TRUMP CONTRA MÉXICO
Un día si y otro también, las intervenciones públicas del presidente Trump tienen como objetivo a nuestro país, en forma negativa, a México y a su gobierno.
Recientemente señaló que cambiará el nombre del Golfo de México por el Golfo de América, quiere borrar un nombre, como un síntoma nugatorio, más que mejorar la nomenclatura en la geografía vecindaria bilateral.
Hace afirmaciones sin mostrar sustentos, simplemente dando sus dichos como verdad, lo que provoca confusiones, divisiones, confrontaciones y nuevas olas mediáticas y discursivas dentro de los países a los que alude, sea México, Canadá o cualquier otro país.
En Canadá ha contribuido al cambio de gobierno y propiciado la salida de Trudeau. En México se ha metido en la discusión sobre las acciones emprendidas en el contexto dentro la Estrategia Nacional de Seguridad y en función de minimizar tareas a fondo, emprendidas en varios frentes de batalla que, indudablemente, habrán de retomarse con mayor amplitud en el informe gubernamental de los 100 días, próximo en llegar.
El laboratorio en que ha devenido el estado de Sinaloa, en el caso de la geopolítica del crimen, la violencia, la narcodelincuencia, la Narcopolitica y próximamente el narcoterrorismo, ha atraído como un imán poderoso, la mirada crítica interna y externa; es claro que el estado se volvió la casa de uno de los dos cárteles más activos y de gran impacto nacional e internacional, como lo es el Cártel de Sinaloa, cuyos personajes son atractivos en muchos sentidos, desde 1984 hasta nuestros días, incluyendo los juicios relacionados en EU.
El fentanilo, una droga sintética ha cobrado un número de víctimas estadounidenses escandaloso, por su bajo costo, alta producción, trasiego e impacto de satisfacción. Ni dentro ni fuera de EU su combate ha sido exitoso. Por ello hay mucha sensibilidad en su entorno.
Combatir las drogas y quienes están en el negocio, desde su origen hasta el consumo final y sus tratamientos no genera discusión, sin embargo, la responsabilidad y las culpas en cada etapa de este trágico proceso, es un repartidor, que no logra construir un enemigo común para su combate unificado y con mayores y mejores resultados en los países que promueven una demanda y oferta perversa, que solo ha beneficiado a la delincuencia organizada y al círculo corrupto que los respalda.
Así, las diversas líneas de acción deben apoyar una gran estrategia que erradique esta hidra de muchas cabezas, en todos los frentes y etapas de su producción, distribución, comercialización y consumo, en un modelo corporativo y global; las sociedades lo demandan, los gobiernos deben hacer lo suyo y el combate y castigo no debe disminuir hasta no terminar con este trágico flagelo.
Las batallas mediáticas aprovechan estas dificultades para que quienes gobiernen o se oponen, lleven agua a su molino, sin embargo, el río revuelto es muy costoso y golpea también. Lo que se hace o deja de hacer en torno a las drogas. Entonces la política de seguridad sigue determinando la política de desarrollo, de todos los gobiernos y países.
Así las cosas. Un año muy ajetreado desde el inicio. En lo interno y lo externo, México en el ojo del huracán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario