Hurtos y rapiñasPor Eduardo Galeano
Las palabras pierden su sentido, mientras pierden su color la mar verde y el cielo azul, que habían sido pintados por gentileza de las algas que echaron oxígeno durante tres mil millones de años.
Y la noche pierde sus estrellas. Ya hay carteles de protesta clavados en las grandes ciudades del mundo:
No nos dejan ver las estrellas.
Firmado: la gente.
Y en el firmamento han aparecido ya muchos carteles que claman:
No nos dejan ver a la gente.
Firmado: Las estrellas.
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