"La 'guerra' de Peña" (28 de julio, 2013)
Guardias comunitarias en Aquila, Michoacán/ Foto: Proceso.com |
John M. Ackerman
Hoy las balas no solamente se dirigen contra los individuos que
solitariamente luchan por hacer justicia a sus familiares caídos, como
Marisela Escobedo Ortiz, Nepomuceno Moreno y tantos otros luchadores
heroicos, sino que también empiezan a ser utilizadas contra los
ciudadanos que de forma colectiva se organizan para defender la paz. La
cobarde represión armada a un grupo de civiles que protestaban
pacíficamente el pasado lunes en el municipio de Los Reyes, Michoacán
demuestra que con Enrique Peña Nieto hemos pasado a una nueva etapa en
la “guerra” contra la inseguridad que es simultáneamente más
escalofriante y paradójicamente más esperanzadora que la vivida durante
el sexenio de Felipe Calderón.
Los gobiernos federales y locales continúan con la irresponsable y
fallida “estrategia” implementada desde 2006. Frente a cualquier
problema, envían más militares, policías y armamento para “apaciguar” la
zona, lo que de manera predecible solamente genera más violencia y
sangre. También continúa la táctica de “decapitación” de importantes
narcotraficantes, como el Z-40, por órdenes y a partir de información
del gobierno de los Estados Unidos. Los exagerados elogios de parte de
Barack Obama y Janet Napolitano para Peña Nieto recuerdan la comparación
que el presidente norteamericano hiciera en 2010 entre Calderón y el
superpolicía Eliot Ness, de los Untouchables.
Lo que llama la atención sobre la coyuntura actual no es la supuesta
utilización de “inteligencia” por parte del gobierno de Peña Nieto, sino
la valentía y la capacidad de organización de las comunidades asoladas
por la violencia. Los manifestantes de Los Reyes pretendían tomar el
Palacio Municipal para despedir a los policías corruptos, poner fin a la
extorsión y establecer un sistema de autodefensa popular y comunitaria.
El pasado miércoles, otro grupo exitosamente logró ocupar la alcaldía
de Aquila, Michoacán y tomar el control sobre la Dirección de Seguridad
Pública local en respuesta al total fracaso de las autoridades para
mantener el Estado de derecho. El mismo día, en Guerrero pobladores de
Xaltianguis bloquearon la carretera Acapulco-México para defender a su
Policía Comunitaria del acoso ejercido por el propio Ejército mexicano
que buscaba desarmarla. También circula un video en redes sociales que
expone la estremecedora e inspiradora historia del Consejo Ciudadano de
Autodefensa en Tepalcatepec, Michoacán (véase: http://ow.ly/nkbkK)
Durante el sexenio de Calderón atestiguamos horribles multi-homicidios,
incluyendo las granadas lanzadas el 15 de septiembre de 2008 en Morelia,
la masacre en Villas de Salvalcar en enero de 2010, y el ataque al
Casino Royale en agosto de 2011, entre muchos otros incidentes. Pero
hoy los grupos armados no solamente atacan a los ciudadanos que se
encuentran en reuniones de esparcimiento sino también a manifestaciones
sociales con demandas específicas.
La actual “politicización” de la represión armada es un fenómeno
sumamente grave que nos debe preocupar a todos. Y cuando esta novedad
se concatena con la represión durante la toma de posesión el pasado 1 de
diciembre y el acoso sistemático a los disidentes políticos a lo largo
del sexenio actual, se configura un escenario de franca consolidación de
los modos más autoritarios de ejercicio del poder.
Miguel Ángel Osorio Chong ha señalado que lo acontecido en Los Reyes fue
“una respuesta al avance que han tenido el gobierno federal y estatal
en contra del crimen”. Sugiere el Secretario de Gobernación entonces
que conforme las autoridades tengan más “avances” en su “estrategia”,
los ciudadanos tendremos que esperar cada vez peores ataques armados
sobre grupos civiles. Por lo visto, los “daños colaterales” de la
“guerra” de Peña harán que aquellos de la “guerra” de Calderón parezcan
un juego de niños.
Si bien Calderón dejó el país en llamas, e incluso podría llegar a ser
encontrado responsable de numerosos crímenes de guerra, durante su
sexenio la sociedad por lo menos podía expresar su repudio públicamente y
de manera pacífica en las calles. Hoy con Peña Nieto la protesta
social cada vez se torna más peligrosa.
Resulta muy lamentable entonces que destacados analistas y activistas
que fueron sumamente críticos de Calderón, como Sergio Aguayo, hoy
celebren los autoelogios de Peña Nieto con respecto a su “nueva”
estrategia supuestamente basada en la “inteligencia” criminal (véase: http://ow.ly/nkcd9).
Flaco favor hacen los líderes de opinión como Aguayo a su propia causa
aplaudiendo una estrategia cuya principal novedad es precisamente el
ataque directo a activistas sociales.
En lugar de dar un voto de confianza a gobiernos federales y locales que
ya han demostrado su verdadera faz represora e intolerante, habría que
acompañar a los valientes pobladores de las comunidades, especialmente
en poblaciones indígenas, que han tenido la valentía para
auto-organizarse en defensa de la paz y el bienestar social. En lugar
de quedar bien con el gobierno y el poder, habría que escuchar a Elsa
Márquez Manríquez, una mujer de Xaltianguis quien con valor denuncia: “A
mí me mataron a un hermano, a un tío y a un cuñado y el Gobierno nada
más se daba la vuelta y se iba nos dejaba solo…queremos a los
comunitarios aquí, con ellos nos hemos sentido protegidos.”
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