las calles Guatemala y Argentina del Centro histórico.  

    “El Templo Mayor representa la tenue línea que me une a Ignacio Bernal, que fue mi maestro, y a Alfonso Caso, que fue maestro de Bernal, ya que ambos trataron la cultura mexica”, afirmó Matos Moctezuma describiendo la relación que lo vincula a los dos notables arqueólogos e integrantes de El Colegio Nacional (ECN). 

    Alfonso Caso (1896-1970), quien fue uno de los quince fundadores de ECN en 1943, realizó importantes contribuciones al conocimiento de las culturas mesoamericanas precolombinas, sobre todo a las del área oaxaqueña. Especialista en cultura zapoteca y mixteca, también se interesó por el mundo mexica o azteca, al cual dedicó obras como El teocalli de la Guerra Sagrada y El pueblo del Sol.

    El antropólogo y arqueólogo Ignacio Bernal (1910-1992), siguió los pasos de su maestro y también se especializó en las culturas zapoteca y mixteca, realizando múltiples excavaciones en Monte Albán y otros enclaves del Valle de Oaxaca. En la década de 1960 fue el director del proyecto de excavación y restauración de la zona arqueológica de Teotihuacán, y su libro Tenochtitlán en una isla da buena cuenta del interés que también le suscito la civilización mexica.

    “Estas dos personalidades del mundo de la arqueología llegaron a rebasar el nivel internacional y sus aportes a los estudios del mundo prehispánico fueron muy significativos”, señaló el colegiado.

    A principios del siglo XX no se conocía el lugar dónde había estado ubicado exactamente el Templo Mayor. En 1914, el arqueólogo Manuel Gamio realizó unas excavaciones en la esquina de las calles Seminario y Guatemala y dictaminó que las ruinas halladas pertenecían al antiguo monumento, aunque no pudo seguir con la investigación por falta de recursos económicos. Afortunadamente, después del hallazgo casual de 1978 el INAH tomó las riendas de las excavaciones, con Eduardo Matos Moctezuma al frente del proyecto.

    Tal como explicó el integrante de ECN, el Templo Mayor tuvo siete etapas constructivas, la última de ellas siendo totalmente derribada por los españoles durante la Conquista, quienes después del conflicto militar destruyeron Tenochtitlán con el objetivo de borrar sus espacios sagrados y de poder. Con un acabado de pirámide doble, con doble escalera y dos santuarios en su cumbre, el monumento estaba dedicado a los dioses Tláloc (lado norte) y Huitzilopochtli (lado sur). La elección de estas deidades “responde a la manera en que se sostenía económicamente Tenochtitlán” aclaró Matos Moctezuma, siendo la agricultura y la guerra los principales medios de abastecimiento de los mexicas. “Para los aztecas de Tenochtitlán el Templo Mayor era el espacio de mayor sacralidad y representaba el centro del cosmos: era el lugar por donde se podía subir a los niveles celestes, bajar al inframundo y de él partían los cuatro rumbos del universo”, describió el colegiado.

    Después de reseñar los principales vestigios de cada una de las etapas constructivas del monumento, Matos Moctezuma detalló que el primer hallazgo interesante realizado ya en siglo XXI fue la Ofrenda 102, encontrada al frente del templo, en su parte poniente. Esta ofrenda consta de restos de telas de algodón con sus diseños originales y otras piezas, como un pectoral de madera cubierto de piedras preciosas, restos de bolsas de papel y piezas de madera. En 2006 se encontraron restos de un monolito dedicado a la diosa Tlaltecuhtli, “la escultura mexica de mayores dimensiones que se ha encontrado hasta el momento”, puesto que mide 4.17 metros por 3.62 metros y alcanza un peso de 12 toneladas.

    El integrante de ECN concluyó la plática informando sobre el Programa de Arqueología Urbana (PAU), creado bajo su iniciativa en 1991 a raíz de los hallazgos realizados en excavaciones en la Catedral Metropolitana. El objetivo fundamental de este programa es la investigación y protección del patrimonio arqueológico asociado a un área específica del Centro Histórico de la Ciudad de México.

    La exposición Plural como el tiempo. 75 años de Libertad por el saber, que conmemora el aniversario de la fundación de El Colegio Nacional y la labor de sus integrantes, finaliza el próximo 23 de septiembre. 

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