Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

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miércoles, 4 de mayo de 2011

El atentado a las torres gemelas (una gran mentira)

El atentado a las torres gemelas (una gran mentira)

Antes de empezar el post, quisiera aclarar algo. Puede ser que esten de acuerdo con esto, o puede ser que piensen que es mentira, puede ser que crean en parte y tienen sus propias conclusiones, también puede ser que pienses que soy un loco de mierda por pensar en algo tan descabellado. Sea lo que sea, busco libertad de expresion

Las Torres Gemelas




ALTURA: 410 m., dividos en 110 plantas.
SUPERFICIE: Más de un millón doscientosmil metros cuadrados.
INSTALACIONES: 190 ascensores, cerca de 43.600 ventanas, aparcamiento con capacidad para 2.000 vehículos.
SISTEMAS DE SEGURIDAD: Pases de entrada. controles con fotografía y sus nombres comprobados en un terminal conectado con el FBI. detectores de explosivos y metales. Detectores de peso y contenido para vehículos.
OCUPACIÓN: 430 empresas de 28 países, en las que trabajaban 55.000 empleados. 150.000 visitas.
INSTALACIONES DEL COMPLEJO: Corporaciones bancarias, firmas de Wall Street, empresas de seguros, transporte, importación y exportación, compañías dedicadas a distintas actividades comerciales. También se encontraban ubicadas en estos edificios oficinas del Gobierno, una comisaría, 16 restaurantes, librerías, cafés, agencias de viajes, tiendas de regalos, un observatorio y una estación de metro.

El diseño del complejo se inició a principios de los años 1960 y la construcción en 1966. Las Torres Gemelas se terminaron en 1976, y expresaban a la perfección las ideas de su creador, Minoru Yamasaki, en cuanto a claridad de líneas, ausencia de elementos agresivos, y formas sencillas y comprensibles. Yamasaki murió en Bloomfield Hills, Míchigan, a los 73 años de edad.




Minoru Yamasaki



(Seattle, 1 de diciembre de 1912 - Bloomfield Hills, 6 de febrero de 1986) fue un arquitecto estadounidense.

Su proyecto principal, por el que llegó a ser conocido en todo el mundo, incluso por el público, fue el World Trade Center de Nueva York, destruido por los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. El diseño del complejo se inició a principios de los años 1960 y la construcción en 1966. Las Torres Gemelas se terminaron en 1976, y expresaban a la perfección las ideas de su creador, en cuanto a claridad de líneas, ausencia de elementos agresivos, y formas sencillas y comprensibles. Yamasaki murió en Bloomfield Hills, Míchigan, a los 73 años de edad.



Atentados



Cuatro aviones de pasajeros fueron secuestrados en ruta hacia el estado de California desde el Aeropuerto Internacional de Boston, el Aeropuerto Internacional Washington-Dulles y el Aeropuerto Internacional Libertad de Newark. Los cuatro aviones tenían como destino el estado de California, los tres primeros aviones hacia Los Ángeles y el último avión a San Francisco, por lo que sus depósitos de combustible iban llenos con unos 91.000 litros y unos 65.455 kg. Los dos primeros aviones impactaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center, el tercero contra el Pentágono en Washington DC y el cuarto en un campo abierto en Shanksville Pensilvania.

Algunos pasajeros y miembros de la tripulación de los aviones secuestrados pudieron llamar con sus teléfonos móviles, informando de que había varios secuestradores en cada avión. Un total de 19 fueron más tarde identificados por el FBI, cuatro en el vuelo United 93 y cinco en los otros tres vuelos.

Según revelaron los testimonios desde los propios aviones, los secuestradores habían tomado el control de éstos usando simples navajas con las que mataron a azafatas de vuelo y al menos a un piloto o pasajero. Según las investigaciones de la Comisión del 11-S, se tiene también constancia de que fue usado algún tipo de spray para retener a los pasajeros en la cabina de primera clase. Asimismo se amenazó con la presencia de una bomba en tres de los aviones; no fue así en el American Airlines 77. Según las conclusiones de esta comisión, se piensa que los avisos de bomba eran probablemente falsos.



En el cuarto avión, la caja negra reveló que los pasajeros, después de enterarse de que el resto de aviones habían sido estrellados deliberadamente, trataron de retomar el control de los aparatos, a lo que los secuestradores reaccionaron moviendo el avión en un fallido intento para someter a los pasajeros. De acuerdo con la grabación 9-1-1, uno de los pasajeros, Todd Beamer, pidió a la persona con quien hablaba por teléfono que rezara con él y al finalizar simplemente dijo "let's roll". Poco después, el avión se estrelló en un campo cercano a Shanksville en Pensilvania a las 10:03.11 am hora local. Existe un debate acerca del momento exacto en que el avión chocó contra el suelo ya que los registros sísmicos registran el impacto a las 10:06 am. Posteriormente el líder de Al Qaeda capturado Khalid Shaikh Mohammed dijo que el vuelo 93 tenía como objetivo el Congreso de los Estados Unidos.



Los atentados extendieron la confusión en todos los Estados Unidos. A lo largo del día se sucedió la publicación de todo tipo de informes y noticias sin confirmar y contradictorias. Una de las más persistentes fue la de que había estallado un coche bomba en la sede central del Departamento de Estado de los Estados Unidos, el edificio Trumann en Washington D.C.. Esta falsa noticia pasó por las agencias de noticias y llegó a ser publicada por varios periódicos ese día. Otro informe difundido por la agencia Associated Press afirmaba que el vuelo 1989, un avión Delta 767, había sido también secuestrado. La noticia resultó ser también un error, el avión había sido considerado brevemente como en riesgo de secuestro pero finalmente respondió a los controladores aéreos, aterrizando a salvo en el aeropuerto de Cleveland, Ohio.



Daños:



Aparte de las dos torres gemelas de 110 plantas cada una, cinco edificios del World Trade Center resultaron destruidos o muy dañados, entre ellos el edificio 7 del WTC y el hotel Marriott, cuatro estaciones del metro de Nueva York y la iglesia cristiana ortodoxa de San Nicolás. En total, en Manhattan 25 edificios sufrieron daños y siete edificios del complejo de negocios del World Trade Center fueron arrasados. Más tarde, el Deutsche Bank Building y Borough of Manhattan Community College's Fiterman Hall tuvieron que ser demolidos debido al estado en que quedaron. Actualmente, están a la espera de ser reconstruidos. Varios equipos de comunicaciones también sufrieron daños. Sin ir más lejos, las antenas de telecomunicaciones de la Torre Norte cayeron con su derrumbe, mientras que otras antenas de radio de torres colindantes resultaron también gravemente dañadas.



Víctimas:

Las muertes se contaron por miles, pereciendo exactamente 2.973 personas, incluyendo 246 muertos en los cuatro aparatos estrellados (ninguno de los pasajeros de los aviones secuestrados sobrevivió), 2.602 en Nueva York muertos tanto dentro de las torres gemelas como en la base de las mismas, y 125 muertos dentro del edificio del Péntagono. Entre las víctimas se contaban 343 bomberos del departamento de bomberos de Nueva York, 23 policías del departamento de policía y 37 policías de la autoridad portuaria de Nueva York y Nueva Jersey. A fecha de hoy, aún permanecen 24 personas más entre la lista de desaparecidos.

Según las cifras presentadas por el Departamento de Salud en enero de 2002, 247 latinos estuvieron entre los muertos del atentado terrorista de Al-Qaeda contra las Torres Gemelas, representando un 9% del total. De estos, 25 eran nacionales de la República Dominicana, 18 de Colombia, 13 de Ecuador, 6 de Cuba, 4 de Argentina y 1 de Chile. En otros sitios, se habla de 15 muertos de México, así como otros de El Salvador, Honduras, Jamaica, Perú, Venezuela, Paraguay y Guyana.

Los atentados supusieron el ataque terrorista de mayor importancia contra los Estados Unidos de América, superando al atentado de Oklahoma City cometido por los terroristas de ultraderecha Timothy McVeigh y Terry Nichols que causó 168 muertos y los ataques llevados a cabo por células de Al-Qaeda en 1998 contra embajadas de EEUU en los países africanos de Kenia y Tanzania.



Impacto del 11 de septiembre en la economía:



La economía estadounidense entró en una fase de recesión desde 2001 como resultado de la inseguridad y la desconfianza creciente en la seguridad del mundo occidental después de una década de crecimiento prácticamente ininterrumpido, a pesar de que la actividad económica ya había mostrado señales de agotamiento desde 1998, efecto de la crisis asiática, con la pérdida de más de un millón de empleos en el sector industrial entre los años 1999 y 2000.
Los ataques terroristas agravaron la situación al reducirse fuertemente el consumo como consecuencia del estado de psicosis de la población, que evitaba visitar sitios concurridos o viajar. El sector aéreo fue uno de los más afectados, pues la demanda de vuelos comerciales se redujo drásticamente, debido sobre todo al temor de que se repitieran las acciones terroristas, y también a la resistencia del público a someterse a las medidas rigurosas de seguridad en los aeropuertos. En un intento por aliviar esta situación, el Congreso aprobó un paquete financiero de 15 000 millones de dólares para el sector aéreo, en tanto que el gobierno de Bush adelantó un recorte adicional de los impuesto para revitalizar el consumo; esta medida tuvo efectos negativos en el presupuesto, ya de por si mermado por los gastos de la guerra.



Supuestos culpables:



El FBI, trabajando junto el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, identificó a 19 secuestradores fallecidos en apenas 72 horas. Pocos habían tratado de ocultar sus nombres o tarjetas de crédito, y eran casi los únicos pasajeros de origen árabe en los vuelos. Así, el FBI pudo determinar sus nombres y en muchos casos detalles, como la fecha de nacimiento, las residencias conocidas o posibles, el estado del visado, y la identidad específica de los sospechosos pilotos. El FBI publicó fotos de los 19 secuestradores, junto con la información sobre las posibles nacionalidades y sus apodos.

Las pesquisas del Gobierno de los Estados Unidos incluyeron la operación del FBI PENTTBOM, la mayor de la historia con más de 7000 agentes involucrados. Los resultados de esta determinaron que al-Qaeda y Osama bin Laden tenían la responsabilidad de los atentados. A idéntica conclusión llegaron los estudios encargados por el gobierno británico. Su declaración de una guerra santa contra los Estados Unidos, y una fatwa firmada por Bin Laden y otros llamando a matar a civiles estadounidenses en 1998, son consideradas por muchos como evidencia de su motivación para cometer estos actos.

El 16 de septiembre de 2001, Bin Laden negó cualquier participación en los atentados leyendo un comunicado que fue emitido por el canal de satélite qatarí Al Jazeera y posteriormente emitido en numerosas cadenas estadounidenses:


dijo:
Insisto que no llevé a cabo este acto, que parece haber sido ejecutado por individuos con sus propios motivos.

Osama bin Laden

Lo siguiente lo considero una prueba falsa y más adelante verán porque...

Sin embargo, en noviembre de 2001, las fuerzas de los Estados Unidos encontraron una cinta de video casera de una casa destruida en Jalalabad, Afganistán, en donde Osama bin Laden habla con Khaled al-Harbi. En varias secciones de la cinta, como en el párrafo citado a continuación, Bin Laden reconoce haber planeado los ataques:

Nosotros calculamos por adelantado la cantidad de bajas del enemigo, que morirían debido a su ubicación en la torre. Nosotros calculamos que los pisos que debían ser embestidos eran tres o cuatro pisos. Yo era el más optimista de todos (inaudible) debido a mi experiencia en este campo. Yo pensaba que el fuego de la gasolina en el avión derretiría la estructura de hierro del edificio y solamente haría colapsar el área donde el avión chocara y los pisos por encima. Eso era todo lo que esperábamos.

El 27 de diciembre de 2001, se difundió otro video de Bin Laden en el que afirma:

Occidente en general, y EEUU en particular, tienen un odio indecible por el islam... El terrorismo contra EEUU es benéfico y está justificado.



Respuesta internacional



Tras el 11-S, numerosos gobiernos aprobaron leyes antiterroristas o endurecieron las ya existentes, particularmente de cara al terrorismo islámico. Entre ellos estuvieron el Reino Unido, la India, Australia, Francia, Alemania, Indonesia, China, Canadá, Rusia, Pakistán, Jordania, Mauricio, Uganda y Zimbabue. Una consecuencia de dichas medidas fue la congelación de cuentas bancarias asociadas a Al-Qaeda.

Los servicios de seguridad e inteligencia de varios países (Italia, Malasia, Indonesia, Filipinas...) arrestaron tras los atentados a personas relacionadas con células varias de al-Qaeda.

Dichas medidas han sido objeto de críticas varias, que las ven como un atentado a las libertades individuales, como un recorte de derechos y, en general, como un aumento de la injerencia del Estado en la intimidad de los ciudadanos.

Particularmente conocido es el campo de detención de Guantánamo, base estadounidense en Cuba, donde se encuentran numerosos prisioneros capturados como combatientes ilegales. Dicho centro, criticado por Amnistía Internacional, la Unión Europea, la ONU y numerosas organizaciones más, ha sido reiteradamente denunciado como una violación de los Derechos Humanos.

Repercusiones Internacionales

Los ataques tuvieron ramificaciones globales. Gobiernos, asociaciones y medios de comunicación lo condenaron en todo el mundo. Especialmente famoso fue el titular del periódico francés Le Monde: Nous sommes tous Américains (Somos Todos Estadounidenses)

Tras los atentados, la administración Bush declaró la llamada guerra contra el terrorismo, con los objetivos de llevar a Osama bin Laden y al-Qaeda a la justicia y prevenir la acción de redes terroristas anti-estadounidenses. Estos objetivos se conseguirían a través de sanciones económicas y militares contra estados percibidos como protectores de terroristas y aumentando la vigilancia e inteligencia global.

Aproximadamente un mes después de los ataques, los Estados Unidos de América, con la colaboración de una coalición internacional, invadió Afganistán, cuyo gobierno había dado apoyo a fuerzas de Al-Qaeda. Particularmente importante fue el apoyo del gobierno pakistaní, que tras los atentados se alineó con Estados Unidos, cediéndole bases para la guerra en Afganistán y arrestando a más de 600 sospechosos de colaborar con al-Qaeda.



Human Rights Watch responde a los ataques en los Estados Unidos



La vida civil debe ser respetada
(Nueva York, 12 de septiembre de 2001) — Condenamos los crueles ataques realizados ayer en la ciudad de Nueva York y Washington, y deseamos expresar nuestras más sentidas condolencias a las víctimas y sus familiares. Este no fue simplemente un asalto a una Nación o a un pueblo, sino también a los principios de respeto a la vida humana protegidos universalmente. Instamos a todos los gobiernos a que se unan a la investigación sobre este crimen con el fin de prevenir actos similares y hacer comparecer ante la justicia a aquellos que fueron sus responsables.

Anoche el Presidente Bush afirmó que los Estados Unidos no harán distinción entre los que cometen los ataques y aquellos que los cobijan. Sin embargo, se deben realizar algunas distinciones: entre los culpables y los inocentes; entre los autores y los civiles que viven en los alrededores; entre quienes cometen estas atrocidades y quienes simplemente comparten sus creencias religiosas, raíces étnicas o nacionalidad. Personas comprometidas con la justicia, el derecho y los derechos humanos nunca deben descender a los niveles de los ejecutores de estos actos. Esta es la distinción más importante.

Hay quienes en el mundo consideran que en la lucha contra el terrorismo los fines justifican los medios. Sin embargo, ésta es la lógica del terrorismo. Por ello cualquiera que sea la respuesta a este acto de barbarie deberá repudiar ésta lógica. Mas bien, se deben preservar los principios que se vieron vulnerados el día de ayer, respetando la vida de seres inocentes y la vigencia del derecho internacional. Esta es la forma adecuada de rechazar la victoria de estos criminales.




Guerra de Afganistán



El primer paso dado por EEUU en la Guerra contra el Terrorismo fue la invasión de Afganistán el 7 de octubre de 2001 por fuerzas de la OTAN y la Alianza del Norte con apoyo de las Naciones Unidas, ante la negativa del gobernante régimen talibán de entregar a Osama bin Laden, que supuestamente se había refugiado en ese país.

El 13 de noviembre de 2001, la capital Kabul fue tomada por la Alianza del Norte y el gobierno quedó en manos de EEUU/OTAN y la Alianza del Norte. Desde entonces Al Qaeda y los talibán se han unido y reorganizado como guerrilla insurgente. Bin Laden no ha podido ser capturado.

Guerra de Iraq de 2003



El segundo paso de la Guerra contra el Terrorismo de EEUU fue la invasión de Iraq el 20 de marzo de 2003. Esta acción militar fue realizada por Estados Unidos y Gran Bretaña sin autorización de las Naciones Unidas. Además España, Italia y otros países, se aliaron con EEUU en esta acción y enviaron ayuda humanitaria a la zona. Estados Unidos sostuvo que la invasión era indispensable debido a que Iraq poseía armas de destrucción masiva ocultas. La invasión desencadenó una guerra, con cientos de muertos, y causó el derrocamiento del gobierno encabezado por Saddam Hussein el 9 de abril de 2003. Una vez controlado el país, no se encontraron armas de destrucción masiva. Estados Unidos sostuvo entonces que la razón de la invasión se debía a que existían informaciones de los servicios de inteligencia que permitían suponer que Saddam Hussein mantenía relaciones secretas con Al-Qaeda. Recientes informes indican que nunca hubo una relación de Hussein con Al-Qaeda, y el presidente Bush trató de relacionar a Iraq con la guerra contra el Terrorismo.

Bombardeo sore Irak



Desde entonces varios grupos iraquíes opositores a la invasión han organizado un movimiento de resistencia que se ha mostrado muy activo en la realización de ataques contra objetivos militares. Paralelamente, luego de la invasión, Al Qaeda también se ha podido instalar en Irak, en donde realiza fundamentalmente atentados de naturaleza terrorista.



Hipótesis conspirativas

Desde que se produjeron los atentados han surgido varías hipótesis a las que se suele agrupar bajo la denominación de teorías conspirativas

En general, en estas teorías se cuestionan la posibilidad de que un Boeing 757 hubiera embestido contra el Pentágono; que las Torres Gemelas o la Torre Nº 7 del World Trade Center hubieran podido no derrumbarse a causa del impacto de los aviones, sino como consecuencia de la colocación de cargas explosivas, en una demolición hecha a control remoto; que en el vuelo 93 de United hubiera existido un enfrentamiento entre los pasajeros y los terroristas... Por lo general estos autores afirman haber encontrado incongruencias que ponen en duda toda la versión gubernamental. Algunas de las supuestas inconsistencias que los críticos mencionan serían el hecho de que, en teoría, era imposible que un avión pudiera acercarse al Pentágono sin accionar las defensas antiaéreas o que el FBI hubiese localizado el pasaporte intacto de uno de los terroristas dentro de los restos humeantes del World Trade Center.
En cuanto a los autores, algunas de estas teorías sostienen que algunos miembros del gobierno de los Estados Unidos conocían los planes de atentar contra las torres gemelas pero no hicieron nada para impedirlos. Otras llegan incluso a acusar directamente al propio gobierno de Estados Unidos de planear y ejecutar los atentados.

Thierry Meyssan



Entre los principales opositores a la versión dada por el gobierno estadounidense se encuentra el periodista francés y director de la web de extrema izquierda Red Voltaire Thierry Meyssan, quien escribió un libro titulado La gran impostura . En su trabajo, Meyssan exhibe una serie de razones y argumentos por los que, según él, no es posible dar por cierta la versión gubernamental.

David Ray Griffin



tro de los más acérrimos críticos es el profesor estadounidense David Ray Griffin, autor del libro Desenmascarando el 11-S donde hace un análisis punto por punto de los hechos ocurridos el 11 de septiembre de 2001. Griffin afirma haber encontrado al menos 115 fallos lógicos graves en la versión "oficial" de los atentados.




Bueno, de ahora en adelante, les voy a mostrar las pruebas y razones por las que creo que esto no es tan así como se dijo...

En estos vídes se ve evidencia de demolición y bombas:





link: http://www.videos-star.com/watch.php?video=bIHlWyuxhFc





link: http://www.videos-star.com/watch.php?video=StARyuHvU-Y&feature=related

Fragmento de Zeitgeist

Video que muestra los testimonios de algunos sobrevivientes del 9/11 que dicen haber escuchado varias explosiones (editado por mí)




link: http://www.videos-star.com/watch.php?video=vMsOxYGR7Us

Razones...

...Por las que a el gobierno estadounidense le convenía este atentado:

- Tuvieron una excusa para invadir Afganistán y sacaron plata de eso.
- Generaron un sentimiento de miedo y rechazo en sus habitantes (el miedo es un instrumento fuerte para meter mentiras en la cabeza de la gente) y también tuvo el mismo efecto en muchos países del mundo.
- Bush pudo comenzar ese movimiento de guerra contra el terrorismo.
- Excusa para invadir Irak y empezar una guerra.

...Para no creerle a el gobierno estadounidense:

- En todos los videos del derrumbe de las torres, parece más una demolición, por como se van cayendo de arriba a abajo, muchos sobrevivientes dijeron escuchar varias explociones.
- Se difundió un video en el que se veía a Bin Laden confesando ser el responsable, pero luego de examinarlo, se llego a la conclusión de que no era él, ya que había diferencias en su aspecto.
- El avión estrellado en el Pentágono nunca fue encontrado, y con toda la tecnología que tienen, ¿no podrían habar detectado que un avión se le iba a estrellar?
- Las torres no podrían haberse derrumbado por el impacto lateral del avión.
- Supuestamente fuerzas policiales encontraron un documento de uno de los secuestradores (intacto?, en estado como para ser reconocido como documento?), pasó a través del impacto, de las explociones y el fuego, y en perfecto estado?
- Ya nos mintieron con la llegada a la Luna.

115 omisiones y distorsiones graves de la versión oficial del 11-S
por David Ray Griffin

Sigue sin haber una versión oficial sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001. No se ha abierto investigación judicial alguna sobre los propios atentados ni la menor investigación parlamentaria. No hay más que una versión gubernamental recogida en un informe presentado por una comisión presidencial. El profesor David Ray Griffin, autor de una obra de referencia en la que estudia ese informe, encontró en ese texto 115 mentiras aquí enumeradas.

Para cada mentira nos referiremos a los análisis que hace el profesor David Ray Griffin en su obra Omisiones y manipulaciones de la Comisión Investigadora; (The 9/11 Commission Report: Omissions And Distortions). Las cifras que aparecen entre paréntesis se refieren a las páginas de la edición original estadounidense de ese libro.

1.
Omisión de la prueba de que por lo menos 6 de los supuestos secuestradores aéreos (entre ellos Waled al-Shehri, acusado por la Comisión de haber apuñalado a una azafata del vuelo UA11 antes del choque del avión contra la torre norte del World Trade Center) están vivos actualmente (19-20).

2.
Omisión de pruebas sobre Mohamed Atta (como su pronunciada inclinación por la bebida, por la carne de puerco y las exhibiciones eróticas privadas) que contradicen las afirmaciones de la Comisión de que Atta se había convertido en un fanático religioso (20-21).

2.
Confusión voluntariamente creada alrededor de las pruebas que demuestran que Hani Hanjur era tan mal piloto que nunca hubiera sido capaz de lograr estrellar un avión de pasajeros contra el Pentágono (21-22).

4.
Omisión del hecho que las listas de pasajeros (flight manifests) que se hicieron públicas no contenían ningún nombre árabe (23).

5.
Omisión del hecho que nunca, ni antes ni después del 11 de septiembre, se ha visto que un incendio haya provocado el desplome total de un edificio con estructura de acero (25).

6.
Omisión del hecho que los incendios de las Torres Gemelas no fueron ni extremadamente extensos ni especialmente intensos y que ni siquiera duraron mucho tiempo comparados con otros incendios ocurridos en rascacielos (con estructuras) similares sin que estos últimos se desplomaran (25-26).

7.
Omisión del hecho que, dada la hipótesis que el incendio provocó los derrumbes, la torre sur, que fue golpeada después que la torre norte y afectada por un incendio de menor intensidad, no debería haber sido la primera en desplomarse (26).

8.
Omisión del hecho que el edificio n°7 del World Trade Center (contra el cual no se estrelló ningún avión y que sólo sufrió pequeños incendios muy localizados) también se desplomó, hecho sobre el cual la Agencia Federal para el Manejo de Situaciones de Emergencia (FEMA) confesó que no podía ofrecer ninguna explicación (26).

9.
9. Omisión del hecho que el derrumbe de las Torres Gemelas (y el del edificio n°7) presenta al menos 10 características de haber sido producto de una demolición controlada (26-27).

10.
Afirmación según la cual el núcleo de la estructura de cada una de las Torres Gemelas era «un pozo de acero vacío», afirmación que niega la presencia de 47 columnas de acero macizo que eran en realidad el centro de cada torre. Según la teoría del «apilamiento de pisos» (the «pancake theory») que explica los derrumbes, varias decenas de metros de esas columnas de acero macizo debieran haber quedado en pie (27-28).

11.
Omisión de la declaración de Larry Silverstein [el propietario del WTC], declaración según la cual el propio Silverstein en coordinación con los bomberos decidió «demoler» –en lenguaje técnico (to «pull»)– el edificio n°7 (28).

12.
Omisión del hecho que el acero de los edificios del WTC fue rápidamente recogido del lugar de los hechos y enviado al extranjero por vía marítima ANTES de que pudiera ser analizado en busca de huellas de explosivos (30).

13.
Omisión del hecho que el edificio n°7 había sido evacuado antes de su derrumbe, lo implica que la razón que se dio oficialmente para acelerar lo más posible la recogida del acero [en aquel lugar] (porque podía haber sobrevivientes bajo los escombros) no tenía ningún sentido en el caso de este edificio (30).

14.
Omisión de la declaración del alcalde R. Giuliani quien dijo que se le advirtió de antemano que el WTC iba a derrumbarse (30-31).

15.
Omisión del hecho que Marvin Bush, hermano del presidente estadounidense, y su primo Wirt Walker III eran los directores de la compañía encargada de garantizar la seguridad del WTC (31-32).

16.
Omisión del hecho que el ala oeste del Pentágono, [la misma que fue impactada el 11 de septiembre], era precisamente, por diversas razones, la que menos posibilidades tenía de ser blanco de los terroristas de al-Qaeda (33-34).

17.
Omisión de toda discusión tendiente a determinar si los daños que sufrió el Pentágono correspondían realmente con los daños que podría haber provocado el impacto de un Boeing 757 desplazándose a varios cientos de kilómetros por hora (34).

18.
Omisión del hecho que existen fotos que demuestran que la fachada del ala oeste no se derrumbó hasta 30 minutos después del impacto y que el orificio de entrada es demasiado pequeño para el diámetro de un Boeing 757 (34).

19.
Omisión de todo testimonio contradictorio sobre la presencia o la ausencia de pedazos visibles de un Boeing 757, ya sea dentro o fuera del Pentágono (34-36).

20.
Ausencia total de discusión tendiente a determinar si el Pentágono disponía de un sistema de defensa antimisiles capaz de derribar un avión de pasajeros, aún cuando la Comisión sugirió que los terroristas de al-Qaeda decidieron no atacar una central nuclear precisamente porque pensaron que esta dispondría de ese tipo de defensa (36).

21.
Omisión del hecho que las imágenes provenientes de diferentes cámaras (incluyendo las de la gasolinera que se encuentra frente al Pentágono, confiscadas por el FBI inmediatamente después del impacto) podrían ayudar a determinar qué fue realmente lo que impactó el Pentágono (37-38).

22.
Omisión de la alusión del secretario de Defensa D. Rumsfeld a «un misil [utilizado] para golpear [el Pentágono]» (39).

23.
Aprobación aparente de la respuesta, totalmente insatisfactoria, a la pregunta tendiente a saber por qué los agentes del Servicio Secreto permitieron que el presidente Bush permaneciera en la escuela de Sarasota cuando, según la versión oficial, deberían haber pensado que un avión secuestrado podía tener esa misma escuela como blanco (41-44).

24.
Fracaso en explicar por qué el Servicio Secreto no pidió una escolta de aviones de caza para [el avión presidencial] Air Force One (43-46).

25.
Afirmaciones según las cuales en el momento en que el cortejo presidencial llegó a la escuela [de Sarasota], ninguno de los asistentes sabía que varios aviones habían sido secuestrados (47-48).

26.
Omisión del informe según el cual el secretario de Justicia John Ashcroft había recibido una advertencia para que dejara de viajar en líneas aéreas comerciales antes del 11 de septiembre (50).

27.
Omisión de la afirmación de David Schippers de que, basándose en informaciones provenientes de agentes del FBI sobre posibles ataques en el sur de Manhattan, él había tratado infructuosamente de transmitir dicha información al secretario de Justicia John Ashcroft durante las 6 semanas anteriores al 11 de septiembre (51).

28.
Omisión de toda mención sobre el hecho que agentes del FBI afirmaron tener conocimiento de los blancos y fechas de los ataques [terroristas] mucho antes de los hechos (51-52).

29.
Afirmación, mediante una refutación circular que da la cuestión por resuelta, de que el desacostumbrado volumen de compras de acciones en baja antes del 11 de septiembre no implica que los compradores supieran de antemano que los ataques iban a producirse (52-57).

30.
Omisión de los informes según los cuales el alcalde [de San Francisco] Willie Brown y ciertos responsables del Pentágono fueron advertidos de que no debían tomar el avión del 11 de septiembre (57).

31.
Omisión del informe según el cual Osama ben Laden, que ya en aquel entonces era el criminal más buscado por Estados Unidos, fue atendido en julio de 2001 por un doctor estadounidense en el hospital estadounidense de Dubai y que recibió allí la visita de un agente local de la CIA (59).

32.
Omisión de los artículos que sugieren que, después del 11 de septiembre, el ejército estadounidense permitió deliberadamente la fuga de Osama ben Laden (60).

33.
Omisión de informes, entre ellos el que reportaba la visita del jefe de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita a Osama ben Laden en el hospital de Dubai, que entran en contradicción con la versión oficial de que la familia de Ben Laden y su país han renegado de este (60-61).

34.
Omisión del resumen de Gerald Posner sobre el testimonio de Abu Zubaydah, según el cual tres miembros de la familia real saudita (que murieron los tres misteriosamente con sólo 8 días de intervalo) estaban financiando a al-Qaeda y conocían de antemano la realización de los ataques del 11 de septiembre (61-65).

35.
Desmentido de la Comisión sobre el descubrimiento de una prueba del financiamiento de los sauditas a al-Qaeda (65-68).

36.
Desmentido de la Comisión sobre el descubrimiento de una prueba que demuestra que dinero perteneciente a la esposa del príncipe Bandar, la princesa Haifa, fue entregado a agentes de al-Qaeda (69-70).

37.
Desmentido, que simplemente ignoró la diferencia existente entre vuelos privados y vuelos comerciales, sobre el hecho que el vuelo privado en el que varios sauditas viajaron el 13 de septiembre desde Tampa hasta Lexington violó los reglamentos sobre el espacio aéreo establecidos en aquella fecha (71-76).

38.
Desmentido sobre la autorización extendida a varios sauditas para que salieran del territorio de Estados Unidos poco después del 11 de septiembre sin que esas personas fuesen sometidas a una investigación apropiada (76-82).

39.
Omisión de la prueba que demuestra que el príncipe Bandar obtuvo una autorización especial de la Casa Blanca para los vuelos de los sauditas (82-86).

40.
Omisión de la afirmación de Coleen Rowley según la cual responsables del Cuartel General del FBI habían visto el memo de Phoenix del agente Kenneth Williams (89-90).

41.
Omisión del hecho que el agente del FBI en Chicago Robert Wright afirma que el Cuartel General del FBI cerró su investigación sobre una célula terrorista y trató posteriormente de intimidarlo para impedir que publicara un libro en el que relata sus experiencias (91).

42.
Omisión de la prueba que demuestra que el Cuartel General del FBI saboteó el intento de Coleen Rowley y de otros agentes [del FBI] de Minneapolis de obtener una orden de búsqueda para conseguir la computadora de Zacarias Moussaoui (91-94).

43.
Omisión de las tres horas y media de testimonio que prestó ante la Comisión la ex traductora del FBI Sibel Edmonds que, según una carta que ella misma hizo pública y que dirigió al presidente [de la Comisión] Kean, revelaba serias disimulaciones por parte de responsables del FBI en relación con el 11 de septiembre y dentro del propio Cuartel General del FBI (94-101).

44.
Omisión del hecho que el general Mahmud Ahmad, jefe del ISI [los Servicios de Inteligencia pakistaníes], se encontraba en Washington una semana antes del 11 de septiembre y que se reunió allí con el director de la CIA, George Tenet, así como con otros altos responsables estadounidenses (103-04).

45.
Omisión de la prueba que demuestra que Ahmad, el jefe del ISI [los Servicios de Inteligencia pakistaníes] ordenó el envío de 100 000 dólares a Mohamed Atta antes del 11 de septiembre (104-07).

46.
Afirmación de la Comisión de que no encontró prueba alguna de que algún gobierno extranjero, incluyendo al de Pakistán, haya financiado a agentes de al-Qaeda (106).

47.
Omisión del informe según el cual la administración Bush presionó a Pakistán para que Ahmad fuese destituido de su cargo de jefe del ISI después de la divulgación de la información que revelaba que este había ordenado el envío de dinero del ISI a Mohamed Atta (107-09).

48.
Omisión de la prueba que el ISI (y no sólo al-Qaeda) se encontraba detrás del asesinato de Ahmad Shah Massud (el comandante de la Alianza del Norte en Afganistán) que se produjo precisamente después de un encuentro que duró una semana entre responsables de la CIA y del ISI (110-112).

49.
Omisión de la prueba que demuestra que el ISI está implicado en el secuestro y posterior asesinato de Daniel Pearl, periodista del Wall Street Journal (113).

50.
Omisión del informe de Gerald Posner según el cual Abu Zubaydah afirmó que un oficial militar pakistaní, Mushaf Ali Mir, que mantenía estrechos vínculos con el ISI y con al-Qaeda sabía de antemano de los ataques del 11 de septiembre (114).

51.
Omisión de la predicción que hizo, en 1999, Rajaa Gulum Abbas, agente del ISI, de que las Torres Gemelas «se derrumbarían» (114).

52.
Omisión del hecho que el presidente Bush y otros miembros de su administración se refirieron repetidamente a los ataques del 11 de septiembre como «oportunidades» (116-17).

53.
Omisión del hecho que el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano («The Project for the New American Century»), muchos de cuyos miembros se convirtieron en figuras claves de la administración Bush, publicó en el año 2000 un documento que decía que un «nuevo Pearl Harbour» ayudaría a conseguir fondos para una rápida transformación tecnológica del aparato militar estadounidense (117-18). Más información: ver Proyecto para el Nuevo Siglo Americano en nuestra sección de Vídeos.

54.
Omisión del hecho que Donald Rumsfeld, quien fue presidente de la comisión del US Space Command y había recomendado aumentar el presupuesto destinado a este, se valió de los ataques del 11 de septiembre, en la tarde de ese mismo día, para garantizar esos fondos (119-22).

55.
No se mencionó que las tres personas responsables del fracaso de los esfuerzos por prevenir los ataques del 11 de septiembre (el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el general Richard Myers y el general Ralph Eberhart) eran también los tres principales promotores del US Space Command (122).

56.
Omisión del hecho que Unocal había declarado que los talibanes no podían garantizar la seguridad adecuada para emprender la construcción de sus pipelines (para petróleo y gas) a partir de la cuenca del Caspio y a través de Afganistán y Pakistán (122-25).

57.
Omisión del informe según el cual representantes de Estados Unidos dijeron durante un encuentro, en julio de 2001, que ya que los talibanes rechazaban su proposición de construir un oleoducto, una guerra contra ellos comenzaría en octubre (125-26). Más información: ver Confrontando la evidencia en nuestra sección de Vídeos.

58.
Omisión del hecho que en su libro, publicado en 1997, Zbigniew Brzezinski escribía ya que para que Estados Unidos pueda mantener su predominio global es necesario que ese país controle el Asia central, con sus vastos recursos petrolíferos, y que un nuevo Pearl Harbour sería útil para obtener el apoyo de la opinión pública estadounidense a esos designios imperiales (127-28).

59.
Omisión del hecho que miembros claves de la administración Bush, entre ellos Donald Rumsfeld y su delegado Paul Wolfwitz, se esforzaron durante muchos años por desatar una nueva guerra contra Irak (129-33).

60.
Omisión de los apuntes de las conversaciones de Donald Rumsfeld correspondientes al 11 de septiembre que demuestran que este estaba decidido a utilizar los ataques como pretexto para desatar una guerra contra Irak (131-32).

61.
Omisión de la declaración que aparece en el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, según la cual «la necesidad de una fuerte presencia estadounidense en el Golfo va más allá del tema del régimen de Sadam Husein» (133-34).

62.
Afirmación según la cual el protocolo de la FAA (Federal Aviation Agency) sobre lo sucedido el 11 de septiembre requería un largo proceso de aplicación que tenía que pasar por varias etapas de la cadena de mando cuando el propio Informe Oficial [de la Comisión] cita pruebas de lo contrario (158).

63.
Afirmación según la cual en aquellos días sólo dos bases de la fuerza aérea estadounidense del sector noreste del NORAD (North American Aerospace Defense Command o Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte) mantenían cazas en alerta y, en particular, que no había aviones de combate en alerta en las bases de McGuire y de Andrews (159-162).

64.
Omisión del hecho que la base Andrews de la fuerza aérea estadounidense tenía varios aviones de caza en alerta permanente (162-64).

65.
Aceptación de la doble afirmación según la cual el coronel Marr, del NEADS (North East Air Defense Sector), tenía que comunicarse telefónicamente con un superior para que este lo autorizara a enviar aviones de caza desde [la base] de Otis y que necesitó 8 minutos para realizar esa llamada (165-66).

66.
Aprobación de la afirmación según la cual la pérdida de la señal del transpondedor de un avión hace prácticamente imposible la localización de la nave por los radares militares estadounidenses (166-67).

67.
Afirmación según la cual la intercepción de Stewart Payne no demostró que el tiempo de respuesta del NORAD en el caso del vuelo AA11 fue extraordinariamente lento (167-69).

68.
Afirmación según la cual los cazas de la base de Otis se mantuvieron en tierra durante 7 minutos después de haber recibido la orden de despegue porque no sabían adónde volar (174-75).

69.
Afirmación según la cual las fuerzas armadas estadounidenses no sabían del desvío del vuelo UA175 hasta las 9h30, momento exacto en que este vuelo se estrelló contra la torre sur del WTC (181-82).

70.
Omisión de toda explicación sobre (a) la razón por la cual un informe anterior del NORAD, según el cual la FAA notificó a los militares el desvío del vuelo UA175 a las 8h43, se considera ahora como falso y (b) cómo fue que ese informe, si era falso, pudo ser publicado y se mantuvo como válido durante cerca de 3 años (182).

71.
Afirmación según la cual la FAA no estableció la teleconferencia sino a partir de las 9h20 de aquella mañana (183).

72.
Omisión del hecho que un memo de Laura Brown, de la FAA, afirma que la teleconferencia se estableció sobre las 8h50 y que trató precisamente sobre el desvío del vuelo UA175 (183-84, 186).

73.
Afirmación según la cual la teleconferencia del NMCC, (Centro de Mando Militar o National Military Command Center) no comenzó antes de las 9h29 (186-88).

74.
Omisión, en la afirmación de la Comisión de que el vuelo AA77 no se desvió de su trayectoria antes de las 8h45, del hecho que la hora mencionada en informes anteriores fue las 8h46 (189-90).

75.
Fracaso en mencionar que el anuncio de la caída de un jet en Kentucky, poco después del momento en que el vuelo AA77 desapareciera del radar de la FAA, fue tomada lo bastante en serio por los responsables de la FAA y de la unidad antiterrorista del FBI como para que estos la enviaran a la Casa Blanca (190).

76.
Afirmación según la cual el vuelo AA77 voló durante cerca de 40 minutos por el espacio aéreo estadounidense en dirección a Washington sin ser detectado por los radares militares (191-92).

77.
Fracaso en explicar, si el anterior informe del NORAD según el cual se le informó a este –a las 9h24– que la trayectoria del vuelo AA77 era «incorrecta», cómo fue que ese informe erróneo pudo salir a la luz, o sea que se trata de saber si los responsables del NORAD mintieron o si fueron «embaucados» durante cerca de tres años (192-93).

78.
Afirmación según la cual los aviones de combate de Langley, que según dijera primeramente el NORAD fueron enviados a interceptar el vuelo AA77, fueron realmente desplegados como respuesta a un informe erróneo de un controlador (no identificado) de la FAA de las 9h21 de que el vuelo AA11 se encontraba aún en vuelo y que se dirigía hacia Washington (193-99).

79.
Afirmación según la cual los militares no fueron contactados por la FAA sobre el probable secuestro del vuelo AA77 antes del impacto contra al Pentágono (204-12).

80.
Afirmación de que Jane Garvey no se sumó a la videoconferencia de Richard Clarke hasta las 9h40, o sea después del impacto contra el Pentágono (210).

81.
Afirmación de que ninguna de las teleconferencias logró coordinar la FAA y las respuestas de los militares a los secuestros porque «ninguna [de las mismas] incluía a los responsables adecuados en el seno de la FAA y del Departamento de Defensa », aunque Richard Clarke dice que su propia videoconferencia incluía a la directora de la FAA Jane Garvey, al secretario de Defensa Donald Rumsfeld y al general Richards Myers, jefe interino de las Fuerzas Armadas (211).

82.
Afirmación de la Comisión según la cual esta no sabía qué miembros del Departamento de Defensa participaron en la videoconferencia con Richard Clarke cuando el propio Clarke afirma en su libro que se trataba de Donald Rumsfeld y del general Myers (211-212).

83.
Aprobación de la afirmación del general Myers de que él se encontraba en el Capitolio durante los ataques sin mencionar el informe contradictorio de Richard Clarke, según el cual Myers estaba en el Pentágono y participó en la videoconferencia con Clarke (213-17).


84. Fracaso al mencionar la contradicción entre el testimonio de Clarke sobre los movimientos de Rumsfeld de aquella mañana y las declaraciones del propio Rumsfeld (217-19).

85.
Omisión del testimonio del secretario de Transporte Norman Mineta ante la propia Comisión, testimonio según el cual el vicepresidente Cheney y las demás [personas presentes] en el refugio subterráneo habían sido advertidas a las 9h26 de que un avión se acercaba al Pentágono (220).

86.
Afirmación según la cual los responsables del Pentágono no sabían que un avión se estuviera acercando a ellos antes de las 9h32, las 9h34 o las 9h36, o sea sólo minutos antes que el edificio fuera impactado (223).

87.
Aceptación de dos versiones que se contradicen entre sí sobre el aparato que impactó el Pentágono: una que describe la ejecución de una espiral de 330 grados hacia abajo (un «picado a gran velocidad») y otra en la que no se menciona esa maniobra (222-23).

88.
Afirmación según la cual los cazas provenientes de Langley, que supuestamente recibieron la orden de despegar rápidamente para proteger Washington del «vuelo fantasma AA11» no estaban en lo absoluto cerca de Washington porque fueron enviados hacia el océano por error (223-24).

89.
Omisión de todas las pruebas que sugieren que lo que impactó el Pentágono no fue el vuelo AA77 (224-25).

90.
Afirmación según la cual la FAA no informó a los militares sobre el desvío del vuelo UA93 antes de que este se estrellara (227-29, 232, 253).

91.
Doble afirmación de que el NMCC no monitoreó la conferencia iniciada por la FAA y no pudo por consiguiente conectar a la FAA con la teleconferencia iniciada por el NMCC (230-31).

92.
Omisión del hecho que el Servicio Secreto dispone de medios que le permiten tener conocimiento de todo lo que hace la FAA (233).

93.
Omisión de toda investigación sobre las razones que llevaron al NMCC a comenzar su propia teleconferencia si, como dijo Laura Brown –de la FAA–, eso no forma parte del protocolo estándar (234).

94.
Omisión de toda investigación sobre por qué el general Montague Winfield no solamente fue reemplazado por un «bisoño» (a rookie), el capitán Leidig, como director de operaciones del NMCC sino que abandonó además el mando cuando estaba claro que el Pentágono se encontraba ante una crisis sin precedente (235-36).

95.
Afirmación según la cual la FAA notificó (de forma errónea) al Servicio Secreto, entre las 10h10 y las 10h15, que el vuelo UA93 se encontraba todavía en vuelo y se dirigía hacia Washington (237).

96.
Afirmación según la cual el vicepresidente Cheney no dio la autorización para disparar hasta las 10h10 (varios minutos después de la caída del vuelo UA93) y que esa autorización no fue transmitida a la fuerza aérea hasta las 10h31 (237-41).

97.
Omisión de todas las pruebas que indican que el vuelo UA93 fue derribado por un avión militar (238-39, 252-53).

98.
Afirmación según la cual [el zar del contraterrorismo] Richard Clarke no recibió el pedido de autorización de fuego hasta las 10h25 (240).

99.
Omisión del testimonio del propio Clarke, que sugiere que este recibió el pedido de autorización de fuego hacia las 9h50 (240).

100.
Afirmación según la cual Cheney no bajó al refugio subterráneo del PEOC [o CPOU (siglas correspondientes a Centro Presidencial de Operaciones de Urgencia]) hasta las 9h58 (241-44).

101.
Omisión de los múltiples testimonios, entre ellos los de Norman Mineta [secretario de Transporte] ante la propia Comisión, testimonios según los cuales el [vicepresidente] Cheney se encontraba en el CPOU antes de las 9h20 (241-44).

102.
Afirmación según la cual la autorización para derribar un avión civil tenía que ser otorgada por el presidente (245).

103.
Omisión de informes según los cuales el coronel Marr ordenó derribar el vuelo UA93 y el general Winfield indicó que él mismo y otros [oficiales] esperaban en el NMCC que un caza alcanzara el vuelo UA93 (252).

104.
Omisión de informes que indican que había dos aviones de caza en el aire a varios kilómetros de New York y tres a sólo 320 kilómetros de Washington (251).

105.
Omisión del hecho que había por lo menos 6 bases militares con cazas en estado de alerta en la región noreste de Estados Unidos (257-58).

106.
Aprobación de la afirmación del general Myers de que el NORAD había definido su misión solamente en términos de defensa contra amenazas dirigidas [hacia Estados Unidos] desde el extranjero (258-62).

107.
Aprobación de la afirmación del general Myers de que el NORAD no había previsto la posibilidad de que un grupo de terroristas pudiera utilizar aviones de pasajeros secuestrados como misiles (262-63).

108.
Fracaso en poner en perspectiva la significación del hecho, presentado en el propio Informe, o en mencionar otros hechos que prueban que el NORAD sí había efectivamente previsto la amenaza que podía representar la posible utilización de aviones de pasajeros secuestrados como misiles (264-67).

109.
Fracaso en explorar la implicaciones de la cuestión de saber cómo pudieron influir la maniobras militares («war games») programadas para aquel día en el fracaso de los militares en los intentos por interceptar los aviones de pasajeros secuestrados (268-69).

110.
Fracaso en discutir la posibilidad que el desarrollo de la Operación Northwoods haya favorecido los ataques del 11 de septiembre (269-71).

111.
Afirmación (presentada para explicar por qué los militares no recibieron la información sobre los aviones secuestrados con tiempo suficiente para lograr interceptarlos) según la cual el personal de la FAA falló inexplicablemente unas 16 veces en la aplicación de los procedimientos normales (155-56, 157, 179, 180, 181, 190, 191, 193, 194, 200, 202-03, 227, 237, 272-75).

112.
Fracaso en mencionar que la proclamada independencia de la Comisión se vio fatalmente comprometida por el hecho que su director ejecutivo, Philip Zelikow, era prácticamente miembro de la administración Bush (7-9, 11-12, 282-84). (ndt: era colaborador cercano de Condoleeza Rice)

113.
Fracaso en mencionar que la Casa Blanca trató primeramente de impedir la creación de la Comisión [Oficial de Investigación sobre los Ataques Terroristas del 11 de Septiembre] y que obstaculizó después el trabajo de esta, como lo hizo al asignarle un presupuesto extremadamente restringido (283-85). (ndt: Presupuesto estimado en 15 millones de dólares cuando el film de ficción «Vuelo 93» de Paul Greengrass costó 18 millones y «World Trade Centre» de Oliver Stone costó CUATRO VECES MÁS, o sea 60 millones de dólares. En lo tocante al primer punto, la creación de la Comisión no se produjo hasta después de 441 días de los ataques y el presidente Bush propuso que fuera presidida por Henry Kissinger… para luego retractarse ante las violentas críticas de la opinión pública contra esa proposición.)

114.
Fracaso en mencionar que el presidente de la Comisión, la mayoría de los demás miembros de la Comisión, y por lo menos la mitad del personal de la misma tenía serios conflictos de intereses (285-90, 292-95).

115.
Fracaso de la Comisión, la cual se vanagloriaba de que la presentación de su informe final había tenido lugar «sin disensión», en mencionar que esto fue posible únicamente porque Max Cleland, el miembro de la Comisión más crítico en cuanto a la actuación de la Casa Blanca –juró incluso «que no sería cómplice de un tratamiento parcializado de las informaciones»–, tuvo que renunciar a su puesto dentro de la Comisión para poder aceptar un cargo en el Banco Export-Import y que la Casa Blanca dio a conocer su nominación para ese cargo únicamente después que las críticas emitidas por Cleland se hicieron especialmente directas (290-291).

Terminaré precisando que concluí mi estudio del texto que he dado en llamar «el informe Kean-Zelikow» escribiendo lo siguiente:
Finalmente, el Informe de la Comisión Investigadora sobre el 11 de septiembre, lejos de evacuar mis dudas en cuanto a una complicidad oficial, no hizo más que confirmarlas. ¿Qué podría llevar a los responsables encargados de la redacción de ese informe final a montar una superchería de tanta envergadura si no el intento de enmascarar enormes crímenes? (291).

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