La matanza de inocentes refuerza la opinión de que se trata de una guerra contra el Islam
20/10/2001 - Autor: Robert Fisk - Fuente: The Independent
En Bagdad tuvimos el búnker en el que nuestro misil calcinó a más de 300 personas. En Kosovo tuvimos la columna de refugiados despedazados por nuestras bombas. Ahora, en Afganistán, una aldea llamada Karam es nuestra más reciente masacre.
Desde luego llegó el momento de decir "lamentamos", esa insulsa y gastada palabra. Lamentamos el búnker de Bagdad. Nos dolió tanto la matanza de refugiados en Kosovo. Ahora nos da pena la bomba que se extravió en Kabul el viernes por la noche, el misil que mató a los 4 batidores de minas terrestres de la ONU el lunes pasado, y lo que sea que cayó en Karam.
Es siempre la misma historia. Comenzamos disparando con armas "inteligentes" después que nuestros periodistas y generales nos han hablado de su sofisticación. Sus conferencias de prensa producen instantáneas monocolor de pistas de aterrizaje sin sangre visible, con pequeños agujeros dispersos por la superficie. "Una noche exitosa" solían decir, después de bombardear Serbia.
Dijeron lo mismo la semana pasada y ninguno –a menos, desde luego, que susurremos civiles- sugiere que ir a la guerra pueda tener algo que ver con matar gente inocente. Y claro que tiene que ver. Es por eso que los militares inventaron esa frase repugnante y moralmente vergonzosa del "daño colateral." Y siempre están dispuestos a difamar a los periodistas que están presentes en el terreno.
Primero, la OTAN pretendió que sus aviones no habían masacrado al convoy de refugiados en abril de 1999. Una vez que encontramos los restos de las bombas, con marcas estadounidenses, cambiaron la historia.
La nueva historia fue: "Si matamos a inocentes, lo lamentamos, pero ¿por qué no se "liberan" los periodistas de sus guardaespaldas serbios y miran las otras cosas que están sucediendo en Kosovo?" Nos podrían preguntar otra vez lo mismo, porque estamos ahora implicados en lo que, históricamente, es para nosotros en Gran Bretaña, la Cuarta Guerra Afgana. ¿Qué estamos haciendo los periodistas al socorrer al señor bin Laden y a sus criminales?"
Esta vez hay una gran diferencia. En 1991, tuvimos una verdadera coalición musulmana de nuestra parte. En 1999, embrutecimos tanto a los serbios que hasta la muerte de civiles inocentes podía ser puesta en la cuenta de Slobodan Milosevic, y en todo caso –por lo menos en teoría- estábamos tratando de salvar a los albanos musulmanes.
Sin duda, algún general idiota nos contará esta vez que Karam es culpa del señor bin Laden –idiota, porque eso no vale para los cientos de miles de musulmanes enfurecidos por nuestros ataques aéreos contra Afganistán.
Y de eso se trata. En todos los países del Oriente Medio, incluso en el tolerante Líbano, crece la sospecha que se trata de una guerra contra el Islam.
Es el motivo por el cual la mayoría de los dirigentes árabes guarda silencio y por qué los saudíes no quieren ayudarnos. Es el motivo por el cual la multitud trató ayer de atacar una base aérea paquistaní utilizada por las fuerzas de EE.UU.
Revela una dislocación del pensamiento entre los árabes sobre los crímenes contra la humanidad en Nueva York y Washington, una desconexión preocupante que les permite condenar las atrocidades en EE.UU. sin referirse a la reacción de EE.UU.- y condenar la reacción sin referirse a la matanza al otro lado del Atlántico.
El mundo musulmán ve ahora a musulmanes inocentes que han muerto en los ataques aéreos occidentales contra Afganistán si Karam resulta ser tan terrible como dicen los talibán, todas las prédicas y Mr. Blair puede sermonear y desmentir todo lo que quiera diciendo que no se trata de una guerra de religión, será en vano.
Al Primer Ministro ahora sólo le queda reflexionar sobre la ironía de que una secta oscurantista que rompe televisores y cuelga cintas de vídeo de los árboles, esté utilizando ahora la televisión y los vídeos para su propia propaganda.
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