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domingo, 23 de octubre de 2011

Acerca del rezo

Acerca del rezo
Sufismo - 12/09/2005 0:00 - Autor: Imam Birgivi - Fuente: Sufismo.org.ar
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Etiquetas: rezo, ali, adoracion, ibada, dua, amor, allah, servicio, zahid, arif

Salat (suyud)
Bismillahir Rahmanir Rahim
Hadrat ‘Ali (r.a.) dijo que hay cuatro clases de adoración. La inferior, que es totalmente inútil, es ir por los movimientos de la plegaria de manera mecánica. Cuando el Mensajero de Dios dijo:
Hay algunos que ayunan y todo lo que consiguen de esto es hambre, Y otros que rezan y todo lo que consiguen es fatiga.
Estaba describiendo esta clase de rezo.
La segunda clase de plegaria es la que el devoto le pide a Dios que le de cosas: dinero, fama, salud, etc. En un sentido incluso los que piden perdón por sus pecados y la entrada al Paraíso están incluidos entre estos. Hadrat ‘Ali (r.a.) no llama a esto adoración, sino comercio, pues esta clase de devoto cree que sus rezos pueden ser el pago por las bendiciones de Alá. Alá dice en una tradición divina:
Hay algunos que Me piden este mundo en sus plegarias,
Y yo se los doy, pero no tienen parte de la Vida Futura.
Y otros Me piden la Vida Futura, y yo se las doy, pero
No tienen parte de este mundo. Y algunos Me piden
Solamente a Mi. Y yo Me doy a ellos, este mundo y
La Vida Futura.
La tercera clase de adoración es la que se hace con agradecimiento, no sólo por el infinito bien que Alá vierte sobre Su creación, sino también por las pruebas que examinan nuestro amor por Él. Aunque esta es una forma muy elevada de alabanza por la generosidad, el amor y la compasión de Dios por Sus criaturas, Hadrat ‘Ali (r.a.) la llama una manera egoísta de rezar.
La forma más elevada de adoración es la alabanza del amante por el Amado, por puro amor a Alá. Alá menciona a los que rezan así en el Corán:
...un pueblo a quien Él ama y Lo aman...
(Maidah,54)
El amor espiritual no se puede adquirir. Es un regalo, y para recibirlo debemos ser dignos de él. La forma más elevada de devoción es alabar al Amado con el amor natural que nos dio y el espiritual que debemos conseguir.
Para recibir el regalo del amor espiritual, tenemos que "conocer, descubrir, y ser." No pueden encontrar algo cuando no saben lo que están buscando, y no pueden encontrarlo si no saben la manera. No podemos ser ese algo si no nos dejamos atrás. Alá dice en una tradición divina:
Cuando mi siervo fiel se Me acerca con una adoración extra,
Lo amo y él ama. Y cuando lo amo, me vuelvo los ojos con
Los que ve, las manos con las que agarra, los pies con los que camina...
Esto es cuando el hombre conoce, descubre, y está con su Señor. Pero ¿cuál es esta "adoración extra" que nos acercará a nuestro Señor? Es el servicio.
Hay dos niveles de adoración. Uno es la adoración obligatoria de las plegarias de cinco veces por día, el ayuno durante el mes de Ramadán, dar limosna de un cuarto de nuestra liquidez los Musulmanes pobres, y hacer la Peregrinación una vez en la vida.
El segundo nivel de adoración obligatoria no tiene momentos específicos. Estos deberes se tienen que hacer ahora y siempre. Son la bondad, el perdón, la preocupación por los demás, la ayuda, la protección, la alimentación, el consejo, construir y no destruir.
En la visión de Alá:
La mejor de las personas es la que es buena con los demás.
Estar de pie protegiendo la seguridad de los demás una noche es mejor que miles de noches de pie rezando.
El Musulmán es aquél de cuya lengua y manos están seguros los demás.
El que Alá ama más es aquél que hace buenos actos y se los hace hacer a los demás, los hace amar a Alá y hace que Alá los ame.
Cuando alguien se ha demostrado digno de ser un ser humano y un siervo fiel de su Señor sirviendo desinteresadamente en el nombre de su Señor, se lo llama zahid, una buena persona. A esa persona luego se le puede dar el regalo del amor espiritual.
La adoración del zahid es a través de la obediencia. El que conoce, el ‘arif, adora con placer. El zahid espera el Jardín, el ‘arif a Alá. El zahid está con el ego; el ‘arif con su Señor. El zahid recuerda a Alá con su lengua, mientras que el ‘arif Lo recuerda con su corazón, con su vida. El corazón del zahid está con los mundos de las causas. El alma del ‘arif está con Alá.
El mu’min, el creyente, en el mejor de los casos ve con la luz de Alá. El ‘arif ve con los ojos de Alá. El creyente sostiene la soga de Alá, el Corán dice: el ‘arif se sostiene de Alá Mismo.
Estamos apegados a este mundo, a nuestros deseos, a nuestro nafs, nuestro ego; y el nafs es una prisión. Detrás de los barrotes de esta prisión está la puerta divina.
El zahid camina, el ‘arif vuela. El ‘alim, la persona con conocimiento, se sitúa debajo de lo que habla. El ‘arif se sitúa sobre el conocimiento. El ‘arif no divulga su sabiduría salvo a los que conoce. Sus mejores palabras son el silencio. El ‘arif atravesó este mundo y el otro. La fuerza del hombre bueno viene de comer y beber. La fuerza del’arif viene del recuerdo de Alá y de estar con Él. La qibla, la dirección de la plegaria, es para el descuidado el oro y el oro mundano; la qibla del ‘arif es la misericordia de Alá.
Así que sepan que el más perfecto de todos los hombres, nuestro Profeta dijo que "el salat es la luz de mis ojos." También estimaba el salat, las plegarias obligatorias que se hacen cinco veces por día, como la mi’raj, la ascensión, del creyente hacia la presencia de su Señor. Pues salat es la visión de las cosas más allá de nuestra vista, como nuestro Profeta vio los reinos más allá de nuestra visión y más cerca de Dios, lo cual le permitió conversar con Él.
Dios dice:
Menciónenme en el recuerdo y yo les responderé recordándolos.
(Baqarah, 152)
De esta manera salat es una conversación entre Dios y Su siervo. En una tradición divina Dice:
Dividí salat por la mitad entre Yo y Mi siervo. La mitad de la adoración Me pertenece a mí y la mitad a Mi siervo y este seguramente recibirá Lo que Me pida.
De esta manera, en el salat, la realidad ve su realidad, la verdad no ve nada más que la verdad. Ese es el motivo por el cual el Señor dijo que era malo y prohibido preocuparse por otra cosa que no estuviera hecha a través de uno durante el salat. Siempre que la mente divaga en la imaginación, el Diablo se desliza desde el salat y evita que el amante llegue al Amado. El verdadero amante sólo busca al Amado.
La palabra salat en Árabe significa ir detrás de los que están adelante, como se demuestra en las palabras de nuestro Profeta, inna Llaha fi qiblat il-musalli: "Alá está en la dirección hacia la que reza el creyente."
Ese es el por qué de que nos prosternemos durante el salat, no nos prosternamos ante la pared que está delante de nosotros ni ante La Kaaba, sino ante Alá el Más Elevado. La prosternación es el momento y el lugar en donde el creyente está más cerca de Alá. Así que deberíamos mantener nuestros ojos abiertos durante la prosternación.
Si son capaces de limpiarse de las preocupaciones mundanas al menos momentáneamente, y si su intención es de estar con su Señor durante la plegaria es pura, si en verdad desean la Verdad, entonces sepan que cualquiera que desea la verdad, la obtiene. Pues Alá dice:
Yo estoy con el que Me llama.
El verdadero siervo del Señor se eleva para representar a su Señor, pues, cuando dice sami’a Llahu li-man hamidah, "Dios oye a los que Lo alaban y Le agradecen," está repitiendo la respuesta prometida de Dios a él y los ángeles detrás de él. Estos responden rabbana lakal-hamd, "nuestro Señor, todas las alabanzas y agradecimientos son para Ti." Todo esto lo ven los que pueden aclamar, como nuestro Maestro, el Mensajero de Alá, que "salat es la luz de mis ojos."
Los que no ven o sienten a su Señor, pero al menos creen que Él los ve y los oye, no pueden recibir estas bendiciones a menos que Alá, en Su misericordia, les de protección del pecado y el hacer mal. Alá dice en el Sagrado Corán:
Salat protege al hombre de las cosas malas y prohibidas.
Y:
Alá sabe lo que están haciendo.
Así que:
Adoren a Alá como si Lo vieran, y si no Lo ven, seguramente Él Sí los ve.

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