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viernes, 20 de febrero de 2015

Islamofobia: muertos de primera y de segunda

Islamofobia: muertos de primera y de segunda

Ningún medio de comunicación, abrió su edición impresa con la proclama de, “Yo soy Musulmán, yo soy Deah, Yusor y Razan”

20/02/2015 - Autor: Ángel Álvarez Hernández - Fuente: Webislam
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Craig Hicks.
Deah Barakat, de 23 años, su esposa, Yusor Abu-Salha, de 21, y la hermana de ella, Razan Abu-Salha, de 19, fueron asesinados por su vecino, Craig Hicks, de 46 años, un ateo confeso que criticaba a todas las religiones. Barakat estudiaba segundo año de Estomatología y Yusor tenía planeado comenzar sus estudios en la misma carrera en el otoño. Los dos se habían graduado de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
Así relataban estos hechos el periódico "El Mundo" de España y el “New Herald”, de Estados Unidos, que además añadió en su artículo del 17 de febrero del 2.015 lo siguiente:
Una página de Facebook que se cree pertenece a Hicks mostraba docenas de mensajes antirreligiosos, incluyendo uno en el que se catalogaba a sí mismo como “antiteísta”, diciendo que él tenía una “profunda objeción en contra de la religión”, además de diseños denunciando al Cristianismo, al Islam y a la iglesia mormona.
La edición digital del periódico 20 minutos, en su artículo “Encausan a Craig Hicks por la muerte de los 3 universitarios musulmanes en Chapel Hill”, lo describía de la siguiente manera:
El acusado se describió a sí mismo en internet como un ateo "amante de las armas".Las órdenes de cateo indican que las autoridades sacaron de su casa una docena de armas de fuego, entre ellas cuatro armas cortas, dos escopetas y seis fusiles, así como una gran cantidad de balas. Hicks llevaba una pistola cuando se entregó varias horas después de los hechos, el 10 de febrero.
La muerte de los jóvenes estudiantes no mereció un entierro de Estado, ni la presencia de los líderes políticos internacionales, ni una manifestación solidaria que uniera al mundo entero. Ningún medio de comunicación, abrió su edición impresa con la proclama de, “Yo soy Musulmán, yo soy Deah, Yusor y Razan”.
Sus muertes pasaron casi desapercibidas para la gran prensa occidental, con un margen de duda sobre la motivación de las mismas. Según familiares de las víctimas, éstos informaron que fueron ejecutadas con tiros en la nuca. Una conocida amiga, musulmana y activista femenina de los derechos humanos, escribía:
En el entierro de las víctimas musulmanas asesinadas por el terrorista norteamericano..... ningún líder mundial se solidariza con estas víctimas. ... éstas no interesan... ¡Indignante!
Casi todos los países de mayoría musulmana han sufrido algún gran atentado. A modo de ejemplo se pueden citar los 48 estudiantes muertos y 79 heridos, en una escuela de la localidad de Potiskum, el 10 de noviembre del 2.014, en Nigeria, los 118 muertos y 150 heridos en el atentado del 28 de febrero del 2.005 en Irak, frente a un centro de reclutamiento de la Policía y la Guardia Nacional, los 90 muertos y 150 heridos en el atentado de Sharm el-Sheij en Egipto, o los 140 fallecidos, la mayoría estudiantes, en el atentado a una escuela de Peshawar, en el noroeste de Pakistán.
Estas víctimas, a manos de fanáticos desviados del islam, casi nunca han recibido un reconocimiento oficial y su aparición en los medios de comunicación ha sido casi mínima. Un siempre recordatorio olvidado a la semana.
El periódico “El Mundo”, en el artículo “El asesinato de tres universitarios en Carolina del Norte causa preocupación entre la comunidad musulmana”, escribía:
Aya Zouhri y sus amigas musulmanas, que diariamente se cubren la cabeza con un pañuelo, aseguran que están acostumbradas a recibir malas miradas o comentarios despectivos por parte de extraños.
Pero cuando Zouhri, de 22 años, salió de casa este miércoles -un día después de que asesinados a tiros cerca de la Universidad de Carolina del Norte en lo que las autoridades están investigando como un crimen de odio- la advertencia de su padre para que tuviera cuidado tomó una mayor importancia.
"La forma en que me lo dijo era muy parecido a: 'Estoy realmente preocupado porque algo te puede pasar a ti'".
Si este temor se confirma, la presencia de la libertad religiosa se perderá en las calles de nuestras ciudades, y la mujeres con el velo islámico, se convertirán en un símbolo perseguido por aquellos que niega la libertad religiosa a los demás. Quizás sea el momento de decir que todos somos musulmanes, frente a la barbarie islamofoba, porque todos queremos la libertad religiosa de los demás. Una libertad religiosa que no atenta contra nadie, ni daña a la humanidad. Una libertad religiosa que solo molesta a los islamofobos, tan despreciables como los terroristas desviados del islam, que asesinan a inocentes.
No puede haber muertos de primera y de segunda. No podemos desgarrarnos las vestiduras en defensa de la libertad de prensa y pasar desapercibidos frente a un atentado contra la libertad religiosa. La comunidad musulmana necesita la solidaridad mundial. Es la hora de decir que el islam no es el terrorismo demencial del mal llamado Estado Islámico, ni los prejuicios despreciables que continuamente lanzan los islamófobos, que también asesinan como Anders Behring Breivik, que asesinó a 77 personas, en su cruzada personal contra el islam, mientras preconizaba una guerra religiosa y étnica.

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