El presidente no tiene quien le conteste
Frente a la esperanza de una mayoría que apoya más allá del 80% a López Obrador, las voces opositoras o críticas solo se han sabido articular desde el enojo y los panoramas lúgubres
No recuerdo haber visto tan pasmada a la oposición como ahora. Ni a todos aquellos sectores que sienten que una aplanadora les pasó por encima. Pasmados, enojados, asustados. Y, por ende, mudos. O insignificantes: desde la trinchera de la sorpresa enfadada, no han podido articular una narrativa que siquiera compita en atención con la dominante. Y no es cosa menor, porque ninguna dominancia apabullante es deseable. Pero competirle requiere de una redefinición de perspectivas. O de una reingeniería de la imaginación. Y de la incubación de voces creíbles.
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