A menos de un mes del inicio de la Copa del Mundo 2022, el emir de Qatar denunció una «campaña sin precedentes» de críticas contra el país desde su designación como sede.

El reino conservador y rico en recursos energéticos gastó miles de millones de dólares para organizar el primer Mundial de futbol en un país árabe.

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Pero se enfrentó a numerosos ataques por la cuestión de los derechos humanos. A lo que en una muestra pública de enfado poco habitual, el emir Tamim bin Hamad al Thani dijo:

“Qatar es víctima de fabricaciones y dobles raseros» e insinuó que había motivos ocultos detrás de estas críticas.

«Desde que ganamos el honor de organizar el Mundial, Qatar ha estado sujeto a una campaña sin precedentes que ningún país organizador ha enfrentado», dijo en un discurso ante el consejo legislativo.

La FIFA otorgó el Mundial a Qatar después de un polémico proceso de selección en 2010. 

Desde entonces, este país del Golfo enfrentó numerosas críticas por el trato a los trabajadores migrantes y por la situación de los derechos de la mujer y del colectivo LGTBQ.