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jueves, 23 de noviembre de 2017

Irak, contra los últimos militantes del IS en sus guaridas del desierto

Fuerzas iraquíes en la zona de Rawa, en las operaciones para recuperar el Valle del Éufrates del IS. AFP
La geografía escenario del último capítulo de la batalla -clave en el contrabando de combatientes, armas y víveres- se extiende entre Siria e Irak
Las tropas iraquíes han inaugurado este jueves el asalto definitivo a los últimos escondites del autodenominado Estado Islámico en el escurridizo desierto occidental en la última y compleja batalla para erradicar a una organización yihadista que hace tan solo tres años llegó a controlar un tercio del país y diluyó las fronteras entre Siria e Irak trazadas hace más de un siglo.
"Le hemos dado caza en todas las regiones de Irak. Ahora toca limpiar todo el desierto occidental. Pronto podremos decir que no queda ningún terrorista en el país", relata con evidente orgullo a EL MUNDO Yehia Rasul, portavoz del ministerio de Defensa iraquí. La geografía escenario del último capítulo de la batalla -clave en el contrabando de combatientes, armas y víveres- es la denominada "Provincia del Éufrates" por el grupo yihadista y se extiende entre Siria e Irak.
La nueva ofensiva busca asestar el golpe definitivo a los últimos militantes del hoy marchito califato en zonas remotas y poco pobladas de Al Yazira, ubicada entre las provincias iraquíes de Saladino, Nínive y Al Anbar, y evitar así que se convierta en un lugar de cobijo donde el grupo pueda rearmarse y lanzar nuevos ataques. "El ejército y Hashid Shaabi [Movilización Popular, en árabe] han comenzado a primera hora de esta mañana una operación a gran escala para liberar las regiones de Al Yazira", ha reconocido el comandante de Operaciones Conjuntas iraquíes, Abdelamir Yaralá, en un comunicado.
La batalla, lanzada desde tres frentes, ha sido también confirmada por las milicias chiíes de Hashid Shaabi, respaldadas por Irán. "Más de 6.000 miembros de Hashid Shaabi forman parte de la primera fase de la operación junto a la división novena del ejército y agentes de la policía federal", ha precisado Husein al Asadi, portavoz de las brigadas Jund al Imam, uno de los grupos que componen una constelación de milicias integradas en las fuerzas de seguridad.
El objetivo es una zona de 7.000 kilómetros cuadrados que se extiende entre los ríos Tigris y Éufrates, cerca de la frontera con Siria, en la que han hallado refugio las huestes del califato tras ser expulsadas de sus bastiones urbanos en las provincias de Al Anbar, Saladino, Diyala o Kirkuk. El páramo fue en el pasado guarida del embrión del IS, Al Qaeda en Irak, tras la invasión estadounidense del país en 2003.
En las primeras horas del despliegue militar, el mando de Hashid Shaabi ha anunciado haber frustrado la detonación de un coche bomba; la confiscación de arsenal del grupo terrorista y la liberación de una decena de pequeñas aldeas. El avance en una ruta plantada de artefactos explosivos por los yihadistas cuenta con el apoyo aéreo del ejército iraquí.
El pasado martes el primer ministro iraquí Haidar al Abadi se resistió a cantar victoria definitiva. Aseguró que el país había derrotado al IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) a nivel militar pero -a diferencia de las triunfales declaraciones efectuadas por el régimen iraní- aplazó cualquier declaración de victoria final hasta que el desierto fuera purgado de terroristas.
Bagdad ha protagonizado una costosa batalla -con cinco millones de desplazados y miles de muertos- desde que a principios de 2014 la organización que lidera el iraquí Abu Bakr al Bagdadi iniciara una veloz expansión desde la provincia de Al Anbar y llegara a ocupar más de un tercio de país. La primera operación para debilitar su dominio comenzó en marzo de 2015 en Tikrit, la ciudad natal de Sadam Husein.
Desde entonces las tropas iraquíes, que han recuperado la moral tras su humillante retirada del norte del país, han recuperado con apoyo de la coalición internacional que encabeza Estados Unidos los enclaves de Ramadi y Faluya, ubicados ambos en la provincia de Al Anbar; Mosul, tras nueve meses de arduas escaramuzas; Tal Afar, también localizada en el norte del país; Hawija, próxima a la petrolera Kirkuk; y los últimos núcleos urbanos en la provincia de Al Anbar fronterizos con Siria.
El pasado viernes las fuerzas de seguridad dieron por concluida la batalla en Rawa, su último feudo urbano en suelo iraquí ubicado cerca de la frontera con Siria. Al otro lado de la frontera, las tropas de Bashar Asad, respaldadas por el ejército ruso y milicias afines, han recuperado esta semana la villa de Al Bukamal tras una contraofensiva del IS que le arrebató su conquista inicial. Los esfuerzos se centran ahora en los enclaves de Deir Ezzor que aún mantiene el IS.
Ante las sucesivas derrotas territoriales, el IS -ha perdido alrededor del 95 por ciento del terreno que una vez controló- se ha reconciliado con la clandestinidad y las tácticas de insurgencia que practicaron en el pasado. El pasado martes 37 personas perdieron la vida en un atentado con coche bomba en un céntrico y abarrotado mercado de la localidad iraquí de Tuz Jurmatu, a unos 180 kilómetros al norte de Bagdad. El arresto de células y las tentativas de ataque son acciones diarias en muchas de las zonas arrebatadas al IS como Mosul o Tikrit. "El IS continúa siendo una amenaza a pesar de su derrota militar", advierte la misión de la ONU en Irak.

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