Facundo Cabral pudo haber sido asesinado por el crimen organizado mexicano

Facundo Cabral pudo haber sido asesinado por el crimen organizado mexicano
EFE reveló que el gobierno guatemalteco acaba de detener a dos sospechosos de haber participado en el ataque contra Henri Fariña: Elkin Enrique Vargas Hernández y Wilfredo Allan Stockes Arnold. Según sus declaraciones, el ataque provino de un centroamericano no identificado. Otras tres persona que integraron el grupo está identificadas y se espera sean capturadas en las próximas horas. Sin embargo, el presidente Álvaro Colom no descarta la hipótesis de que este ataque haya sido ordenado por grupos internacionales del crimen organizado.


Emblema del humanismo y la paz, el cantautor argentino Facundo Cabral fue asesinado hace unos días en la ciudad de Guatemala. Acompañado por el empresario nicaraguense Henry Fariña, su vehículo fue el blanco de un ataque perpetrado por sicarios cuando se dirigían al aeropuerto internacional de La Aurora, al sur de la ciudad. La noticia conmocionó a la prensa internacional y el gobierno guatemalteco, quienes ahora —tras horas de desconcierto— han apuntado hacia el norte de su frontera para señalar a dos de los posibles culpables: el Cartel de Sonora y los Zetas. Asimismo, han anunciado que el posible móvil del ataque fue asesinar a Henry Fariña —quien resultó herido y se mantiene aún con vida— y no al trovador argentino, quien pereció como un “daño colateral”.

Hasta ahora, todo son conjeturas. Las hipótesis de la policía guatemalteca apuntan hacia un ajuste de cuentas entre los grupos delictivos ante mencionados y Henry Fariña, quien además de ser promotor de espectáculos, es dueño de una cadena de centros nocturnos y casinos con presencia en distintos países de centro y sudamerica, entre ellos Guatemala. Sin mencionar su presunta afiliación con el movimiento sandinista en su natal Nicaragua. Sin embargo, lo que parece ser el sustento de estas hipótesis es una supuesta —hasta el momento— relación con el Cartel de Sinaloa que dio a conocer el diario Prensa Libre, donde de acuerdo a sus informantes el gobierno nicarguense entregó al presidente guatemalteco Álvaro Colom un informe donde se detalla esta relación delictiva, donde Fariñas era investigado por lavado de dinero del narcotráfico, aunque sin identificar a grupo delictivo alguno.

Como señala el diario mexicano SDP Noticias, la presencia de los grupos del crimen organizado de nuestro país en territorio guatemalteco no es algo nuevo. Ya en mayo el clima de violencia a manos de los Zetas en el norte de Guatemala era patente tras la matanza de 27 campesinos en área del Petén guatemalteco. De igual forma, quedó demostrado durante la Conferencia Internacional de Seguridad realizada en junio de este año, donde los países centroamericanos pedían ayuda para combatir el creciente problema del crimen organizado en sus países, donde por mucho han superado a las fuerzas policiales.

La hipótesis más fuerte sigue señalando hacia el Cartel de Sonora —y no a los Zetas— debido a las pasadas declaraciones del general Óscar Naranjo Trujillo, director de la policía colombiana, quien detalló que las FARC tenían vínculos económicos con el “El Chapo”.

Están apareciendo como dos aliados para la explotación de la minería ilegal en Colombia, en el caso del coltán lo reflejan distintos correos hallados en diferentes dispositivos (electrónicos) de las FARC”. Naranjo no lo confirmó, pero la prensa local asegura que las pruebas de esta alianza se encontraron en las computadoras decomisadas en septiembre de 2010 en el campamento del abatido jefe militar guerrillero conocido como “El Mono Jojoy”.

A estas declaraciones se suman las de la DEA, quienes afirman que el cartel mexicano ya instalado en Costa Rica. Por lo que la suposición es que durante los múltiples viajes de Fariña por todo el sur y norte del continente (Miami específicamente), haya mantenido relaciones comerciales con este cartel en algunas de sus sedes centro o sudamericanas. Hasta ahora, a pesar que Colóm ha señalado que definitivamente se trató de un ataque manofacturado por el crimen organizado, no se tiene señalado a un grupo específico.