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domingo, 4 de agosto de 2013

"La 'guerra' de Peña" (28 de julio, 2013)

"La 'guerra' de Peña" (28 de julio, 2013)

Guardias comunitarias en Aquila, Michoacán/ Foto: Proceso.com
John M. Ackerman
Hoy las balas no solamente se dirigen contra los individuos que solitariamente luchan por hacer justicia a sus familiares caídos, como Marisela Escobedo Ortiz, Nepomuceno Moreno y tantos otros luchadores heroicos, sino que también empiezan a ser utilizadas contra los ciudadanos que de forma colectiva se organizan para defender la paz. La cobarde represión armada a un grupo de civiles que protestaban pacíficamente el pasado lunes en el municipio de Los Reyes, Michoacán demuestra que con Enrique Peña Nieto hemos pasado a una nueva etapa en la “guerra” contra la inseguridad que es simultáneamente más escalofriante y paradójicamente más esperanzadora que la vivida durante el sexenio de Felipe Calderón. 
Los gobiernos federales y locales continúan con la irresponsable y fallida “estrategia” implementada desde 2006. Frente a cualquier problema, envían más militares, policías y armamento para “apaciguar” la zona, lo que de manera predecible solamente genera más violencia y sangre. También continúa la táctica de “decapitación” de importantes narcotraficantes, como el Z-40, por órdenes y a partir de información del gobierno de los Estados Unidos. Los exagerados elogios de parte de Barack Obama y Janet Napolitano para Peña Nieto recuerdan la comparación que el presidente norteamericano hiciera en 2010 entre Calderón y el superpolicía Eliot Ness, de los Untouchables.
Lo que llama la atención sobre la coyuntura actual no es la supuesta utilización de “inteligencia” por parte del gobierno de Peña Nieto, sino la valentía y la capacidad de organización de las comunidades asoladas por la violencia. Los manifestantes de Los Reyes pretendían tomar el Palacio Municipal para despedir a los policías corruptos, poner fin a la extorsión y establecer un sistema de autodefensa popular y comunitaria. El pasado miércoles, otro grupo exitosamente logró ocupar la alcaldía de Aquila, Michoacán y tomar el control sobre la Dirección de Seguridad Pública local en respuesta al total fracaso de las autoridades para mantener el Estado de derecho. El mismo día, en Guerrero pobladores de Xaltianguis bloquearon la carretera Acapulco-México para defender a su Policía Comunitaria del acoso ejercido por el propio Ejército mexicano que buscaba desarmarla. También circula un video en redes sociales que expone la estremecedora e inspiradora historia del Consejo Ciudadano de Autodefensa en Tepalcatepec, Michoacán (véase: http://ow.ly/nkbkK)
Durante el sexenio de Calderón atestiguamos horribles multi-homicidios, incluyendo las granadas lanzadas el 15 de septiembre de 2008 en Morelia, la masacre en Villas de Salvalcar en enero de 2010, y el ataque al Casino Royale en agosto de 2011, entre muchos otros incidentes. Pero hoy los grupos armados no solamente atacan a los ciudadanos que se encuentran en reuniones de esparcimiento sino también a manifestaciones sociales con demandas específicas.
La actual “politicización” de la represión armada es un fenómeno sumamente grave que nos debe preocupar a todos. Y cuando esta novedad se concatena con la represión durante la toma de posesión el pasado 1 de diciembre y el acoso sistemático a los disidentes políticos a lo largo del sexenio actual, se configura un escenario de franca consolidación de los modos más autoritarios de ejercicio del poder.
Miguel Ángel Osorio Chong ha señalado que lo acontecido en Los Reyes fue “una respuesta al avance que han tenido el gobierno federal y estatal en contra del crimen”. Sugiere el Secretario de Gobernación entonces que conforme las autoridades tengan más “avances” en su “estrategia”, los ciudadanos tendremos que esperar cada vez peores ataques armados sobre grupos civiles. Por lo visto, los “daños colaterales” de la “guerra” de Peña harán que aquellos de la “guerra” de Calderón parezcan un juego de niños. 
Si bien Calderón dejó el país en llamas, e incluso podría llegar a ser encontrado responsable de numerosos crímenes de guerra, durante su sexenio la sociedad por lo menos podía expresar su repudio públicamente y de manera pacífica en las calles. Hoy con Peña Nieto la protesta social cada vez se torna más peligrosa.
Resulta muy lamentable entonces que destacados analistas y activistas que fueron sumamente críticos de Calderón, como Sergio Aguayo, hoy celebren los autoelogios de Peña Nieto con respecto a su “nueva” estrategia supuestamente basada en la “inteligencia” criminal (véase: http://ow.ly/nkcd9). Flaco favor hacen los líderes de opinión como Aguayo a su propia causa aplaudiendo una estrategia cuya principal novedad es precisamente el ataque directo a activistas sociales.
En lugar de dar un voto de confianza a gobiernos federales y locales que ya han demostrado su verdadera faz represora e intolerante, habría que acompañar a los valientes pobladores de las comunidades, especialmente en poblaciones indígenas, que han tenido la valentía para auto-organizarse en defensa de la paz y el bienestar social. En lugar de quedar bien con el gobierno y el poder, habría que escuchar a Elsa Márquez Manríquez, una mujer de Xaltianguis quien con valor denuncia: “A mí me mataron a un hermano, a un tío y a un cuñado y el Gobierno nada más se daba la vuelta y se iba nos dejaba solo…queremos a los comunitarios aquí, con ellos nos hemos sentido protegidos.”

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