Bibi enciende alarmas: Para cada quien contra Israel, a punta de pistola
El discurso de Netanyahu en la AGNU enciende alarmas a nivel internacional sobre el peligro que constituye Israel para todo aquel que se oponga a su despotismo.
POR XAVIER VILLAR
La intervención del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) incluyó una amenaza directa hacia la República Islámica de Irán.
En un momento de su discurso, Netanyahu afirmó: "Por encima de todo, Irán debe enfrentar una amenaza nuclear creíble. Mientras yo sea el primer ministro de Israel, haré todo lo que esté a mi alcance para prevenir que Irán obtenga armas nucleares".
Esta amenaza, en directa contravención de la Carta de las Naciones Unidas, también sirvió para reabrir el debate sobre el programa nuclear de la entidad sionista, en concreto sobre si este régimen dispone o no de armamento nuclear.
Las autoridades de la entidad sionista siempre han negado que Israel posea armas
nucleares, pero las declaraciones de Netanyahu parecen apuntar en una dirección opuesta.
Lo relevante de las declaraciones del primer ministro sionista, además de considerarse una grave amenaza, es la creación de un discurso que, típicamente presente en movimientos xenófobos, sugiere que existe un "otro" que está disfrutando en exceso, y ese exceso se percibe como un "robo del disfrute" propio.
En otras palabras, se plantea que un grupo o comunidad en particular no puede acceder a su disfrute legítimo debido a que otra comunidad se lo impide.
Un ejemplo clásico de esta percepción de "robo del disfrute" sería la noción expresada por varios grupos xenófobos, que argumentan que todo su arduo esfuerzo por construir una comunidad en la que puedan ser felices se ve obstaculizado por la presencia de extranjeros que se benefician del esfuerzo de los residentes originales.
En consecuencia, la comunidad no puede disfrutar plenamente de sus beneficios debido a la creencia de que los extranjeros han usurpado la fuente de disfrute de los nativos.
En el caso que estamos analizando, el discurso de Netanyahu, el disfrute político sionista, es decir, la capacidad de encontrar satisfacción a través de la construcción de una comunidad política estable, se ve perturbado por la presencia de varios significantes que se conectan en una cadena de equivalencia.
Estos significantes se convierten en símbolos de una totalidad que se opone a la posibilidad de mantener la estabilidad política del sionismo.
Estos múltiples significantes pueden ser considerados como demandas políticas. Cada una de estas demandas es, por un lado, específica y concreta, pero, por otro lado, a través de la creación de vínculos equivalentes, se conecta con el conjunto total de otras demandas.
Para ilustrarlo mejor, tomemos como ejemplo la demanda política específica de Siria en relación con los bombardeos llevados a cabo por la aviación sionista sobre Damasco. En un nivel, esta demanda busca detener los bombardeos, pero, al
mismo tiempo, esta misma demanda se convierte en la parte visible de un conjunto más amplio de demandas políticas en contra del sionismo. Se puede decir que funciona como la punta de un iceberg que representa la totalidad de otras demandas políticas, como la lucha palestina o la relación entre la India y la
entidad sionista, entre otras.
Al mismo tiempo, las demandas políticas que se oponen al sionismo generan un antagonismo, que es el punto de origen de lo político. En este contexto, este antagonismo se puede expresar en términos islámicos como la confrontación entre los oprimidos y los opresores.
En otras palabras, la articulación de diversas demandas y la creación de este antagonismo tienen como objetivo la construcción de una hegemonía que persigue, por un lado, la demolición de la hegemonía existente y, por otro lado, la instauración de un nuevo orden social que reemplace al anterior.
Una vez más, al analizar el discurso de Netanyahu ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y su amenaza hacia la República Islámica, queda claro que para el sionismo, su disfrute político, que se entiende como estabilidad, se ve obstaculizado por la presencia de la República Islámica y los demás miembros del llamado Eje de Resistencia. En otras palabras, se percibe un "robo del disfrute" político a manos de otros cuyas demandas adquieren un carácter de total antagonismo.
La oposición al sionismo, al buscar construir una hegemonía contraria, indica que la estabilidad del sionismo como proyecto político es contingente. A pesar de los esfuerzos por controlar y domesticar las demandas, se hace evidente que estas solo pueden ser satisfechas mediante la destrucción de la supuesta estabilidad del sionismo.
Al mismo tiempo, es importante comprender que las amenazas de Netanyahu no están dirigidas únicamente a Irán, sino que se dirigen contra todos los significantes específicos que individualmente se oponen tanto al sionismo como al racismo que este representa.
En este contexto, Irán, a través de la cadena de equivalencia, simboliza a todos esos movimientos y demandas particulares. De manera similar, se podría decir que Palestina representa las demandas de Kashmir, Irán representa las demandas de
Palestina, y Hezbolá representa las demandas de HAMAS o la Yihad Islámica.
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