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lunes, 19 de septiembre de 2016

Los antiguos españoles musulmanes

19/09/2016 - Autor: Prof. Dr. Juan-Alberto Kurz - Fuente: Propia: Catedrático de Universidad
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Eclipse: Cuando la luz somete a la oscuridad
LOS ANTIGUOS ESPAÑOLES MUSULMANES

Un tema recurrente en la prensa española son los emigrados, los que vienen a oleadas huyendo de la inacabable guerra de Oriente Medio. Cualquier artículo que aparezca en la prensa es apostillado por una cantidad a veces enorme de retrasados mentales - salvo alguna excepción que confirma la regla - que tienen que dar su parecer sobre todo.  En este desgraciado tema de los refugiados las opiniones son, en su gran mayoría, deleznables; algunas, y no pocas, se diría que proponen la reapertura de los campos de exterminio. Aquí se trata de deshumanización, de gente que no les hubiera importado pertenecer a la cheká o a la gestapo, aunque ni se hayan dado cuenta.
Creo que he empezado este juicio de valor por el final, y lo siento. Mucha gente normal sienten ese repelús hacia el moro y los musulmanes por ignorancia no atribuible a ellos. Y a posta he dicho "moros" a secas porque se mete a todos los emigrantes levantinos en el único saco que conocen: el norte de África, tierra de moros. Siglos de nacionalismo excluyente ha establecido que los españoles somos descendientes en línea directa de los visigodos (hasta no hace mucho los niños nos teníamos que aprender la lista de los reyes godos) o de los hispanoromanos. Y de nadie más. Cierto que se podía pensar que había algunas personas que podían ser progenie bastarda, como los celtas, vascos, y algún bicho raro más.

En los libros de historia de los colegios hay o había una etapa que empezaba en la épica (subráyese) batalla de Covadonga  y terminaba con la toma de Granada por los Reyes Católicos y la expulsión de granadinos y judíos allende los mares. Si se fijaba uno un poco se veía que toda esa parte de la historia de España, del siglo VIII al XV, era protagonizada por reconquistadores y repobladores cristianos; la explicación es fácil:  se reconquistaba la península de una invasión de moros, con asesinatos, barbarie, arrasamiento de tierras, pueblos y ciudades... a partir de Covadonga, allá por Asturias, (do 300 cristianos vencieron a casi 200.000 moros) y comenzó la Reconquista (con mayúscula, por favor) que echó a esos bichos al mar. Punto.

Como lo antedicho ha propiciado la idea de que cada región comenzó a existir desde que las mesnadas de aventureros cristianos se asentaron en ellas, en sus ciudades, pueblos y campos, hoy día se celebran esas efemérides como fundaciones ex nihilo. Hace ya años escribí un artículo en un diario valenciano precisamente el día que se celebraba la toma y conquista de Valencia y consiguiente creación del Reino de Valencia dentro de la corona de Aragón: el 9 de octubre de 1238. Resumo lo que creo más substancial:
La fecha del 9 de octubre de 1238 supone el nacimiento del reino de Valencia; del reino cristiano por  la conquista de la ciudad por el rey de Aragón Jaime I . Pero esa tendencia a que nos acostumbrado la historiografía romántica en tantos campos (cristianos y moros, centralistas y foralistas, rojos y azules, etc.) ha logrado que se produzca entre nosotros esa amnesia histórica – damnatio memoriǣ - tan característica del dominante hacia el vencido. Desde principios del siglo XIII acá han transcurrido unos setecientos cincuenta años aproximadamente desde la Valencia cristiana, con avatares de todos conocidos. Pero hay una Valencia anterior, musulmana, que arranca del siglo VIII - siglo del comienzo de la islamización de la península - y nos lleva a lo largo de quinientos años hasta la toma de la ciudad por Jaime I. Estos quinientos años son muy poco conocidos; por supuesto no me refiero a los especialistas y estudiosos, sino al pueblo en general que debe conocer la que también es su historia. Sin contar ese periodo intermedio cristiano - musulmán que nos llevaría hasta los inicios del s. XVII, cuando, definitivamente, se elimina al islam de toda España con la expulsión de los moriscos.

Nos encontramos, entonces, con una Valencia con historia, cultura, religión, arte, literatura, ciencia y un largo etcétera, cristiana y musulmana desde el siglo VIII hasta el XVII: novecientos años de historia. No pretendo aquí, como es lógico, hablar de este largo periodo; obras hay de otros especialistas que lo han hecho y bien. Pero pocos saben de la existencia en el siglo X de un imperio español, el Califato de Córdoba, que podía medirse con el Imperio Bizantino o con el Sacro Imperio Romano Germánico de Otón el Grande, sus coetáneos. Menos conocen - y valga solamente a título de ejemplo - la existencia del rey de Valencia Mohamed ibn Mardanís, que durante 25 años ( de 1147 a 1172 ) extendió su poderío independiente de cristianos y almohades por toda Valencia y Murcia e incluso más al sur, llegó a establecer relaciones amistosas con los reyes de Castilla y Aragón, firmó tratados ventajosos con las repúblicas de Pisa y Génova y mantuvo a raya a los invasores africanos almohades; sus dominios llegaron hasta Jaén, Baeza, Guadix y Carmona, se apoderó de Écija, entró en Granada y a punto estuvo de ser dueño de todo Levante y Andalucía. Volviendo a Córdoba, los califas eran tan españoles como los reyes cristianos del norte; lo mismo que español y valenciano era Mohamed ibn Mardanís. Pero nos topamos con ese maniqueísmo histórico - siempre las dos Españas - "cristianos - españoles - buenos" frente a "musulmanes - moros - malos" y ni eran moros ni menos malos: el emir de Córdoba Mohamed I del siglo IX era según un cronista de la época "blanco y sonrosado, alto y de cuello corto",  e Ibn Mardanís es una arabización de Martínez ya que, según los estudios de Dozy, su tercer abuelo era un cristiano convertido al islam.

Para terminar afirmemos Valencia era un lugar bello, muy bello, en el siglo XII; disfrútense con detenimiento estos versos del eximio poeta valenciano Al Ruçafí, súbdito de Mohamed ibn Mardanís:

¿Es que alguien ha pronunciado el nombre de Valencia?
Amigos míos, deteneos conmigo y hablemos de ella,
pues su recuerdo es como en frescor del agua en la entrañas ardientes.
Deteneos de buen grado y calmad vuestra sed
pues en ella es seguro que el agua ha de venir.
Pedid la lluvia en la Calzada y la Ruçafa:
seguro que la lluvia regará la Ruçafa y la Calzada.
Es mi patria: allí se encañonaron las plumas de mis alas
cuando yo era un pequeño pajarillo,
y su solar me abrigó como nido.
Fue mi cuna. Fue una dulce vida gozada en la tierna infancia.
¡ Dios no permita que jamás la olvide !
No hay otra como esta tierra repleta de almizcle,
donde la brisa llena sus odres de perfume
cubierta de plantas cargadas de flores
sobre las cuales parece que brilla el oro y la plata.
Cursos de agua que cabrillean como la Vía Láctea,
con las orillas cuajadas de flores.
Bella como lo mejor de una vida que fue dulce.
Alegre, como lo más hermoso de una juventud que ya pasó.
Valencia es esa esmeralda sobre la que corre un río de perlas.
Es como una novia en la que Dios puso toda su hermosura
y le dio una eterna juventud.
En ella brilla perpetua un luz refulgente
porque el sol juguetea con el río y la Albufera1

1. Traducción del original árabe del profesor E. Terés. Textos poéticos árabes sobre Valencia. Al Ándalus, XXX, pp. 291 ss.

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