Unirse al islam radical es toda una odisea para los ciudadanos españoles, especialmente si son autónomos. Lo confirmaba esta mañana la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), que denuncia las trabas burocráticas y administrativas a las que se enfrenta hoy en día cualquiera que desee ofrecer sus servicios al Estado Islámico.
Uno de los miles de afectados por estas dificultades es Pablo G., diseñador gráfico “freelance” que ha tenido que posponer su proyecto yihadista tras un largo y costoso periplo por las distintas administraciones (Gobierno, comunidades autónomas y ayuntamientos) para obtener los numerosos permisos y autorizaciones necesarias antes de empezar a ejercer la actividad.
“Me había dejado la barba larga de hipster. Lo tenía todo organizado. Pero en el último momento me han dicho que tenía que cambiarme de epígrafe en el IAE y que encima se me iba a penalizar fiscalmente por compatibilizarlo con otros trabajos”, se queja Pablo. “Luego dicen que no emprendemos”, añade.
En un momento en el que el autoempleo y el emprendimiento se han convertido en la gran baza contra el paro y la crisis, la lentitud de las administraciones constituye un obstáculo inasumible para los trabajadores, según denuncia la UPTA, que exige un programa de simplificación administrativa que acorte y abarate el proceso de unirse al yihadismo.
“Además es que está mal visto. Parece que si no eres funcionario o tienes un contrato indefinido no tienes un trabajo normal y eres sospechoso. A veces tengo que mentir a la Guardia Civil, que cuando les dices que haces cosas para el ISIS parece que seas un terrorista”, insiste Pablo G. “Yo sólo les eché una mano con el logo. Y aún no les he podido facturar, por cierto”, lamenta.
Según las asociaciones de autónomos y los sindicatos, el único que está haciendo los deberes es el Estado Islámico con sus programas de reclutamiento. “Pero ese esfuerzo no sirve de nada si no remamos todos en la misma dirección y al mismo ritmo”, insisten desde la APTA.