Dibujos animados contra el Estado Islámico
"Probando, probando. 1, 2, 3... Detona, detona. Vuélalos por los aires, destrúyelos...", canturrea el califa Abu Bakr al Baghdadi agazapado en su poltrona mientras en una pantalla cercana una línea parte de la ciudad iraquí de Mosul y cruza Europa en dirección a Madrid. "Si Dios quiere, éste será el año de los triunfos. Liberaremos Al Ándalus de los asesinos de toros...», proclama ceremonioso el caudillo ante una legión de encapuchados. "¡Avancemos hacia Jerusalén! ¡Avancemos hacia Palestina!", grita con insistencia uno de sus entusiastas cachorros. Molesto por la referencia y las continuas interrupciones, Al Baghdadi zanja el alboroto liquidando al soldado.
La andanza es una de las primeras historias de Bigh Daddy Show, una serie de animación que triunfa en internet a base de mofarse de las huestes del autodenominado Estado Islámico. "Desde el principio pensamos que el IS usa los medios de comunicación para inflar su verdadero poder con el propósito de aterrorizar a sus enemigos, controlar fácilmente a la población de los territorios bajo su yugo, reclutar a nuevos voluntarios y disciplinar a sus combatientes", señala a EL MUNDO uno de los creadores de esta nueva arma contra la espectacular y seductora narrativa yihadista, que rehúsa proporcionar su nombre por miedo a represalias.
"El sarcasmo es nuestro modo de luchar contra el IS y provocar debates en nuestras comunidades sobre la verdadera faz de la organización y cómo están distorsionando cada uno de los valores que honramos", agrega el activista.
Las nuevas entregas, firmadas por la productora Califato Disney, aparecen con regularidad en la página de Facebook Las profundidades del califato Barhum -con más de 100.000 suscriptores- donde la única información que se proporciona resulta tan concisa como categórica: "Hacemos que los del IS parezcan lo que son realmente, idiotas con pistolas".
En los vídeos divulgados hasta la fecha, sus artífices hacen sangre con las contradicciones del relato del IS en la causa palestina, la ignorancia de quienes engrosan sus filas atraídos por sus cantos de sirena o la figura del idolatrado Abu Bakr al Baghdadi. Con el califa se ensañan hasta no dejar títere con cabeza: le dibujan como un líder pueril, pusilánime, caprichoso y henchido de excentricidades. En sus muñecas no faltan dos aparatosos relojes de lujo similares al que lució en una de sus escasas apariciones públicas, durante el sermón de la mezquita de Mosul donde proclamó el califato a finales de junio de 2014.
En la serie Al Baghdadi es cortejado por unos ayudantes adictos a la droga y el sexo a los que lanza duros reproches. "Lo he dicho miles de veces. La situación debería estar bajo control. La yihad en el campo de batalla es esencial, no sólo la yihad sexual. Los yihadistas ya no tienen energía", se queja en una de sus monsergas.
Aunque se cita el lado más brutal de una organización que se jacta de despachar decapitaciones, amputaciones o ejecuciones en masa, los vídeos guardan ciertas líneas rojas. "Hay crímenes que no se pueden mostrar directamente porque se trata de desactivar la sensación de temor que persiguen los terroristas", apunta el alma de un proyecto que emplea a "un gran equipo de guionistas, humoristas, diseñadores gráficos, abogados y activistas de distintos países". El grupo también aprovecha los vídeos, de unos dos minutos de duración, para "publicar hechos documentados en el campo de batalla que contradicen la exagerada propaganda del IS".
La misión -en la línea del trabajo que desde hace varios años desarrolla el presentador iraquí Ahmed Bashir en un exitoso espectáculo televisivo que desnuda a los barbudos- no está exenta de riesgos. "Contamos con muchos seguidores pero también con gran cantidad de partidarios del IS que nos lanzan amenazas. Siempre respondemos invitándoles a discutir lejos de la violencia que acostumbran en Facebook y en la vida real", reconoce el activista.
Sus vídeos satíricos corren como la pólvora también intramuros del califato establecido a caballo de Siria e Irak. Una de las últimas aventuras del califa, en la que produce un rap con palabras como "asesino o criminal" en busca de visionados millonarios en Facebook, le ha costado la vida a un adolescente en Mosul. Fue cazado mientras disfrutaba del capítulo y ejecutado por burlarse del califa. "Nos entristece escuchar esta historia", admiten desde la productora donde barruntan ya las próximas tramas. "Elegimos los temas que el IS usa con más eficacia. Nos interesa provocar discursos alternativos y animar a nuestros espectadores a leer, investigar y pensar con libertad", agrega uno de sus urdidores.
De momento la creciente fama de esta serie de animación en la Red no ha gestado el salto a la pequeña pantalla. "Aún no hemos recibido ninguna oferta de televisiones árabes", concluye.
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