Ucrania advierte a Rusia por una "tercera guerra mundial"
El gobierno acusó a Moscú de azuzar la violencia con su respaldo irrestricto a los separatistas; Occidente avanza hacia nuevas sanciones
KIEV.- Mientras crece el fantasma de unaguerra civil , la escalada verbal alcanzó ayer su punto más alto en la crisis de Ucrania. El gobierno interino acusó a Rusia de propiciar una tercera guerra mundial , mientras Moscú denunciaba a Kiev por un "crimen sangriento" contra sus aliados de las milicias, y a Estados Unidos y Europa de querer "tomar el control" del país.
"Los intentos de agresión del ejército ruso en el territorio de Ucrania provocarán un conflicto en el territorio de Europa. El mundo no se olvidó de la Segunda Guerra Mundial, pero Rusia ya está ansiosa de iniciar una tercera", dijo el premier Arseni Yatseniuk.
"El apoyo de Rusia a los terroristas en Ucrania constituye un crimen internacional. Pedimos a la comunidad internacional que se una contra la agresión rusa. Está claro que lo que quiere Rusia es arruinar las elecciones de Ucrania, sacar al gobierno prooccidental y pro-Ucrania y ocupar tanto política como militarmente Ucrania", agregó.
Kiev y Moscú se acusan mutuamente de faltar a su palabra sobre el acuerdo alcanzado la semana pasada, en Ginebra, que disponía la desmovilización de las formaciones armadas. Según las autoridades rusas, eso incluye no sólo a las milicias y activistas prorrusos del este del país, sino a los nacionalistas ucranianos de línea dura que acampan en la Plaza de la Independencia del centro de Kiev.
Siguiendo la estela de la Península de Crimea, en el sur del país, que tras una relampagueante sublevación se anexó sin rodeos a Rusia, los separatistas se hicieron fuertes en una decena de ciudades de las regiones de Donetsk y Lugansk, a menudo encapuchados, armados y con uniformes sin insignia. A modo de garantía, el Kremlin desplegó tropas en la frontera y lanzó la amenaza explícita de ordenar el cruce de sus hombres ante lo que interprete como una amenaza a la seguridad o los intereses rusos.
"Ellos están conduciendo a una guerra contra su propio pueblo", declaró ayer el canciller ruso, Sergei Lavrov, sobre los operativos contra los activistas prorrusos, en particular sobre una maniobra que dejó cinco bajas entre los sublevados. "Éste es un crimen sangriento, y aquellos que empujaron al ejército a hacerlo lo pagarán, estoy seguro, y se enfrentarán a la justicia."
Junto a la escalada verbal, Ucrania seguía decidida a continuar su ofensiva militar contra los grupos rebeldes. Los vehículos blindados del ejército habían lanzado anteayer un asalto contra Slaviansk, el principal bastión de los milicianos insurrectos, antes de retirarse con el saldo de los cinco muertos que lamentaba el canciller ruso.
"Las unidades ucranianas acaban de lanzar una segunda fase, que consiste en bloquear Slaviansk e impedir que lleguen refuerzos", dijo ayer el ministro ucraniano del Interior, Arsen Avakov.
"No entregaremos la ciudad - respondió el líder de los insurgentes de Slaviansk, Viatcheslav Ponomarev-. Estamos dispuestos a defenderla."
Siete observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) fueron capturados ayer en Slaviansk. Según Kiev, que quiso dejar sentado el vínculo entre las dos partes, los prorrusos esperan antes de cualquier liberación "poder comunicarse con las autoridades competentes de la Federación Rusa".
Ninguna de estas circunstancias escapó a la atención de las potencias occidentales, en un escenario que asiste en paralelo a la tensión entre el gobierno central y los separatistas, por un lado, y entre Moscú y Occidente, por el otro, cada cual con sus alianzas y objetivos en el inestable tablero ucraniano.
Los líderes de Estados Unidos, Barack Obama; Francia, François Hollande; Gran Bretaña, David Cameron; Italia, Matteo Renzi, y Alemania, Angela Merkel, dialogaron por teléfono sobre la posibilidad de decretar nuevas sanciones contra Rusia. Según la presidencia francesa, los dirigentes exigieron que Rusia se abstenga de "declaraciones provocadoras o maniobras de intimidación".
El canciller Lavrov, sin embargo, sostuvo, en cambio, que "Occidente quiere, y así comenzó todo, tomar el control de Ucrania sólo por sus ambiciones políticas y no por los intereses del pueblo de Ucrania".
Hasta el momento, las potencias tomaron únicamente medidas contra altos funcionarios del gobierno, pero el temor de que las medidas se extiendan ya provocó la fuga de 70.000 millones de dólares.
UNA CRISIS PLAGADA DE ACUSACIONES
Derrame
Kiev acusa a Moscú de querer ocupar "militar y políticamente" Ucrania, creando un conflicto hacia el resto de Europa.
Apoyo a "terroristas"
El gobierno interino de Kiev tildó al Kremlin de actuar como un "gánster" que apoya a "terroristas y bandidos".
Objetivo
Uno de los primeros objetivos de Rusia, según Ucrania, es hacer descarrilar las próximas elecciones presidenciales.
Lucha interna
Rusia, en tanto, afirma que al combatir a los rebeldes separatistas Kiev conduce "una guerra contra su propio pueblo".
Occidente
Moscú acusa a las potencias de Occidente de ser ellas las que buscan ?controlar Ucrania..
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