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miércoles, 1 de noviembre de 2017

Terror en la noche de Halloween

Efectivos desplazados hasta el lugar donde se registró el atropello. REUTERS
Y no es de Afganistán, Libia, Somalia, Siria, Chad, Irak, Sudan, Yemen, ni Irán, que han sido los principales afectados por las tres órdenes de cierre de fronteras de EEUU con Donald Trump. Sayfullo Habibullaec Saipov es de la ex república soviética de Uzbekistán, un país que nunca ha sido ni islamista ni un 'estado fallido' en el que cada cual haga la guerra por su cuenta. De hecho, Uzbekistán tenía su propio grupo terrorista islámico, y de los más 'duros'. Era el Movimiento Islámico de Uzbekistán (IMU, por sus siglas en inglés), emparentado con la rama más radical de los talibán y con Al Qaeda, que desapareció del mapa en 2001, durante el bombardeo de EEUU de la ciudad afgana de Kunduz, donde tenía su base y donde residía su líder, Juma Namangani, que no salió con vida de allí.
Fue un bombardeo que EEUU caballerosamente suspendió durante unas horas para que Pakistán pudiera sacar a unos cientos de sus propios integristas. Ya se sabe que todos los fundamentalistas son iguales, pero unos fundamentalistas son más iguales que otros. Eso lo sabía también Rusia, que en aquella época ayudaba a los uzbekos - y a sus vecinos de Tayikistán y Kirguistán - a combatir al IMU en primavera y verano, pero que en otoño organizaba una tregua en la que llevaba a los terroristas en helicóptero del Valle de Ferganá - que atraviesa los tres países - a Kunduz, para que en primavera regresaran y la presencia militar y política de Moscú en la región fuera necesaria. Si alguien se indigna por esto, que recuerde cuando todo el mundo sabía en qué bares de Bayona iban los terroristas de ETA a tomar vinos, mientras Francia declaraba tranquilamente que iba a considerar la compra de vagones y locomotoras para el AVE una "decisión política" que sería pagada - o no - en extradiciones de asesinos.
Saipov podría haberse radicalizado en Estados Unidos. Por su edad - 29 años -, y el tiempo que lleva en EEUU - desde 2010 - parece imposible que tenga algo que ver con el IMU, aunque ese grupo ha tratado de reactivarse y hasta ha jurado lealtad al Estado Islámico (IS, según sus siglas en inglés). Pero los alrededor de 1.500 uzbekos que han ido a combatir a Siria e Irak parecen haberlo hecho por el IS, no por el IMU.
A primera vista, el caso de este terrorista recuerda al de los hermanos Tsarnaev, que en 2013 pusieron una bomba en el maratón de Boston. Los Tsarnaev eran de origen checheno, y estaban muy occidentalizados. De todas formas, lo que nadie nunca parece haberse preguntado es por qué atacaron a EEUU y no a Rusia, que es el país que, literalmente, dejó a Chechenia como un solar. Tal vez por una cuestión cultural. Para los integristas, todo lo que viene de Occidente es malo. Como me dijo una vez el neoconservador Barry Rubin, del think tank republicano American Enterprise Institute, "para ellos, un programa de televisión es algo tan grave y tan agresivo como un bombardeo". Acaso sea ésa la razón por la que Saipov llevó a cabo su atentado cerca del World Trade Center. Si hay un lugar con simbolismo en el terrorismo islamista es ése, y desde antes del 11-S. no olvidemos que el primer intento de volar las Torres Gemelas - que no estuvo muy lejos del éxito - fue en 1993. También podría tener simbolismo la fecha.
Ayer EEUU celebró Halloween, la noche de los fantasmas, pero también la noche de los niños, en la que los pequeños de todo el país se disfrazan y van de casa en casa pidiendo regalos y amenazando con asustar. Actuar al atardecer de ese día da un tono particularmente miserable al crimen de asesinar a personas desarmadas. En este sentido, cabe el consuelo de que Saipov no se va a despertar con ninguna virgen, sino entubado en un hospital. Y, encima, no le van a leer los derechos - ésos que la policía dice a los detenidos en las películas - porque en delitos de terrorismo como éste los detenidos no reciben ese tratamiento, con el objetivo de que confiesen lo más posible y lo antes posible. No es que no vaya a tener derechos; solo que no se los van a recordar.
La sociedad estadounidense tiene muy poca tolerancia hacia el terrorismo, al menos, cuando éste es practicado por islamistas. Prácticamente nadie en EEUU sabe que el segundo mayor atentado de la Historia del país fue cometido por un ultraderechista en 1993 y costó la vida a 168 personas, entre ellas 19 bebés y niños pequeños en una guardería, y menos gente aún es consciente de que el presidente William McKinley fue asesinado por un anarquista del estado de Michigan, Leon Czolgosz.
En 2017, además, el miedo a todo lo musulmán y extranjero se ha convertido en la principal baza de Donald Trump. Así que el horror de la noche Halloween, probablemente, tendrá consecuencias. Al menos, la derecha alternativa que apoya al presidente va a utilizarlo para reagrupar a sus fuerzas tras las últimas revelaciones del escándalo 'Rusiagate'.

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