Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

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martes, 5 de noviembre de 2019

LA SINOFOBIA DE LOS MEXICANOS. UNA HISTORIA DE PREJUICIOS Y ESTEREOTIPOS RACISTAS

LA SINOFOBIA DE LOS MEXICANOS. UNA HISTORIA DE PREJUICIOS Y ESTEREOTIPOS RACISTAS Dr. Jorge Gómez Izquierdo jojgomez@siu.buap.mx I La sinofobia de los mexicanos es muy rancia, con el caso Ye Gon volvieron a tocarse algunos temas de los prejuicios más comunes sobre la naturaleza criminal atribuida a los “hijos del Celeste Imperio” y de su capacidad para corromper autoridades y funcionarios mexicanos de diversa índole. También en el extranjero se vive una ola anti-china, agudizada por las denuncias de mal trato a la fuerza laboral por parte de poderosas empresas transnacionales que maquilan por intermedio de empresarios chinos artículos deportivos para las olimpiadas del 20081 . Aunque el resurgimiento en el mundo de la “amenaza amarilla” tiene que ser explicada por el enorme éxito chino en la economía mundial. Hoy en día contemplamos una reactualización del temor a China. Dicho miedo no proviene, como en el pasado, de una abierta repulsión, de un asco instintivo hacia la cultura china ni a las supuestas perversidades morales o de comportamiento atribuidos como típicas a los seres chinos; mucho menos a las enfermedades físicas de transmisión hereditaria con las que el pensamiento racista europeo dotó a todo habitante de aquel milenario país. En la actualidad, la paranoia ante el “peligro amarillo” se sustenta y se explica en hechos económicos irrefutables: la alta competitividad de la economía china, especialmente la industria textil cuyas exportaciones inundan los mercados mundiales: El Banco Mundial estima que la etiqueta “made in China” aparecerá en la mitad de las prendas que se vendan en los mercados mundiales hacia fines de 2010. O lo que es lo mismo, la mitad de la producción mundial. Una cifra de dimensiones impresionantes si se piensa que el planeta cuenta con más de 6 mil millones de habitantes para vestir, Un negocio que actualmente alcanza los US$350 mil millones anuales. Se prevé una verdadera invasión de productos chinos a partir de que la Organización Mundial del Comercio levantó en 2004-5 las cuotas textiles y China tendrá el camino abierto para invadir el mundo con sus productos baratos2 1 Ana Marie Mergier, Esclavismo “Made in China”, en Proceso, No. 1605, México 5 de agosto 2007, pp.76-79. 2 . Mariana Martínez, columnista de BBC Mundo. 1 Pero también hay que considerar lo que algunos analistas de la economía mundial han denominado metafóricamente como el “equilibrio del terror nuclear/financiero”; con ello quieren caracterizar la calidad de la relación entre el principal deudor del mundo Estados Unidos, y su acreedor más importante, la temible China: “China tiene reservas por 1.3 billones de dólares. De ese monto, aproximadamente 900 mil millones se encuentran en una mezcla de títulos y bonos del Tesoro estadounidense. Cualquier movimiento en el sentido de deshacerse de esta masa de recursos denominados en dólares provocaría el desplome de la divisa verde, un alza en las tasas de interés en Estados unidos y causaría una severa recesión en ese país. La estabilidad de la economía mundial estaría en juego. (…), funcionarios del gobierno chino utilizaron la metáfora de la “opción nuclear” al insinuar que su país podría utilizar como arma de negociación sus reservas en bonos del Tesoro estadounidense en respuesta a la imposición de sanciones comerciales por Washington. (…) E. U. sigue obsesionado con la idea de que el crecimiento de su déficit comercial con China se debe a la subvaluación del renminbi 3(que abarata más las exportaciones chinas). Todos los políticos de la Casa Blanca…, repiten esta idea: habrá que imponer sanciones comerciales a los chinos si no proceden a revaluar el renminbi para eliminar esta fuente desleal de competitividad. Este planteamiento ignora que en los últimos dos años el renminbi se apreció un 10 por ciento contra el dólar, pero eso no frenó el incremente del superávit comercial chino, que en junio pasado alcanzó los 27 mil millones de dólares. (…) resurge el temor de una crisis financiera global. El equilibrio del terror que vincula a China y Estados Unidos es la pieza clave del entramado económico internacional y el nerviosismo de los acreedores (detentadores de dólares) aumenta. (…) Paradójicamente, en la medida en que China conserve una parte significativa de sus reservas en dólares, contribuye a mantener el papel de esa divisa como moneda de referencia a escala mundial. Pero si el equilibrio del terror descansa en una paradoja, eso lo hace especialmente inestable. La presencia del euro viene a complicar las cosas, porque el juego entre tres aumenta la probabilidad de desestabilización del balance del terror y nos acerca a un escenario de conflicto abierto. 4 3 El renminbi se puso en circulación por la primera vez un poco antes del acaparamiento de la China continental por el Partido Comunista en 1949. Una de las primeras tareas del nuevo gobierno comunista era poner fin a la hiperinflación que había atormentado la China próximo al fin de la era del Kuomintang. Una revolución ocurrió en 1955 al tipo de 1 nuevo yuan = 10.000 antiguos yuan. Durante la era de la economía centralizada, el valor del renminbi era fijo a valores poco realistas a cambio de monedas del Oeste y se pusieron en lugar reglas severas del cambio de monedas. La moneda de la RPC, que durante la década anterior fue firmemente fija a 8,28 renminbi al dólar estadounidense, cambió de valor el 21 de julio, 2005 al tipo de 8,11 por dólar estadounidense, después del quite del tipo fijo al dólar y a cause de la presión de los Estados Unidos. El Banco Popular de China anunció también que el renminbi sería fija a una canasta de monedas extranjeras, en vez de estar sólo comparado al dólar. Poder adquisitivo. World Development Indicators 2005 ("Indicadores del desarrollo del mundo 2005") del Banco Mundial estima que un dólar estadounidense vale aproximadamente 1,8 renminbi a causa de la paridad de poder adquisitivo en 2003. 4 Alejandro Nadal, “China y el equilibrio del terror financiero”, La Jornada, miércoles 22 de agosto de 2007. 2 Esta renovada paranoia mundial no es más que la traducción del pavor de la clase política y empresarial ante el avance arrollador de la economía china. Muestra de ello son las declaraciones de los ministros de comercio de Latinoamérica externadas durante una reunión para negociar un Acuerdo de Libre Comercio entre los 34 países americanos efectuada en Miami en noviembre de 2003: “… los empresarios de Estados Unidos… se están muriendo (de miedo),… Para nosotros China es una preocupación extraordinaria.” 5 En el marco de esta reunión ministerial, la creciente competitividad china sirve para acelerar un Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y América Latina: “El miedo a China está flotando en la atmósfera de esta reunión. China se ha convertido en una amenaza para las Américas, no sólo por su mano de obra barata, sino también por su tecnología y atracción de inversiones extranjeras.”6 De hecho, México ha sido de las naciones más afectadas por el incremento de las exportaciones chinas, al grado de haber sido desplazado desde el 2003 por China como el segundo exportador al mercado estadounidense, sólo detrás del Canadá. Además, buena parte de las inversiones extranjeras que recibía México, han sido captadas por China desde el año 2002, ocasionando con ello la pérdida de más de 200 mil empleos en la industria maquiladora7 . Entonces, de acuerdo al sentir de empresarios mexicanos, China no sólo es cada vez más una amenaza económica, sino que tiende a convertirse en un agobio. Yeidckol Polevnsky (dirigente de CANACINTRA) admite que el empresariado y gobierno mexicanos se han contentado con ver la relación con China y la competencia que ello implica, como una pesadilla, en vez de asumirla como una oportunidad de crecimiento, una ocasión para evaluar los sectores de la economía nacional que pudiesen competir en el mercado mundial con la economía china. Dice en tono de autocrítica: 5 Norman García, Ministro de Industria y Comercio de Honduras, “Temor a China acelera el TLC de Centroamérica y E.U.”, en portafolio.com.co 6 Cesar Gaviria, Secretario General de la OEA, citado por Andrés Oppenheimer, “Amenaza china impulsa ALCA”, 9 de noviembre 2003, http:/www.laprensahn.com/index.php?fecha=20031209 7 Andrés Oppenheimer, “Amenaza china impulsa ALCA”, 9 de diciembre 2003, http:/www.laprensahn.com/index.php?fecha=20031209 3 “Hemos culpado a China de muchos de los males recientes que nos aquejan, pero no hemos hecho nada para ponernos a la altura de la competencia. No nos hemos ocupado de verlos como clientes, como contrapartes en las inversiones y hasta como socios (…) Tienen (los chinos) visión de país, visión de Estado; tienen políticas económicas e industriales bien planteadas, mientras que en México sólo hablamos de los temas y nos espanta, nos da miedo tener políticas industriales (…) basar la competitividad de México en la mano de obra barata es…una aberración…si la gente gana poco no tendrá recursos para consumir, por tanto, no podrá reactivarse el mercado interno y no podrá elevarse el nivel de vida de la gente…no nos hemos preparado para la competencia con China y nuestra actitud derrotista no nos ayuda…Tenemos pavor a las políticas industriales, quizá porque se piensa que se necesita mucho dinero…se requieren sólo decisiones políticas…México no sabe a donde quiere ir”. 8 II La moderna versión sobre China como el “reino del mal” ha sido difundida por los noticieros de la televisión mexicana, por lo menos desde el 2004. Resulta que la “mano de obra barata de china” es la responsable de la pobre situación de los artesanos mexicanos por hacerles una competencia desleal. Se habla incluso de una “clonación” de artesanías mexicanas (cerámica, canastas de fibras naturales e imágenes de la Virgen de Guadalupe), que los malévolos chinos venden a precios bajísimos, lo cual amenaza mortalmente no sólo la economía de esos artesanos, sino también a todo un conglomerado de la población mexicana que vive de la industria maquiladora y de la ensambladora. Se difunde, pues, una imagen satanizada contra los trabajadores chinos a través de: “una serie de imágenes, entrevistas, cifras de personas que pierden el poco ingreso que tenían, y todo esto debido a “la malvada mano de obra china” y … nos quieren meter… la idea de que China se ha concentrado de manera misteriosa pero perversa en contra del sector trabajador de México, y ya se imaginaran salen imágenes de Don Juanito, que se dedicaba a vender cierta artesanía a 90 pesos, pero que los chinos perversos lograron colocarla en el mercado mexicano a 30 pesos,...el valor de las artesanías mexicanas es de 3 veces más que el de las artesanías chinas, ...(No nos sorprenda que) detrás de está conjura maléfica, no puede estar la mano más que la del siniestro Dr. Fu Manchu a quién se ha sorprendido in fraganti tratando de piratearse la receta de los tacos de trompa, el muy ladino!”9. 8 “La Pesadilla China”, en La Jornada, 11 de octubre de 2004 . 9 Fuente: http://phineas.simioterapia.com/legal.html Pinball Wizard Julio 30, 2003 4 En el caso de Zhenli Ye Gong los medios de comunicación también han sido protagonistas centrales de difusión de fobias torpes y verdaderos prejuicios racistas, a las cuales se presenta como manifestaciones de simples mofas o burlas. Fallan sin embrago en su intento, pues esas bromas racistas no pueden considerarse como muestras de humor inofensivo. Dichos prejuicios nos llegan de épocas pasadas en que la comunidad china en México fue objeto de resentimientos, recelos y acoso violento, ejercido tanto por grupos nacionalistas respaldados por diversas instancias estatales. En el linchamiento mediático a Ye Gong reaparecen una serie de percepciones sociales que los mexicanos tenemos de China y sus habitantes. Prejuicio e ignorancia, como siempre, van de la mano cuando se trata de movilizar a partir de fomentar ciertas fobias: “No sabíamos el origen de los 205 millones de dólares, pero sabíamos el origen nacional de quien los resguardaba. Eso bastó. Nos faltó información pero nos sobran atajos mentales. Ye Gon, sin consideración de su ciudadanía mexicana, se convirtió de inmediato en el ‘chino’, de ahí al comentario agrio y la burla pueril el paso fue automático…es que los chinos serán ininteligibles, pero innegablemente turbios. Algo difícil de hacer ‘está en chino’. Las situaciones que implican obligatoriedad son así, ‘aquí y en China’; un trabajo cuya minuciosidad nos desespera es ‘trabajo de chino’; el que es sumiso y aguanta todo, tiene ‘paciencia china’‘; un acreedor que no se tienta el corazón, ‘se cobra a lo chino’; el mero espectador está ‘como el chinito, nomás milando’; un lugar lleno de aire viciado es ‘un fumadero de opio’ y ‘me engañaron como a un chino’, suelen decir los que pecan de crédulos…10 pasivos y ausentes, los chinos nos son…ajenos… Agotados los refranes de la chinofobia nacional, bienvenida la burla de pastelazo. Cambiar la ‘r’ por la ‘l’, la declaración del ‘cooperas o cuello’ mutó en ‘coopelas o cuelo’, porque en el chiste se pierde toda credibilidad (y capacidad de análisis). Las culpas se asignan por opinión. La PGR no ha concluido realmente nada, pero para nosotros Ye Gon es el rey de las tachas, el emperador de los sicotrópicos; y su abogado (también chino) el maestro de las ‘bombas’ mediáticas. Aquí no se discute Y sigue la yunta andando,... 10 Evelia Botana Montenegro, “Cuentos chinos ó de cómo los chinos en México pasaron de ‘hijos del Celeste Imperio a jijos del máiz”, Desacatos, 4, CIESAS verano 2000. 5 la inocencia de Ye Gon, esa es tarea de la PGR. Se discute el tratamiento del caso que se dio en algunos medios y artículos de opinión.”11 La hostilidad racista contra “el chino” no es nueva en nuestro país. La historia de la inmigración china desde fines del siglo XIX a principios del XX nos hace comprensibles las imágenes estigmatizantes con las que se (des)calificaba a los ciudadanos chinos para pintarlos como seres naturalmente sucios, portadores de temibles enfermedades, débiles, feos, viciosos, amorales, crueles, pervertidos, sangrientos, refractarios/inasimilables a la cultura occidental. Se trata de una historia que concluyó con la expulsión de familias chino-mexicanas durante los años de poderío de las huestes de Plutarco Elías Calles y tuvo en la matanza de la colonia china de Torreón en 1911 por tropas revolucionarias conducidas por Emilio Madero uno de los episodios más conocidos del nacionalismo revolucionario. A esta historia hago referencia a continuación. III La “raza mexicana” ante el “degenerado amarillo” Recordemos que ya en la segunda mitad del siglo XIX la imagen de china como una sociedad inmóvil, atrasada y refractaria a los valores de la moderna cristiandad se había difundido por todo el mundo gracias a la la obra de reconocidos pensadores europeos, que desde los primeros encuentros de España y Portugal con el imperio chino en el siglo XVI, hasta filósofos como Hegel (1770-1831), Gobineau (1816-1882) y algunos positivistas franceses habían pintado a China como el prototipo de una civilización degenerada, viciosa, abyecta, amoral y atrasada.12 11 José Merino, Contra esquina. El Chino. http://www.nuevoexcelsior.com.mx/27_1786.htm, 11 de julio 2007. 12 Hegel, J.G.F. Filosofía de la Historia. Ed. Zeus, Barcelona, 1979, aporta una nueva característica al estereotipo del chino: su abyección moral ocasionada por la falta absoluta de respecto a la dignada personal. Gobineau en su Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, termina con la reputación de sabio que el chino gozaba todavía en el siglo XVIII en Europa, para presentarla como “raza” de poco vigor físico, apática, mediocre, partidaria de los goces materiales, y poco profunda intelectualmente. Uno de los positivistas franceses que más influyó la visión de las elites mexicanas sobre China fue el filósofo Pierre Laffitte (Considerations génerales sur l’ensamble de la civilisation chinoise” (1861) , a quién José Covarrubias, autor de “La inmigración china considerada desde los puntos de vista intelectual y moral”, 6 La llegada en la década de los 70’s del siglo XIX de jornaleros chinos dio origen a uno de los episodios más significativos y ejemplares del fenómeno racista mexicano que se prolongó durante casi 6 décadas (1871-1934)13. Los primeros trabajadores chinos fueron mandados traer para satisfacer las necesidades de los grandes propietarios de haciendas y minas que se quejaban de una supuesta carencia de mano de obra atribuible a la sempiterna actitud negativa del indio ante el trabajo. El trabajo del chino se había convertido en una alternativa mundial de acceso a trabajadores dóciles, aplicados, resistentes y fácilmente manipulables: “Los chinos se distinguen sobre todo por su inteligencia: … son sumisos y tranquilos … para la mecánica son muy aptos y tienen especial predilección por los ferrocarriles…hasta el presente, el inconveniente mayor que han tenido los chinos es su afición a fumar opio. Y además por 3 ó 4 pesos al mes trabaja el chino en la construcción de cualquier camino o edificio.”14 La abolición de la trata de esclavos africanos acordada entre Inglaterra y España en 1817 (aunque en Cuba, posesión española, ese medida se hizo efectiva solo hasta 1845), ocasionó que los grandes terratenientes de las islas caribeñas (inglesas y españolas), así como de las plantaciones algodoneras del Sur de Estados Unidos y de las empresas del guano en Perú, buscaran en China la mano de obra que sustituyera a los esclavos africanos. La inmigración china daba satisfacción a las necesidades de las clases propietarias por resarcirse de los perjuicios que les ocasionaba tanto la abolición de la trata de esclavos africanos, como la “negligencia” atribuida a los operarios indígenas. Por eso, fueron los países y regiones cuyas economías dependían del trabajo esclavo los primeros beneficiarios del tráfico de culis (1847-1874): Cuba, Perú, las Antillas Británicas, Panamá, Jamaica y el sur de los Estados Unidos. La economía mexicana ciertamente no se basaba en el trabajo africano, pero no obstante, las Revista Positiva, tomo VI, México, noviembre-diciembre de 1904, atribuye el mérito de haber ubicado a China, de acuerdo a las leyes intelectuales descubiertas por Comte, en el estado primitivo o fetichista, es decir, en el nivel más bajo de la evolución humana. 13 Gómez Izquierdo, José Jorge. El movimiento antichino en México (1871-1934). Problemas del racismo y del nacionalismo durante la Revolución Mexicana. INAH, col. Divulgación, México, 1991, 183 p., ilustraciones 14 Diario Oficial. México, 18 de octubre de 1871. 7 élites mexicanas decidieron no quedarse al margen de esta nueva moda de importar trabajadores asiáticos. Aún antes de su llegada, la sola idea de la presencia de chinos en territorio nacional suscitó una enconada polémica en la prensa a partir del año 187115. Los intelectuales, políticos y periodistas advertían acerca de los problemas que la inmigración china podría ocasionar en cuanto a una eventual miscegenación ahondando la degeneración de la raza mexicana, lo mismo que a conflictos políticos debido al seguro desplazamiento en el mercado laboral. Aprovechan la ocasión estos próceres para mostrar su preocupación paternalista y decir proteger a los “inválidos inditos” y a las “pobrecitas mujeres” de la invasión china, verdadero peligro nacional : “Los trabajadores y operarios indígenas poseen individual y colectivamente aquellas eminentes cualidades (de los trabajadores chinos), unidas a severa moral pública y privada (…) he admirado la moral estricta, la increíble sobriedad y extraordinaria resistencia corporal que caracterizan a los trabajadores indígenas de México (…) defender a nuestro gremio trabajador de una competencia desastrosa y del contagio de depravadas costumbres; ya que por el estado de ignorancia y miseria en que las agrupaciones indígenas se encuentran, el contacto chino puede producir grave degeneración, supuesto que para conjurar este peligro aquellas no poseen la fuerza moral que el bienestar económico y la cultura intelectual de las masas proporciona”.16 “Deslumbradas por el dinero (…) que les dan los chinos, viven en descarado concubinato con hombres de ojos atravesados. Sabemos que hay también chinos que se dedican a explotar la prostitución y para ello hacen frecuentes excursiones a Sinaloa y de allá traen mujerzuelas para especular con ellas”.17 En el contexto marcado por las ideas acerca de la importación de extranjeros como panacea del problema étnico de México, se delinearon dos grandes bandos: 1) el de los que estaban a favor de la importación de chinos, pero limitando de antemano su papel en la sociedad sólo como fuerza de trabajo, y 2) los que estaban radicalmente en contra de dicha inmigración, sin importar la función que se les asignara a los chinos, pues temían que estos, como lo habían hecho en otros países, se quedaran a radicar después de terminado su contrato abriendo así la posibilidad a enlaces sexuales con las mujeres nativas (que no podrían ser otras que las 15 Dicha polémica se suscitó en los siguientes periódicos en sus ediciones de octubre y noviembre de 1871: Diario Oficial, El Federalista en pro de la inmigración china. , mientras que El Siglo XIX, La Iberia, se oponía al proyecto de importar jornaleros chinos. 16 José María Romero. Comisión de Inmigración, encargada de estudiar la influencia social y económica de la inmigración asiática en México. México, Imp. De A. Carranza e Hijos, 1911. 17 El Toro del Once, periódico de Guaymas, Sonora, 23 de marzo de 1916. 8 pobres y las indias), con lo que se daría al traste al plan elitista de “mejorar la raza”. Pro-chinos y anti-chinos compartían, sin embargo, la misma visión estereotipada sobre el hombre chino y su civilización: “El pueblo chino, el más antiguo del mundo y a su vez el menos civilizado: acostumbrado a la miseria y dominado por la avaricia, niega a su cuerpo todas las ventajas no ya de una vida cómoda, sino medianamente higiénica:…sus alimentos favoritos son el té, el arroz, las ratas y muchas especies de reptiles, sus vicios predilectos, el juego y la embriaguez; sus habitaciones, desamuebladas y pequeñas sirven para dar albergue a un número considerable de huéspedes de ambos sexos que viven en familia, convirtiendo en inmundas pocilgas aquellas casas ahumadas y grasientas, donde se anida todo lo que pueda haber de más repugnante en el desenfreno de sus costumbres; siendo fatalistas, les preocupa muy poco la vida humana, que a menudo sacrifican…, la poligamia que es permitida en su país natal, ha destruido casi por completo el amor a la familia…; emplean la agudeza de su ingenio en inventar los medios más hábiles para adquirir la propiedad ajena; son dóciles no por virtud, sino por abyección y cobardía…18 De los pocos chinos que se aventuraron hasta las regiones del Golfo de México, se destaca el cantonés Carlos Chí por el liderazgo que ejerció entre sus connacionales. Su hijo del mismo nombre, nos proporcionó sabrosas anécdotas acerca de la convivencia chino-mexicana en el Puerto jarocho. Por ejemplo, nos contó como su tío José Luis Chí trabó amistad con un revolucionario de nombre José Antonio Roque, quien agradecido con aquél por haberlo ocultado en su panadería entre los sacos de harina cuando era perseguido por las fuerzas federales en 1914-15, intercedió a su favor años más tarde ante su jefe, el presidente de la república Pascual Ortiz Rubio, para nombrar a Chí su cocinero particular. La excelente cocina china ayudó, ni que dudarlo, a una mejor inserción de estos chinos a la vida del puerto. El día de la independencia china o en los días de carnaval, los chinos se agasajaban a sí mismos y a sus amigos jarochos con exquisiteces tales como el Tolú, el pollo en miel de abeja, el clásico chop suey o el róbalo crudo con coco, ante lo cual el paladar más exigente sucumbía de placer. Así como el mexicano para congraciarse con un amigo antes que nada le ofrece una copa, la cortesía china obliga primero a preguntar: “¿Ya comiste?”. Sin embargo esta anecdota no debemos engañarnos respecto al trato general dado a los chinos por los 18 El Siglo XIX. México, 24 de octubre de 1871. 9 veracruzanos, quienes con frecuencia los trataban de modo majadero. Al respecto recuerda Don Carlos Chí Torreblanca: “El mexicano se ha educado más ahora, antiguamente era un patán; era muy insultativo. A mí me traían, digo, nos insultaban, nos decían: ¡chinos come-ratas!, y luego a cada rato me andaban dando de trancazos. Ahora hay más entendimiento y están, los mexicanos, mejor educados. Ahora van los mexicanos a comer al restaurante de comida china y se dan cuanta que no somos chinos come-ratas. Antes eran muy ignorantes” (Veracruz, 2000 ) ¿Cómo hacían aquellos chinos vendedores de frutas y hortalizas, comerciantes, cantineros, restauranteros, panaderos, perfumeros, abarroteros, lavanderos, para aguantar insultos y agresiones provocados por los odios y envidias de sus congéneres nativos, que encontraban intolerable que aquellos les aventajaran en estrategia y lograran tener más clientela? Ganas y valor para responder el agravio no les faltaba a los chinos, pero sabiéndose en desventaja ó en inferioridad en un medio hostil, se aplicaban a sí mismos los proverbios de su milenaria sabiduría: “No hay que actuar cuando uno está enojado, actúa cuando no lo estés”. Así le aconsejaba su padre a Carlos Chí. Pero regresando a la caracterización racista típica del XIX, podemos encontrar otras muestras con evidentes ecos en la situación actual: “Forman el carácter de los hijos de Confucio la redomada astucia, la perseverancia casi sin límites y una moral (si es que tienen alguna) enteramente heterogénea de las más elementales nociones de la nuestra (…) el compatriotismo predomina entre los miembros de esta raza (…) es gente muy unida por lo que llega a ser tan formidable y perjudicial a la causa pública de los pueblos que incautamente admiten en su seno a tales extraños elementos. Si se añade lo antipático y repulsivo que en su totalidad es este mongol, ética y estéticamente considerado en su físico, en su moral, sus hábitos, su monstruosa lengua, verdadera matraca de monosílabos, se comprende (…) la animadversión general e instintiva en contra suya”.19 Sin embargo, con tal de satisfacer la necesidad de contar con fuerza de trabajo barata, las élites mexicanas dejaron de lado el asco y la repulsa que les ocasionaba la presencia china. El odio antichino en México se nutrió de las ideas del pensamiento racial euroamericano, que ya había estigmatizado al chino junto a las razas indias mexicanas como “razas inferiores”, colocándolas en los escalones más bajos de la escala evolutiva y estética de la humanidad. El prejuicio racial antichino en México también recibió la influencia del movimiento antichino 19 El Economista Mexicano. México, 16 de diciembre de 1891. 10 norteamericano que había logrado presionar lo suficiente para lograr de su gobierno la expedición en 1882 de una legislación discriminatoria en la forma de una Acta de Exclusión que prohibió el acceso de trabajadores chinos a los Estados Unidos. Y se puede distinguir una tercera corriente que alimentó las fobias racistas contra los trabajadores chinos, me refiero a la tradición de pensamiento de conquista heredado del sistema colonial racial de castas con su idea sobre la “limpieza de sangre” y el miedo a la degeneración a causa del previsible intercambio sexual entre los ”amarillos” (fumador de opio) y las “indias” mexicanas (bebedoras de pulque) de cuya unión, se pensaba de acuerdo a los clichés eugenésicoraciales en boga, no podía esperarse más que la procreación de seres degenerados. El odio antichino en México es un caso histórico, no inventado, que documenta que el racismo no es algo accidental, atribuible solamente a la acción de grupos señalados, sino que es una ideología que fundamenta al Estado en su tarea de proteger a la “raza” verdadera que debe sobrevivir. Demuestra también la forma en que se pudieron manipular los prejuicios raciales por grupos de ideología nacionalista y xenófoba en la consecución de ciertas metas económicas (apropiarse de la riqueza generada por los chinos) y políticas (movilizar a la población promoviendo el nacionalismo de defensa de la patria ante la amenaza racial). El relativo éxito de la colonia china en las actividades económicas y comerciales suscitó odio, frustración y envidias en ciertos sectores fuertemente nacionalistas, sobre todo en las provincias del norte de México, pero también en regiones del Golfo de México. Se crearon organizaciones para defender la “integridad racial” de la nación mexicana ante el “peligro amarillo”. En su propaganda nacionalista, esas organizaciones responsabilizaban a los chinos de todos los males (el desempleo, los bajos salarios, la prostitución) padecidos por los mexicanos pobres. Se nublaban las verdaderas causas del problema para encontrar en la población china un “chivo expiatorio” al que, por representar a un ser de tan bajo valor, se podía agredir sin ocasionar conflicto en la conciencia social. 11 La eliminación del chino se convirtió en una prioridad nacional. La animadversión antichina alcanzó tal nivel, que hizo de legislaturas locales y gobiernos estatales, específicamente Sonora, precursores de los nazis en cuanto a la aplicación de una auténtica política de “higiene racial”: en la década de los 20’s se prohibieron legalmente los matrimonios entre hombres chinos y mujeres mexicanas, a quienes se privó incluso de su nacionalidad y sus derechos ciudadanos por hacer vida conyugal con chinos. Al concluir la campaña antichina en 1934 con la expulsión de familias enteras chino-mexicanas de Sonora, Sinaloa, Baja California, Chihuahua, Tamaulipas y Veracruz, nadie podía extrañarse de la animadversión en China contra México. El cónsul mexicano en Hong Kong, Mauricio Fresco, advertía que la SER debía recomendar a las mexicanas casadas con chinos que se abstuvieran de hacer el viaje con sus maridos a China, ya que muchos de ellos tenían esposa en China antes de haber estado en México, por lo que de acuerdo a las leyes de aquel país el matrimonio con mexicanas quedaría anulado. En algunos casos, el hombre chino llevaba a su mujer mexicana a casa de su primera esposa, convirtiéndola así en concubina. Abandonada por la ley mexicana que le había retirado su nacionalidad, las mexicanas que llegaron a China en estas condiciones recibieron un trato discriminatorio. Ellas pagaron los platos rotos. El cónsul Fresco hablaba de 250 chinos expulsados de México, “…y había una enorme cantidad de mexicanas y desgraciadamente de niños. Salieron rumbo a Cantón y también será otro grupo de mujeres de quien jamás se sabrá de ellas”.20 En esta serie de medidas racistas, se emitieron además disposiciones para recluir a los chinos en barrios especiales y se les impidió el ejercicio de sus negocios con el fin de proteger la salud pública de las repugnantes enfermedades que, supuestamente, el chino portaba y transmitía. Estas acciones llevaron a sus últimas consecuencias los ideales del movimiento eugenésico, pues para proteger a la “raza” verdadera, se decidió eliminar física y políticamente, por medio del acoso, el asesinato y la expulsión, a los portadores de la amenaza de envilecimiento racial. El racismo de 20 En Felipe Pardiñas. Relaciones diplomáticas entre México y China, 1898-1948. SRE México, 1982, Tomo I, pp. 478-479 12 Estado se ejerció, aunque sólo fuese en regiones determinadas, sin cortapisas y abiertamente. Así lo exigía el interés mayor de la nación. Es muy importante tener presente que beneficiarios directos del racismo antichino fueron grupos como el de los sonorenses liderados por Plutarco Elías Calles, eventual presidente del país (1924-1928) y líder máximo de la revolución institucionalizada, personaje que hizo sus pinitos políticos en organizaciones antichinas en su natal Sonora. En esta región ha sido inobjetable la trascendencia del odio antichino, tal como lo muestra el hecho de que aún en 1965 se celebraba el 50 aniversario de la campaña antichina en Sonora como un triunfo en la defensa de la nacionalidad y de la raza.21 IV Si alguna de las corrientes migratorias ha ampliado de múltiples maneras la vida mexicana y, al mismo tiempo, ha revelado los límites auténticos de nuestra tolerancia ante el “Otro-extranjero”, ha sido sin duda la que llegó de la lejana China. La autoimagen de una sociedad “mestiza”,que por el simple hecho de serlo se vanaglorió como “territorio libre” de odios, envidias, acosos, crímenes de naturaleza racista, no puede ser sostenida por nadie que recuerde esta triste y desgraciada historia de los ciudadanos chinos en México y de sus mujeres e hijos mexicanos. El historiador puede constatar que la presencia china fue reducida a problemas de nota roja, de criminalidad y de salud pública; típicas estrategias racistas para justificar el acoso, el despojo y la violencia. La población china crecía ininterrumpidamente entre 1895 y 1910 en todo el país. Los censos de población registran la cantidad de 907 hombres y 22 mujeres de nacionalidad china (aunque estas fuesen de origen mexicano) en 1910 y señalan la existencia de 13 mil 203 hombres y 80 mujeres para 1910. La masa de población china nunca pudo ser considerada como una amenaza para la “integridad racial” de la nación mexicana. Por ejemplo, en Sonora, centro por antonomasia del antichinismo, la población china 21 Apología del 50 aniversario de la Campaña Nacionalista. 26 de mayo de 1915. 1915-1965. Sonora, México, 1965. 13 representaba entre el 4 al 6% de la población total. Mientras la colonia china en todo el país crecía hasta alcanzar la cifra de 14 498 personas según el censo de 1921, en Sonora la disminución causada por la violencia nacionalista fue evidente en este periodo de 1910 a 1921: de más de 6 mil chinos que había registrados en 1919 cayó la cifra a menos de 3 600 en 1921. Al finalizar la presidencia de Plutarco Elías Calles se contaba con el dispositivo legal necesario para hacer efectivo el ideal de los defensores de la “pureza racial” mexicana: excluir a los chinos del proyecto de construcción nacional. Eso se refleja en las cifras censales: en 1927 se registraban 24 218 hombres y 1772 mujeres; para 1930, en medio de lo más álgido de la campaña “unidos deschinatizaremos México” se redujo a 17 865 hombres y el número de “chineras” se incrementó levemente a 2 522; el censo de 1940 registra ya las consecuencias de la ya entonces concluida campaña nacionalista: 4 856 hombres por solo 110 mujeres. La antipatía social hacia los chinos se convirtió en una forma de discriminación racial. A causa de su “ilegal” situación migratoria, pero sobre todo por los hechos delictuosos en que algunos se involucraron (la guerra de los Tongs, por ejemplo), el chino quedó estigmatizado por siempre como un ser de “idiosincrasia criminal” y, por tanto, se le vio como la representación del asocial. Estos fueron los argumentos éticos y morales con los que la violencia antichina habría de justificar la apropiación de la riqueza generada por estos inmigrantes como una acción justa y legal. De esta manera, los comités antichinos establecidos en 17 estados del país, autodenominados también Comités de Salud Pública Proraza y orgánicamente integrados a la estructura del PNR, pugnaban por la satisfacción de 4 demandas básicas: 1) que las autoridades fijaran el porcentaje de chinos que podían residir en cada pueblo y ciudad, ordenando establecerlos en lugares especiales (guetos) para evitar el contacto y segregarlos del resto de la población; 2) que se expulsara del país (aplicar el art. 33) a los chinos sorprendidos en los juegos de azar, a los que traficaran o consumieran drogas, e incluso, a aquellos que padecieran enfermedades incurables y contagiosas (sarna, beri-beri, tracoma); 3) que se evitara la entrada clandestina de chinos al país y se 14 expulsara a los que no pudieran comprobar su estancia legal, y 4) que se prohibieran los matrimonios o la simple vida conyugal entre chinos y mexicanas, a fin de proteger a la “raza” mexicana de seguras degeneraciones. La importancia del prejuicio racial contra el extranjero “perverso” se dejó sentir como un reforzamiento de la identidad nacional de los mexicanos, quienes se “hermanaron” gracias a la placentera sensación de pertenecer a una “raza superior”, por lo menos, respecto al degradado chino. La perversidad, la maldad, la avaricia, la sensualidad incontrolada, todos ellos rasgos con los que se identificaba al chino (lo mismo que al indio, al negro, al judio) y que ocasionaban la repulsa, el asco, el pavor y otros miedos sociales, pudieron ser fijados por la iconografía de la época en una fisonomía temblorosa y débil. Los chinos fueron representados como seres agotados a causa de conductas depravadas, lo que contrastaba aún más negativamente con el “vigor racial” que una sociedad, como la mexicana, glorificaba y necesitaba para su expansión progresista. La percepción social hacia los chinos dio forma, en imágenes, al prejuicio racista de que la fealdad física de las personas revela su maldad espiritual22. Los prejuicios racistas nunca son inofensivos. 

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