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domingo, 26 de enero de 2014

La revolución monetaria

La revolución monetaria

La crisis sistémica ha disparado la oferta de monedas alternativas

26/01/2014 - Autor: Abdul Haqq Salaberria - Fuente: Diario Vasco / Opinión / 24-01-2014
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Únete a la revolución. Cartel de promoción de la red de tiendas que aceptan Dinar y Dirham como medio de pago.
La crisis sistémica ha disparado la oferta de monedas alternativas. Entre las más exitosas -de momento- se sitúa el Bitcoin, que ha superado la cotización de la onza de oro y de cualquier otra divisa. Probablemente sea otra burbuja más de las que se forman cuando en vez de basar nuestras monedas en la economía real las inflamos con los letales gases de la especulación. La burbuja del Bitcoin empieza a ser tan espectacular que cuando estalle volverá hacer temblar todo el sistema. Si la causa principal del desfase entre la economía especulativa y la real es el uso de monedas fiduciarias –sin otro respaldo que la fe- las cuales ni siquiera tienen una realidad física sino digital; no parece que una moneda totalmente virtual y fuera de cualquier control vaya a frenar esta enfermedad sino a acelerar su metástasis.
Otras alternativas son las monedas locales. Sólo en España hay unas 30. En Euskadi tenemos el Eusko. Parecen ser instrumentos eficientes a la hora de reactivar la economía local y el consumo sostenible, pero no dejan de tener la limitación de lo local y siguen vinculadas al sistema fiduciario, del que además importan algunos errores como utilizar el papel impreso. Las notas promisorias no son dinero, son deuda. Tienen el mismo valor que un apunte digital en una pantalla de ordenador. Son promesas de pago.
Sin embargo, en el Sudeste Asiático,  en el Subcontinente Indio y en otros lugares, se está gestando una verdadera revolución monetaria. Tendríamos que remontarnos a 1992, al barrio del Albaicín de Granada, para encontrar los precedentes de lo que sucede hoy en Kuala Lumpur, Kelantan, Yakarta, Singapur, Punyab, Molucas, Kazakistán...etc. Ese año se acuñaron los primeros dínares de oro y dirhams de plata en 500 años del fin del reino Nazarí. Pero esas acuñaciones, que respetaban pesos, medidas y aleaciones de las primeras monedas acuñadas en Medina hace 1.400 años por Iman Malik, no salían de la zeca como joyas conmemorativas sino con la voluntad de volver a ser monedas de uso corriente:  bien para utilizarlas como medio de pago o de ahorro-inversión, bien para pagar el impuesto del Zakat (uno de los 5 pilares del Islam). En este caso se salvaba un impedimento histórico: el Zakat no puede pagarse con deudas (papel moneda) sino con oro, plata u otro tipo de bienes.
Mucho ha llovido desde 1992. Un estado de Malasia paga ya a sus funcionarios parte del sueldo en dínares de oro y dirhams de plata. Tres sultanes de Indonesia han acuñado ya sus propias monedas bimetales. En Pakistán hay en marcha una causa en el Tribunal Federal de la Sharia contra la usura. De prosperar podría declarar inconstitucional al negocio bancario en su globalidad, incluidos los bancos islámicos y el Banco Central de Pakistán. En Singapur hasta los chinos e indios, no musulmanes, usan en sus compras diarias las monedas de la Sharia. Muchos establecimientos se han unido a la creciente red cooperativa que acepta el dinar y el dirham como medio de pago. Kazakistán está acuñando monedas con una calidad técnica y unas medidas de seguridad jamás alcanzadas por estas monedas que comenzaron a acuñarse artesanalmente en pequeños talleres. El dinar de oro no es una moneda local, aunque tiene los mismos beneficios para la economía local que el Eusko. El oro es oro en todo el mundo. El dinar/dirham aspira a convertirse en la divisa de 1.500 millones de musulmanes, y de todo aquel que quiera una economía justa basada en el intercambio de valor por valor.
“No nos motiva el oro, usamos el oro, lo que nos motiva es la libertad” -afirma Umar Vadillo Goikoetxea, gasteiztarra fundador de World Islamic Mint- “Nadie puede imponernos una moneda, ni crear dinero de la nada. El libre comercio empieza en la libertad de elegir el medio de cambio. No se trata de una vuelta al pasado sino de retomar la cordura y abandonar la locura, de denunciar lo ilícito y de facilitar la justicia.”




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