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viernes, 8 de mayo de 2015

El menoscabo de los valores y el divorcio matrimonial

El divorcio se puede pronunciar dos veces. Después de eso las partes o llegarán a un acuerdo en términos equitativos o se separarán con amabilidad

08/05/2015 - Autor: Dr. M. Halil Çiçek - Fuente: www.svida.com
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La Ley Islámica trata de asegurar la paz familiar y construir una estructura familiar basada en el respeto y el amor recíprocos.
El aspecto más sensible del amor mutuo y la compasión que se les ordena mostrar a los consortes hacia el Islam, y la cualidad especial que hace perpetuos estos sentimientos y los distingue del amor y la compasión de las familias modernas, es su coexistencia con la esperanza de ganarse la complacencia de Dios, el miedo a la Ira Divina y la creencia en la vida eterna. Las creencias y la sensibilidad de los cónyuges, tal y como su creencia en el Día del Juicio Final y su búsqueda de la complacencia de Dios, intensifican sus sentimientos de compasión y amor; también les proporcionan continuidad a sus sentimientos y les animan acerca de este asunto. De esta manera la paz, la confianza y la estabilidad se incrementan en la familia.
Uno de los motivos de los problemas que hoy en día destruyen las familias es el hecho de que el amor matrimonial se basa más en la atracción física, la lujuria y los placeres temporales y que carece de una dimensión espiritual y del respeto mutuo. En este punto reside uno de los problemas más grandes de las familias modernas en las cuales la sensibilidad islámica es débil o ausente.
Los individuos que forman la sociedad comienzan la aventura de la vida equipados con varias inclinaciones, talentos, sentimientos, intereses y deseos. A veces muchas de estas tendencias complejas y talentos se desbordan y sobrepasan los límites. De hecho, los motivos de los problemas, las penas, las irresponsabilidades, la insolencia, el caos y las transgresiones que han ocurrido a lo largo de la historia son producto del deterioro de la estructura social. Por lo tanto, la estructura social debe ser seriamente reformada. No cabe duda de que uno de los mecanismos que puede realizar esta reforma con más probabilidad es la religión. Sólo una religión, que esté conforme con la naturaleza individual y social en virtud de todos sus clarividentes principios económicos, sociales, morales y legislativos y normas, y que une el mundo material y espiritual y los organice como una sola estructura, puede transformar este edificio social. El Islam, desde el primer mandamiento revelado hasta el último, le dio mucha importancia a adornar a los humanos con los mejores valores morales dirigiéndolos con la compasión sensible y no forzándolo contra su naturaleza. Un versículo coránico dirigido al profeta Muhammad, "Realmente en el Mensajero tenéis un hermoso ejemplo para quien tenga esperanza en Dios y en el Día del Juicio Final y recuerde mucho a Dios" (33:21), expresa esta verdad universal, así como: "Y ciertamente Tú eres poseedor de una moralidad sublime". (68:4) Además de la gran importancia asignada por el Islam a la moralidad tanto de los individuos como de la sociedad, el Islam estableció un perfecto sistema de la ley familiar, conocido en los libros jurídicos islámicos como "El Libro del Matrimonio" (Kitabu’n-Nikah), en una época en la cual la humanidad había comenzado a ahogarse en los oscuros oceános de ignorancia de la historia y gemir bajo los golpes de la injusticia. Como el verdadero objetivo de la Ley Islámica era asegurar la paz familiar y construir una estructura familiar basada en el respeto y el amor recíprocos, estableció unas normas anheladas por todos para la fundación de la familia sobre los principios honestos y vigorosos.
A causa de su preocupación especial por la fundación de la familia, el Islam aborda el asunto incluso antes del matrimonio y da un amplio consejo a los candidatos matrimoniales. Si los candidatos siguen este consejo al pie de la letra, serán capaces de asumir sus nuevas responsabilidades y obligaciones en la vida con facilidad, y en el futuro, llevar una vida feliz más consciente. Si los cónyuges cumplen con el código de las normas establecidas según la ley familiar islámica, ya sea como consejos o como decretos, se les hará más fácil cargar con los riesgos de la nueva vida colectiva a través del amor, el entendimiento y la ayuda mutuas. Estos principios, que le dan prioridad a la humanidad, se establecen para asegurar la valentía ante los probables conflictos domésticos, la perseverancia contra los factores que destrozan las familias y el entendimiento mutuo en las agudas curvas durante el viaje de la vida. El Islam invita a las parejas a cumplir con este código y los hace responsable de ello. A partir de tales estipulaciones del contrato de matrimonio como "kafaat" (igualdad conyugal), "nafaqa" (derecho de manutención) y "hadana" (puericultura), pretende prevenir cualquier problema e inquietud que puede surgir, tomando decisiones sobre los acontecimientos y los desarrollos internos de familia. Como las parejas de hoy son ignorantes en cuanto a la ley y la ética familiares establecidas por el Islam, algunos hombres y mujeres se hacen daño el uno al otro incluso antes de que termine el período denominado como "luna de miel", de modo que es difícil de remediar.
Las relaciones familiares e internas
La ley familiar islámica es un proyecto reconocido para diseñar el ambiente que desarrolla las futuras generaciones, es decir la familia, de un modo diferente y especial. Dentro de este proyecto, las parejas tienen ciertas obligaciones y responsabilidades éticas y legales entre ellas. La obligación más importante que el Islam establece para estabilizar la paz familiar es el amor y la compasión mutuos. El siguiente versículo coránico lo expresa concretamente: "Y de entre Sus signos de misericordia para vosotros está el haberos creado esposas de vuestra misma especie, para casaros con ellas, y os vinculó por la misericordia y el amor. En ello hay señales para los que piensan en la creación de Dios". (30:21)
En un ambiente lleno de amor y compasión, la pareja posee las siguientes cualidades:
a. Amor, cariño y tolerancia: La gente que se ama y muestra compasión entre sí son tolerantes el uno con el otro. Hacen como que no ven las faltas, las carencias, los errores y las culpas del otro y les contestan con paciencia. En efecto, para que el amor o la relación continúe, los individuos deben ser tolerantes con la gente o con sus compañeros que aman. La tolerancia que existe entre las parejas debe ser aún más profunda y multidimensional. Si los cónyuges consideran que su compañerismo se extiende hasta la vida eterna, entonces su demostración continua de la gran tolerancia gana una importancia especial.
b. El acto de compartir y la entereza: Como exigencia de la compasión y el amor mutuos las parejas han de compartir los problemas, las penas y las alegrías, la pobreza y la riqueza del otro. No es suficiente para el amor ni para la compasión que existan sólo en los buenos tiempos; la influencia positiva del amor y de la compasión deben aparecer también durante los tiempos de dificultades. Uno de los motivos más importantes de los divorcios que se encuentran con mayor frecuencia en los tiempos modernos es la falta de educación para ser pacientes entre sí. O sea, si los cónyuges son amigos leales solamente durante los tiempos felices, tal y como la influencia que ejercen los medios de comunicación visuales los obliga a ser, entonces quizás no podrán tolerar ni siquiera el problema más pequeño que viene de su compañero y causarán la destrucción de sus familias.
c. Abnegación: Los cónyuges que basan sus relaciones en el eje del amor y la compasión deben actuar tan desinteresadamente como sea posible el uno hacia el otro. Cada uno de ellos debe saber desistir de algunos de sus derechos en beneficio de su compañero en esta vida. Estos derechos pueden ser materiales, espirituales, morales o familiares. Mientras que los maridos y las mujeres se traten desinteresadamente de modo mutuo, se evitarán muchos problemas y las penas.
El aspecto más sensible del amor mutuo y la compasión que se les ordena mostrar a los consortes hacia el Islam, y la cualidad especial que hace perpetuos estos sentimientos y los distingue del amor y la compasión de las familias modernas, es su coexistencia con la esperanza de ganarse la complacencia de Dios, el miedo a la Ira Divina y la creencia en la vida eterna. Las creencias y la sensibilidad de los cónyuges, tal y como su creencia en el Día del Juicio Final y su búsqueda de la complacencia de Dios, intensifican sus sentimientos de compasión y amor; también les proporcionan continuidad a sus sentimientos y les animan acerca de este asunto. De esta manera la paz, la confianza y la estabilidad se incrementan en la familia.
Uno de los motivos de los problemas que hoy en día destruyen las familias es el hecho de que el amor matrimonial se basa más en la atracción física, la lujuria y los placeres temporales y que carece de una dimensión espiritual y del respeto mutuo. En este punto reside uno de los problemas más grandes de las familias modernas en las cuales la sensibilidad islámica es débil o ausente.
Los derechos recíprocos
Para mantener la paz y la felicidad en la vida familiar, la ley familiar islámica le hace responsable a cada uno de los cónyuges de algunos derechos. Mientras que ambas partes procuren respetar estos derechos, la paz y la estabilidad de la familia están aseguradas. El factor más importante que desarrollará e inculcará esta mentalidad en los cónyuges es la aceptación mutua, no como los seres que satisfacen tan sólo las necesidades físicas mutuamente, sino más bien, como almas gemelas que son una fuente de comodidad y siempre se ayudan entre sí en los tiempos de alegría y amargura. Las familias que incorporan estos principios tienen una ventaja. En tales familias, las relaciones, los intereses, los sentimientos y los derechos nunca están basados en meros deseos sexuales. Esta ley Divina, que pone a ambas partes bajo ciertas obligaciones, es un lema de vida que los cónyuges no deberían de olvidar, desde su primer día juntos hasta el último; y al mismo tiempo, es una contraseña para una nueva vida: "Del mismo modo que los hombres tienen derechos sobre las mujeres, también las mujeres tienen derechos sobre los hombres". (2:228)
Gazali, (fallecido en el año 505, 1111 d.C.) describió en doce artículos los derechos de los cuales el marido es responsable, comenzando desde el banquete de boda, llamado "walima", hasta el divorcio. Gazali dice: "Uno de los derechos más importantes de la esposa sobre su marido es que el marido debe demostrarle tener una moralidad excelsa, tratarle tiernamente y tolerarla" y rubrica el asunto con el siguiente hadiz."En los últimos momentos de su vida salieron las siguientes palabras de la boca del profeta Muhammad: “¡Haced salat! ¡Haced salat! ¡Haced salat! (la oración diaria). No obligar a los esclavos que están bajo vuestra orden a hacer algo que no son capaces de realizar. Y tenerle miedo a Dios sobre el asunto de mujeres, tenerle miedo a Dios…”".141 Lo que Gazali determina es sumamente interesante, incluso en los tiempos modernos, los hombres tienen que entenderlo bien: "La buena conducta de un marido hacia su esposa no solo consiste en que no sea cruel con ella; sino que también debe soportar su crueldad, ser paciente cuando esté enfadada y ser tolerante hacia ella cuando comete errores".142
Rashid Riza (fallecido en 1935) interpreta el versículo, "Convivid con ellas (vuestras mujeres) en un equilibrio de amabilidad e igualdad" (4:19), y asegura que el mantenimiento sano de la estructura familiar principalmente se dirige a los hombres, pero también cargando algunas responsabilidades a la mujer, de la manera siguiente:"¡Oh creyentes! Vuestro deber es establecer buenas amistades con vuestras mujeres y comportaros con ellas de una manera que no odien, que el Islam no prohíba, y que las costumbres y la generosidad humana no lo consideren negativo. Por lo tanto, disminuir la pensión alimenticia de tu esposa (nafaqa), atormentarla con palabras y comportamientos crueles, fruncirle el ceño cuando la ves y mirarla desagradablemente son comportamientos contrarios a la buena conducta (ordenada por Dios).143
Los problemas no deben durar mucho tiempo en una familia que es consciente de estos derechos recíprocos y que demuestra el entendimiento y la tolerancia requeridos por el razonamiento sano; porque, a partir del momento en el cual ambas partes perciben que estos problemas son perjudiciales para ellos, tanto en este mundo como en el siguiente, tratarán de resolverlos y deshacerse de ellos. Naturalmente, en los momentos difíciles se espera de los cónyuges que recurran rápidamente a valores tales como pedir perdón y perdonar, así como sentir la responsabilidad espiritual. Si lo hacen así, el problema será solucionado antes de que se haga más serio. El aumento inaudito en el porcentaje de divorcios del cual somo testigos hoy en día es por causa del deterioro de estos valores.
¿Se puede esperar de un marido, que cree en los siguientes hadices del Profeta, oprima a su esposa o se comporte groseramente con ella? "El mejor de vosotros es el que trata mejor a su familia; y soy el mejor de vosotros que trata mejor a su familia";144 "Os advierto que tratéis con amabilidad a vuestras mujeres. Vuestras mujeres tienen derechos sobre vosotros tal y como vosotros tenéis derechos sobre ellas: …Y uno de vuestros derechos sobre vuestras mujeres es que ellas no pueden permitirles a las personas que os disgustan entrar en vuestra casa. Y uno de los derechos de vuestras mujeres sobre vosotros es que vosotros debéis tratarlas amablemente, suministrarles el alimento y vestirlas"145. De la misma manera, ¿se puede esperar de una mujer que cree en los siguientes hadices del Profeta que cause problemas a su marido o lo engañe?: "Si una mujer se muere estando su marido satisfecho con ella, entrará en el Paraíso". Me pregunto, ¿cómo se puede esperar de una mujer que cree en el siguiente hadiz que trate mal a su marido? "Además del miedo de Dios, no hay nada mejor para un creyente que una esposa piadosa. (Esa esposa piadosa) es una mujer que hace lo que su marido le alecciona a hacer, que hace feliz a su marido cuando éste la mira; que cumple su palabra cuando la promete (algo que va a hacer o no), y que respeta sus derechos, procura mantener su castidad y la propiedad de su marido cuando él está lejos".146
Hoy el problema más grande de las familias musulmanas es que han abandonado los valores islámicos y han mancillado su honor debido a varios asuntos indecentes que han calado en la sociedad por el modo de vivir occidental.
Según mi opinión, las cuestiones de la siguiente lista son los principales factores que conducen a las familias a su desintegración:
I. El debilitamiento en los sentimientos y la fe, tal y como la fe en el Más Allá, que, en mayor grado, garantiza la moralidad islámica, el miedo a Dios y la protección de derechos de los otros (La solución es reforzar la creencia).
II. La penetración de los hábitos extranjeros en nuestras propias estructuras tradicionales y culturales, o sea, los valores éticos seculares. (La solución es aprender bien la moral islámica y comportarnos como es debido).
III. El excesivo deseo por el lujo. (La solución es la sobriedad y valorar el mundo desde el punto de vista del Más Allá).
IV. Estar bajo la influencia de los programas de televisión, como películas, etc., e imitarlos. (La solución consiste en no depender en demasía de la televisión, elegir bien los programas de televisión, y no olvidarse de que las películas no son nada más que ficción).
V. El hecho de que algunos hombres no se conformen con las cosas lícitas según la Jurisprudencia Islámica y que busquen la felicidad fuera de su hogar. (La solución reside en que aquellos hombres sientan el miedo de Dios).
VI. El deseo de algunas mujeres de ser excesivamente independientes, y como una consecuencia de ello, sus actitudes rebeldes contra sus maridos (La solución para las mujeres es aprender las responsabilidades que Islam les asigna y realizarlas).
VII. Por una parte, algunas mujeres que trabajan fuera de casa contribuyendo al ingreso de la familia demuestran ingratitud hacia sus maridos, y por consiguiente, se comportan sin compostura. Por otra parte, el lugar y el ambiente de trabajo pueden afectar negativamente la moralidad de las mujeres y la vida familiar. Debido al estrés y la inquietud causados por su trabajo, puede que la mujer no sea capaz de mantener el orden y las relaciones familiares; o puede que no sea capaz de sentir el cariño suficiente por la casa y su familia. (Respecto a las soluciones, el marido debe echarle una mano a la mujer en las tareas de casa y la mujer debe darles prioridad a sus responsabilidades conyugales a la hora de decidir si trabajar fuera de casa o no).
VIII. Actualmente, no cumplir con el protocolo islámico, la trasgresión de los límites privados, y entremezclarse innecesariamente (los hombres y las mujeres) en nuestra vida ciudadana, en nuestros trabajos, y durante las frecuentes visitas sociales o las reuniones y acontecimientos de diversión por las familias que tienen oportunidad, perjudica a los cónyuges de un modo tan irreversible de lo cual en un principio no son conscientes, pero que más tarde se hace evidente (La solución es evitar tales peligros en la medida de lo posible).
IX. Las familias cuyos valores morales son débiles pueden degradarse visitando los mercados y los centros comerciales, sin que sea necesario, solamente para "un cambio de aires" al ver a algunas personas comportándose inapropiadamente y vestidas de manera obscena en público. Con el tiempo estos factores destruyen la confianza mutua y pueden hacer que familias se rompan (La solución es limitar las visitas a los mercados y los centros comerciales; y si hay que salir a la calle, prestar atención a las prescripciones del Corán acerca de bajar la mirada fija en alguien, y proteger los oídos, también).
X. Otro factor que hace más fácil acabar con el matrimonio en las familias modernas es el escaso número de niños. Mientras que los padres con tres hijos no pueden arriesgar fácilmente su matrimonio, los padres con un solo hijo pueden divorciarse de manera más fácil (La solución reside en no tener miedo a formar familias numerosas).
XI. Otro factor es la negligencia de los cónyuges el uno hacia el otro. En vez de luchar para ganar el amor y el afecto del otro, se hacen víctimas del complejo de buscar la aprobación de terceras personas (No debemos olvidarnos de que una persona no puede obligar a nadie para que la acepte, y que los gustos de cada persona son diferentes. Los hombres y las mujeres deben comportarse y vestirse según las preferencias del otro).
Supongamos que el carácter de dos partes es diferente, por eso no se entienden y hay que cesar definitivamente la discordia. En este caso, para evitar cualquier injusticia y crueldad, lo primero que deben realizar los cónyuges es hacer todo lo necesario para salvar su matrimonio. Deben intervenir mediadores de ambas partes de la familia; y si los cónyuges tienen alguna característica desagradable, le deben prestar atención a la declaración coránica que dice que en estas características que ellos encuentran desagradable puede haber algunas bendiciones tanto para este mundo como para el siguiente. Pero, si a pesar de todos estos pasos, mantener el matrimonio es imposible, entonces hay que realizar el siguiente Principio Divino: "El divorcio se puede pronunciar dos veces. Después de eso las partes o llegarán a un acuerdo en términos equitativos o se separarán con amabilidad" (2:229). O sea, en ambos casos no hay que alejarse de la buena conducta, porque la buena conducta es una regla universalizada por el Islam, aplicable en la paz, en la guerra, en las relaciones con los creyentes y los no creyentes y hasta en los animales, y una norma aceptada por todos los musulmanes.
Uno de los asuntos más importantes relacionados con el "talaq" (divorcio), el cual la ley familiar islámica observa ampliamente, es la buena conducta de ambas partes y realizar el divorcio de modo que nadie sea dolido. Esto se deriva de la orden del Corán de seguir o terminar el matrimonio en términos equitativos o separarse con amabilidad.
* Profesor Dr. M. Halil Çiçek de la Facultad de Teología en la Universidad "Yüzüncü Yil", Van (Turquía).
Obras de referencia
al-Gazali, Abu Hamid Muhammad ibn Muhammad, Ihyau Ulumiddin, Editorial Çagri, Estambul, 1985.
ar-Riza, Muhammed Rashid, Tafsiru’l-Menar, 2ª ed., "Daru’l-Fikr".
Yilmaz, Musa Kazim, Kur’an Ailesi, Editorial Hilal, Estambul, 1994.
Notas
141 Al-Gazali, Abu Hamid Muhammad ibn Muhammad, Ihyau Ulumiddin, Editorial Çagri, Estambul, 1985, 2:43-44.
142 Ibíd.
143 Ar-Rýza, Muhammed Rashid, Tafsiru’l-Manar, 2ª ed., "Daru’l-Fikr", 4:456.
144 Tirmizi, Nikah, 11; Ibn Maya, Nikah, 50.
145 Ibn Maya, Nikah, 3.
146 Ibn Maya, Nikah, 3.

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