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viernes, 4 de febrero de 2011

El movimiento fundamentalista islámico representa la oposición más fuerte en Egipto

El movimiento fundamentalista islámico representa la oposición más fuerte en Egipto

Elisabetta Piqué
Enviada especial


EL CAIRO.- "No queremos imponer la sharia -la ley islámica- ni queremos que Egipto se convierta en un Estado islámico, en un nuevo Irán. Eso es todo falso y es parte de la propaganda de Israel. Nosotros, como el pueblo, estamos con la revolución para que haya un cambio de régimen, para que Mubarak se vaya. Queremos que se desmantele el Parlamento, que haya una nueva Constitución y que cambie todo el régimen militar y paramilitar."

Con bigote y vestido de impecable traje gris, Yamal Hanefi, miembro de la Asociación de Abogados de la Hermandad Musulmana, rechaza todas las acusaciones que suelen hacerle a este grupo islámico, el principal de la oposición en Egipto.

Junto a otros 20 colegas togados, Hanefi participó ayer de la multitudinaria manifestación contra el régimen que hubo en esta capital y habló con LA NACION al hacer un alto en Shampillon Street, una de las calles que llevan a la plaza Tahrir.

Oficialmente proscripta, pero tolerada, la Hermandad Musulmana, un movimiento fundamentalista fundado en los años 30, representa la gran pesadilla de los regímenes laicos y de Occidente. El gran temor es que, si se va Mubarak, que durante años combatió a los movimientos integristas, se rompa el dique que los contenía y surja un nuevo Estado islámico, un nuevo Irán.

Hanefi y sus colegas, sin embargo, intentan disipar las sospechas. E intentan mostrar a su grupo -que normalmente es identificable por sus militantes barbudos y mujeres con hijab- como moderado. "Si llegamos al poder, será porque el pueblo lo quiere. Aspiramos al modelo turco, un Estado laico, pero que tiene en el gobierno un partido islámico moderado. Es totalmente equivocado decir que si llegamos al poder vamos a querer imponer un Estado islámico o una teocracia como en Irán. Eso no es cierto. Tampoco queremos imponer la sharia [ley islámica]", afirmó.

"Son los medios de comunicación que nos pintan así, pero en verdad somos gente normal. Ustedes no comprenden el islam. No es cierto que estamos en contra de los cristianos: la Hermandad Musulmana asiste desde hace décadas también a los cristianos", agregó.

En las elecciones parlamentarias de noviembre de 2005 Hanefi fue elegido diputado. Pero siempre fue muy limitada la tolerancia hacia su grupo. En 2005, cuando la Hermandad Musulmana se adjudicó un quinto de las bancas del Parlamento, sonó la alarma y en noviembre del año pasado sus candidatos fueron eliminados de la carrera electoral.

La fuerza de la Hermandad Musulmana, sin embargo, no se mide a través de escaños, sino de la penetración social de un movimiento que, década tras década, se fue ampliando, aprovechando los vacíos dejados por un Estado ineficiente y corrupto, según los analistas. El movimiento, de hecho, además de militar en universidades y mezquitas, progresivamente invadió los sindicatos y los grupos profesionales políticamente más activos: médicos, ingenieros y abogados.

La Hermandad también resultó favorecida por la crisis que golpeó a la clase media e hizo crecer a esa gran parte de la población que vive con menos de dos dólares diarios. Uno de los grandes éxitos de este grupo religioso conservador fue darle a la gente una suerte de seguro médico: la Hermandad, de hecho, controla en esta capital más de 50 hospitales y atiende a millones de pacientes.

"No entiendo por qué, después de haber hablado de reformas democráticas en el mundo árabe, estén tan obsesionados con nosotros. Europa y Estados Unidos deberían alentar el cambio. Si no, corremos el riesgo de vivir situaciones como las que estallaron en Túnez, donde hasta el final apoyaron a Ben Alí", dice Mahmoud Ahmad Madi, otro abogado de la Asociación de la Hermandad Musulmana.

Mohamed el-Baradei, ex director del OIEA y premio Nobel de la Paz en 2005, viene sosteniendo que no se puede excluir a la Hermandad Musulmana del proceso político. Durante la última semana de protestas, la Hermandad Musulmana mantuvo una posición cauta, por temor a la represión. Se estima que hay unos 3400 militantes de la Hermandad Musulmana en prisión.

"Nosotros estamos dispuestos a negociar con El-Baradei y con la oposición para formar un gobierno de salvataje. Pero nos negamos a cualquier conversión con gente del régimen, como Omar Suleimán, recientemente nombrado vicepresidente", dijeron los abogados.

-La minoría cristiana está aterrada ante la idea de que ustedes tomen el poder?

-No es verdad que estamos en contra de los cristianos. Impusimos una regla de que en nuestra asociación tiene que haber musulmanas y cristianas.

-¿Es cierto que si toman el poder quieren que el velo sea obligatorio para las mujeres?

-No es verdad. El islam no impone el velo. Son las mujeres las que deciden si quieren cubrirse o no.

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