¿Iguales ante Allah?
La igualdad entre los hombres y las mujeres en la tradición islámica.
Mujeres - 24/10/2005 0:00 - Autor: Riffat Hassan - Fuente: www.profesislam.comVota:- Resultado 26 votos | Más... Etiquetas: allah, igualdad, mujer, tradicion, teologia, feminismo, genero
Riffat HassanDurante mucho tiempo he planteado preguntas como las siguientes: "¿Cuál es el punto de vista islámico sobre las mujeres?" y "¿Qué significa ser una mujer musulmana?". Nací siendo una mujer en una familia musulmana que vivía en Lahore, ciudad musulmana en un país musulmán, Pakistán. Sin embargo, no empecé a estudiar realmente la cuestión de la mujer hasta en 1974, y fue casualmente – todavía estoy sorprendida cuando lo pienso -.
En esa época, era directora de estudios de una sección de la Asociación de Estudiantes Musulmanes en la Universidad de Oklahoma, en Stillwater (USA). (Había recaído en mí ese "honor" únicamente porque no había ningún hombre en la universidad capaz de desempeñar ese cargo, y era obligatorio tener un director de estudios para cada sección). Su seminario anual incluía un discurso del director de estudios y me preguntaron pues – sin gran entusiasmo no obstante – si quería hablar de las mujeres en el Islam ya que el grupo pensaba que sería totalmente inadecuado esperar de una mujer musulmana, incluso si les enseñaba los Estudios Islámicos, que tuviera las suficientes competencias como para hablar de otro tema que tuviera que ver con el Islam. No me gustó lo que significaba la elección del tema.
Sin embargo acepté la invitación por dos razones. Primero, sabía que hacer un discurso delante de un grupo integrado por hombres únicamente, en su mayoría árabes musulmanes que se enorgullecían de su patriarcado, ya era todo un progreso. Después, porque estaba tan cansada de oír a los hombres musulmanes hablar con tanto énfasis sobre la posición, la condición o el papel de la mujer en el Islam que pensé que quizás sería interesante presentar el punto de vista de una mujer. Empecé a buscar sobre el tema más por la conciencia del deber que por un profundo convencimiento de haberme lanzado a la empresa más importante de mi vida.
No sé exactamente en qué momento mis estudios "académicos" sobre las mujeres en el Islam se convirtieron en una búsqueda apasionante de la verdad y de la justicia para las mujeres musulmanas; puede ser que en el instante en que me di cuenta del impacto que tenía en mi propia vida las supuestas ideas y actitudes islámicas que se refieren a la mujer. Lo que empezó como un ejercicio académico se convirtió simultáneamente en una odisea en la comprensión de una misma. Pero el "esclarecimiento" no conduce siempre a la "eterna felicidad". Conforme más veía la justicia y la compasión de Al-lâh reflejadas en las enseñanzas coránicas con respecto a las mujeres, más aumentaba mi cólera y mi angustia ante la injusticia y la falta de humanidad a las que se veían sujetas las mujeres musulmanas en general en la vida real. Empecé a pensar que era mi deber – como miembro de una pequeñísima minoría, la de las mujeres musulmanas instruidas – sensibilizar lo máximo posible a la gente sobre la situación de las mujeres musulmanas.
La necesidad de una teología de mujeres en Islam
A pesar del hecho de que mujeres tales como Jadiyyah y A’isha (mujeres del Profeta Mohammed) y Rabi’a al-Basri (la notable mujer sufí) figuren de manera significativa en el Islam de los primeros tiempos, la tradición islámica sigue siendo, en general, hasta nuestros días, rígidamente patriarcal, impidiendo el aumento de la instrucción entre las mujeres, en concreto en el ámbito del pensamiento religioso. Así, las fuentes en las que se basa la tradición islámica, principalmente el Corán, los ahadiz (tradición oral atribuida al Profeta), y el fiqh (la jurisprudencia), sólo han sido interpretados por hombres musulmanes que se han atribuido indebidamente la tarea de definir el estatuto ontológico, teológico, sociológico y escatológico de las mujeres musulmanas.
No es nada sorprendente pues, que la mayoría de las mujeres musulmanas hayan aceptado pasivamente esta situación. Son prácticamente inconscientes del grado de violación de los derechos humanos (e islámicos, en un sentido ideal) por las sociedades dominadas por los hombres y centradas alrededor de los hombres, que han seguido afirmando con descaro y sin cesar que el Islam ha dado a las mujeres más derechos que cualquier otra tradición religiosa. Para las mujeres musulmanas, mantenidas durante siglos bajo la esclavitud física, mental y emocional, el análisis de su experiencia personal probablemente sea abrumadora. Mientras que, por ejemplo, la tasa de alfabetización es débil en muchos países musulmanes, es de los más bajos del mundo entre los quinientos millones de mujeres musulmanas de los cinco continentes, y especialmente entre la mayoría que vive en las zonas rurales.
Hoy en día, principalmente a causa de la presión ejercida por las leyes contra las mujeres que se promulgan en algunas zonas del mundo musulmán bajo la protección de la "islamización", las mujeres que tienen cierto nivel de educación y de concienciación, se dan cuenta de que se utiliza la religión más bien para oprimir que para liberar. Para comprender el avance importante hacia la "islamización" de las sociedades musulmanas, es necesario saber que el mayor desafío al que se enfrenta el mundo musulmán es la modernidad. Los guardianes del tradicionalismo se dan cuenta de que la viabilidad en la era moderna de la tecnología pasa por la adopción de perspectivas científicas o racionales que conllevan inevitablemente transformaciones capitales en los modos de pensamiento y comportamiento.
Las mujeres, ya sean instruidas o no, forman parte de la mano de obra nacional y contribuyen en el desarrollo de su país. Piensan y se comportan de manera diferente de las mujeres que no tienen ningún sentido de su identidad o de su autonomía individuales como agentes del proceso histórico, o aún de las mujeres que se consideran simplemente como instrumentos concebidos para servir y reforzar un sistema patriarcal que creen que ha sido creado de forma divina.
A lo largo de estos últimos años, las mujeres en Pakistán se han despertado bruscamente del "letargo dogmático" a causa de la promulgación de leyes como las leyes Hadud (sobre el crimen capital) o el Qanun-e-Shahadat (ley de la prueba), y a causa de la amenaza de una legislación sobre el Qisas y Diyat ("multa de la sangre") con el objetivo de mantener a las mujeres "en su lugar", es decir, en un estado secundario, de sumisión y de inferioridad con respecto a los hombres.
Frente a la dictadura militar y a la autocracia religiosa, se han llevado a cabo esfuerzos valientes por parte de los grupos de mujeres de Pakistán para protestar contra las leyes contra las mujeres y para denunciar los casos de injusticia flagrante y de brutalidad hacia las mujeres. Sin embargo, no siempre se entiende totalmente y de manera clara, incluso por parte de numerosos activistas a favor de los derechos de la mujer en Pakistán y en otros países musulmanes, que las ideas y actitudes negativas hacia las mujeres que prevalecen en las sociedades musulmanas tienen su raíz en la teología. A menos que y hasta que los fundamentos teológicos de tendencias misóginas y androcéntricas en la tradición musulmana sean suprimidas, las mujeres musulmanas seguirán siendo atacadas y seguirán siendo víctimas de discriminaciones, a pesar de los progresos estadísticos en cuanto a la educación, al empleo y a los derechos sociales y políticos de las mujeres. Cualquiera que sea el número de derechos sociopolíticos que se otorguen a las mujeres, mientras estas últimas estén condicionadas a la hora de aceptar los mitos utilizados por los teólogos o las jerarquías religiosas para encerrrar su cuerpo, su corazón, su espíritu y su alma, nunca se desarrollarán completamente o nunca serán seres humanos de pleno derecho.
Pienso que hoy en día es de suma importancia entablar una seria discusión teológica sobre las cuestiones acerca de la mujer en el Islam no sólo para liberar a las mujeres de las estructuras y las leyes injustas que hacen imposible cualquier relación de igualdad entre los dos sexos, sino también para liberar a los hombres musulmanes. Conviene saber que a lo largo de los cien últimos años, ha habido al menos dos eminentes pensadores musulmanes – Qasim Amin de Egipto y Mumtaz’Ali de la India – que han sido fervientes defensores de los derechos de la mujer. Sin embargo, el conocimiento de su existencia hace que disminuya apenas el dolor que provoca también el hecho de saber que incluso en nuestra época que está caracterizada por la explosión del conocimiento, prácticamente todas las mujeres, excepto un puñado, desconocen la teología islámica. Es profundamente desalentador observar que en el mundo actual pocas mujeres musulmanas poseen la competencia – incluso si tienen el valor y la voluntad – para dedicarse a un estudio histórico crítico de las fuentes primarias del Islam, y para desarrollar una teología centrada en las cuestiones sobre las mujeres en el contexto específico de la tradición islámica.
La visión judía y cristiana de la Creación
Mi investigación sobre las raíces teológicas de la desigualdad entre los hombres y las mujeres en la tradición islámica me ha llevado a extender mi campo de estudio en dos direcciones importantes al menos. En primer lugar, al comprobar el enorme impacto de los ahadiz en la conciencia musulmana, especialmente las dos recopilaciones, Sahih al-Bujari y Sahih Muslim que los musulmanes sunnitas consideran después del Corán, como los libros que tienen mayor autoridad, he examinado con detalle los ahadiz sobre las mujeres en estas recopilaciones. Seguidamente, he estudiado diferentes textos de gran envergadura escritos por teólogas feministas judías y cristianas que intentaban describir los orígenes teológicos de las ideas y actitudes contra las mujeres encontradas en sus respectivas tradiciones.
Como conclusión a mi estudio y a mi reflexión, he observado que no solamente en las tradiciones islámicas sino también en las judías y cristianas, hay tres hipótesis teológicas que son el fundamento de la superestructura de la presunta superioridad de los hombres sobre las mujeres. Estas tres suposiciones son las siguientes:
(1) Que la creación primera de Dios es el hombre y no la mujer en la medida en que se cree que la mujer fue creada a partir de una costilla de Adam y que en consecuencia es derivada y secundaria;
(2) Que la mujer y no el hombre, era el agente primario de lo que se describe generalmente como la Caída del hombre o la expulsión del hombre del Jardín del Edén y por consiguiente, "todas las hijas de Eva" deben ser consideradas con odio, sospecha y desprecio;
(3) Que la mujer fue creada no sólo a partir del hombre, sino también para el hombre, lo que hace que su existencia sea únicamente instrumental y sin ninguna importancia fundamental.
El musulmán medio cree tan firmemente como el judío o el cristiano medio que Adam fue la creación primaria de Dios y que Eva fue creada a partir de una costilla de Adam. Si a este musulmán lo confrontamos al hecho de que esta creencia tan profundamente anclada proviene de la Biblia y contradice el Corán, estará casi seguramente sorprendido. La verdad más bien extraña y trágica es que incluso los musulmanes que han recibido una educación occidental no saben realmente hasta qué punto la psicología musulmana conserva la huella de las ideas y actitudes cristianas sobre la mujer.
Sin algún conocimiento de lo que dice la Biblia sobre la creación de Adam y Eva, no creo que sea posible que los musulmanes sean conscientes de hasta qué punto sus opiniones sobre las mujeres (en concreto cuando se refieren a las cuestiones de su creación y de su responsabilidad en la Caída) han sido influidas más bien por las tradiciones judías y cristianas que por el Corán. En mi opinión, una evaluación de ese tipo es una etapa capital previa para el desarrollo de la teología feminista enraizada en el Corán.
El relato bíblico de la creación tiene dos fuentes diferentes: el Judaísmo (siglo X a.C.) y el Sacerdocio (siglo V a. C.). De estas fuentes emergen dos tradiciones distintas. Existen cuatro referencias sobre la creación de la mujer en el Génesis:
(1) 1: 26-27, tradición sacerdotal;
(2) 2: 7, tradición judaica;
(3) 2: 18-24, tradición judaica; y
(4) 5: 1-2, tradición sacerdotal.
El estudio de estos textos muestra que en hebreo la palabra Adam ("de la tierra") funciona principalmente como un término genérico que designa a la humanidad. Cabe resaltar que la traducción correcta de esta palabra es "ser humano", Leonard Swindler (Biblical Affirmations of Woman) hace la observación siguiente: "Es un error traducirlo en el Génesis 1:1 a 2:22 como "hombre" en el sentido de masculino, o como el nombre propio, ‘Adam’".
De los cuatro textos que remiten a la creación, no hay duda de que el que tiene una mayor influencia ha sido el Génesis 2: 18-24 que afirma que la mujer (ishshah) fue creada a partir del hombre (ish). En general, se ha deducido de este texto que:
(1) Adam era la creación primaria de Dios y que Eva, que era una creación secundaria derivó de él, pero también que
(2) Eva fue creada única y sencillamente para ser la asistenta de Adam. Sheila Collins (A different Heaven and Earth) concluyó que: "el germen de la sumisión de la mujer y de su predilección por el mal se encuentra en la cultura y en la tradición religiosa judías". Ahora bien, como lo señalan Clark y Richardson (Women and Religion): "Cabe decir en pos de los judíos que no son los que han interpretado los relatos del Génesis 2 y 3 (la creación de Eva y su participación en el primer pecado en el Edén) con el fin de justificar las actitudes negativas hacia las mujeres. A pesar de lo extraño que pudiera parecer, Eva no funciona como cualquier símbolo femenino del Antiguo Testamento". En la tradición cristiana sin embargo, el estatuto secundario y el papel de Eva en la Caída han sido utilizados para justificar la superioridad del hombre sobre la mujer.
Los teólogos feministas actuales, ya sean de sexo masculino o femenino, son completamente conscientes del hecho de que las interpretaciones tradicionales del relato judaico de la creación de la mujer en el Génesis 2: 18-24, se han llevado a cabo con insistencia contra las mujeres y han causado un "perjuicio inmenso" a las mujeres a lo largo de los siglos (Mary Daly, The Church and tje Second Sex). Mientras que algunos piensan que los textos son irremediablemente sexistas, otros opinan que cuando los relatos del Génesis sobre la creación del ser humano se entienden con el conocimiento moderno en general, y con la hermenéutica moderna en concreto, extraen nuevos significados que se oponen sorprendentemente a la exégesis tradicional.
Parece extraño y al mismo tiempo irónico que en nuestra época cada vez más judíos y cristianos rechacen las interpretaciones tradicionales del relato de la creación de la mujer, mientras que los musulmanes, que desconocen en general la literatura religiosa judía y cristiana o son hostiles contra esa literatura, siguen aferrándose, pensando que es necesario para preservar la integridad del modo de vida musulmán.
La Creación en el Corán
Mientras que existe una referencia concreta sobre la creación de Adam y Eva en el Génesis, no hay ninguna referencia equivalente en el Corán. De hecho, no se menciona nunca a Eva (Hawwa’) en el Corán. La palabra Adam aparece 25 veces, pero no existe ninguna declaración categórica en el Corán que indique que Adam fue el primer ser humano creado por Al-lâh. La palabra se utiliza generalmente para referirse a más de uno o dos seres humanos.
Está demostrado por un análisis de varios versículos en los que aparece la palabra Adam que ésta funciona como un nombre colectivo y representa a la humanidad. El uso colectivo de Adam está corroborado por el hecho de que el Corán sustituye a veces esta palabra por Alinsan o Bashar, los dos son términos genéricos que designan a la humanidad. Cabe destacar que incluso si Adam no se refiere generalmente a un ser humano en concreto, se refiere no obstante, a los seres humanos de una manera concreta, tal y como lo señala Muhammad Iqbal. "(En) los versículos que tratan sobre el origen del hombre como ser humano, el Corán utiliza las palabras Bashar o Insan y no Adam que está reservada al hombre en su función de viceregente de Dios en la Tierra... La palabra Adam se ha utilizado y mantenido más como un concepto que como el nombre de un ser humano concreto". Cabe subrayar que el Corán utiliza los términos bashar, al-insan y an-nas para describir el proceso de creación física de los seres humanos. Utiliza Adam de manera más selectiva para designar a los seres humanos solamente cuando son la representación de una humanidad consciente, sabia y moralmente autónoma.
En lugar de "Adam y Hawwa", el Corán habla de "Adam y zauyy". Casi todos los musulmanes, dan por sentado que el primer ser humano creado por Al-lâh era Adam y que era de sexo masculino. Si Adam era un hombre, se deduce que su zauyy mencionado en el Corán se convierte en el equivalente de Hawwa’ (Eva). No obstante, ni la hipótesis inicial, ni las deducciones que se llevan a cabo han sido corroboradas de manera clara o concluyente por el texto del Corán. El Corán no declara que Adam fuera el primer ser humano, ni que fuera de sexo masculino.
El término Adam es un nombre masculino, pero el género en lingüística no corresponde al sexo. Si Adam no corresponde necesariamente a un hombre, entonces su zauyy no es necesariamente una mujer. De hecho, el término zauyy es también un nombre masculino, y al contrario del término Adam, tiene un equivalente femenino, zauyyatun. (Cabe señalar aquí que el equivalente español más preciso de zauyy no es "mujer" o "marido", o incluso "esposo"/"esposa" sino "compañero/compañera". El Corán utiliza zauyy para referirse no sólo a los seres humanos sino también a cualquier tipo de creaciones, incluidos los animales, las plantas y las frutas).
¿Por qué el Corán utiliza entonces zauyy y no zauyyatun si la referencia es en efecto una mujer? Pienso que el Corán deja planear la duda deliberadamente sobre los términos Adam y zauyy, no sólo por lo que se refiere al sexo, sino también con respecto al número ya que su objetivo no es narrar ciertos acontecimientos de la vida de un hombre y una mujer (es decir, Adam y Eva de la imaginación popular), sino que nos remite a ciertas experiencias de la vida de todos los seres humanos, hombres y mujeres sin distinción.
El Corán describe la creación del ser humano en unos 30 pasajes del Libro que se encuentran en diferentes capítulos. En general, se refiere a la creación de la humanidad (y de la naturaleza) de varias maneras: como un proceso evolutivo en el que las diversas fases o etapas se mencionan, a veces conjuntamente y a veces separadas, como un hecho consumado, o bien en su totalidad. En el pasaje en el que se describe la creación del ser humano se describe de manera "concreta" o "analítica", descubrimos que no se menciona nunca la creación separada o distinta del hombre o de la mujer. En los pasajes en los que se refiere a la creación de los seres humanos por Al-lâh como compañeros sexualmente diferenciados, no se da ninguna prioridad o superioridad al hombre o a la mujer.
En resumen, el Corán utiliza de manera idéntica la imaginería y los términos masculinos y femeninos para describir la creación de la humanidad a partir de una fuente única. El hecho de que la creación original de Al-lâh era una humanidad indiferenciada y sin una especificación de sexo (el hombre y la mujer aparecieron simultáneamente en un período posterior) está implícito en algunos pasajes del Corán.
Hawwa’ en los Ahadiz
Si el Corán no establece ninguna distinción entre la creación del hombre y de la mujer – y no lo hace efectivamente- ¿por qué los musulmanes creen que Hawwa’ (Eva) fue creada a partir de una costilla de Adam? Aunque el relato del génesis 2 que se refiere a la creación de la mujer está aceptado por casi todos los musulmanes, es difícil creer que se haya incorporado directamente en la tradición islámica ya que muy pocos musulmanes han leído la Biblia. Es mucho más probable que este relato se haya convertido en parte integrante del legado musulmán por su asimilación a los ahadiz que han sido, de muchas formas, el prisma a través del cual se ha percibido el Corán desde los primeros siglos del Islam.
Los ahadiz que los musulmanes modernistas tienden a considerar con cierto escepticismo están rodeados de controversias que giran entorno a la cuestión de la autenticidad de los ahadiz individuales y del cuerpo de las recopilaciones en su conjunto. Algunos estudiosos del Islam de renombre como Alfred Guillaume, H.A.R Gibb y M.G.S. Hodgson, han señalado la importancia de los ahadiz, declarando que no sólo tenían su propio carácter autónomo sobre aspectos de la ley e incluso de la doctrina, sino que también tenían un aspecto emotivo, y que era difícil no exagerarlo, sobre el pensamiento y los sentimientos individuales y colectivos conscientes y subconscientes de los musulmanes.
El hecho de que el relato de la creación de Eva a partir de una costilla de Adam esté hoy en día integrado en los ahadiz es evidente si nos referimos al siguiente hadiz, citado por Jane Smith e Yvonne Haddad en su artículo, Eve: Islamic Image of Woman:
"Cuando Dios sacó a Iblis del Jardín e instaló a Adam, éste último se quedó solo, no tenía a nadie con quien socializarse. Dios le envió el sueño, después extrajo una costilla de su lado izquierdo y la reemplazó por carne y así creó a Hawwa’. Cuando se despertó, se encontró a una mujer sentada cerca de su cabeza. Le preguntó, "¿Quién eres?" respondió, "Una mujer". El dijo, "¿por qué has sido creada?". Ella respondió, "Para que puedas encontrar reposo en mí". Los ángeles le preguntaron, "¿Cómo se llama?" El respondió, "Hawwa’". Ellos preguntaron, "¿Por qué se la ha llamado Hawwa’?" El respondió, "porque ha sido creada de un ser vivo".
Este hadiz contradice ampliamente los relatos coránicos de la creación del ser humano mientras que tiene una correspondencia evidente con el Génesis 2: 18-33 y el Génesis 3: 20.
Sin embargo, son importantes algunos cambios en el relato de la creación de la mujer tal como está narrado en el hadiz anterior. Se menciona la costilla izquierda como fuente de la creación de la mujer. En la cultura árabe el concepto de la derecha y de la izquierda tiene una gran importancia, el primero se asocia a todo lo beneficioso y el segundo a todo lo contrario. En el Génesis, a la mujer se la llama Eva después de la Caída, pero en el hadiz mencionado anteriomente, se la llama Hawwa’ desde su creación. En el Génesis, a la mujer se la llama Eva porque "es la madre de todo lo que vive" (entonces, una fuente primaria de vida), pero en el pasaje anterior, se la llama Hawwa’ ya que fue creada a partir de un ser vivo (lo que la convierte en una criatura secundaria). Deben conocerse estas variaciones. Los documentos bíblicos y otros, rara vez son incorporados a los ahadiz sin haber sido alterados. El ejemplo anterior ilustra cómo los prejuicios árabes, con respecto a las mujeres, han sido añadidos al texto adoptado.
La cita del hadiz anterior por parte de los exégetas e historiadores musulmanes y de los ahadiz del mismo tipo muestran hasta qué punto los eminentes trabajos de la exégesis coránica y de la historia del Islam habían sido influidos por los ahadiz. A lo largo de los años, numerosos ahadiz se han vuelto "invisibles" en la medida en que las nuevas generaciones de comentadores ya no hacían referencia a estos ahadiz sino que se apoyaban más bien en las obras de referencia de los comentadores a los que habían sucedido y que habían citado estos ahadiz para sostener su punto de vista. Se ha vuelto una ardua tarea combatir contra su influencia debido a esta práctica ya que los textos han sido difundidos por toda la cultura musulmana.
Es posible que la importancia de la difusión en la cultura musulmana de ahadiz, tales como el anterior, no se pueda medir de mejor manera que mediante el mito de la creación de Hawwa’ a partir de la costilla de Adam, que ha sido aceptado sin ninguna reserva, incluso por Qadsim Amin (1836-1906), juez egipcio y activista a favor de los derechos de la mujer. Sus libros, Tahrir al-Mara (La emancipación de las mujeres, 1899) y Al-Mara al-Jadida (La mujer moderna, 1900) marcaron una época en la historia del feminismo musulmán. La interpretación romántica que hace Amin del mito, interpretación que recuerda a la de Milton, revela que no es consciente de hasta qué punto esta cuestión, que le interesaba profundamente, es decir, la cuestión de la igualdad social entre el hombre y la mujer en una sociedad musulmana fuertemente centrada alrededor del hombre y dominada por él, dependía fundamentalmente de la aceptación o del rechazo del relato de la creación y de su interpretación contra las mujeres. Desgraciadamente, muchos activistas contemporáneos que están a favor de los derechos de la mujer tampoco son conscientes de que este mito refuerza las actitudes y estructuras contra las mujeres que justamente intentan cambiar.
Y sin embargo, es posible encontrar estos ahadiz no sólo en las fuentes secundarias significativas del Islam, sino también en el Sahih al-Bujari (compilado por Muhammad ibn Isma’il al Bujari, 194-256 de la hégira / 810-870 D.C.) y el Sahih Muslim (compilado por Muslim bin al-Hajjah, 202 o 206-262 de la hégira / 817-875 D.C.), las dos recopilaciones de Ahadiz que los musulmanes sunnitas consideran sólo inferiores al Corán como libros de referencia. Estos ahadiz han sido recogidos laboriosamente a partir de transmisiones orales cuyo origen remonta a las palabras y preceptos del propio Profeta.
Aunque es imposible hacer aquí un análisis crítico detallado del isnad (lista de transmisores) o del matn (contenido) de los seis ahadiz que tratan sobre la creación de la mujer, algunos comentarios sobre esta lista y contenido pueden ser útiles. El análisis del matn de los ahadiz conduce a la identificación de los siguientes elementos que tienen en común:
(1) La mujer fue creada a partir de una costilla, o parece una costilla.
(2) La parte alta consta de la parte más torcida y doblada de la costilla.
(3) Esta curvatura de la costilla (y de la mujer) es irremediable, y cualquier esfuerzo para ponerla recta acabaría rompiéndola.
(4) Teniendo en cuenta los elementos anteriores, se recomienda mostrar amabilidad, y se aconseja a aquellos que quieran disfrutar de las mujeres hacerlo "mientras que esta curvatura forme aún parte de su ser".
Por lo que se refiere a estas declaraciones, observamos lo siguiente:
(1) El relato de la costilla proviene evidentemente del Génesis 2, pero no se menciona nunca a Adam en ningún hadiz. Esto elimina el androcentrismo judaico pero despersonaliza también la fuente de la creación de la mujer (es decir que la "costilla" teóricamente podría no ser humana).
(2) Los elementos misóginos de los ahadiz que están ausentes del Génesis, se oponen a las enseñanzas del Corán que describe a todos los seres humanos como seres creados fi ahsan-i taqwim (en las proporciones más justas y dotados de las mayores capacidades") ...
(3) No puedo entender qué interés tiene decir que la parte más torcida de la costilla forma la parte alta.
(4) La exhortación para mostrar amabilidad hacia las mujeres sería plausible si las mujeres de hecho hubieran nacido con una incapacidad natural y con la necesidad de compasión. ¿La "deformidad irremediable" representa una incapacidad?
(5) La exhortación para mostrar amabilidad parece perniciosa y huele a hedonismo y oportunismo, lo que es difícil apreciar incluso si las mujeres fueran efectivamente "irremediablemente deformes"...
La teología de la mujer implícita en los ahadiz está fundada en generalizaciones referentes a su ontología, su biología y su psicología que son contrarios a la letra y al espíritu del Corán. Esos ahadiz deberían ser rechazados en base a su contenido únicamente. No obstante, el análisis del matn (que estaba muy recomendado por Ibn Jaldun, 1332-1406 D.C.) no se ha tenido muy en cuenta en la obra de numerosos eruditos musulmanes que insisten en el hecho de que un hadiz debe ser juzgado primero en base a su isnad. Por lo que se refiere a este isnad, cabe destacar lo siguiente:
(1) Todos los ahadiz están citados en referencia a Abu Hurairah, compañero del Profeta, al que un gran número de eruditos musulmanes de los primeros tiempos (entre los cuales se encontraba el Imam Abu Hanifah (7000-767 D.C.), fundador de una de las escuelas más grandes de derecho sunnita) lo consideraban una persona controvertida. (Cabe decir aquí que incluso si durante la primera fase del Islam dominó una actitud más crítica hacia los Ahadiz y las personas que los transmitían, más tarde, el hecho de criticar cualquiera de los Compañeros suponía un "crimen capital").
(2) Todos los ahadiz son gharib (el escalofón más bajo en la clasificación de los Ahadiz) ya que contienen cierto número de transmisores que eran relatores aislados. Algunos hombres eminentes eruditos sobre los ahadiz han definido un sahih o hadiz sano como el hadiz que había sido contado primero por un Compañero, después por al menos dos Discípulos, y por último por varios narradores.
(3) Todos los ahadiz son da’if (débiles) ya que hay cierto número de transmisores que no son fiables.
Pienso que la cuestión de la creación de la mujer es más importante que cualquier otra en el plano filosófico y teológico. Si el hombre y la mujer fueron creados iguales por Dios, que está considerado como el árbitro último del valor, entonces, no pueden volverse desiguales, en esencia, en una época posterior. Así, su desigualdad evidente en el mundo patriarcal, es una afrenda en el plano divino. Por otro lado, si el hombre y la mujer fueron creados desiguales por Dios, entonces, no pueden volverse iguales, en esencia, en una época posterior. Así, cualquier intento de hacerles iguales es contrario a la voluntad divina.
Teniendo en cuenta la importancia de esta cuestión, es necesario que los activistas que están a favor de los derechos de la mujer sepan que los relatos igualitarios sobre la creación humana que se encuentran en el Corán han sido apartados por el contenido de los ahadiz, incluso si eso no puede pasar en teoría. La única manera que tienen las hijas musulmanas de Hawwa’ de acabar con esta historia de su sumisión entre las manos de los hijos de Adam es volver al punto de partida y cuestionar la autenticidad de los ahadiz que hacen que las mujeres sean un elemento accesorio y secundario en la creación, pero primario en la culpabilidad, el pecado, y las carencias mentales y morales. Deben cuestionar las fuentes posteriores que no las consideran como fines en sí, sino como instrumentos creados para la conveniencia y la comodidad de los hombres.
Reproducido y traducido del artículo en inglés "Equal before Allah? Woman-man equality in the Islamic tradition" in Harvard Divinity Bulletin (The Divinity School, Harvard University), Enero-Mayo de 1987/Volument VVVII, n° 2. Publicado en WLUML.
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