Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

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domingo, 22 de enero de 2012

EL PODER SIONISTA.-

EL PODER SIONISTA.-

Aunque el poder internacional se concentra en EEUU y la OTAN, el botóndisparador está en Israel. Una paradoja de la geopolítica contemporánea cuyasresponsabilidades nacen en 1948, cuando EEUU, Londres y Moscú decidieron crearun Estado teocrático sionista en Palestina, desplazando masacrando su poblaciónmulticultural.
En esta coyuntura, un ataque a Irán depende más de Tel Aviv y el AIPAC (Comitéde Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel), que de la suma de las armas ycancillerías de EEUU y la OTAN. No por buenos. Es una simple cuestión decálculos de costos en el actual contexto mundial. Esto se ha verificado desde 1991 en Irak, Afganistán, Túnez, Libia, Siria y Egipto. En la propia guerra canalla de Irakcontra la Revolución Iraní en 1980, fue visible el favor de la inteligencia sionista alBagdad de Sadam Hussein.
O sea, Israel es mucho más que un hecho militar, se trata de un peligrosodispositivo político regional, cuyo carácter expansivo de inspiración imperialista, solotiene un límite: es un diminuto Estado, con una burguesía menor en el mercadomundial a pesar de su alto desarrollo interno. No tiene la capacidad estructural deconvertirse en lo que fue el Estado japonés en 1936, el alemán de 1939, el, o lo quees el yanqui en 2012. Allí nace su contradicción y su riesgo geopolítico.
Esta ubicación particular de Israel potencia su riesgo como factor disparador. Elasesinato del científico iraní hace dos semanas, el llamado del director del Atlanta Jewish Times a la MSSAD para que mate a Barak Obama hace dos días, elacuartelamiento de fuerzas especiales israelíes desde octubre 2011, el simulacro deataque misilístico israelí sobre Ormuz, sólo suspendido por presión extrema de Washington y la UE, el asesinato del general persa Hassan Moqaddam, promotordel programa atómico y la amenaza latente de un ataque en abril de 2012, intentanuna sola cosa: crear un hecho consumado a Washington, uno desde el que no sepueda retornar. Lo que en geopolítica se llama “punto de no retorno”.
Esta actitud guerrerista se apoya en el cerco de EEUU y la OTAN sobre el Estadónación del golfo pérsico. Más de una década de demonización en la prensainternacional, la amenaza de un embargo a la venta de crudo de un país que vive en 80% de ese ingreso, las cuatro Rondas de sanciones en la ONU y el acto de guerradeclarada por Obama el 31 de diciembre de 2011, con la Ley que "Prohibe al istemafinanciero estadounidense prestar servicios a cualquier empresa que haga negociscon Irán" (W. Goobar, Miradas al Sur, Buenos Aires, 22/01/12)
Asustados por ese riesgo para su imperio, los academicos judíos estadounidenses, John Mearsheimer y Stephen Walt, preocupados por el riesgo de este “incontrolado”rol de Israel, advierten en su libro The Israel Lobby and U.S. foreing policy que “Ni los argumentos morales ni los estratégicos son válidos para el apoyoestadounidense a Israel ¿cómo lo explicamos? La explicación reposa en el incomparable poder del lobby isaelí… para manipular el sistema políticonorteamericano…”. La cosa es más compleja que el poder un lobby, pero es unabuena razón.
Cada día nos acercamos a la frontera de un ataque a Irán. Abril es la próximafrontera, pero puede haber otra. La política mundial no se rige por la formalidad de laaritmética. Atacar a Irán es una necesidad de EEUU y la OTAN para limitar supoder de potencia regional independiente en el Golfo Pérsico y el Medio Oriente.
El desarrollo nuclear persa es el casus belis de ocasión, podría ser cualquier otro. El asunto no es la capacidad atómica iraní, es su soberanía política en uncapitalismo global en crisis con urgencia de recursos energéticos y luchas socialesdesafiantes.
En este punto comienza la posibilidad de límites a un ataque contra Irán. Sudefensa no depende sólo de su capacidad militar ofensiva o defensiva, ni en elestrecho de Ormuz ni en sus antiguas y espléndidas ciudades.
El régimen de los Ayatollah comete un error fatal al limitar su defensa nacional a losplanos militar y diplomático. Ambos lo dominan ellos. Ahí somos débiles, Irán o Venezuela. Ni China ni Rusia son garantía, remember Libia.
Es lamentable que Teherán repita el mismo error de cálculo de casos similares.Descuida lo social dentro y fuera del país; subvalora lo político militante, no seapoya en los movimientos de lucha, las organizaciones y sindicatos del mundoárabe, Europa, Asia y el mundo, los Indignados de EE.UU. y Europa, la batallaideológica en la opinión pública.
El gobierno de Ajmadineyah tiene un límite propio que le resta defensa en el mundo.Es un régimen teocrático (como el de Israel), bonapartista como el de Argelia oDamasco, cerrado política y policialmente a su población trabajadora.
Está en una difícil posición, que en otros contextos nos recuerdan a la Panamá conNoriega, la Irak de Saddam, la Libia de Kadafi o la Siria de Bashar Al Assad.
La democratización del régimen iraní es la primera condición para ganarse lasimpatía y la defensa activa de grandes movimientos de masas en el mundo.
Lo que tienen garantizado Venezuela, Bolivia o Cuba, o Argentina respecto a LasMalvinas, en una hipotética agresión militar, es exactamente lo que le falta a Irán,cuya defensa no está en cuestión. No para mi.

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