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lunes, 9 de mayo de 2016

Yo, "terrorista sospechoso"

Las dos caras de Aziz. A la derecha trajeado, era el empleado modelo de una importante multinacional y a la izquierda este martes tras ser detenido en su piso de Pinto
Llegó a usar el apodo 'The Suspected Terrorist' en su blog de hip-hop
Aziz fallaba pocas veces. Frío, calculador, ordenado... En su faceta de cazador de talentos era el referente, el líder. Un tipo al que, dentro y fuera de Lee Hecht Harrison-España, la multinacional de recursos humanos para la que llevaba 11 años trabajando, admiraban todos. Era el empleado modelo. El que invitaba a café. Y tras esa buena fama Aziz, casado y padre, había logrado camuflarse bien durante estos años. Él buscaba a los mejores, los más preparados del mercado laboral, y se los servía en bandeja a otras empresas, previo encargo. Era un headhunter, un cazatalentos de raza. Su vista y olfato suponían millones a la filial de Adecco. Y le adoraban. Tenía cartel. Contaba sus recetas para triunfar en exclusivas escuelas de negocios y universidades. Hablaba de motivación en revistas, periódicos y televisiones, de inteligencia emocional, de redes sociales (es un consumado experto) y empresas virtuales de nuevo cuño. Vestía trajes italianos y a menudo frecuentaba restaurantes de postín en Madrid. Sus palabras, como las de un mesíasde los negocios modernos, eran seguidas en multitud de foros por los ejecutivos más exquisitos.
No eran, sin embargo, las únicas presas que el gurú nacido hace 40 años en Tetuán perseguía. El hijo de médico, educado en un colegio católico de la que fue plaza española en Marruecos, ocultaba otra cara mucho menos amable. Cazaba para la yihad.Y lo hacía en sus horas libres tirando supuestamente de los miles de nombres que manejaba en la base de datos de su trabajo (la Guardia Civil requisó su ordenador). Una vida oscura y delictiva a la que Aziz se había entregado en los últimos dos años. Al grito de "Al-laku-àkbar" ("Alá es el más grande"). Buscaba apotenciales talentos islamistas dispuestos a todo, incluso a matar si fuera preciso, en nombre de una guerra santa bárbara.
Y en esa faceta oculta, el cazatalentos más deseado por los presidentes de grandes firmas también había escalado. Era el señalador del Estado Islámico, la gran multinacional del terror. El hombre en la sombra, el que hacía el trabajo limpiopara la causa. A quienes él veía con madera de futuros terroristas -especialmente a profesionales cualificados, como médicos, ingenieros e informáticos, aseguran fuentes de Inteligencia a Crónica- los marcaba con una "X" en sus apuntes. Otros -los captadores a su servicio- iban a por la pieza.
El martes 3, al romper el día, Aziz Zaghnane cayó. Estaba con su esposa e hijos, de dos y cuatro años, a punto de arreglarse para acudir a su despacho de director demarketing en el Paseo de la Castellana. Apenas le dio tiempo a enfundarse una sudadera negra y con la capucha taparse la cabeza pelada. "Era tan bueno, tan educado y bondadoso...", aún se asombra una joven tocada con velo que apura el paso por una calle de Pinto, municipio a media hora en coche de Madrid donde Aziz echó raíces con la mexicana Ana Marilú Ryena, convertida al islam, y sus dos retoños. Vivían de alquiler, sin lujos, discretamente. Una familia en apariencia ideal con un padre de éxito y, cara a los demás, sin mayores pretensiones pese a tener un buen sueldo.
Hasta que ocho guardia civiles cargados de balas fueron el martes a por él. Aziz, quien también gustaba de mezclarse con raperos (es un forofo del hip-hop), terminó en la cárcel (donde aún sigue junto con otros dos marroquíes y un español a sus órdenes). Está acusado de un presunto delito de terrorismo relacionado con la captación y el adoctrinamiento de yidahistas en España. Su destino final, Siria.
Nadie sospechaba de Aziz en su círculo laboral. "No teníamos ni idea. ¿Cómo íbamos a pensar que Aziz trabajaba para los terroristas? Nunca le vimos un comportamiento raro", aseguran fuentes de Adecco. Porque lo cierto es que Aziz era el compañero ideal en la oficina. Siempre atento y cariñoso con sus compañeros. Pasaba horas y horas allí, pero cuando sus compañeros abandonaban sus puestos de trabajo sacaba su cara B. Su lado más oscuro. El de reclutar personal cualificado para el Estado Islámico contando con el acceso privilegiado a las bases de datos de perfiles de su multinacional. El señalador. Un rol que, según destaca la misma fuente de Inteligencia, está cada vez más demandado por los terroristas. "Ya no sólo buscan captadores, que son los que hacen la aproximación real, ni suicidas que quieran inmolarse. También necesitan personas infiltradas en grandes empresas de recursos humanos para tener acceso a perfiles de profesionales cualificados. Porque en la guerra del terror no sólo necesitan soldados de primera línea. También expertos en distintas áreas", asegura un experto en antiterrorismo.

De familia rica

Aziz nació y creció en un ambiente de dinero. Hijo del que fuera jefe de Radiología del Hospital de Tetuán, estudió en un centro católico, el Instituto Español Nuestra Señora del Pilar de la ciudad marroquí. Y más tarde su familia le costeó la carrera de Bussiness Administration en la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA), donde cada curso no sale por menos de 40.000 euros. Después se mudó a París para cursar un posgrado de negocios en la prestigiosa École des Ponts Business School, ubicada a un par de kilómetros de la Torre Eiffel.
Su primer trabajo no lo encontraría en la capital gala sino en Madrid, como responsable de un call center de Vodafone. Antes había tenido que regularizar su situación en nuestro país y se fue hasta Vigo para arreglar los papeles. Estableció incluso vínculos con el PSOE de la ciudad. "Ha pasado mucho tiempo. No me acuerdo de los detalles, no sé si era afiliado o sólo simpatizante, pero creo que le ayudaron a arreglar su situación", recuerda un allegado.
Aziz dejaría su puesto en la empresa telefónica británica para fichar por lamultinacional de recursos humanos Lee Hecht Harrison en 2005. Empezaba una carrera imparable a la fama. "Si alguna vez soñaste con el compañero de trabajo perfecto, ese que te acompaña cada día, que está contigo en la luz y en la sombra, ése que te hace mejorar, que te aporta ideas, que nunca descansa y que se convierte en tu mejor aliado como compañero y amigo, ese es Aziz", escribía en su página de Linkedin Nekane Rodríguez de Galarza, directora general de Lee Hecht Harrison en España.
El jefe de operaciones de la farmacéutica Close UP International, Eduardo Figueiredo, también se deshacía en elogios y aseguraba que Aziz era "un excelente consultor en el mercado del reclutamiento, muy proactivo y que siempre responde en el tiempo preciso". Eso mismo pensarían los responsables del Estado Islámicocuando decidieron ficharle. Para llevar a cabo el reclutamiento en la sombra y nutrir de fanáticos a la mayor empresa mundial del terror.
Nadie en Lee Hecht Harrison sabía que Aziz ya era virtualmente por aquel entonces MoroFace a.k.a The Suspected Terrorist, lo que en español vendría a ser:CaraMoro, también conocido como El Sospechoso de Terrorismo. Era el seudónimo que utilizó durante años para escribir sobre hip-hop y política (dos actividades que le apasionan) y que viene a reflejar hoy su realidad.

De rapero comprometido a yihadista profesional

Haciendo uso de sus notables conocimientos sobre reputación digital (tu fama en internet), ya no queda apenas rastro de esta etapa de su vida, durante sus primeros años en Madrid. Dejó de escribir en su blog en abril de 2008 y ya no se puede acceder a él. Aziz era un cliente asiduo en locales donde se escuchaba rap y solía acudir a los conciertos en la capital, en el barrio de Lavapiés, una de las cunas del 11-M. Era muy crítico con las nuevas tendencias del hip-hop.
"A veces siento que el rap ha ido muy lejos de sus raíces, existe una sobrerrepresentación de los aspectos criminales de la cultura negra (en música) por parte de la juventud en los vídeos y grabaciones; no todos los chavales negros venden cocaína, crack y heroína. ¿Qué pasa con aquellos que trabajan en Häagen-Dazs en Brooklyn? Esos no están representados, escribió. Y siguió. "No oigo historias de esos chavales en ninguna de estas grabaciones que salen hoy en día! Lo único que oigo es "bang, bang, shoot 'em up!!", "ie nigga, die slowly!!"", escribió en su blog.
En 2007 publicó un texto sobre dicho tipo de música y el islam en el que analizaba cosas como por qué cada vez que se habla de las raíces del hip-hop se habla del islam. Aziz preguntaba retóricamente: "Si hoy en día el islam se relaciona con el terrorismo y con Al Qaeda, ¿llegará un día en el que el hip-hop sea un idioma terrorista?".
Ese mismo año se había divorciado de su primera mujer, una estadounidense muy rubia y de familia acaudalada, según relata un viejo amigo suyo. Ambos compartían un perro que finalmente se quedó con ella. Al tiempo, dejó de frecuentar el grupo de compatriotas con los que se rodeaba, alguno de ellos vinculados con el menudeo de hachís.
En sus primeros años en Madrid se ponía chilaba para estar en casa en verano y usaba las típicas babuchas amarillas marroquíes. Por lo demás, no tenía otras costumbres que lo distinguieran como un musulmán radical. En su post MoroFace a.k.a The Suspected Terroristlamentaba algunos ataques a grupos de música musulmanes y decía que "no se entiende el motivo desde un ángulo general, ya que estos musulmanes solo intentan y luchan para que sus creencias sean entendidas por otros". Y daba pistas. Añadía que "algunos están cambiando sus nombres para evitar el contragolpe, temen rezar abiertamente sin ser llamados terroristas. Otros lanzan proyectos pacifistas para convencer de que no están buscando guerra contra nadie, ni mucho menos contra Occidente, como redacta la propaganda islamófoba".
También dedica una parte a criticar la mala interpretación que se hace de la palabra yihad. Aziz sostiene, en línea con el pensamiento de muchos otros musulmanes, que es un término que asusta a todos, sin que nadie se haya preocupado de explicar su verdadero significado. "Se ha malinterpretado como la guerra santa de Oriente contra Occidente, sobre todo tras los atentados del 11 de septiembre".
"Esa palabra, que significa lucha en árabe, ha sustituido en la canciones de rap a la antigua struggle, que viene a significar lo mismo. ¿Por qué entonces la gente se alarma cuando escucha la palabra yihad en una canción? ¿No es una simple traducción?".
Parece ser que conforme pasaron los años Aziz fue radicalizando sus posiciones.Se mostraba preocupado. En su Facebook subió una foto de refugiados en una valla de alambre y decía: "¿Auschwitz? No. Es Europa en el siglo XXI".
Pero, ¿cómo llegó Aziz a enrolarse en el Estado Islámico? Se sospecha que fue captado no hace más de dos años. "Un captador se acercaría a él, le seduciría, le lavaría la cabeza. No es el perfil de persona que llevaba años bajo el amparo del Estado Islámico y mucho menos que los terroristas le pagasen su educación", explica a Crónica un experto en seguridad nacional. En diciembre de 2015, de hecho, viajó a Siria aunque parapetado bajo una ONG llamada Syria Relief, registrada legalmente en el Reino Unido.
Sus allegados desconocían este extremo y más aún que trabajase para el Estado Islámico. "¿Aziz reclutador de yihadistas? ¡Pero si no sabe ni leer árabe!", decía un viejo amigo suyo al conocer la noticia. En su entorno la detención ha sido toda una sorpresa.

"Era muy de su casa, buen padre"

Sesenta y dos pasos mide la pequeña calle de Pinto, municipio con 47.594 habitantes, donde el cazador de la yihad comenzó a tejer su macabra red. "¡Ah, sí, usted me pregunta por el moro del Gran Capitán. Vive allí...", indica un jubilado que va tirando de un carrito de la compra hacia la calle de Aziz (Gran Capitán). El edificio, de dos alturas, aparenta humilde, como el barrio. Por él pasean a media mañana mujeres tocadas con el velo islámico y marroquíes jóvenes van de un lado a otro en bicicleta transportando paquetes para poder sacarse unos euros. Corrillos de viejos e inmigrantes en paro matan las horas en un parque cercano.
Aziz y familia ocupan un piso de 85 metros, al lado de una tienda de juguetes. Sorprende que un directivo de una multinacional con una nómina que rondaba los 90.000 euros anuales llevase seis años viviendo como un obrero más del barrio.
"Era muy de su casa, buen padre, a veces iba a la comunidad religiosa islámica, no lejos de la estación de trenes", cuenta una musulmana del lugar, que prefiere no dar su nombre. "De vez en cuando iba acompañado de un hombre muy fuerte, musculoso, también musulmán. Creo que se llamaba Hicham". Otro de los detenidos. También marroquí, casado y con dos hijos de corta edad. Sería el encargado de adoctrinar a los nuevos señalados por el jefe. Se trata de un fornido portero de discoteca al que Aziz consiguió radicalizar. Más adelante captaría a los otros dos detenidos, uno de ellos español. Los cuatro, con el cazatalentos a la cabeza, solían machacarse el cuerpo en un gimnasio. No se descarta que pudieran estar preparándose para dar el salto a Siria, según los de antiterrorismo de la Guardia Civil. Aunque en el plan no entraría Aziz.
La vida en la cumbre, su sobreexposición mediática, era su mejor tapadera. Los propios agentes que lo detuvieron no daban crédito al descubrir que detrás del triunfador que atraía a la flor y nata de los negocios y daba conferencias a empresarios que cotizan en Bolsa se escondía un cerebro terrorista de primera. Un tipo que se movía por ambientes selectos, frecuentaba lujosos comedores y encandilaba con su verbo y finos modales. Él mismo se definía como "políglota" y "buen negociador". Y lo era. "Le bastaban dos o tres minutos para convencer a una persona, tenía psicología, un don", dice de él un homólogo de la competencia. "Es un cazador de talentos fantástico, un lince de los negocios...". Y del horror.

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