Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

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martes, 2 de agosto de 2011

Juan María Alponte articulos interesantes

VIEJOS TEXTOS EMOCIONANTES Y ALECCIONADORES
Juan María Alponte

En 1922 Bertrarn Wolfe vino a México, contratado por Robert Haberman, para trabajar como profesor de inglés en la Escuela Nacional Preparatoria. Durante su tiempo en México se unió al Partido Comunista Mexicano, llegando a ser su Secretario de Prensa antes de su viaje a la URSS, en 1924, como delegado del Partido Comunista Mexicano ante la Internacional Comunista.
Wolfe escribió –al menos se publicó en 1981 por la editorial Stern and Day- un libro notable: “A Life in two Centuries”. Esa “Vida en dos Centurias” (nació en Brooklyn en 1896) le permitió vivir en México en una etapa muy abierta al “otro” lo que no deja de ser un hecho interesante e incitante. Aquí colaboró, Wolfe, regularmente en El Machete y dirigió El Libertador interviniendo en la huelga ferrocarrilera de 1925 y no regresó a México hasta la década de los sesenta.
“Escribidor” –perdone Vargas Llosa que utilice su famoso concepto- incansable redactó numerosos artículos sobre el movimiento obrero mexicano en The Nation, The Daily Worker y The Communist. Todo ello cobra un cierto interés histórico cuando el sistema mexicano acentúa su modelo tribal al crear y ratificar una clase política donde los familiares de los próceres son instalados en la política y, en las listas de gobernadores o munícipes, como un lazo corporativo, otro más; que acentúa los imperativos oligárquicos e inclusive esquizofrénicos que genera ese modelo de parientes que, sin más, reproducen la ocupación del poder como un mandato clánico que paraliza la movilización política al mismo tiempo que la movilidad social aparece, al tiempo, estancada y átona, pese al barullo, a veces, un poco indecente.
En uno de los capítulos de su libro, el XX, publica Wolfe sus experiencias en México bajo el título de “Some Mysteries of Mexican Politics”. He recordado ese texto al leer el libro de Jorge Castañeda “Mañana o pasado. El misterio de los mexicanos”.
Dice que para adquirir, en México, el obligado vocabulario marxista, en español, “adquirí una edición abreviada de El Capital publicada en Barcelona”. Añade que la primera lectura le dejó sin habla. En inglés se dice, señala en su texto, “que la riqueza de las sociedades en las cuales prevale el modelo capitalista de producción se presenta como una inmensa acumulación de mercancías (commodities) y me quedé espantado, al leer, en la traducción española que decía acumulación de comodidades”. Añade, sin ironía, que buscó la traducción de Das Kapital de Marx en otra librería y encontró la traducción de Juan B. Castro en la que se traduce “commodities” como mercancías y no como comodidades. Añade: “Volví a respirar con tranquilidad”. Se entiende. Lo otro no es muy cómodo.
Wolfe conoció a Vasconcelos que, como siempre, fue cálido con ese socialista estadounidense de la misma manera que mantuvo una cordial amistad (familiar) con Gómez Morín que, un día sería fundador del PAN (¿qué diría hoy?) y su correo con Vasconcelos, en momentos decisivos, revela una sociedad liberada del misticismo y del nacionalismo panfletario lo que, en principio, permitía intercambiar ideas y sus hombres se sentían universales.
“Mi curso, dice Wolfe, era una mezcolanza de historia, sociología, economía y pensamiento político que denominé: ‘La lucha de clases a través de los tiempos’…”.
Añade que sus clases se daban por invitación de la Unión de Carpinteros del Ferrocarril y, gradualmente, “trabajadores del ferrocarril y de otros oficios comenzaron a asistir y llegué a ser considerado el director educativo de los sindicatos ferrocarrileros cuando en 1925 dieciséis de las diecisiete organizaciones, por oficios, de la Confederación de Ferrocarriles decidieron irse a la huelga y nombraron su Comité de Huelga insistieron en que formara parte de él como consejero”. Tiempos idos, pero tiempos de la historia.
Esa lectura, espontánea y viva, sorprende ante los aparatos sindicales del corporativismo de nuestros días integrado en un sistema que acepta la desigualdad como norma y que no se asombra de que en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares en 2010 se diga, por ejemplo, que el 60% de los trabajadores de entre 0 y 2 salarios mínimos –a la letra del documento- representan sólo el 18% de todos los salarios y, peor aún, en las poblaciones menores la desigualdad y la pobreza son , todavía, más graves.
Exalta, Wolfe, la personalidad de Obregón y señala que, en aquellos días –¿qué diría de los de hoy?- todo el mundo llevaba revólver y se permite una humorada: “el único que no lo llevaba era Bert Wolfe”.
Explica cómo nació la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) y el papel de Morones como líder. Añade cómo se formaron los grupos de poder sindical. Dice que Morones, “para librarse de líderes que se le oponían o de críticas más públicas, formó un grupo menos conocido, una banda secreta que se llamó ‘Grupo de Acción’ y al que más popularmente se le conocía como ‘La Palanca’… “. Añade: “En México si se está activo en la política, debe esperarse que te disparen o disparar”. Vuelvo a preguntarme, leyéndole, ¿qué diría Wolfe de nuestros días?
Cuenta, Wolfe, (página 301 de Some Mysteries of Mexican Politics,) “que un día, cuando mi amigo Carleton Beals estaba entrevistando a Morones le oyó decir al Jefe de La Palanca esto que tal: ‘El señor Field Jurado me va a atacar pasado mañana’. No debe abandonar el Senado vivo. Carleton fue a decir al senador Field Jurado que no fuera al Senado al día siguiente porque sería baleado”. El senador le dijo, “pero yo debo ir y haré mi discurso”. El comentario termina así: “Él fue al Senado, hizo su discurso y cuando se dirigía a su automóvil recibió un disparo en el corazón”. (Página 302)
Hace, Wolfe, un retrato magnífico de un magnífico: Diego Rivera. Dice que era “fabuloso”. Añade que en la conversación era inimitable. Cuenta que un día, en 1924, trepó a su andamio (desde donde pintaba) y Diego le dijo: “Que hay”. “Diego, le dije embarazado, creo que debes renunciar al partido” (se refiere al Partido Comunista).
“Diego dejó de pintar a mitad de su brochazo. Cuando vio que no estaba bromeando dejó a un lado su brocha, dejó que el cemento húmedo se secara bajo la pintura y con su acostumbrada cortesía me pidió que le siguiera abajo del andamio. Caminamos arriba y abajo del patio, después por calles abarrotadas y hablamos, ¿cuántas horas yo no sé?...”.
El resumen es claro. Wolfe le dijo: “Tú eres uno de los mejores pintores revolucionarios del mundo. Es una lástima que desperdicies un día o una hora ese talento excepcional. Lo mejor que puedes hacer por el momento es pintar. Como simpatizante (del partido) eres más valioso que como miembro…Caminamos un largo rato sin que ninguno de los dos pronunciara una palabra. Entonces, Diego apretó mi mano calurosamente para mostrar que no había ninguna actitud reprochable y fuimos a su casa para redactar juntos la carta de renuncia”.
Añade Wolfe: “Tan pronto como dejé México, ambos, Diego y el Comité Central desbarataron mis esfuerzos. En 1926 fue readmitido en el partido y, en 1929 expulsado porque Stalin ordenó al partido encontrar un ‘peligro derechista’ (right danger) y lo eligieron para ser el chivo expiatorio”.
Al margen de todo conflicto de intereses lo que se descubre en ese relato es la notable aventura de los encuentros entre hombres y culturales distintas que tenían la posibilidad de vivir juntos y escucharse. Hasta el extremo de que en 1924, Wolfe fue elegido por el Partido Comunista Mexicano para asistir, como delegado, al V Congreso Comunista en Moscú.
“Ante esa noticia fui a ver –dice Wolfe- al Secretario de Educación, Vasconcelos, que me recibió cordialmente. Le expliqué lo que ocurría y que me iba a Moscú como delegado del Partido Comunista Mexicano y que le pedía que aceptase mi ausencia de las clases sin paga por cuatro meses”. Le añadió: “Mi esposa puede dar mis clases”. Vasconcelos le dijo que no se preocupara y que buscarían un sustituto para no molestar a la mujer de Wolfe. Le añadió que le deseaba un feliz viaje y le acompañó hasta la puerta de su despacho.
Añade, Wolfe, que se le planteó otro problema. No podía viajar con su pasaporte estadounidense a la URSS (no existían relaciones) y pidió a Diego Rivera que le ayudara.
“¿Tú quieres renunciar –le dijo Diego Rivera- a la nacionalidad estadounidense –obviamente Wolfe escribe ‘american citizenship’- y elegir la mexicana?”.
“No, lo que yo necesito es un pasaporte mexicano para ese viaje”. “Veré” le dijo Diego Rivera. “La Secretaría de Relaciones Exteriores está cerca. Vamos allá”.
“Encontramos al ministro del Exterior cuyo nombre, sí recuerdo bien, era Genaro Estrada”. Hace de él este retrato: “Era grande, gordo e hinchado, con piel pálida y cabello rubio. Sin levantarse saludó a Diego familiarmente extendiéndome una mano y escuchó a Diego que exponía mi problema.”.
Preguntó: “¿Tiene certificado de nacimiento y tres fotografías de pasaporte?”. Wolfe le respondió afirmativamente. Le llevaron a una oficina, habló con el hombre de la ventanilla para decirle que el ministro quería que me expidiera un pasaporte “sin trámites” (estas dos palabras las escribe Wolfe en español).
“Yo elegí el nombre de Luis Vargas y Braun”. El periódico El Demócrata le acreditó como corresponsal especial en Moscú y con el nombre de Luis Vargas se publicaron sus artículos.
Ese mundo mexicano, expedito, comunicable, abierto, fue una época donde Vasconcelos, en 1923, haría un discurso, el Día de los Maestros, que ninguno de los actuales sería capaz de asumir.
Dice Wolfe, a su vez, que los amigos le hicieron una colecta para el viaje. Diego Rivera colaboró con 50 pesos (debía ser cifra importante) y, añade, “que un coleccionista de timbres me adelantó 10 pesos con la condición de que le trajera una serie completa de los timbres conmemorativos de la muerte de Lenin” (murió en ese año de 1924) de quien yo hice una biografía, para la editorial Grijalbo en 2002 con el título “Lenin. Vida y Verdad. Esclarecimiento de una época”, en la que relato la vida y muerte de Lenin. Por cierto que su esposa se negó a que le momificaran. Stalin, según se susurraba en el silencio staliniano, la dijo: “Si no aceptas, le cambiamos de esposa y ella aceptará”. No tuvo remedio la cuestión. Así vivía México cuando todavía era posible ver a Diego en un andamio.

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Publicado por Juan María Alponte en 08:51 0 comentarios lunes 1 de agosto de 2011
FIN DE LA ETAPA RODRÍGUEZ ZAPATERO
Juan María Alponte

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, después de afirmar –es hombre de conflictivas contradicciones- que permanecería en el poder hasta el fin de la legislatura ha modificado su decisión y anuncia, sin más, lo que era ineludible: que habrá elecciones anticipadas el 20 de noviembre.
La agonía de su Gobierno, atrapado en la catástrofe económica –casi cinco millones de desempleados- se termina, técnicamente hablando y, con ello, hace más viable el camino a su sucesor en el liderazgo al Partido Socialista español –Alfredo Pérez Rubalcaba- de cara a las elecciones generales.
Elecciones que, por otra parte, se realizarán después de la amplia derrota sufrida por el Partido Socialista en las urnas en las elecciones municipales y autonómicas de hace muy pocas semanas. Derrota, sin equívocos, que traspasaba, al Partido Popular de Rajoy, la legitimidad a la Oposición, esto es, a una Derecha arcaica. ¿Era posible, factible, racional, sin embargo, perpetuar la agonía, hasta marzo, es decir, hasta el fin de la legislatura? Imposible decir que sí. Una vez más José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido que desdecirse.
Su sucesor al frente del partido y el hombre que asumirá la responsabilidad electoral ha sido la figura central de su gabinete y de indudable experiencia en todas y cada una de las instancias del poder: Rubalcaba. ¿Es suficiente para transformar las encuestas?
Rodríguez Zapatero, al anunciar que no participará en las elecciones próximas ha señalado “que el sprinter de los cien metros (Rubalcaba se acercó de joven a casi los diez segundos en los cien metros) puede ser el sprinter de los meses que faltan para ganar las elecciones”. En principio, las encuestas han proporcionado a Rubalcaba un recorte de tres puntos respecto a Rajoy y el Partido Popular. Lejos, aún, de los datos de las últimas elecciones que fueron una catástrofe para el Partido Socialista.
Rodríguez Zapatero no ha estado a la altura de la crisis económica y financiera de España. La magnitud del desempleo (el 20% de la Población Económicamente Activa) es sólo una muestra, dramática, de la magnitud de un proceso al que, en principio, negó su magnitud (grave error) y, después, tuvo que admitir los “ajustes”, implacables, que le impuso la Unión Europea y que, en su conjunto, representaban una renuncia, grave, a los avances sociales. En suma, la clase trabajadora, una vez más, tiene que pagar la factura que los mercados, los bancos y el sistema financiero impusieron a los gobiernos del mundo, pese a su enorme responsabilidad en la crisis. Parece una burla.
Para el líder de su Partido Socialista ello representó, en principio, la huelga general de los sindicatos –sindicatos y hombres que existen en la democracia y no en sus apariencias- y al hecho, más grave, de que Izquierda Unida (socialistas de izquierda y voces del antiguo Partido Comunista) haya pactado, en algunas regiones autonómicas, con el Partido Popular en vez de hacerlo con el Partido Socialista haciendo posible, con ello, que se ampliara la catástrofe electoral.
Ese dato dramático revela en qué medida (por injusta o peligrosa que pueda considerarse la actitud de Izquierda Unida) las tensiones sociales y políticas se expresaban en una reacción contra los duros “ajustes” aceptados cuando, en el punto inicial de la crisis, Zapatero insistió “en que España no padecería seriamente el derrumbe”. Esa versión, sin duda lamentable, la ha pagado, Zapatero, a un precio, personal y político, muy alto.
Dicho eso, difícilmente eludible, el problema central es de otra dimensión ética y política: el fracaso de los partidos socialistas y de la socialdemocracia, en su conjunto, para hacer frente, antes de la crisis de 2008, a las tendencias hegemónicas de los mercados y del sistema financiero en su etapa más desenmascarada y dura para ocupar el espacio del Estado y someterle a las leyes de un capitalismo salvaje.
En la Europa continental –cabe eludir y valorar la resistencia de la socialdemocracia en los países nórdicos- el socialismo se “ajustó”, claramente, a una economía que, aceleradamente, concentraba el PIB en una clase. Ni uno solo de los países desarrollados asumió, en la etapa de la “prosperidad” –las comillas son necesarias- que se concentraba la riqueza en una minoría y, por ello, la crisis tuvo, en su momento álgido, unos efectos de desorden social y desposesión grave para el asalariado.
En el caso de España el Partido Socialista se dejó arrastrar por un modelo inadmisible de corrupción que se fundamentaba en dos polos de desarrollo: la economía del ladrillo y el turismo. Pese a una incipiente y paralela modernización industrial, los gobiernos socialistas españoles no diseñaron las prioridades científicas y tecnológicas derivadas de la prioridad en la inversión en la Investigación y el Desarrollo (I&D), es decir, en el cambio de las sociedades.
La economía del ladrillo hizo posible una burbuja explosiva que facilitó, además, la presencia de una corriente migratoria –mano de obra barata y de explotación abusiva- que se acercó al 10% de la población: 4.5 millones.
Se asaltaron, a marchas forzadas, las leyes, es decir, las prohibiciones de construcción en playas y en zonas ecológicas vetadas por la ley y ello suscitó, como en Marbella, escándalos judiciales que todavía son resonantes.
Esa “burbuja” colocó a España en el lugar noveno de las economías mundiales sin sopesarse la fragilidad del proceso y, en el cuadro de la aparente prosperidad, se produjo el asalto al poder (a los poderes fácticos) de un capitalismo subdesarrollado y ávido que no tenía salida de producirse una crisis.
La responsabilidad moral de los socialismos europeos (España, Grecia, Portugal, Inglaterra con su Labor Party, etc.) está, todavía, por explicitarse con todas sus consecuencias. La corrupción los avasalló. En el caso de España la fatuidad de Zapatero agravó el problema. Lo agrandó porque tampoco facilitó la creación de una Derecha moderna y centrista. Al revés, Aznar es un personaje arcaico que, no per accidens, forma parte del Estado mayor de Murdoch después de haber sido el aliado permanente de Bush y, en el caso de su sucesor, Rajoy, si la situación le ha permitido ganar las últimas elecciones, y mayoritariamente, ello no se debe a su lucidez opositora, sino a las equivocaciones, palmarias, del propio líder socialista: José Luis Rodríguez Zapatero. La solución electoral de Rajoy no es, por tanto, una ventura para España.
El precio histórico que se paga por eludir, realmente, la creación de una Sociedad verdaderamente integrada en el siglo XXI es más alto. Una vez más han pagado. ese desenfreno, los trabajadores y la clase media que, ahora, vive una tragedia: desempleo e imposibilidad de pagar las hipotecas de las casas en las que invirtieron su futuro.
El desahucio permanente –que está movilizando a los “indignados” cada día- de familias sin empleo y que, demás, se quedan sin sus viviendas es una atrocidad moral que ningún gobierno llamado socialista –una falsedad más- podría digerir, éticamente, sin trombosis.
Lo grave y delicado es que el “sprinter” de los 100 metros que se presentará a las elecciones del 20 de noviembre, y que llevaba años en el gobierno de Zapatero, señala que tiene soluciones para los problemas del país. ¿Los tenía antes y se calló continuando en el segundo nivel gubernamental?
Algo grave pasa en las sociedades que, como en Estados Unidos, en la agonía, a su vez, de Obama- la esperanza de un esperanzado que no sabía lo que es Washington aunque hubiera aparcado en Harvard- con la extrema derecha del Tea Party rondando, en la crisis, la sucesión al poder.
La regulación de los mercados y la regulación del sistema financiero y bancario irresponsable han quedado al margen. Lo cierto es que no existe ningún país desarrollado donde, en los últimos años, la concentración del ingreso no fuera un hecho brutal.
Se ha proseguido, ese proceso de enajenación, durante la crisis. El Informe World Wealth Report 2011 señala, sin equívocos, que la riqueza de los más ricos se incrementó en Estados Unidos –al borde de la quiebra como Estado- en un 8.6% en 2010 elevándose su número a 3.4 millones de poderosos después de aumentar sus fortunas, en 2009, en plena catástrofe económica en un 16.6%. En América Latina según el mismo Informe los 500,000 poderosos aumentaron su fortuna, en 2010 (cuando en México el PIB se contrajo un 12.3% según la Encuesta Nacional sobre el Ingreso y el Gasto de los Hogares) hasta representar 7,300 millones de dólares aumentando su ganancia en 8.3% en 2009 y el 6.2% en el 2010. El medio millón de súper-ricos latinoamericanos ha aumentado sus fortunas un 18.1% desde 2007. Datos textuales del World Wealth Report 2011.
En México los salarios representaban, en marzo de 2011, el 27% del PIB; el 34% en los años 60. En el Informe de INEGI, Encuesta Nacional del Ingreso y Gastos de los Hogares Mexicanos, se dice que el grupo de trabajadores entre 0 y 2 salarios es el 60%, pero representan el 18% de todos los salarios. ¿Cómo harán frente al aumento irreversible de los precios alimentarios si, además, los alimentos de la pobreza conforman el 49.9% de sus ingresos? En un país desarrollado y bien alimentado los alimentos oscilan entre el 15 y el 20% de los ingresos de una familia. ¿Cabe decir más? Sí. Nuestra tribu política está entre los poderosos, pero también al margen de una realidad y de una violencia que informaliza, trágicamente, la existencia cotidiana. Menos mal que hay goteras en el Senado. Llueve sobre mojado.

E-mail: alponte@prodigy.net.mx
Publicado por Juan María Alponte en 08:06 0 comentarios viernes 29 de julio de 2011
HORAS CRÍTICAS EN ESTADOS UNIDOS
Juan María Alponte

El Gobierno de Obama comenzó señalando, sin más, que en las tres últimas décadas el PNB se concentró en los más ricos, en los very wealthy. Utilizando los datos del Internal Revenue Service se hizo público que los 400 mayores sujetos fiscales del país tuvieron unos beneficios, per cápita, de 263 millones de dólares en 2006, “pero pagaron los impuestos más bajos, como promedio, de los últimos 15 años. En dólares constantes (no corrientes) la riqueza de los 400 casi se cuadruplicó desde 1992”.
La Office of Management and Budget (www.budget.gov) añade: “Ya en el 2004 la riqueza del 10% de los hogares controlalaba el 70% de la riqueza total y la combinada riqueza del 1% de las familias era mayor que la del 90%...”. (Página 9, párrafo tercero del capítulo Growing Imbalance Accumulations Wealth and Cloring Doors to the Middle Class)
La crisis de 2008, donde la responsabilidad del sistema financiero y bancario de Wall Street fue evidente e innegable. Sus “banqueros” fueron salvados por el Estado, esto es, por el dinero público y, por tanto, de los contribuyentes.
Es ostensible que la primera potencia económica del mundo –su destino está trazado y pasará a ser la segunda después de China- asumió responsabilidades militares inmensas (más de 600,000 millones anuales solamente en el presupuesto militar) y, cabe añadir, que su deuda pública se equiparó al PNB de Estados Unidos. Impresionante, pero cierto.
La crisis, el desempleo (9.2% de la PEA) y la paralela tensión del Sector Manufacturero con el descalabro de las primeras industrias de automóvil del país generaron dificultades crecientes, a escala, con la rapacidad del sistema bancario que, en ese cuadro, ha recuperado, sin embargo, y superándolos, los altos salarios y bonos impresionantes previos a la crisis.
En suma, el 1% se negó a asumir sus responsabilidades y, en mi archivo, están las páginas del New York Times (digo páginas) con letra minúscula, en las que se alineaban los nombres y apellidos de los más altos banqueros y magnates del país que, en la etapa angustiosa del Estado (con una deuda pública, repito, equivalente al PNB) recuperaban y ampliaban los grandes salarios y bonos previos a la crisis, pero incrementados de forma y manera que, pese la letra pequeña, ello significó un escándalo moral ineludible.
Ahora, con fecha a cumplir, el 2 de agosto, el Gobierno de Obama se encuentra con la herencia de una generación incontrolable que sabe, no obstante, que el país, de no aceptarse el incremento del déficit (con un plan riguroso de contracción de gastos y elevación de los impuestos) tendría que declararse en quiebra. Las horas tienen una dimensión trágica. Los republicanos creen que pueden dar el martillazo final a Obama, pero no pueden olvidar lo que se juega Estados Unidos y el mundo en estas horas decisivas.
El Tea Party, la más dura derecha republicana, ¿sabe que la catástrofe sería para todos? Llevando el problema hasta el último instante debilita el Gobierno de Obama (en minoría en la Cámara de Representantes y con débil mayoría en el Senado aún) de cara a la reelección para la que el Tea Party apresta ya un número de candidatos lamentables.
Lo grave del caso es que el Informe World Wealth Report 2011 al redefinir la riqueza de los más ricos del mundo en 2010, esto es, al evaluar esa situación en Estados Unidos –con 14 millones de desempleados ya con muchos meses de desastre sobre sus cabezas además de la catástrofe de las hipotecas- señala que la población de los más ricos, en Estados Unidos, se incrementó un 8.6% en el 2010, es decir, su cifra se elevó a 3.4 millones de personas que, en el 2009, en el epicentro de la crisis, aumentaron su riqueza el 16.6%.
Pero el documento citado, que avala Merril Linch, Wealth Management y Capgemini (Consulting Technology Outsourcing) afirma, además, que ese estrato de los más ricos de Estados Unidos representa el 28.6% de los más ricos del mundo. Todo ello en los momentos en que se decide si el Estado entra o no en quiebra.
El capitalismo, en la crisis financiera y bancaria que vive el mundo, ha revelado una codicia irresponsable que difícilmente puede asumirse sin la “indignación” universal.
Cabe añadir algo indispensable: que antes de la crisis de 2008 esta columna señaló que en todos los países desarrollados se había producido una seria concentración del Ingreso que amenazaba el equilibrio de las naciones. Los datos que generó el documento estadounidense antes citado podía ser subrayado, a su vez, por otros grandes países. En suma, concentración por arriba y desposesión de las clases medias y los trabajadores del Estado-Bienestar, por abajo, que vieron mermados sus ingresos.
En el caso de México es inútil hablar. Sin embargo, sí cabe añadir algo que la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares revela duramente: descenso de las clases medias mexicanas y contracción de los salarios.
En efecto, los salarios mexicanos, respecto al PIB, tienen una participación de las más bajas del mundo y, además, en declive. En 1994 (el 35.23% en 1969) los salarios representaron el 31.42% del PIB. En 2008 el 27.94%; en 2009 el 29.14%; en 2010 el 27.03% y hasta marzo de 2011 el 27.88%. Según el Anuario Económico y Financiero, 2011, de México.
La indignación es universal y el reparto del pastel –véase la revista Forbes- se está convirtiendo en un banquete solitario donde el Trabajo, además del Desempleo masivo, se confronta con una contracción, respecto al PIB, que es inadmisible. ¿Cómo, desde ese poder de compra se puede ampliar el mercado y hacerlo eficiente cuando, a su vez, el mercado financiero controla a los Estados y define su derrotero? La contradicción comienza a ser mortal.
Todo ello mientras Somalia entra en una hambruna (9.2 millones de habitantes y 305 dólares per cápita) que sólo con lo que arrojan a la basura los restaurantes de un país rico salvaría su problema. Todavía tenemos pendiente el caso de Haití: 600 dólares per cápita.
Pero, en América Latina tampoco hay demasiadas esperanzas. El número de los más ricos en la región entera es de 500,000. Su riqueza, según el World Wealth Report 2011, aumentó 6.2% en 2009 y 8.3% en 2010. El Ingreso de los Hogares Mexicanos descendió en 2010, el 12.3%.
Nuestros ricos, los de la revista Forbes, van bien. La revista incluye a un narco famoso entre los más ricos de México. Véase, a su vez, la relación entre salarios y PIB.
Todo ello mientras China, el banquero “comunista” del mundo, aumenta su flota de guerra con un portaaviones de la última generación para revelar “músculos”. ¿Hacia dónde vamos? Barbarie y expolio.

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Publicado por Juan María Alponte en 09:21 1 comentarios jueves 28 de julio de 2011
LA LECTURA MAÑANERA ENTRE EL DRAMA Y EL CAOS
Juan María Alponte

Martin Luther King, antes de ser asesinado por defender los derechos civiles y humanos de los negros, afirmó que su doctrina era la no-violencia. Leo un periódico de la mañana de ayer. Me entero de algo normal y alarmante: “que el Secretario de Seguridad Pública de Ciudad Juárez, Julián Leyzaola, fue atacado a balazos por agentes federales”. No es raro, al parecer, que cuando se ve a un uniformado la gente busque un árbol para esconderse o para subir a las ramas y hacerse una cama de emergencia.
Lo fascinante es la explicación –no la del árbol al que mi abuelita no puede subir- reside en que el “mando”, el que manda en castellano, se dirigía al Cereso municipal donde una “riña” (sólo una riña no una batalla campal) entre internos, entiendo que presos, pero armados hasta los dientes, habían causado 17 muertos. El “mando”, al parecer, se metió en asuntos delicados y no llegó antes. Se evitó morir en la cárcel.
En la nota se sugiere que dispararon contra él porque era conducido “en una camioneta blindada”. Los narcos van blindados; los mandos policíacos también, los ricos también. ¿Cuándo se sabe quiénes son los unos y quiénes los otros? Lo mejor es ir en taparrabos.
De todas formas, leo lo siguiente: un funcionario del Ayuntamiento de Juárez asegura que presentará, por todo ello, una denuncia por homicidio. ¿No sería más práctico que todas las colonias tuvieran un depósito de cadáveres y, a la vez, una sala de resurrecciones? Lo digo porque, en la misma nota, ¿fúnebre?, se dice que, en enero pasado, un escolta del Alcalde fue asesinado por agentes federales. Es lógico, ¿cómo se sabe o cómo se discierne (esta última palabra es de mi abuelita que es muy leída) quién es de los buenos y quién de los malos? Se ametrallan y sólo, después preguntan. En suma, primero se dispara y después de entierra. En “fosas”, bien entendido.
En la misma página nos dicen que el niño apodado “El Ponchi” –menor de 14 años- ha sido acusado –¿y la presunción de inocencia?- de cometer un delito del fuero común y tres del fuero federal. Penetro, con prudencia, en las definiciones jurídicas que, seguramente, alarmarán a mi abuelita. ¿El delito concreto de El Ponchi? Decapitó, es decir, degolló a cuatro hombres y pertenecía al Cártel del Pacífico. Además de tres años de cárcel –por ser menor de edad- el niño prodigio tendrá que pagar una reparación de 4.5 millones de pesos. Si tan ricos son los niños sicarios habrá fila para serlo puesto que según los Indicadores oficiales hay 3.2 millones de niños mexicanos que trabajan por necesidad imperiosa de sus familias. Si los cárteles contratan a los niños para degollar podemos quedarnos sin niños desempleados y con nuevas familias opulentas.
No gana uno –el lector- para sorpresas. Otro titular nos dice así: “Defiende Valdés gastazo del IFE”. Mi abuelita se quita las gafas –del mismo grosor que las de Jean-Paul Sartre que parecía tener los ojos en una pecera- y me dice, así no más, ¿pero esa Institución no fue creada para impedir el “gastazo” de los partidos? Le digo, a mi abuelita, que no sea bromista –aunque parecía hablar en serio- y que pase página hasta encontrar un titular serio, sereno y no maximalista. Coloca, mi abuelita, su largo dedo –que ya me asusta- sobre este título: “Niega Segob prisa en Ley de Seguridad”. Sé que me incita, al disparate, tal titular. En efecto, ¿por qué tener prisa si sólo son 40,000 muertos y los no contados desde la última suma y sigue en la que no se cuentan los secuestrados y los perdidos en alguna cantina. Dictamino: ¿por qué tener prisa en relación a la Seguridad? Mi abuelita se calla. Parece que ha escuchado las últimas palabras del cura: ite missa est.
No puedo menos de caer en un nuevo título: “Usan caravana para eludir plagios”. Está bien ¿no? Mi abuelita no me deja tener el menor respiro. Eso de la caravana –me dice- no es una tontería. Así, en vez de plagiar a uno solo, podrán plagiar a una multitud o elegir “éste sí”, “éste no”.
Ese último razonamiento de mi abuelita me sobresalta. Gano terreno, provisionalmente, y paso a la página 7. Leo, ya calmo, “Exige CIDH indagar fosas de emigrantes”. Mi abuelita protesta. “Nunca entiendo esas letras”. Se lo aclaro: “Comisión Interamericana de Derechos Humanos”. Su interrogación es brusca: “¿Y quién la mete a la Comisión en la indagación (veo que esta palabra indagar, del latín indagare, la encanta) de las fosas de emigrantes?”. La respondo diciéndole, sin más, que Amnistía Internacional ha redactado un texto terrible (Las Víctimas Invisibles) donde se relata la tragedia de los migrantes centroamericanos camino del “sueño americano”. Sus fosas y las violaciones de las mujeres y las niñas son un inframundo. Antes que los narcos descubrieran ese negocio ya tenía, nadie se asombre, nombres y horrores. Ahora es otra disputa territorial más. Las fosas, dice mi abuelita, no son peores de lo que padecen las “víctimas invisibles”. Tiene en sus manos, pálidas y, a veces, azules, el texto de Amnistía Internacional: “Las Víctimas Invisibles”.
Un nuevo titular me espanta (todos son del mismo día del niño condenado por transgredir cuatro fueros). Dice así: “Capturan a 33 militares por cruzar línea de EU”. La noticia es mareante porque otros titulares, anteriores, señalaban que desertaban y se pasaban, algunos, al narco. No hay que fiarse, ahora, mucho de esas cosas porque se debería haber pactado con los coyotes para cruzar la frontera en vez de ir así no más, por la brava. A lo peor los alistan para ir a Afganistán ahora que Obama retire sus tropas. Lo grave es que la noticia señala que, días antes, pasó, así, un convoy militar. Debe ser un nuevo modo de emigrar. Se ahorran, pues, coyotes y policías.
Las noticias son, a veces, impertinentes. Los franceses se salvan porque tienen a Strauss-Khan como lectura cotidiana. Con semen y camarera africana. Lo nuestro es más pesado. El índice de mi abuelita refuerza mi intento pacificador. Oigo su voz: “¡Lee!” ¿Quién la dice que no? Lo que su Índice (lo pongo con I mayúscula) señala en el periódico es de este talante: “Ve Gertz impunidad contra la piratería”.
Creo, al principio, por el apellido, que debe ser el caso de algún alemán que lee a Salgari. No es así. El texto del diario dice, sin más, que Gertz es un ex Secretario de Seguridad Pública (¿qué atribuciones tendrá un título tan solemne e inútil?) que se limita a decir, así no más, como si lloviera, esto que sigue: “que el delito de piratería crece anualmente en nuestro País debido al ‘consentimiento’ (las “comillas” pertenecen al texto) de las autoridades encargadas de perseguirlo”. Mi abuelita no lo puede creer y yo, me detengo en una línea: “Advirtió que el ingreso de productos apócrifos, en especial de fonogramas y videogramas superan en mucho los operativos que realiza la PGR, a pesar de que en junio de 2010 se reformó el Código Federal y la Ley de Propiedad Industrial…”.
Mi abuelita que lee lo mismo desde mi cogote se ríe. Me dice “ya sé lo que estás pensando”. La invito a adivinarme. No duda, la letrada, en decir estas palabras: “Estabas pensando en el famoso lema de los romanos”. Inclino la cabeza con pesadumbre. La vieja dama acertó: “Corruptissima res publica plurimae leges”. La dijo: “traduce, latinista”. Impávida me dice: “una república corruptísima tiene muchas leyes”. Piensa, seguramente, en el ex Secretario.
Yo le arguyo: “Lo que me interesó de la declaración del ‘ex’ consiste en su afirmación sobre ‘el ingreso y venta de productos apócrifos’…”.
La abuelita letrada me arguye: “Tú piensas en tu libro ‘Homero entrevista al mundo’, que te editó ‘tú’ UNAM, donde empleas muchas veces la palabra ‘apócrifo’...”. Río, ella, feliz. Añade: “En latín apocryphus (no tengo letras para el griego) es ‘oculto’, al igual que en griego y suele referirse a los evangelios de los apóstoles (el de Judas es impresionante y bello el de Felipe) que la Iglesia no aceptó eligiendo sólo los cuatro que se denominan canónicos”. En mi libro, cierto, tiene razón mi abuelita, empleo y uso los evangelios “ocultos”. Por eso sonreí al ver, incluidos, en la piratería (“protegida” al parecer) los “productos ocultos”.
Lamento la introducción de esta incitante etimología –nada diré de la confusión con que nuestra clase dirigente, incluido Fox, hablan de moral y ética como si fuera lo mismo- que se ha debido, como han visto, a las intervenciones de mi abuelita la letrada.
Prosigo. Un titular me incita a negociar la lectura. Dice así no más: “Cede Juárez control del penal tras matanza”. Mi abuelita interviene: “¿Se refiere al Benemérito de las Américas?”. “No y no”. Se lo explico según el diario: “Lo que pasa es que Ciudad Juárez cede al Estado de Chihuahua el control de la cárcel o penal donde hubo 17 muertos”.
En ese punto, lo “oculto”, lo apocryphus tiene algún significado misterioso porque, al parecer, la “riña” donde hubo 17 muertos y 2 heridos fue el resultado de una balacera con “armas largas”. ¿Por dónde entrarían al penal si eran largas? ¿Se compran en las tiendas de abarrotes de las prisiones? Ni una sola nota aclaratoria. De la nota, una línea me conmueve: “de los 17 muertos uno era mujer”. Añade el texto, meticuloso, lo cual encanta a mi abuelita que es bastante chismosa sobre el sexo, que la fallecida de la “riña” estaba en visita conyugal. Mi abuelita toma el periódico, se cala las gafas de cristales espejos como los de Sartre (se veían sus ojos, los de Sartre, lo sé bien, como si estuvieran dentro de una pecera) y busca si la mujer estaba en la cama con el delincuente esposo. Ni una palabra del catre; sólo su muerte. Se ahorran palabras y torpes interpretaciones sexuales.
En parcela inmediata a ese texto aparece otro sobrecogedor: “Matan en Veracruz a periodista”. El periódico recupera un comentario del Procurador de Justicia estatal. Atribuyó el Procurador, el asesinato al crimen organizado y aseveró “que nada tiene que ver con el periodismo”. La afirmación me deja asombrado. Sobre todo porque dice “que son ya dos periodistas los asesinados en las últimas semanas”. ¿Fueron muertos por qué escribían o por qué no escribían? Mi abuela se subleva porque hay cosas que no admite.
Otro titular inquietante en la misma mañana de ayer: “Preocupa el futuro de niños infractores”. Se añade: “Fija Morelos –no el notable Morelos de la Insurgencia que tuvo tres hijos y uno llegó a ser Mariscal de Maximiliano- hasta 5 años de pena”. Se refiere la nota al endurecimiento de la Ley de Justicia para los menores de edad.
Sobrecoge la noticia. ¿No debe comenzarse por privilegiar la educación, el empleo y el bienestar familiar? Mi abuelita, indignada, me inquiere: “¿Cuánto gana un obrero?”. La respondo con una leve sonrisa sobrecogida: “Mira, el 60% de los obreros entre 0 y 2 salarios mínimos representaron solo –sin acento en la ó de sólo según la Academia- el 18% de todo el ingreso salarial”. Mi abuelita se acerca, severa, dura, a la ventana. Llueve sin pausa, densamente. Las montañas próximas están perdidas en la niebla. ¿Y qué de los niños que ahora tendrán nuevas leyes represoras sin haberse resuelto su vida infantil?
Paso la mirada, incrédula, por el afamado costo de la Estela de Luz del Bicentenario y las goteras del Senado. Llueve sobre mojado mientras, Fox, al parecer ex Presidente de la República –ni hablar de “corruptissima”- amenaza al PAN con la única profecía en la que parece certero: “que va a ganar el PRI”. Solo que le advierto “que el PRI no puede regresar porque nunca se marchó”. El mismo Fox aplicó esa lectura con sobresaliente.
Mi abuelita, aparentemente, se ha dormido. Me engaña. La oigo recitar el “Kyrie aleison”. La digo, para que no me apesadumbre con su sabiduría de letrada, que en griego Kyrios se traduce como la Señoría de Dios. Mueve la mano, asiente, pero me dice que la deje en paz. Dejo la lectura de ese relato, atroz, que parece, en la letra, una broma pesada. No lo es.

E-mail: alponte@prodigy.net.mx
Publicado por Juan María Alponte en 08:42 0 comentarios miércoles 27 de julio de 2011
NORUEGA NO SE NOS VA DE LA CABEZA
Juan María Alponte

Para Raúl Cremoux –notable cabeza lúcida- que ayer nos invitó a un diálogo sobre Noruega en su Programa de Televisión de la UNAM.

Anders Behring Breivik, de 32 años, ha sido el artífice de una matanza, sobrecogedora, altisonante y presente en su proclama de “matar a todos los hijos del diablo” –marxistas e islamistas en la misma bolsa de la demencia- y que ha tenido una resonancia universal. Ello así porque Noruega, su país, es el fruto viviente del mar y los noruegos, a su vez, son los pescadores prodigiosos de una sociedad pacificadora levantada sobre el esfuerzo constructor y la hermandad que genera, a la vez, la roca y el mar.
Noruega es “una roca desnuda –ha dicho bien Raymond Cartier- hundida en el mar glacial”. Montañas erguidas (siete partes de cada diez del territorio de 323,880 Km2 son roca) y una de sus ciudades es famosa, Bodö, porque puede presumir de haber sido fundada a la vera del Polo Norte. Por ello los noruegos viven del mar y en la mar. No es una metáfora. Su flota mercante y pesquera es una de las mayores del mundo. Llegó a ser ya la tercera flota del mundo con una población de 3 millones (hoy son 5) de habitantes. Flotaban, los noruegos, en el Mar del Norte.
En 1939, cuando estalló la II Guerra Mundial, el Gobierno de Oslo ordenó que ese mundo noruego, viviente en todos los océanos de la Tierra, regresaran a la patria o anclaran sus buques, sin equívocos, en puertos aliados de Inglaterra.
Fue una elección del espíritu en la batalla del mundo. Londres era, en principio, el puerto elegido frente al poder alemán, cercano, sin embargo, en la sangre. Se optaba así, por la civilización democrática. Alrededor de 25,000 marinos noruegos, representando 4 millones de toneladas, navegando en busca de refugio, atracaron en Inglaterra.
Londres no dudaría en decirlo: “La escuadra noruega constituida de marinos, adiestrados en los glaciares, serían decisivos en la guerra al lado de los aliados. Los cronistas de la época nos dicen algo conmovedor: en el histórico día del desembarco en Normanda (D. Day) uno de cada diez navíos bombardeados inútilmente, por los nazis, llevaban, en esa jornada decisiva, la bandera de Noruega”. Se ha olvidado como se olvida lo esencial en el torbellino histórico: 3,000 marinos noruegos cayeron allí, en la gran embestida histórica, por la liberación del continente.
Los alemanes invadieron Noruega, cierto, pero no es menos cierto, a su vez, que los alemanes encontraron un aliado, Quisling, como aliado de los nazis y miembro de la Internacional Fascista. Había sido ministro de Defensa, en Oslo, entre 1931 y 1933 y representaba –como de alguna manera lo ha sido Anders Behring Breivik en las horas sangrientas de Oslo y la Isla de Utoya- al vikingo, el ejemplar físico del germanismo racial. Tema que se ha eludido a la hora de analizar la tragedia de Oslo, pero es un dato más que tiene su dimensión en la barbarie que llamamos, racistamente, la negación de la humanidad del otro.
En ese rincón glacial, en aquel mundo en una guerra implacable, un joven alemán, miembro del Partido Socialista, y cuyo seudónimo, un día, sería universal –Willy Brandt- había huido de la Alemania nazi y se había refugiado en Noruega.
Cuando el ejército de Hitler ocupó Noruega, la vida de los refugiados –buscados por la GESTAPO- vivieron un indudable peligro. Los noruegos les salvaron. Willy Brandt, en sus Memorias, identifica y exalta aquellos días. Rápidamente le concedieron la nacionalidad noruega para que no pudiese ser identificado fácilmente.
El domingo de Pascuas de 1942, con un gobierno pro-alemán impuesto por el ocupante, siete obispos de nueve y 767 de 861 párrocos dimitieron para no servir a los invasores y 14,000 profesores hicieron lo mismo mientras el campo de concentración de Kirkenes se llenaba de prisioneros entre los cuales 4,000 sindicalistas. La resistencia noruega, pese a sus raíces germánicas, fue clara, abierta, manifiesta.
Cuando terminó la terrible contienda en 1945 el “ciudadano noruego” llamado Willy Brandt fue enviado como Observador Diplomático de Noruega al Berlín dividido en cuatro ocupantes: el Berlín de ingleses, franceses, estadounidenses y rusos. Willy Brandt asistió, dolorido, a la tragedia de su pueblo. Noruega, generosa, colocando el espíritu más allá de la tierra hostil de la existencia, devolvió a Willy Brandt la nacionalidad alemana para que pudiera participar, activamente, en la reconstrucción de Alemania y del Partido Socialista. Esa historia, dentro de la historia, posibilitó que Willy Brandt –seudónimo de guerra- se convirtiera, primero, en Alcalde de Berlín y, después, en el gobernante socialista más famoso de Alemania en la etapa, dura y explosiva, de la posguerra. Su libro “Prisionero de su pasado” es parte de la dura experiencia que ya es parte de la memoria de la epopeya humana.
Los años de Willy Brandt en Noruega donde ejerció con inteligencia el oficio de periodista y, en la ocupación, un representante de la resistencia, es otra página de honor de la Noruega que, con un arrojo anonadante, reconstruyó su marina –su gana pan en los mares- de forma y manera que en 1957 su flota llegó a los 8,200.000 toneladas, esto es, el doble de la flota de 1940 que, después, en 1944 estaría, alta la temperatura de la sangre, en las batallas históricas de los días definitivos de la derrota del nazismo.
Los 100,000 pescadores noruegos, base de la riqueza natural, serían, después el fermento de una revolución económica y científico-tecnológica que multiplicó la riqueza del país, edificó el Estado-Bienestar, extrajo del Mar del Norte, el petróleo repartido como base de una riqueza común y los “Moby Dick” se transformaron en la base, a su vez, de una sociedad moderna, revolucionando las técnicas e instaurando, con un Ingreso per cápita de 86,740 dólares, un Estado socialdemócrata garante de las libertades y del Estado-Bienestar colectivo.
Anders Behring Breivik no es un monstruo. Representa, en un mundo que exige la extrema racionalidad y la extrema tolerancia, una prueba de que las mejores sociedades adultas y democráticas no deben olvidar, nunca, que la lucha contra los fanatismos debe mantenerse como una bandera racional de esperanza y, a la vez, de lucidez.
El discurso de Anders Behring Breivik es el discurso de la extrema derecha histórica que se niega a enterrar el hacha de la guerra por su incapacidad para asumir que nuestro tiempo, nuestra vida, exige una mesura inmensa para superar los conflictos raciales y religiosos que la historia arrojó, en el seno de la crisis del capitalismo de los compinches, como un día arrojó, también, sobre los pueblos, las cruzadas religiosas que, en el fondo, ocultaron lo evidente: que vivir juntos es la invención más alta y compleja de las civilizaciones.
A Anders Behring Breivik le debemos algo inapreciable; le debemos nada menos que esto: que no podemos renunciar a una sociedad de iguales regidos por la libertad y la tolerancia. Le debemos, a su vez, a Voltaire –que dijo que a los Papas había que besarles los pies y taparles la boca- una frase que nunca debe ser ni olvidada ni eludida: “Yo no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero daría mi vida porque pueda decirlo”.
A Anders Behring Breivik le debemos algo inusitado: que nos despertó de la somnolencia y nos condujo, de nuevo, a la lucha contra todo dogmatismo, todo fanatismo y todo integrismo. La crítica no es un grito inútil y exasperado, la crítica es, simplemente, la lucha permanente contra el dogmatismo, el fanatismo y el integrismo. Nunca podrá, la extrema derecha asesina de Anders Behring Breivik superar el pueblo que hizo la mar.
Hoy, Noruega, con sus 5 millones de habitantes entre la roca y la marea sabe que al final de las guerras napoleónicas Oslo, ese pueblo de pescadores, tenía 13,600 habitantes y el país sólo 885,000. Nadie podía imaginar que ese pueblo de vikingos, con un remo largo y canoas alargadas, crearía un día –el nuestro- la formidable madeja histórica del Estado-Bienestar.
Rindo homenaje a ese pueblo que llora, junto, unido, en Oslo y en la Isla de Utoya. Sé que sabrán entender que la historia no es una fabula, sino la piedra en la que se escriben, con la sangre, las contradicciones. Si no las asumimos nos perdemos en la niebla de la confusión. Los Anders Behring Breivik existen. Nos despiertan y nos envían, de nuevo, a la vida real.

E-mail: alponte@prodigy.net.mx

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