Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

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viernes, 25 de noviembre de 2011

Las profecías mayas confirman 3 guerra mundial

Las profecías mayas
Si usted pide a Google que busque “profecías mayas”, aparecerán más de 300.000 sitios de internet; si se dirige a la tienda virtual Amazon y pregunta por libros que se relacionen con el título “2012”, podrá escoger entre 32.196 resultados; y si entra a una importante librería de Medellín para buscar libros relacionados con los temas anteriores, sin mayor esfuerzo encontrará unos 10 libros. Pero además es posible que usted haya visto la película “2012” y documentales en Youtube o televisión al respecto. ¿A qué se debe esta agitación que se extiende por doquier?

Después de leer algunos libros y “ensayos”, discurrir por varios sitios de internet y sufrir la película mencionada, es inevitable asombrarse por las especulaciones sin base científica, el abuso de mitos y cosmogonías antiguas, y la invención de toda clase de profecías que se dirigen a gentes ingenuas y mal informadas, todo ello en pleno siglo XXI. Repitiéndose en forma incesante, un gran número de autores habla de lo que ocurrirá el 21 de diciembre del año 2012, fecha correspondiente al solsticio de invierno del hemisferio norte: algunos consideran que sobrevendrá el fin del mundo o el fin de los tiempos, pero otros vislumbran más bien grandes cambios en el interior y exterior de los seres humanos.

Para sustentar sus afirmaciones, este movimiento habla de la convergencia de profecías supuestamente provenientes de los mayas, hopis, hindúes, egipcios y chinos, las que combinadas con elementos tomados de la Biblia, la alquimia, la astrología y, no podía faltar, Nostradamus, concluyen que en la fecha citada podrá invertirse el magnetismo de la Tierra, caer sobre ésta un planeta o un gran asteroide, tener lugar una actividad solar sin precedentes, presentarse desusadas conjunciones planetarias y la alineación de la Tierra, el Sol y el centro de la Vía Láctea, sin descartar que nos alcanzará una potente radiación luminosa originada en el centro de nuestra galaxia. Este comentarista sí ha visto una sorprendente conjunción o alineación, pero que nada tiene que ver con fenómenos celestes sino con una realidad muy prosaica: la convergencia pocas veces vista de lunáticos, charlatanes y vivos que como ocurre desde tiempos inmemoriales se aprovechan de la credulidad humana.

Es frecuente en este tipo de escritos darse un aire de respetabilidad con la ayuda de ideas provenientes de la física más reciente, de modo que algunos autores con desparpajo risible se refieren a la mecánica cuántica y a la teoría de la relatividad con el fin de sugerir saltos cuánticos, neutrinos destructores y efectos de la dualidad espacio tiempo.

Dado que todos los textos examinados se refieren con preferencia a las profecías mayas, conviene ocuparse de lo que en realidad existe sobre el asunto. El gran pueblo maya era un excelente observador de los cielos, poseía sorprendentes conocimientos astronómicos y medía el tiempo, no en forma lineal sino a partir de ciclos, mediante varios calendarios de gran exactitud.

Uno de ellos, el denominado de “Cuenta Larga”, tiene un ciclo que, según el especialista en dicha cultura Eric S. Thompson, empezó el 11 de agosto de 3114 a. C. y que, según otros de la llamada Nueva Era, terminará el 21 de diciembre de 2012. Pero solo se ha descubierto un texto maya que en forma inequívoca se refiere a esta última fecha, el cual está situado en un monumento del sitio Tortuguero, estado mexicano de Tabasco. Su poco legible texto para nada se refiere a día final o cambio cósmico. Estos avisos amenazantes constituyen un invento total y una gran oportunidad para que mucha gente obtenga dinero. Es un despropósito considerar que los mayas podían prever ingentes fenómenos o cambios que ocurrirían muchos siglos después.

Por ejemplo, no se conoce registro que muestre su anticipación de un hecho más cercano y de crucial importancia para ellos: su súbita desaparición como pueblo.

Ahora veamos lo que dicen conocedores serios que se han referido a algunas de las creencias que vienen haciendo carrera. Ningún científico ha afirmado que a la Tierra le pasará algo terrible en el 2012; es una tontería decir que un planeta o asteroide significativo está próximo a causarnos una gran catástrofe pues, de ser cierto, hace tiempo aquellos habrían sido detectados, incluso a simple vista; no habrá alineamiento de planetas en las próximas décadas y cuando ocurran sus efectos serán despreciables; todos los diciembres la Tierra y el Sol se alinean con el centro aproximado de la galaxia y nada pasa; es improbable una inversión del magnetismo terrestre en los próximos milenios; y la actividad solar tiene un ciclo regular que alcanza su máximo aproximadamente cada 11 años, el próximo de los cuales tendrá lugar entre 2012 y 2014 y será de carácter promedio a la luz de los registros históricos.

Lo único rescatable de los autores menos pedestres de esta fiebre se refiere a las advertencias de que el mundo va por muy mal camino, tal como lo ponen de presente el deterioro ambiental, la extinción de especies, el cambio climático, la falta de solidaridad, el consumismo, la creciente desigualdad entre países y dentro de cada país, las crisis alimentaria y del agua, etc., para luego señalar en forma convincente que se requiere un cambio de conciencia, una diferente relación entre los seres humanos, un respeto a todo lo que hace parte del mundo viviente o material.

Pero es obvio que para sustentar la necesidad de lo anterior no se requiere echar mano de fechas cabalísticas, profecías o visiones catastrofistas, y menos irrespetar culturas antiguas con manipulaciones que distorsionan mitos, concepciones del mundo y saberes que fueron ejemplares en su tiempo, algunos de los cuales están todavía vigentes, que influyeron de muy diversas maneras en la posteridad y que hoy evocamos con admiración.

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