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martes, 27 de octubre de 2020

Octavio le debe mucho a Garro y Garro le debe mucho a Paz: Enrique Krauze

  Octavio le debe mucho a Garro y Garro le debe mucho a Paz: Enrique Krauze

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  • El Colegio Nacional <elcolegionacional@colnal.mx>
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    mar. 27 de oct. a las 11:28
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    27 de octubre 2020

    ECN/ 288

    Artes y Letras 


    OCTAVIO LE DEBE MUCHO A GARRO Y GARRO LE DEBE MUCHO A PAZ: ENRIQUE KRAUZE

     

    * En 2014, año del centenario del nacimiento de Octavio Paz, Enrique Krauze, integrante de El Colegio Nacional y Christopher Domínguez Michael, entonces como invitado, participaron en la conferencia Conversaciones biográficas sobre Octavio Paz, recomendación en línea del 26 de octubre

    *“Aunque digan cosas muy gruesas, estoy obligado a dejarlas en el juicio del lector, porque no puedo censurar”, comentó Domínguez Michael a propósito de los testimonios de Elena Garro y Helena Paz

    *“Hay una religiosidad en Octavio Paz: es una religiosidad específicamente católica, aunque no se acepte como tal, y va mucho más allá de una visión superficial”, a decir del historiador

     

    Una conversación en la que la figura femenina estuvo muy presente, a través de dos mujeres, una menos atendida y la otra mucho más compleja, que formaron parte del entorno del Premio Nobel de Literatura: doña Josefina Lozano, madre del poeta, y la escritora Elena Garro, con quien sostuvo una relación “dificilísima”, en palabras de Enrique Krauze, integrante de El Colegio Nacional, tuvo lugar durante la conferencia Conversaciones biográficas sobre Octavio Paz, sesión que se desarrolló originalmente en diciembre de 2014, recomendación en línea del 26 de octubre.

    “Estoy absolutamente seguro, que hay mucho más que decir sobre esa relación. Tengo una imagen distinta a la tuya: fue una relación tormentosa, dificilísima. En mi libro tomo el testimonio de Juan Soriano, que los vio en muchas ocasiones, que vio el sufrimiento de Octavio; he leído las cartas de Octavio que publica Sheridan, pero nos falta conocer las cartas de Elena Garro.”

    “Nos faltan muchos elementos, pero en algo estamos de acuerdo: aquella guerra civil entre esos dos hermosos y rubios personajes, la hija de unos villistas, y el hijo de unos zapatistas, ese encuentro de dos hijos de revolucionarios apasionados y románticos, fue un encuentro al tú por tú: la obra de ambos tiene huellas mutuas. Octavio le debe mucho a la Garro, y la Garro le debe mucho a Paz”, destacó el historiador.

    El diálogo con Christopher Domínguez Michael se dio a propósito del lanzamiento de su libro Octavio Paz en su siglo, una biografía en la cual se convenció de la importancia de plasmar lo que venía en los papeles y las memorias de Elena Garro y de Helena Paz Garro, porque ellas vivieron 20 años con el escritor, son testigos de primera línea y metodológicamente no puedo excluir su testimonio, “aunque digan cosas muy gruesas que estoy obligado a dejar en el juicio del lector, porque no puedo censurar.”

    “Dentro de la amargura de lo que fue un terrible matrimonio, descubrí cosas luminosas; por ejemplo, quien empuja a Paz a hacer la denuncia, en 1951, de los campos de concentración soviéticos, que aparecen en la revista argentina Sur, es Elena. Pero también en algún momento alguien le dice a Elena, ‘oye, pero en “Piedra de sol” se refiere a ti de una manera horrible’. Y Elena responde: ‘para eso es la poesía, para sublimar los sentimientos’.”

    Por otro lado, Enrique Krauze también reconoció que se ha escrito muy poco de la figura de Josefina Lozano, la madre de Octavio Paz, más allá de que se conozcan pocas cartas, “aunque hay algunas de doña Josefina, en Princeton, enormemente amorosas a su querido Tavito, preocupada por qué comía, los peligros que estaba pasando en España, pidiéndole que ya regresara porque tenía a su madre llena de angustia.”

    “Hay una religiosidad en Octavio Paz: es una religiosidad específicamente católica, aunque no se acepte como tal, y va mucho más allá de una visión superficial. Es algo mucho más profundo y yo creo que esa es la veta menos prestigiosa, no tiene que ver con las imágenes de los revolucionarios franceses o la biblioteca que era del abuelo. Tenía que ver con el trato cotidiano, con la mujer con la que convivía diariamente y con la tía, con la que iban a misa: hay en Octavio Paz una inspiración de orden religioso”, destacó el director de la revista Letras Libres.

    En la revisión biográfica, Enrique Krauze también se refirió a un tema pendiente en los acercamientos a la figura del poeta: la genealogía, cualquier biógrafo tiene que empezar la biografía de su personaje antes que su personaje, para lo cual resulta fundamental escribir largamente y a fondo de Paz antes de Paz, “una zona si no inédita, aún falta mucho por rescatar.”

    “Estamos hablando de dos personajes enormes, al menos Irineo Paz (su abuelo) es un personaje gigantesco, él mismo requiere una biografía que no existe. Paz Solórzano (su padre), aunque es un personaje mucho más trágico y con una vida más breve, también merece una biografía y sin esas dos todavía no tenemos los elementos para construir la génesis sobre Octavio.”

    Para Christopher Domínguez Michael, uno de los periodos fundamentales para tratar de entender a Octavio Paz fue el posterior al Congreso Antifascista de junio de 1937, cuando Paz, Elena Garro y Silvestre Revueltas -quien quería ir allá para dar conciertos y regresar a México con un poco de dinero- se van a París a pasear esperando unas visas a la Unión Soviética que nunca llegan.

    “En esos días, sale en la Ciudad de México lo que Sheridan señala como la primera calumnia que recibe Octavio, un artículo de Rubén Salazar Mallén, quien había sido maestro de Paz en la secundaria, y que se había pasado del comunismo al fascismo; ahí acusa a Paz de haber abandonado su carrera de joven poeta prominente y respetable por las migajas de un viaje a España organizado por la liga de Escritores y Artistas Revolucionarios. Paz contesta desde París, desde luego la cronología de los hechos no le da la razón a Salazar Mallén.”

    Lo que llamó la atención del crítico literario fue el tono de la respuesta del autor de El laberinto de la soledad: había dejado de ser ese muchacho furioso escribiéndole cartas a su novia, “pidiendo que el proletariado fusilara a Cuesta y a Villaurrutia”, para dirigirse en un trato respetuoso y cariñoso, y ahí cuenta por primera vez aquello de que en España “escuché la voz de los otros.”

    Si bien el tema se pensaba para otra sesión del homenaje a Octavio Paz en el centenario de su nacimiento, en la sesión, Enrique Krauze adelantó un tema que marcó la relación de Octavio Paz con la izquierda mexicana, un conflicto de familia: “si no se entiende eso, no se entiende nada.”

    “La izquierda mexicana jamás hubiera tenido una relación así con un personaje ya claramente reputado de derechas. Ese fue un conflicto de familia: se vio el cambio de Octavio Paz en los años 70 como una traición. No lo fue, pero sólo se entiende el movimiento del poeta, la rabia, la culpa, el dolor que le provocó a él en los 70 entender que se había equivocado en los años 30 sólo se entiende a partir de su gran compromiso en los años 30.”

    La conferencia Conversaciones biográficas sobre Octavio Paz se encuentra disponible en el Canal de YouTube: elcolegionacionalmx. 

                                                                                               -0-

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