La operación del Túnel de la Libertad no será la última
En 2004, antes de la apertura de la prisión de Gilboa, el Servicio Penitenciario de la ocupación señaló que los prisioneros allí estarían más seguros que el dinero en las arcas del Banco de "Israel".
A pesar de todos los actos de matanza, destrucción e incendios, las leyendas de los palestinos no terminan en resistir la ocupación israelí. Ellos son quienes, cada período o año, da un golpe tras otro contra la ocupación y sus dirigentes políticos, militares y de seguridad.
Después que la imagen del ejército fuera destrozada y sometida en más de una ocasión, llegó el turno de las fortalezas de seguridad de la entidad ocupante, es decir, las prisiones. Los detenidos palestinos convirtieron el sistema de seguridad israelí en un tema de burlas y chistes cómicos contra él, tras haber logrado penetrar todas las medidas de seguridad y los dispositivos técnicos más avanzados de las cárceles y el más equipado del mundo con la liberación de la prisión israelí de Gilboa.
En 2004, antes de la apertura de Gilboa, el servicio penitenciario señaló: “Los prisioneros aquí están más seguros que el dinero en las arcas del Banco de `Israel´".
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Hoy, con la llegada del segundo aniversario de la leyenda del "Túnel de la Libertad", con el éxito de seis presos en liberarse de Gilboa el 6 de septiembre de 2021, los cautivos demostraron que no existe fuerza ni dispositivo de vigilancia capaz de obstaculizar su determinación y anhelo de libertad para continuar la lucha y la resistencia a este enemigo, fuera o dentro de las cárceles, ya que este proceso fue agregado al historial de derrotas y decepciones israelíes.
La historia de la prisión de Gilboa y el concepto de seguridad israelí del servicio penitenciario
En primer lugar, y antes de explicar el propósito israelí de abrir esta prisión, conviene narrar en unas pocas líneas su biografía.
La prisión de Gilboa está situada en el valle de Beit Shean, cuatro kilómetros al norte de la ocupada Cisjordania y 14 al oeste de la valla israelí con Jordania hasta la prisión de Shatta.
El recinto alberga a cientos de prisioneros de seguridad palestinos, diseñado para cambiar todo el concepto de encarcelamiento a quienes “Israel” describe como "terroristas destacados", es decir a los continuadores de sus actividades de resistencia incluso tras las rejas, y por esta razón “Israel” lanzó el nuevo concepto de seguridad del servicio penitenciario.
Según el término, los prisioneros de seguridad palestinos son quienes continúan su actividad incluso tras las rejas para intentar llevar a cabo actos de resistencia y comunicarse con los combatientes. Y, por tanto, ello requiere supervisión a un nivel diferente y vigilancia estrecha.
La prisión de Gilboa fue construida según las prisiones más seguras de Estados Unidos, Irlanda y el Reino Unido.
Más importante aún, el concepto de seguridad en Gilboa fue desarrollado por el aparato de seguridad israelí después de la amarga experiencia con los prisioneros palestinos, resumida por el exportavoz de la policía israelí de Shevast, quien dijo: "Aprendimos que cada prisionero de seguridad puede ser una bomba de tiempo".
Según el periódico edioth Ahronoth, entre esos prisioneros están Muhannad Jaradat, "el planificador de la infernal operación de resistencia en el restaurante Maxim de Haifa”; Jihad Ya'mor, quien dirigió la operacion de secuestro y muerte del soldado israelí Nahshon Waxman; el entonces portavoz de Hamas, Abdel Khaleq Al-Natsheh, y Alam Al-Kaabi, condenado a nueve cadenas perpetuas por enviar un combatiente suicida a atacar la estación de tren israelí en Kfar Saba, además de una larga lista de combatientes protagonistas de operaciones.
Características técnicas de la prisión de Gilboa
De hecho, la ocupación estableció el nuevo concepto de seguridad mencionado anteriormente para la prisión de Gilboa, la más custodiada de la entidad, para cortar cualquier contacto entre los prisioneros y los combatientes de la resistencia por medio de una serie de mecanismos de seguridad avanzados.
La prisión fue diseñada desde el interior de la siguiente manera: Los prisioneros están recluidos en cinco alas separadas y el camino hacia ellos pasa a través de un "tubo", donde no pueden ver nada de lo que sucede afuera, y desde aquí, los reos no tendrán espacio para imaginar dónde está la prisión y qué trabajo puede hacerse cerca de ella, según un funcionario de la administración penitenciaria.
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Cada celda de la prisión de Gilboa es conocida como “sótano” y pesa alrededor de 66 toneladas, tres veces más que una celda de prisión normal, la cual no supera las 26 toneladas de hormigón armado. En ese momento, el Servicio Penitenciario de “Israel” afirmó: "Ningún prisionero escapará”.
Además, en el fondo de cada celda hay un dispositivo para impedir cualquier posibilidad de excavar un túnel. Sobre el mismo, el aparato de seguridad israelí no quiere hablar.
El acceso a cada pabellón es a través de la estación de guardia, ubicada en una habitación cerrada con una pesada puerta de hierro. Desde allí, el guardia utiliza una computadora para controlar la apertura y el cierre de las celdas, y en grandes pantallas monitorea el movimiento de los presos en el patio exterior, con 72 cámaras de vídeo, además del sistema "VMD" mediante el cual determina la ubicación de una persona cuando entra en una zona prohibida.
En tal situación, un grupo de guardias es transportado al lugar en cuestión de segundos y su misión es devolver al intruso a su celda.
El aparato de seguridad israelí también dispuso una serie de barreras electrónicas activadas en todo momento, y cumplen la función neutralizar la recepción de cualquier dispositivo de comunicación móvil.
Aunque el acceso a esta sala es casi imposible, el Servicio Penitenciario bloqueó el acceso al ordenador, y estableció su acceso y operación por medio de una contraseña, cambiada cada cierto tiempo y desconocida por la mayoría de los guardias, según confirmó uno de los ex agentes de seguridad de la prisión, el rabino Amal Tabish.
Y no sólo eso, en cada pabellón hay 15 celdas en forma de letra "H". Cada celda contiene ocho camas, una ducha, un inodoro, un ventilador, una tetera y una cocina eléctrica. Los guardias pueden "confiscar" todos estos privilegios, dependiendo del comportamiento de los prisioneros.
En conclusión, y con todas las fortificaciones y equipos israelíes, los prisioneros siempre lograron penetrar en las prisiones. El propio Servicio Penitenciario de “Israel” reconoció: “Son muy creativos”, por lo que la operación del Túnel de la Libertad no será la última.
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