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domingo, 22 de mayo de 2011

¿Por qué tantas profesionales modernas británicas se convierten al Islam?

¿Por qué tantas profesionales modernas británicas se convierten al Islam?
Eve Ahmed
Letra achicar aumentar Imprimir E-mail Han pensado largo y tendido antes de elegir convertirse
al Islam, y ahora son apasionadas seguidoras de su religión

Gran parte de mi infancia la pasé tratando de escapar del Islam. Nacida
en Londres de madre inglesa y padre musulmán paquistaní, fui educada
para seguir la fe de mi padre sin cuestionamientos. Pero en privado lo
odiaba.

En el momento en que salí de casa para ir a la universidad, a la
edad de 18 años, lo abandoné por completo. Por lo que a mí respecta, ser
musulmana significaba escuchar la palabra "No" una y otra vez.
Las niñas de mi condición estaban excluidas de muchas de las cosas que
mis amigos ingleses daban por sentado. De hecho, me parecía que todo
lo divertido era haram, o prohibido, para las niñas como yo.
Había muchas pequeñas reglas arbitrarias. No silbar. No masticar chicle.
No andar en bicicleta. No ver “Top Of The Pops”. No usar maquillaje
o la ropa que marque la forma del cuerpo. No comer en la calle o meter
las manos en los bolsillos. No llevar el pelo corto o pintarme las uñas.
No hacer preguntas o contestar. No tener perros como mascotas, (eran
sucios). Y, por supuesto, no sentarse al lado de los hombres, estrecharles
la mano e incluso el contacto visual con ellos. Estas reglas fueron
impuestas por mi padre y yo, por lo tanto, supuse que debían de ser una
parte integrante de ser un buen musulmán.
No es de extrañar, entonces, que en cuanto tuve la edad suficiente para
ejercer mi independencia, rechazara todo el paquete y le diera la espalda
al Islam. Después de todo, ¿qué mujer moderna, británica, liberada
elegiría vivir una vida así?

Bueno, pues parece que bastantes, incluida la última conversión sorpresa
al Islam, la cuñada de Tony Blair, Lauren Booth. Y después de la
ruptura con mi propio pasado, he seguido con fascinación la creciente
tendencia de las mujeres occidentales que eligen convertirse al Islam.
La locutora y periodista Booth, de 43 años, dice que ahora lleva hijab
cada vez que sale de su casa, reza cinco veces al día y visita la mezquita
local "cuando puedo". Decidió convertirse en musulmana hace seis
semanas, después de visitar el santuario de Fátima al-Masumeh en la
ciudad de Qom, y ha dicho: "Fue un martes por la noche, y me senté
y sentí una inyección de morfina espiritual, de felicidad absoluta y
alegría". Antes de su despertar en Irán, "simpatizaba" con el Islam y
había pasado un tiempo considerable trabajando en Palestina. "Siempre
me impresionó la fuerza que me dio y lo reconfortante que fue", dice.
¿Cómo, me preguntaba, podían las mujeres sentirse atraídas por una
religión que yo sentí que me había mantenido en un lugar tan bajo, tan
sumiso? ¿Cómo podían sus experiencias del Islam ser tan diferentes a la
mía?

De acuerdo con Kevin Brice de la Universidad de Swansea, quien se
ha especializado en el estudio de la conversión de blancos al Islam,
estas mujeres son parte de una tendencia interesante. Éxplica: "Buscan
espiritualidad, un sentido superior, y tienden a ser pensadoras
profundas. El otro tipo de mujeres que abrazan el Islam son lo que yo
llamo "conversas de conveniencia". Van a asumir los símbolos de la
religión para complacer a sus maridos musulmanes y sus familias, pero
no necesariamente asistirán a la mezquita, rezarán o ayunarán".
Hablé con una variada selección de occidentales blancas conversas en un
intento de volver a examinar la fe que yo había rechazado.
Mujeres como Kristiane Backer, de 43 años, ex presentadora de MTV
con sede en Londres, había llevado el tipo de vida liberal al estilo
occidental que yo anhelaba cuando era un adolescente, pero le dio la
espalda y abrazó el Islam en su lugar. ¿Su razón? La sociedad permisiva
del "todo vale" que yo codiciaba ha demostrado ser un vacío superficial.

El punto de inflexión para Kristiane llegó cuando conoció y estuvo
saliendo brevemente con el ex jugador de cricket paquistaní y musulmán
Imran Khan, en 1992 durante el apogeo de su carrera. Él la llevó
a Pakistán, donde ella dice que fue tocada inmediatamente por la
espiritualidad y la calidez de la gente.
Kristiane dice: "Aunque nuestra relación no duró mucho, comencé
a estudiar la fe musulmana y, finalmente, me convertí. Debido a la
naturaleza de mi trabajo, yo había estado entrevistando a estrellas del
rock, viajando por todo el mundo y siguiendo todas las tendencias, sin
embargo, me sentía vacía por dentro. Ahora, por fin, estoy satisfecha
porque el Islam me ha dado un propósito en la vida".

"En Occidente, estamos estresados por razones superficiales, como
qué ropa ponerse. En el Islam, todo el mundo mira hacia una meta
más alta. Todo se hace para agradar a Dios. Es un sistema de valores
completamente diferente. A pesar de mi estilo de vida, me sentí vacía
por dentro y me di cuenta de lo liberador que era ser musulmana.
Seguir a un solo dios hace más pura la vida. No vas persiguiendo cada
capricho.”
"Crecí en Alemania en una familia protestante no muy religiosa. Bebía
e iba de fiesta, pero me di cuenta de que hay que portarse bien para que
tengamos una buena vida después de la vida. Somos responsables de
nuestras propias acciones".
Para una cantidad significativa de mujeres, su primer contacto con el
Islam viene de salir con un novio musulmán. Lynne Ali, de 31 años,
de Dagenham, en Essex, libremente admite haber sido "una típica
adolescente occidental muy fiestera”.

Dice: "Salía y me emborrachaba con mis amigos, usaba ropa ajustada
y atrevida y salía con chicos. También trabajaba a tiempo parcial como
DJ, así que estaba muy metida en la escena de clubs. Yo solía rezar un
poco como cristiana, pero usaba a Dios como una especie de médico,
para arreglar cosas en mi vida. Si alguien me hubiera preguntado, habría
dicho que, en general, yo era feliz viviendo la vida en el carril rápido. "
Pero cuando conoció a su novio, Zahid, en la universidad, algo
dramático ocurrió.
Ella dice: "Su hermana me empezó a hablar sobre el Islam, y fue como
si todo en mi vida se colocara en su lugar. Creo que, en el fondo, debo
haber estado buscando algo, y no me sentía llena con mi estilo de vida
de bebedora fiestera.”
Lynne se convirtió a los 19 años. "A partir de ese día, empecé a usar
el hijab", explica, "y ahora nunca muestro mi pelo en público. En casa,
visto ropa occidental normal delante de mi marido, pero nunca fuera de
la casa."

Conociendo la conclusión de una reciente encuesta de YouGov, de que
más de la mitad de los británicos creen que el Islam es una influencia
negativa que alienta el extremismo, la represión de las mujeres y la
desigualdad, uno podría preguntarse por qué ellas elegirían ese camino
para sí mismas. Sin embargo, las estadísticas sugieren que la conversión
islámica no es una mera flor de un día, sino un desarrollo significativo.
El Islam es, después de todo, la religión que más rápido crece del
mundo, y los blancos que la adoptan son una parte importante de esa
historia.
"La evidencia sugiere que la proporción entre mujeres y hombres
occidentales que se convierten podría ser tan alta como 2:1," dice
Kevin Brice. “Además –dice-, a menudo estas mujeres conversas están
dispuestas a mostrar los signos visibles de su fe -en particular, el hiyab-
mientras que muchas jóvenes musulmanas crecidas en la fe eligen no
hacerlo. Tal vez como resultado de estas acciones, que tienden a llamar
la atención, las musulmanas blancas a menudo informan de mayor
discriminación contra ellas que las que nacieron musulmanas", añade
Brice, que es lo que le pasó a Kristiane Backer.
Dice: 'En Alemania existe la islamofobia. Perdí mi trabajo cuando me
convertí. Hubo una campaña de prensa contra mí, con insinuaciones
de que todos los musulmanes apoyan a los terroristas, fui vilipendiada.
Ahora, soy una presentadora de la NBC Europa. Me llamo a mí
misma un “musulmana europea”, que es diferente de los "nacidos”
musulmanes. Yo estaba casada con uno, un marroquí, pero no funcionó
porque me puso restricciones debido a la forma en que él había sido
educado. Como musulmana europea, me cuestiono todo, no acepto nada
a ciegas.

"Pero lo que me gusta es la hospitalidad y la calidez de la comunidad
musulmana. Londres es el mejor lugar de Europa para los musulmanes,
hay una maravillosa cultura islámica aquí y estoy muy feliz".
Para algunos conversos, el Islam representa una celebración de los
valores de la familia tradicional.
"Algunos se sienten atraídos por el sentido de pertenencia y de
comunidad, valores que han sido erosionados en Occidente", dice
Haifaa Jawad, una profesora de la Universidad de Birmingham, que ha
estudiado el fenómeno de conversión de occidentales blancos.
"Mucha gente, de todos los sectores de la vida, lamenta la pérdida en
la sociedad actual del tradicional respeto a las personas mayores y a las
mujeres, por ejemplo. Estos son valores que están consagrados en el
Corán, con los que los musulmanes tienen que vivir", añade Brice.
Se trata de valores como los que atrajeron hacia el Islam a Camilla
Leyland, de 32 años, una profesora de yoga que vive en Cornwall. Es
madre soltera con una hija, Inaya, de dos años, ella se convirtió a los
veintitantos por 'razones intelectuales y feministas'.
Nos explica: "Sé que la gente se sorprenderá al escuchar las
palabras "feminismo" e "Islam" juntas, pero de hecho, las enseñanzas del
Corán dan igualdad a las mujeres, y en la época en que nació la religión,
la enseñanzas iban contra la corriente de una sociedad misógina. El gran
error que la gente comete es confundir la cultura con la religión. Sí, hay
culturas musulmanas que no permiten libertad individual a las mujeres,
sin embargo, cuando yo era niña, me sentí más oprimida por la sociedad
occidental".

Ella habla de la presión sobre las mujeres para actuar como hombres,
bebiendo y teniendo relaciones sexuales ocasionales. "No había ningún
significado real para todo esto. En el Islam, si comienzas una relación,
supone un compromiso".
Crecida en Southampton -su padre era el director del Instituto de
Educación de Southampton y su madre una profesora de economía
doméstica- el interés de Camilla por el Islam comenzó en la escuela.
Fue a la universidad y más tarde cursó un Master en Estudios del Medio
Oriente. Pero fue mientras vivía y trabajaba en Siria que tuvo una
epifanía espiritual. Al reflexionar sobre lo que había leído en el Corán,
se dio cuenta de que se quería convertir. Su decisión fue recibida con
desconcierto por los amigos y la familia.

"La gente encuentra difícil de creer que una mujer blanca, educada, de
clase media opte por convertirse en musulmana" dice.
Aunque la fe de Camila sigue siendo fuerte, ya no usa el hijab en
público. Pero varias de las mujeres con las que hablé dijeron que la
vestimenta islámica estricta era motivadora y liberadora.
Lynne Ali recuerda la noche en que lo vió todo claro. "Fui a un bar a
la fiesta de cumpleaños de un viejo amigo que cumplía los 21 años",
revela. "Entré, con mi hijab y mi ropa modesta, y vi cómo todos los
demás mostraban tanta carne. Estaban borrachos, arrastrando las
palabras y bailando de forma provocativa. Por primera vez, pude ver mi
vida anterior con los ojos de un extraño, y supe que nunca podría volver
a eso.”
"Estoy muy agradecida de haber encontrado mi vía de escape. Este es el
verdadero yo, estoy feliz de rezar cinco veces al día y de asistir a clases
en la mezquita. Ya no soy una esclava de una sociedad rota y de sus
expectativas"
Kristiane Backer, quien ha escrito un libro sobre su propio viaje
espiritual, titulado “De la MTV a la Meca”, cree que la nueva
generación de musulmanes modernos e independientes pueden unirse
para mostrarle al mundo que el Islam no es la fe con la que yo crecí: una
que rechaza de plano los derechos de las mujeres.
Ella dice: "Sé de mujeres musulmanas de nacimiento que se han
desilusionado y se han rebelado contra el Islam. Al cavar más profundo,
se ve que no se han vuelto en contra de la fe, sino de la cultura. Reglas
como casarse dentro de la misma secta o casta y que la educación sea
menos importantes para las niñas, ya que al fin y al cabo se van a casar
¿dónde se dicen tales cosas en el Corán? No las dice.”
"Muchos jóvenes musulmanes que han abandonado la versión "infernal",
con que nacieron, han redescubierto un enfoque más espiritual
e intelectual, que está libre de los dogmas culturales de la vieja
generación. Así es como tengo la intención de pasar mi vida, mostrando
al mundo la belleza del verdadero Islam'.
Si bien no estoy de acuerdo con sus sentimientos, admiro y respeto a
las mujeres que entrevisté para este artículo. Todas ellas eran brillantes
y educadas, y han pensado largo y tendido antes de elegir convertirse
al Islam, y ahora son apasionadas seguidoras de su religión. Les deseo
buena suerte. Y buena suerte para Lauren Booth. Pero hay una palabra
que resume la diferencia entre su experiencia y la mía: elección.
Tal vez si me hubiera sentido con control en lugar de controlada, si
me hubiera sentido motivada en lugar de dominada, todavía estaría
practicando la religión con la que nací, y no llevaría la carga de culpa
que tengo por haber rechazado la fe de mi padre.
(Traducción de Patricia Fernandez Carmona)

*Fuente: WebIslam

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