Bach y Handel: Unidos por la ceguera, libro de la colección Músicos y medicina de Adolfo Martínez Palomo, novedad editorial
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- El Colegio NacionalCCO:erubielcamacho43@yahoo.com.mxlun. 31 de ago. a las 14:4831 de agosto 2020ECN/ 216Ciencias biológicasy de la saludBACH Y HANDEL: UNIDOS POR LA CEGUERA*El Colegio Nacional publica Bach y Handel de Adolfo Martínez Palomo, el más reciente título de la colección Músicos y Medicina. Historias Clínicas de Grandes Compositores.*El autor revisa momentos clave en la biografía de ambos compositores, incluida la ceguera que ambos padecieron y la mala fortuna que compartieron al caer en manos del mismo oculista charlatán.Unidos en la posteridad por su genio musical, Johann Sebastian Bach y George Frideric Handel tuvieron vidas divergentes, pero un infortunio compartido. De origen modesto, Bach llevó una existencia austera y murió casi en el olvido; Handel, en cambio, nació en una familia acomodada y en vida gozó de fama y fortuna.Nacidos ambos en 1685, con apenas unas semanas de diferencia y en poblaciones alemanas cercanas, Bach y Handel nunca llegaron a conocerse, pero ambos sufrieron males oculares y compartieron la mala fortuna de acudir al mismo médico charlatán cuyas malas intervenciones condenaron a ambos a la ceguera.Esta historia de genio y desventura es la que nos narra Adolfo Martínez Palomo en su libro Bach y Handel, el segundo y más reciente título de la colección Músicos y Medicina. Historias Clínicas de Grandes Compositores que publica El Colegio Nacional, y que a la fecha suma dos títulos, el primero dedicado a Monteverdi y Vivaldi (2019).La nueva entrega de esta colección resulta especialmente atractiva toda vez que Bach y Handel son sin duda dos de los compositores más conocidos y reconocidos entre el gran público, pues quién no se ha deleitado alguna vez con la célebre Tocata y fuga en re menor de Bach o con los celestiales coros del Aleluya de El Mesías de Handel.Adolfo Martínez Palomo, integrante de El Colegio Nacional desde 1985, médico y profesor emérito del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), ofrece en esta obra un justo equilibrio entre el dato erudito, la recuperación bibliográfica precisa y un estilo ameno aderezado con momentos de humor sutil.Bach y el origen del genioBajo el título “Creatividad: ¿herencia o aprendizaje?”, Adolfo Martínez Palomo examina algunas facetas fundamentales en la biografía de Johann Sebastian Bach: los factores que detonan su genio creativo, la manera en que la personalidad del compositor modeló algunos aspectos de su obra, el infortunio de la ceguera, así como el final de sus días en el olvido y la incertidumbre sobre el paradero de sus restos mortales.Al retomar el viejo debate sobre la influencia de la herencia y el ambiente en la conformación del genio creativo, Martínez Palomo apunta que el caso de Johann Sebastian Bach resulta ideal para un estudio del tema, pues refiere que la familia del compositor había sido por generaciones semillero de numerosos músicos, pero el desempeño de éstos no superaba un nivel artesanal y no sería hasta la llegada de Johann Sebastian que la profesión alcanzaría nivel de excelencia artística entre los Bach.Si bien es cierto que el joven Johann Sebastian heredó el oído absoluto de los Bach, Martínez Palomo advierte que habría sido la dedicación lo que asentó el talento del futuro genio, dedicación que llevaba al joven músico a robar horas al sueño para copiar sin permiso las partituras de compositores famosos que su hermano guardaba bajo llave o a emprender viajes a pie de 40 y hasta 350 kilómetros para asistir a sus clases de música.Bajo estas evidencias, Adolfo Martínez Palomo defiende la tesis de que fueron el tesón personal y el ambiente propicio, más que la herencia, los que modelaron el genio de Johann Sebastian para elevarse por encima de la “robusta mediocridad” de toda la dinastía Bach que le precedía.Por otro lado, Martínez Palomo relata que Bach gozó de notable salud y fue hasta el final de sus días cuando el compositor sufrió de malestares oculares, como su prolongada miopía y cataratas, quizá agravadas por el glaucoma.Para atender sus males, Bach tuvo la desgracia de acudir a los servicios del oculista inglés John Taylor, sujeto poco escrupuloso, pero que gozaba de fama entre las clases acomodadas, quien sometió al músico a una fallida operación. Así describe Martínez Palomo la fatal intervención: “El paciente fue atado a una silla, sin anestesia y, por supuesto, sin medida higiénica alguna. Después se hicieron pequeñas incisiones en la córnea y se desplazó el cristalino. Bach quedó ciego desde el día de la primera operación.”Condenado así a la ceguera y con una condición de salud agravada quizá por la diabetes, uno de los más grandes compositores de la historia falleció en 1750, tres meses y tres semanas después de la operación. Fue sepultado modestamente en el cementerio de San Juan en Leipzig, sin ninguna identificación o lápida, lo que ha resultado en la incertidumbre sobre la autenticidad de sus restos mortales.Handel, entre la fama y la oscuridadBajo el título de “El querido sajón. George Frideric Handel”, Adolfo Martínez Palomo revisa distintas etapas decisivas en la vida del compositor de El Mesías, sus años de formación, su agitada juventud que incluyó un duelo de espadas, su papel como presunto espía del gobierno alemán, su éxito comercial y, finalmente, el declive de su salud, con recurrentes ataques de parálisis y la ceguera de sus últimos años.El autor relata que a los 19 años Handel comienza a ganar fama como compositor de óperas de éxito comercial. Viaja a Italia donde consolida su prestigio y regresa por algunos meses a Alemania, sólo para ser enviado a Inglaterra presuntamente para fungir como espía. Sin embargo, el hábil músico conquista el favor de la nobleza inglesa y gracias a un Acta del Parlamento obtiene la ciudadanía inglesa y adapta su nombre a la grafía inglesa. El éxito del que goza le permite a Handel financiar su amor por la pintura y logra conformar una colección de más de 140 cuadros de artistas famosos.Después de los 50 años, la salud de Handel comienza a mermar cuando sufre una serie de ataques de parálisis que afectan su brazo derecho y le dejan sin habla, tales estados de parálisis habrían sido causados por embolias vasculares que afectaron el cerebro del artista, según explica Martínez Palomo.Aunque el compositor se recupera de los ataques de parálisis, hacia 1751 comienza a padecer los síntomas de una ceguera progresiva hasta perder la vista en 1752. Trágicamente, la ceguera impide a Handel gozar de sus dos pasiones en la vida: componer música y admirar su colección de arte. Desesperado, el compositor recurre también a los servicios del afamado charlatán John Taylor.Martínez Palomo refiere que después de haber operado infructuosamente a Bach, John Taylor somete a Handel a una intervención innecesaria y fraudulenta, toda vez que el compositor estaba ya ciego para entonces. Sin esperanza de recuperar la vista, Handel vive sus últimos años en la oscuridad y muere en 1759. Su fama le valió recibir trato real y fue sepultado en la célebre abadía de Westminster.La edición impresa de Bach y Handel de Adolfo Martínez Palomo, se encuentra disponible en librerías, y la edición digital está al alcance del público en libroscolanl.com-0-
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