Elecciones: Veracruz está condenado al pesimismo
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El próximo domingo 1 de julio, 5.7 millones de veracruzanos elegirán al que será su nuevo gobernador.
Para el cargo compiten: José Francisco Yunes (PRI-PVEM), su primo, Miguel Ángel Yunes Márquez (PAN-PRD-MC), Cuitláhuac García (Morena-PT-PES) y Miriam Judith González (Panal). Sin embargo, las probabilidades numéricas sólo benefician a dos de ellos, y lo hacen de manera reñida.
Según los resultados difundidos por varias casas encuestadoras, existe un empate técnico entre el junior del actual gobernador, Miguel Ángel Yunes y el morenista, Cuitláhuac García, quienes, de acuerdo con el diario Reforma, tienen 41 y 43 puntos porcentuales de intención del voto respectivamente.
El futuro político de Veracruz se debate entre la continuidad en el poder de una élite voraz y un cambio que representa al populismo y a la regresión.
Pero la elección, a simple vista, parece no ser un premio. Cualquiera que gane tendrá como prueba de fuego la crisis heredada por el hoy preso exgobernador Javier Duarte, quien dejó un desfalco por más 61 mil millones de pesos.
Por si fuera poco, el obsceno desfalco de Veracruz sólo es uno de los graves problemas que deberá atender el próximo gobernante. La violencia, la corrupción,la presencia de grupos criminales y la pobreza, son otros ejemplos de las calamidades que padece el estado.
La elección local, además de afectar a Veracruz, tendrá repercusiones en la elección presidencial, pues la alta aceptación de Cuitláhuac beneficiaría a López Obrador, quien contará con la lealtad de los simpatizantes del candidato de su partido que, como se mencionó antes, representan hasta el 43 por ciento de los casi seis millones de votos.
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