Leer no da coronavirus
A los mexicanos no nos gusta leer. Es irónico que se lo diga yo (un millennial) a través de una columna escrita para un periódico, pero supongo que eso lo hace aún más significativo. Y lo peor: como los cangrejos, vamos para atrás. Mientras que en 2016, 45% de la población aseguró haber leído al menos un libro en 12 meses, este año la cifra se redujo a 41% según datos del Módulo Sobre la Lectura presentados por el INEGI. El Programa Internacional para la Evaluación de los Alumnos, que se aplica a niños de 15 años que concluyen la primaria, mostró que México ocupa el penúltimo lugar en lectura entre 37 países de la OCDE. El grupo de escolaridad que más declaró leer es el que cuenta con al menos un grado de educación superior, sólo dos de cada 10 mexicanos. No fueran embarazos adolescentes, u obesidad porque siempre estamos en el primero.
Los millennials, esos que nacimos entre 1985 y el 2000, somos la generación que menos libros y texto corrido lee; según estudios nuestro lapso de atención es de 15 minutos. Si algo no logra captar nuestra atención en ese corto tiempo, con un simple swipe le damos next y a lo que sigue. Después viene la generación Z, nacida entre el 2000 y el 2015, la cual revisa su teléfono hasta 80 veces al día y su rango de atención es de cinco minutos.
Pero antes de que empiecen con su cantaleta de abuelita de cómo la tecnología arruinó nuestras vidas, es importante decir lo obvio: el Internet ha acelerado la difusión de información y democratizado el acceso a ella. Gracias a la tecnología, los teléfonos celulares son más baratos y permiten a la mayoría de la población acceder a millones de textos que de otra forma les sería imposible. La lectura móvil no es un fenómeno del mañana, sino una realidad. El reto ahora es encontrar la manera de integrar la lectura en la vida de las nuevas generaciones de mexicanos: algunas ideas podrían ser combinar libros con películas o series, dejar el snobismo de los grandes clásicos (que hoy matarían de aburrimiento a cualquier joven) y abrir paso a alternativas estigmatizadas como los audiolibros y los libros gráficos. El desafío existe y más vale aceptarlo a perder el hábito de la lectura para siempre.
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Como dirían por ahí: leer no da coronavirus.
PD: Hablando de coronavirus, esta semana México superó los 400 mil contagios y las 45 mil muertes (nueve veces más que los decesos en todo China), convirtiéndonos en el tercer país con más muertes por COVID-19 en el planeta. La Secretaría de Salud dio a conocer que en 20 estados se registra un exceso de mortalidad de 55%. Alrededor de 71 mil muertes adicionales a las esperadas, de acuerdo a índices del año pasado. Raúl Rojas, matemático de la Universidad Libre de Berlín, calcula que con base en datos presentados por el CENAPRECE, se debe multiplicar por 3.8 la cifra de fallecidos. Más de 160 mil muertes.
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